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domingo, 2 de septiembre de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 9. Gustavo Dudamel. Gothenburg Symphony Orchestra. 2008.


Queridos amigos, seguimos con la modesta actividad de este nuestro espacio. Hoy y recordando a nuestro querido Leiter en una de sus últimas entradas que estaba dedicada a las jóvenes promesas de la dirección me permito dejar este maravilloso disco para disfrute de todos y como continuación del breve homenaje a Javier de ayer.

Un disco precioso donde se dan la mano la juventud, la gran música de Bruckner, la madurez y el final de un ser y de un concepto musical. Presente y pasado trasladados ambos, como muestra del poder de la Música, a la vida actual. La vitalidad de un director joven y pujante unida a la sabiduría de la edad de un maduro maestro ya forjado en muchas batallas y dicho sea de paso con muchas heridas en ellas. Algo tiene de especial la música de Bruckner para poder calar así en las personas, incluso en las más jóvenes, llenándolas de emoción de sentimiento y de profundo pensamiento.


Pareceres y opiniones aparte, hay que admirar el talento del joven director Dudamel. Un talento que poco a poco va madurando y afianzándose, un talento abierto al aprendizaje de todo. Comentaba el amigo Javier que pocos directores actuales pueden presumir de su bagaje y de su historia. 

Dudamel, criticado por muchos y alabado por otros tantos nos muestra a un joven director con ansia de aprendizaje, con amor y pasión por la música, con fe en la juventud, con desbordante vitalidad y energía. Para mi gusto uno de los discos más bonitos que haya escuchado últimamente fue su Fiesta, todo un prodigio de música bonita, alegre, melódica, tocada con ilusión y emoción.


Y Dudamel nos ofrece una dosis más de esas virtudes en esta preciosa interpretación de la Novena de Bruckner. Una obra difícil, muy difícil, de digerir y de administrar en toda su profundidad por cualquiera que lo intente. 

Y no me defrauda. Quizá porque no busque en esta interpretación la profundidad de los grandes maestros clásicos del pasado siglo XX, quizá porque busque en ella un soplo de emoción profunda que conmueva de manera diferente a otras aproximaciones, Un soplo de vitalidad que afronte el fin como un inicio. Y sigue sin defraudarme. Su dirección es contenida, dotada de profundo conocimiento del manejo de los tiempos y de las gradaciones; manejo maravilloso de la masa orquestal, sentido de conjunto y visión global precisa.

Y la Sinfónica de Göteborg resulta un instrumento tan válido como cualquier orquesta germana. No más pero no menos, sino simplemente igual de válida. Cuerdas sedosas de gran tersura y fraseo; metales precisos, contundentes y poderosos, maderas delicadas y encantadoras. Grupos orquestales enlazados por un Dudamel preciso y preciosista, firme y contenido en su expresividad, interiorista y profundo.

Me encanta esta interpretación, me llena de alegría y a la par de profunda congoja. Disfruto con ella. Me parece un verdadero regalo musical que irá madurando más y más con el tiempo y la experiencia. Pero es un precioso Bruckner querido Gustavo, un precioso Bruckner.


Escúchenla son atención, sin prejuicios. Creo que si se dejan llevar por la belleza de la música van a disfrutar mucho, muchísimo de este disco.



Bruckner
Sinfonía nº 9
Gustavo Dudamel
Gothenburg Symphony Orchestra
Grabación: Konserthuset, Göteborg, Sweden, febrero de 2008
Versión Original de 1894 en la Edición de Leopold Nowak de 1951