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sábado, 25 de junio de 2011

Suspiros de España. Real Orquesta Sinfónica de Sevilla. Homenaje a mi tita Pilar Vaguer Pont (1932-2011)


Pilar Vaguer Pont (17 años)
 (16 de mayo de 1932 - 21 de junio de 2011)

Querida tita Pilar. Hay muchas, muchas cosas que tengo que agradecerte por no decir que todo. Creo sinceramente que te has ido sabiéndolo y creo además que te has ido en paz. Te lo merecías. Nunca jamás hiciste daño a nadie y toda tu vida has estado entregada a mí. 

Ya sabes que aunque en muchas ocasiones no nos hemos entendido, siempre, siempre hemos estado juntos. Y nos hemos podido despedir y vivir tus últimos momentos juntos, en casa, con tu familia, con Inma, los nenes, y conmigo.

Estás con Dios, con mamá y con el tito, con tus padres. Aquí ya sabes que tenías el sitio reservado junto al Corazón de Jesús y a las cenizas de tu hermana, en casa, con nosotros (por cierto que tu urna es más moderna que la de la abuela, así que no te confundiremos).

Estamos bien, con la conciencia tranquila de haberte dado todo lo que necesitabas para estar atendida y nos reconforta muchísimo recordar esas últimas sonrisas que dabas a tus nenes, a tus guapos como les llamabas. Te recordarán siempre como "la tita". Tu Inmita te preparó para que estuvieras guapa y Julillo te dedicará su intervención en la Orquesta de Verano de Cortes. 

Inma y yo estaremos bien, bueno, ya sabes, nos faltará escucharte decir esa frase tuya favorita de "con bolsillo ajeno todo el mundo es limosnero", esa frase que colgaba del frigorífico para recordarnos sutilmente los "atracos" que te dábamos. E Inma recordará siempre, siempre tus palabras "te quiero Inmita, eres muy buena" y estas últimas noches en las que no dormías si no te daba la mano para sentirte acompañada. Y yo, bueno yo te llevaré siempre en mi corazón.

Nos quedan tus recuerdos, tus historias, las cosas que nos contabas de tu trabajo en la Warner Bros (como siempre decías, tus mejores años), los años pioneros en las mujeres sevillanas en que sacaste tu carnet de conducir, tus múltiples y muy afamados novios de la alta sociedad sevillana a quienes siempre rechazaste (los Casal, los Llorens, algún que otro alcalde que no recuerdo, los ganaderos de Coria, los señoritos de Chipiona o Sanlúcar, los Fernández-Cotta, etc.). Siempre recordabas tus ferias a caballo, tus Semanas Santas de mantilla (guapísima), tus medallas de natación, tus años del Club Naútico y del Club Mercantil, tus teatros en el Lope de Vega o en el Quintero, los conciertos de la Municipal de Sevilla o las óperas en el Teatro del barrio, las lecturas en el Parque de María Luisa, etc. Esa juventud tuya que siempre decías fue maravillosa.

Luego llegué yo, quizá por donde no debía llegar (ya sabes que tu hermana era más arriesgada que tu y te quitó a mi papá) pero llegué y me convertí en el centro de tu vida. Eran momentos de plantearse cambiar aires y pasaste a la Seguridad Social, a trabajar mañana, tarde y noche para que no me faltara nada. Eras el padre que no tuve (el pobre ya sabes murió pronto). Y nada me faltó; los mejores colegios, los mejores libros, la mejor educación, la mejor formación, los mejores veraneos, los mejores viajes, las mejores oportunidades me las diste. Y los disfruté. 

Cuando llegó Inma y nos casamos, sabemos que lo pasaste mal, muy mal. Pero todo eso es agua pasada y nunca nos separamos. Viniste con nosotros (¡no podías dejar a tu niño!) y luego vinieron Julito e Inmita, que te adoraban. Y pudiste verlos a los dos hacer la Primera Comunión como deseabas. La niña te daba las tardes de concierto con ese piano que le regalaste y que tanto te gustaba escuchar. Te cuidó hasta el final, y aunque lloró mucho, al igual que Julillo, ambos no sufrieron, vieron simplemente tu paso al cielo y estaban mirando un cuerpo dormido, con gesto de paz absoluta que unos minutos antes era su tita. Que sepas que la niña se enfadó muchísimo con el que te maquilló porque decía que no te había favorecido y te había tapado el peinado tan bonito que te había hecho. Tienes unos sobrinos-nietos excepcionales, puedes estar orgullosa.

No me alargo más tita. Sólo decirte que te queremos mucho y que no te olvidaremos, ya sabes "Poder disfrutar de los recuerdos de la vida es vivir dos veces" que decía Marco Valerio Marcial.  Te dejo este disco que sé que te gustará. Tus queridos pasodobles para que allá arriba te alegres un poquito y recuerdes siempre tu tierra. 

Un besito tita. 
La mejor tita que he podido tener. 
Una verdadera buena persona. 
Con todo el cariño de tu familia.


Pasodobles
Real Orquesta Sinfónica de Sevilla
Miguel Roa
Grabaciones en Sala Apolo de Sevilla, 26 y 27 de enero y 19 de octubre de 1998