Queridos amigos, hace unos días os dejaba una maravillosa interpretación de un grandísimo director español poco asociado a esta música de Tchaikovsky, Argenta http://juliosbv.blogspot.com/2010/04/tchaikovsky-sinfonia-n-4-smetana.html . Hoy os dejo una de las versiones más espectaculares y vitales que conozco, la de Bernstein en su "medio ciclo" final que realizó para la DG. En su conjunto el ciclo de Sony me parece más completo, más diverso, fácil transmisor de las etapas emocionales y compositivas de Tchaikovsky. Pero las cuatro últimas sinfonías del compositor ruso le vienen como anillo al dedo al mundo espiritual y emocional de Bernstein, aceptándole sus excesos tempi y lo que quieran, el resultado es una música bellísima y transmisora de energía, emociones, sensibilidad y fuerza incomparables.
Según muchos expertos la obra de Tchaikovsky es el espejo de su estado de ánimo. En la época compositiva de la cuarta sinfonía de 1877 a 1878 el compositor atravesaba una grave crisis emocional y nerviosa a consecuencia de un matrimonio forzado como si fuera una obligación moral. A la par descubre una vía compositia absolutamente libre y ansiada por él mismo gracias a la generosidad económica y al apoyo anímico de su mecenas Nadejda von Meck. A ella dedicó la obra estrenada públicamente en Moscú el 22de febrero de 1878 bajo la dirección de N. Rubinstein.
La sinfonía está recorrida de numerosas referencias espirituales al mundo interior de Tchaikovsky expresando su fatalidad, sus sueños, su desesperación, las contradicciones, la aceptación, el dolor profundo, la melancolía, los recuerdos felices, la fantasía, los temas populares, la vitalidad y el tema del destino fáctico.
Independientemente de todas estas connotaciones musicales, me atrevo a, simplemente decirles, que es tal la intensidad emotiva, la prefección musical conseguida, la espectacularidad de una Filarmónica de New York reencontrada en sus momentos finales con "su director" y entregada al 100% a él que los resultados no pueden ser más que una maravilla de ejecución, una preciosa interpretación con cierta referencia quizá, quién sabe, al destino propio del "hombre" Leonard Bernstein.
La Fantasía Sinfónica Francesca da Rimini retrata el drama de Dante en sus grandes líneas y en su atmósfera musical ricamente expresiva. Desde los tintes wagnerianos e inquietantes iniciales al bellísimo canto de amor de sonoridades orquestales sutiles, delicadas y transparentes.
La versión es nuevamente excepcional, bellísima y emotiva a más no poder.
Disfruten de estas preciosas obras en manos de, quizá, uno de los más apropiados traductores del universo de Tchaikovsky.
Tchaikovsky
Sinfonía nº 4
Fantasía Sinfónica Francesa da Rimini
Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York
Grabación, New York, Avery Fisher Hall, 31 de octubre de 1989
Visitar también la Sinfonía nº 5 y la Sinfonía nº 6