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domingo, 28 de agosto de 2011

J. S. Bach. Conciertos para Piano y Orquesta nº 1 al nº 5 y nº 7. Glenn Gould. Leonard Bernstein. Vladimir Golschmann. Orquesta Sinfónica Columbia. 1957 al 1969.


Queridos amigos tras unos días apartado del blog por motivos de descanso, unas pequeñas vacaciones tras la primera semana de reincorporación al trabajo, volvemos para dejar esta entrada, creo que muy bella, dedicada al genial Gould y a su interpretación de los Conciertos para Piano de su amado Bach.

Es un disco para saborear, disfrutar y paladear. Un disco para poder relajarse e introducirse de pleno en un mundo de sensaciones placenteras y maravillosas. Sensibilidad, paz, sosiego, relajación, libertad emocional y sentimiento puro.

El Concierto para Piano nº 1 era una de las obras preferidas de Gould, un caballo de batalla en sus giras (poco numerosas) europeas donde lo interpretó en Rusia, Salzburgo, Berlín y Lucerna. Fue el concierto que acoplado al Concierto nº 2 de Beethoven formó el primer disco de conciertos grabado por Gould y presentado por la Columbia con el acompañamiento en la dirección de Bernstein y la Columbia Symphony Orchestra. 

Columbia estaba encantada con los resultados del disco y deseosa de realizar cuanto antes posible una integral de los mismos. El camino hacia la misma se retoma un año después en 1958 con un disco que reunió dos nuevas grabaciones de Gould: el Concierto nº 1 de Beethoven y el nº 5 de Bach. Pero llegados a este punto Gould se "aparta" del proyecto hasta el año 1967 en el que retoma las grabaciones de los conciertos de Bach.

En los comentarios del CD se intenta abordar este tema del retraso temporal en el proyecto y se abordan algunos aspectos que se pudieran considerar significativos.

Por un lado el propio Gould manifiesta que su intención fundamental era contar con la Filarmónica de New York para realizar las grabaciones. El propio Gould había comenzado a intervenir activamente, a principios de los años sesenta, en las grabaciones de sus discos en el aspecto técnico de las mezclas, las ediciones y las cuestiones propias de las sesiones de grabación. Y su meticulosidad con respecto a los resultados finales comenzaba a ser "legendaria". Las sesiones de grabación hubieran sido demasiado numerosas para que económicamente hubieran sido rentables y posibles. Sin embargo no parece ser este el motivo fundamental del retraso pues la Columbia hubiera podido conseguir lo necesario y lo que hubiera necesitado Gould para grabar cuanto y como quisiera. Era su estrella y eran sus orquestas.


La elección del director es otro punto que se aborda en los comentarios del disco. Vladimir Golschmann era uno de los directores preferidos de Gould y Golschmann apreciaba y deseaba trabajar junto a Gould. Era un maestro de sólida formación, un maestro además de tradición. Adoraba trabajar en estudio con Gould, su compenetración era perfecta y la meticulosidad de Gould no exacerbaba los ánimos del maestro Golschmann que siempre se encontraba dispuesto a matizar detalles, pulir imperfecciones y además a la hora de la creación musical facilitaba siempre seguir la dirección marcada por la idea musical de Gould. Su muerte en 1972 fue quizá uno de los motivos principales que impidieron culminar un proyecto que hubiera sido maravilloso. Gould no quiso, o no pudo, decidirse a contar con otro director para culminar el proyecto. Quedó pendiente grabar el Concierto nº 6 y realizar un nueva grabación estéreo del nº 1 previamente grabado con Bernstein (la idea de realizar a distancia y en partes separadas la grabación de este último junto a Karajan no se llevó finalmente a cabo).


Finalmente se aporta la idea global del concepto musical de Gould acerca de las obras concertantes para orquesta y piano. Poco a poco Gould se fue apartando de la participación en grabaciones de conciertos. No quería participar en "la competición piano-orquesta" que según sus ideas representaban los conciertos. Sus ideas puritanas que parten de su educación infantil y familiar posiblemente le ayudaron a su retirada definitiva de la vida pública. La lucha entre el placer del solista famoso y su moral particular que le impedía ser partícipe de esa actividad contraria a su concepción no se resolvió hasta su retirada. 

Amén de todas estas apreciaciones sobre el devenir de estas grabaciones, queda indicar que son una verdadera maravilla musical. Uno de los discos más bellos que he tenido el placer de escuchar.

Reconozco nuevamente que el piano de Gould me fascina. Me atrapó en su día con las Variaciones y fue una prisión permanente. No puedo entrar a valorar las diferencias técnicas, interpretativas o de forma con otros pianistas. No puedo y además no sabría hacerlo. Es más no me ha gustado nunca, y con los años menos, la comparativa o la valoración. Considero que cualquier artista tiene valor por el simple hecho de tener la capacidad de expresar algo a través de su arte. ¿Cómo voy a decir yo tal o cual cosa sobre la idea de una persona o la forma de expresarla? 

Gould tiene un algo que fascina o te desagrada. A mí, me fascina. Y uno de los ejemplos más bonitos de esa fascinación es este conjunto de conciertos de Bach que, preciosos ya por ellos mismos, se engalanan además con un piano poseedor de una sonoridad muy particular y se embellecen con el concepto musical de un gran artista. El Concierto nº 1 siempre me ha producido un placer indescriptible. El nº 3 es una verdadera maravilla. El nº 5 es de una profundidad espiritual enorme. En resumen todos ellos son obras de arte capaces de transformar tu ánimo y llegar a tu corazón de forma tan directa y sencilla que resulta extraordinario que se pueda lograr esa transformación sentimental y anímica con la escucha de esta música.

El piano resuena de forma permanente en tu cabeza, se introduce en ti de forma profunda, no deja de conmoverte, tus oídos están permanentemente maravillados por todos y cada uno de los sonidos que percibe. La belleza del conjunto orquestal es tan sublime como la del propio instrumento solista, no está de lado, está con él. Es mágica y emocionalmente única.

La sensibilidad de Gould en la interpretación de las obras me ha parecido siempre excepcional, fuera de lo común, maravillosa, íntima, profunda y verdaderamente sentida. En estos conciertos hay momentos en que la pulsación de muchas de las notas por los dedos de Gould desencadenan automáticamente en mí corazón un sentimiento tan profundo de emoción que hace aflorar en mis mejillas unas lagrimillas de alegría y de serenidad intensa e íntima que no puedo controlar. 

Les recomiendo encarecidamente su escucha. Se deleitarán con una música excepcionalmente bella en las manos de un verdadero genio de la interpretación del piano. Esencia pura de placer musical y de belleza. Expresión de arte sublime en la forma de una música maravillosa.


J. S. Bach
Conciertos para Piano nº 1, nº 2, nº 3, nº 4, nº 5 y nº 7 (BWV 1052-1056 y 1058)

Glenn Gould
Orquesta sinfónica Columbia
Vladimir Golschmann
Leonard Bernstein (nº 1)

Grabaciones: 
nº 1 - 30th Street Studio, New York City, 11 y 30 de abril de 1957
nº 2 - 30th Street Studio, New York City, 10 y 12 de febrero de 1969
nº 3 - 30th Street Studio, New York City, 2 de mayo de 1967
nº 4 - 30th Street Studio, New York City, 11 y 12 de febrero de 1969
nº 5 - 30th Street Studio, New York City, 1 de mayo de 1958
nº 7 - 30th Street Studio, New York City, 4 de mayo de 1967












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