Queridos amigos de este blog. Esta tarde el ánimo vuelve a caer, acompañando al tiempo, frío y seco de esta tarde sevillana. He estado escuchando esta maravillosa ópera Pagliacci y no puedo más que dejarla a vuestro disfrute. No es que me deje de ánimo bajo, pero su intensidad y su mensaje me hacen pensar, quizá demasiado.
Pagliacci ópera con libreto y música de Ruggero Leoncavallo fue estrenada el 21 de mayo de 1892 en el Teatro dal Verme de Milán dirigida por el enorme maestro Arturo Toscanini con Adelina Stehle (Nedda), Fiorello Giraud (Canio), Victor Maurel (Tonio) y Mario Ancona (Silvio).
Generalmente Pagliacci se representa y también se acopla en las grabaciones discográficas junto con Cavalleria Rusticana de Mascagni. Ambas son las óperas más representativas del estilo denominado verista propio de finales del siglo XIX y verdaderas obras de arte, plenas de musicalidad, de sensualidad, de hermosísimas arias y a pesar de su escasa duración de una intensidad emocional enorme.
Primera Edición de Pagliacci 1892
Personajes
Canio, Payaso, director de una tropa de comediantes ambulantes (tenor)
Nedda, Colombina, su esposa (soprano)
Tonio, Taddeo, un payaso (barítono)
Beppe, Arlequín, (tenor)
Silvio, un aldeano (barítono)
Paisanos
La obra tiene lugar en una aldea de Calabria, la tarde de un verano, de un 15 de agosto. Bellísima y a la par tristísima historia de amores ocultos y pasiones desbordadas es una muestra estupenda del alma humana y perfectamente transportable al día de hoy en el cual prima la posesión por encima de cualquier vestigio de amor y entrega solitaria y apasionada. Y al igual que en la obra, la vida real se disfraza en muchas ocasiones de comedia y teatro para conseguir los objetivos deseados sin pensar en nada más. Hay demasiada locura sin pensamiento noble.
La aproximación de Karajan es de una enorme intensidad, bellísima, absolutamente impresionante. Como siempre ejemplar en la perfección sonora, maravilloso en el dibujo del alma de los personajes, las paletas orquestales se usan maravillosamente para todos y cada uno de los pasajes y personajes. Las sesiones de trabajo de finales del verano de 1965 vieron a un Karajan abolutamente entusiasmado con el proyecto; la colaboración y la prestación tanto de coro, orquesta como de solistas fue digna de apreciar. El ímpetu de Karajan en mejorar y potenciar mejoras sutiles en las tomas esterofónicas era enorme para aquellas sesiones en Milán (incluso, casualidades de la vida se mejoró por algún que otro incidente "técnico" inesperado y no planeado como fueron la rotura del tambor que toca Canio o el grito, más propio de Psicosis, que lanza la corista anunciando la muerte de Turiddu en la grabación de Cavalleria).
Los excepcionales años de galera de Karajan implantaron en el maestro un conocimiento profundísimo de todas las artes que intervienen en la ópera y posteriormente su trabajo durante casi 20 años en la Scala no hizo sino mejorar ese conocimiento. Bebía de todos, intérpretes, directores, asistentes, directores de escena, cantantes, etc. Karajan continuó con la innovación apenas iniciada por Toscanini, Sábata, Guarnieri y otros directores e intentó dar un enfoque nuevo a estas músicas veristas. Un mayor impulso al valor musical, un impulso al contenido orquestal y un impulso al valor humano y dramático de las obras. Realiza un trabajo fenomenal creando un mundo expresivo poderoso, combinando y matizando de forma poderosa las sonoridades ácidas, violentas o sombrías, realzando la bellísima luminosidad de la masa orquestal, bellísima, elegante, dulce, colorida y constituída en la base sonora para el apoyo de la línea de canto. Buscó y logró de forma perfecta una musicalidad nueva, un dinamismo nunca visto y un emotividad justa. Basta escuchar su maravilloso final, ¡qué sonoridad mas absolutamente espectacular como vehículo de una emoción imposible de frenar.
He de reconocer que esta obra y esta aproximación me maravillan. Siempre lo ha hecho y creo que siempre lo hará.
Un bellisimo ejemplo del arte de un maestro único y de unos cantantes y una orquesta dignos todos ellos de la más absoluta admiración. Espero que lo disfruten con cariño, amor, pasión y sentimiento. Merecerá la pena.
Carlo Bergonzi
Traslación de Papeles en la Ópera
Pagliacci
Herbert von Karajan
Orquesta y Coro del Teatro de la Scala de Milán
Canio/Pagliaccio: Carlo Bergonzi
Nedda/Colombina: Joan Carlyle
Tonio/Taddeo: Giuseppe Taddei
Peppe/Arlecchino: Ugo Benelli
Silvio: Rolando Panerai
Un contadino: Giuseppe Morresi
Un altro contadino: Franco Ricciardi
Maestro del Coro: Roberto Benaglio
Grabación:
Milán, La Scala, septiembre y octubre de 1965