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domingo, 29 de mayo de 2016

Shostakovich. Sinfonías nº 9 y nº 10. Barshai. WDR Sinfonieorchester Köln. 1995. 1996.


Queridos amigos proseguimos con las entregas correspondientes a la maravillosa Integral Sinfónica de Shostakovich del maestro Barshai. Hoy dejamos el disco que contiene las grabaciones de la Sinfonía nº 9 y de la nº 10.

Dos obras que parecen totalmente opuestas en su forma, sentido y características musicales. Dos obras de las que hemos dejado abundante testimonio en este espacio y que merecen siempre la pena por su belleza musica, su ironía, su impresionante muestra de recursos compositivos y su lectura como frescos musicales que reflejan una época y una vida.

La Sinfonía nº 9 de Shostakovich fue estrenada el 3 de noviembre de 1945 en Leningrado por la Orquesta Filarmónica de dicha ciudad, bajo la dirección de Yevgeny Mravinsky. No fue una obra con suerte quizá debido a lo que se esperaba de ella y lo que en realidad quiso dejar y dejó el maestro Shostakovich. Una obra de tono más camerístico que otras de sus sinfonías más grandiosas o triunfales, una muestra bellísima de música delicada, divertida, humorística, instrumentalmente bella, de una delicadeza y sutileza sin par.

La sinfonía, lejos de la idea inicial de seguir las vías de una gran sinfonía al estilo de la novena de Beethoven, una sinfonía triunfal, se convirtió en una sinfonía "haydniana". Una obra desenfadada, con referencias sutiles a los líderes de la patria, movimientos elegíacos bellísimos, movimientos que transmiten entusiasmo y alegría, danzabilidad, melodismo y brillantez. Una obra que para disgusto de los mandamases no potenciaba la figura de su gran líder Stalin evitando así su "momentazo" que les permitiera establecerla como un tributo a dicho líder. El maestro se decanta más por la ironía, la sencillez, el sincero homenaje velado y enmascarado a su pueblo y nos deja una obra en la que nos muestra la belleza en la alternancia de momentos humorísticos con otros más introspectivos y que no supo verse como una simple forma de liberación e ilusión por la vida del gran compositor. 

La obra no tuvo mucha suerte y aunque inicialmente no fue demasiado criticada, quizá por el apoyo intenso de Mravinsky, finalmente fue incluida en el decreto Zhdanov de 1948, por lo que fue prohibida, junto con otras de sus obras (entre ellas la enorme Octava Sinfonía), siendo posteriormente rehabilitada en 1955. Esa novena no es más que música barata de una persona que se aleja de la realidad de la madre patria. Cosas de aquellos años y de aquellos sabios de la prensa y del comité de músicos del partido.


La segunda obra presentada en el disco es la fantástica e intensísima Décima Sinfonía. Una obra realmente impresionante se mire por donde se mire. Compuesta después de la muerte de Stalin en el verano y otoño del año 1953 (aunque hay datos que apoyan que estaba ya esbozada y escrita desde 1951 siendo el momento de la muerte de Stalin el que permite al compositor su rescate y finalización) fue estrenada por Evgeny Mravinsky y la Filarmónica de Leningrado en la Gran Sala de la Philharmonie de Leningrado el 17 de diciembre de 1953.

La obra, a diferencia de la precedente Novena, obtuvo un enorme éxito tanto en su país como en el exterior.

Shostakovich triunfaba de nuevo (malos años había pasado nuestro querido Shostakovich por la "bendita" actuación de nuestro amigo Zhdanov director del Departamento Cultural del Comité Central que tuvo el honor de haber amargado la vida a muchos compositores rusos desde Prokofiev pasando por Miaskovski, Khatchatourian, Kabalevski hasta nuestro querido Shostakovich que le resultaba particularmente antipático. 

Gracias a sus decretos y normas la vida y la actividad compositiva de Shostakovich sufrió de manera relevante causándole preocupaciones profundas que influyeron en su obra y en su propia actitud vital. Tuvo que dedicarse a la composición de obras para poder mantener a su familia (bandas sonoras para películas), otras para colaborar y por encargo de las autoridades destinadas a custodiar el status político (cantatas patrióticas) y variada música de cámara (cuartetos y ciclos de canciones) para ser presentada en círculos restringidos o simplemente en espera de tiempos mejores.

Shostakovich logra aliviar un poco la situación con su obra La Canción de los Bosques, de corte patriótico que ensalza la figura de "papá Stalin" aunque, como habitualmente hace Shostakovich, subyace una composición musical bella y rica que toma sus fuentes en los cantos del pueblo, en Tchaikovsky, en Glinka y en su estimado Mahler (quizá la obra con más influencia de Mahler en todo el corpus sinfónico de Shostakovich).

El maestro triunfaba con su obra y lo hacía con un éxito doble, a pesar de ciertos reparos oficiales en los primeros momentos, como compositor por una parte y como persona arropada por el gran éxito de público. Un regalo al maestro por su resistencia y ejemplo de un alma profundamente fuerte que vuelve a vencer y sobreponerse a las dificultades.

La Décima se estructura de la siguiente manera:

I. Moderato. De tintes oscuros con una progresión impresionante hasta un clímax profundamente emotivo.
II. Allegro. A modo de scherzo con vientos, cuerdas, metales y percusión arrolladores.
III. Allegretto. Un movimiento de danza con melodías preciosas enfrentadas en su carácter emotivo, oscuridad frente a alegría, y referencias a Mahler (trompa) y a Elmira antigua estudiante suya (¿un amor oculto?).
IV. Andante - Allegro. Lleno de alegres melodías y ritmo arrollador hasta un final impresionante en fuerza, ritmo, potencia y referencias políticas y personales (el motivo de su nombre).

Shostakovich repitiendo la estructura de sus sinfonías Quinta y Séptima, lento/vivo/lento/vivo, lograba que la Décima resultara absolutamente arrolladora, emotiva y profunda. Una verdadera obra maestra.


Les dejo este bellísimo disco con unas interpretaciones vitalistas, precisas, ricas y poderosas de Barshai y sus músicos de la WDR Sinfonieorchester Köln. Unas interpretaciones que sacan a relucir toda la sabiduría del maestro a la hora de presentar los detalles humanos y musicales propios de cada una de las obras dotándolas de algo más que sencilla belleza sonora. Las impregna de sentimiento humano, para los hombres y de un hombre. Unas recreaciones sencillamente magistrales.



Shostakovich
Sinfonías nº 9 y nº 10 

Rudolf Barshai
WDR Sinfonieorchester 

Grabaciones
Sinfonía nº 9, 12 a 14 de julio de 1995, 14 de septiembre de 1995 y 26 de abril de 1996 
Sinfonía nº 10, 15 al 24 de octubre de 1996
Colonia, Philharmonie
Grabaciones Westdeutschen Rundfunk Köln