Queridos amigos, esta noche quiero dejar nuevo testimonio del arte supremo del gran Furtwängler. He elegido este precioso primer CD de la colección de obras de Brahms. Su contenido es excepcionalmente bello: la preciosa e inigualable Primera Sinfonía y las siempre geniales, encantadoras y preciosas Variaciones Haydn. Un disco clásico, sensacional que siempre ha tenido sus admiradores y sus digamos "no menos" admiradores incluso entre las propias grabaciones de Furtwängler.
Hace un tiempo dejamos una entrada idéntica a esta con la aproximación (creo que la mejor que se ha hecho junto a las de Szell a las que considero una verdadera obra de arte y un monumento excepcional) de Furtwängler y la Orquesta Sinfónica de la NDR de Hamburgo en unas grabaciones excepcionales del año 1951 que recomiendo visiten por el enorme valor del disco http://juliosbv.blogspot.com/2010/05/brams-sinfonia-n-1-variaciones-haydn.html
Furtwängler, creo que no descubro nada nuevo, tenía don, poseía algo peculiar que hacía de sus interpretaciones verdaderos descubrimientos, únicos e irrepetibles, se convertían en una aventura en la que llegabas a descubrir sorpresas maravillosas; siempre nuevos matices, sonoridades, giros, variaciones y sensaciones. Algo muy parecido a lo que lograba Celibidache en sus interpretaciones pero pienso que con una diferencia: naturalidad. Sus propios músicos tenían miedo escénico al no saber por dónde iba a discurrir la ejecución de Furtwängler y muchos estaban asombrados o incluso digamos atemorizados ante el movimiento anárquico, aparentemente sin sentido de la batuta, las manos, los gestos o la mirada del gran maestro. No quiere decir esto que no tuviera su preparación, que la tenía, pero...siempre estaba la sorpresa del día mágico de la interpretación. Y a diferencia de Celibidache, Furtwängler no le hacía ascos a los estudios de grabación en los que además conseguía resultados asombrosos. (En revisión: como lo son los de este disco).
Con las interpretaciones de las Sinfonías de Beethoven pasa algo muy similar. Existen verdaderas joyas discográficas tomadas en conciertos que nos muestran un Beethoven excepcional, único en cada ocasión y siempre maravilloso. Pero siempre que escucho su integral de EMI no puedo por más que impresionarme de su Séptima, alegrame el alma con su Cuarta, asombrarme de la sencillez bellísima de las Sinfonías Primera y Segunda, sentir escalofríos con su tercera, admirar la pureza de su octava o descubrirme ante esa novena excepcional. Siempre, siempre lo tengo como un estuche de referencia para paladear.
La Primera Sinfonía de Brahms es una de las más grandes obras sinfónicas jamás escrita. Absolutamente maravillosa, excepcionalmente escrita, llena de alma, de belleza musical, de temas maravillosos, de una instrumentación preciosa, con pasajes enormemente emotivos, con un colorido orquestal sensual y lleno de pasión. Una obra genial, de larguísima construcción temporal, desde 1862 hasta su estreno por Otto Dessoff el 4 de noviembre de 1876 en Karlsruhe pasan casi 14 años. Inseguridades propias de Brahms, presiones externas por convertirlo en el nuevo Beethoven, etc. Muchos factores influyen en esta larga gestación. Pero es una fruta en su punto, lista para saborear; se parecerá o no a Beethoven, querrá ser o no su continuidad (que bonito homenaje de Brahms al más grande de todos los tiempos) el caso es que el resultado final es una obra sinfónica propia, preciosa, diferente, que logra superar esa barrera histórica y musicológica de Beethoven para convertirse en una obra con identidad y valor propio. Una influencia importante que tuvo Brahms y que le supuso un gran impulso para su finalización fue el éxito de las preciosas Variaciones Haydn de 1873. Y el fruto final es una maravillosa conjunción de Beethoven con influencias de su amado Bach en una cesta refleta de sabores nuevos, colores renovados, olores frescos. Una obra de bellísima melodía, de contrapuntos preciosos, de técnica soberbia y de emoción profundísima.
La obra se desarrolla de forma sensacional transitando por un primer movimiento bellísmo, de enorme profundidad anímica pasando por un segundo movimiento pausado, melancólico y agridulce seguido por un tercer movimiento maravilloso, pastoral e idílico, con unas maderas sensacionales y llegando a uno de los movimientos finales más bellos que se puedan escuchar por su maravillosa estructura, su escepcional motivo de la trompa, las corales de trompas y trombones impresionantes y el desarrollo final como himno progresivo maravilloso hasta su final impresionante de los metales trombones soberbios.
Toda ella es capaz de conmoverte desde el principio al fin, de hacer aflorar tus sentimientos más ocultos, de hacerte sonreir, asombrarte y llorar como pocas obras son capaces de hacerlo.
En definitiva una obra excepcional, única, increíble y simplemente maravillosa.
Furtwängler y la Orquesta Filarmónica de Viena hacen el resto. Furtwängler está soberbio, matizando y poniendo de relieve los detalles de forma sensacional; dirigiendo con una energía y profundidad únicas. La orquesta es bellísima en su interpretación, con un sonido excepcional, una plasticidad perfecta para esta obra, una sonoridad profunda, lírica, suave, alegre o emotiva dependiendo del momento. Y Furtwängler saca de ella la esencia de la música: la pasión y el sentimiento.
En definitiva un disco excepcionalmente valioso, único o como complemento de otras grabaciones. Un disco de los antiguos, de los que tienen alma y sentido. Un disco que te permite saborear Brahms y paladear el arte directorial de Furtwängler y lo impresionantemente bella que puede llegar a ser la Orquesta Filarmónica de Viena.
Disfruten de unas maravillosas y siempre bonitas Variaciones Haydn con la gracia, musicalidad, matices y sonoridad que imprime Furtwängler a esta pequeña obra de arte y gocen de verdad con ese coral final.
Un disco sencillamente monumental. Un disco de cabecera. un disco para admirar muchas cosas.
Brahms
Sinfonía nº 1
Variaciones Haydn
Wilhelm Furtwängler
Orquesta Filarmónica de Viena
Sinfonía nº 1: 27 de enero de 1952. Viena, Sala Dorada. Live. OF de Viena. (La anterior entrada reflejaba como fecha la del 17 al 20 y 25 de noviembre de 1947. Viena, Sala Dorada. Nuestro amigo Quim me comunica que hay un error que efectivamente existe. El CD de EMI que poseo tiene la fecha errónea y no parece que corresponda a la grabación en estudio de 1947. Los típicos aplausos del final lo indican así como la duración de las pistas. Pido mis más sinceras disculpas por tan gran error. Muchas gracias amigo Quim).
Variaciones Haydn: 27 de enero de 1952. Viena, Sala Dorada. Live. OF de Viena.