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sábado, 20 de julio de 2013

Beethoven. Tchaikovsky. Conciertos para Violín. Szell. Steinberg. Orquesta Filarmónica de Viena. Staatskapelle Berlín. 1934. 1928.


Mis queridos amigos, en la tarde de hoy dejamos un precioso disco, uno de esos discos geniales y deliciosos, realmente maravillosos que te ayudan a sosegar tu alma y a poner un poquito de calma en tu mente. Es verdaderamente increíble cómo una música grabada hace ya unos 80 años puede producir tal cantidad de sensaciones y hacerte vivir una experiencia realmente fascinante.

Analizando el elenco de participantes en estas legendarias grabaciones uno ya empieza a entender un poquito más el porqué de lo comentado. Se reúnen dos directores de un valor incuestionable, realmente soberbios, George Szell y el algo menos valorado William Steinberg junto a dos orquestas de nivel altísimo, la siempre maravillosa Filarmónica de Viena y la no menos genial Orquesta Estatal de Berlín. A ello le sumamos la presencia de quien para muchos críticos es considerado uno de los mejores violinistas de la primera mitad del siglo XX, el polaco Bronislaw Huberman, un músico atípico, radical en todos los aspectos de su existencia y entre ellos, sin quedar fuera, el referente a su concepción de la interpretación violinística, una interpretación poderosa, brillante, altamente expresiva, sin debilidades, realmente intensa y arrebatadora. 

Huberman fue expulsado de su querida Alemania tras la llegada de los nazis al poder y fundaría más adelante la Orquesta Filarmónica de Palestina, hoy Filarmónica de Israel, en el año 1936 con la ayuda de otro de los protagonistas de este disco, el director alemán Hans Wilhelm Steinberg o William Steinberg tras su emigración a EEUU. Se retiró a Suiza donde fallecería en 1947 habiendo pasado los años de la guerra en Gran Bretaña siendo un apoyo de gran valor a sus correligionarios judíos. Su violín Stradivarius está en posesión del violinista americano Joshua Bell.

Huberman, Toscanini y Steinberg, Concierto de la Filarmónica de Palestina

He de reconocer que tras la audición del disco no puedo quitarme de la cabeza lo que entiendo debieron ser momentos de verdadera pasión esos momentos que se tuvieron que vivir con ocasión de estos registros. Todos los participantes en ellos no superan los 50 años (Szell 37 años, Steinberg 29 años y el mayor Huberman se mueve en la cincuentena habiendo tenido la suerte de tocar ante Brahms y asombrar al mismísimo Joseph Joachim que no es poco), tienen una formación musical vastísima y unas personalidades poderosas, incisivas, intensas y demoledoramente fuertes. Posiblemente hoy en día es difícil encontrar tal formación y capacidad en edades tan tempranas considerando además las orquestas frente a las que se colocan, orquestas tradicionales, duras y difíciles de manejar.

El Concierto de Beethoven resulta en esta aproximación de Szell y Huberman una obra solemne, mágica, asombrosa en su profunda belleza (inconmensurable segundo movimiento, realmente delicioso), delicado y sutil en su equilibrio solista-orquesta y mágico en su bellísima sonoridad. ¿Puede de verdad un violín grabado hace 80 años sonar tan bien? Pues sí mis queridos amigos y no sólo suena bien, te deja embelesado por la riqueza tímbrica que tiene, la perfección con la que se toca.y la dulzura con la que te llena de bálsamo de paz y serenidad cuando no te alegría y vitalidad como en el arranque, magistral, del tercer movimiento. No todo es técnica milimétrica queridos amigos, en esto de la música tiene mucho que decir el recreador de la misma, y en esta soberbia interpretación de la obra de Beethoven, Huberman, lo dice. Simplemente este es mi Beethoven, mi violín y mi concepto de lo que es la belleza de esta música.


Y observarán que casi no hemos mentado a Szell. Difícil sería no hacerlo aunque fuera en unas pocas palabras. Sencillamente magistral. En segundo plano, sabio concertador de una obra que ama y en la que cede su arte a la unión ceremonial de la orquesta con el solista. Matices de ritmo, de dinámica, de manejo de masa orquestal están ahí presentes para dejarnos intuir el futuro Szell poderoso, intenso, rítmico y particularmente perfecto conocedor del alma de Beethoven. Magistral.


El Concierto para Violín de Tchaikovsky se nos muestra en este registro de Huberman junto a Steinberg como una pequeña joya. No carente de ese alma profunda y melodiosa de Tchaikovsky se nos muestra con un carácter más vitalista y abierto que en otros registros.

Es una preciosa muestra de una forma de ver la música de Tchaikovsky de manera viva, prestando especial atención a su valor como pieza de dificultad técnica, brillantemente solventada por Huberman, y recreándose en su enorme brillantes zonora, en su hermoso melodismo y quizá hasta en su punto de rusticidad. Lo cierto y verdad es que en la recreación que realizan ambos músicos se vive un viaje asombroso por la enorme variedad de detalles y matices que Tchaikovsky deja expresar en su obra; vivimos la alegría y el fervor y sentimos la pasión y el dramatismo; nos dejamos llevar por la vitalidad rítmica y la impulsiva energía de su final tanto como disfrutamos de su portentoso lirismo y cambiante ánimo de su primer movimiento. Y todo ello expuesto de manera realmente sorprendente por un director, Steinberg, brillante, impulsivo, enérgico y claro en su dirección que arropa a un violín simplemente precioso y de una brillantez soberbia, ese violín mágico en su sonoridad de Huberman. 



En resumen queridos amigos, que espero que puedan apreciar una verdadera joya fonográfica, unas grabaciones realmente maravillosas y un ejemplo más de la forma de hacer música que se tenía en el pasado y que, muchas veces lo digo, difícilmente se pueda volver a dar. Aprovechemos la oportunidad que nos dejan estas grabaciones históricas para poder disfrutar de ello y a la par que podamos rendir admiración a esos artistas que hicieron disfrutar a muchísima gente en unos tiempos realmente duros de la historia sin perder de vista su valor como referente humano y cultural de una época.

Me parece muy oportuno dejar como resumen unas palabras de Huberman que creo reflejan bien ese sentir que quiero manifestarles:

" El verdadero artista no crea arte como un fin en sí mismo, sino que crea obras de arte para los seres humanos. La humanidad es el objetivo." 
(Huberman)



Beethoven, Tchaikovsky 
Conciertos para Violín
George Szell, William Steinberg, Dirección
Bronislaw Huberman, Violín

Beethoven
George Szell
Bronislaw Huberman
Orquesta Filarmónica de Viena 
Viena, 18 al 20 de junio de 1934

Tchaikovsky
William Steinberg
Bronislaw Huberman
Staatskapelle Berlín
Berlín, 28 al 30 de diciembre de 1928