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domingo, 18 de septiembre de 2011

Kurt Sanderling (19 de septiembre de 1912 – 17 de septiembre de 2011). Tchaikovsky. Concierto para Piano nº 1 (Mravinsky). Rachmaninov. Concierto para Piano nº 2. 1959.


Queridos amigos, sirva esta entrada como homenaje a un gran músico, un gran director de orquesta, Kurt Sanderling, fallecido en el día de ayer, 17 de septiembre de 2011, nos deja una de las grandes batutas del siglo XX. 


Formado musicalmente en Alemania y Rusia su arte pudo ser disfrutado por el público y las grandes orquestas del mundo. Su asociación fue particularmente estrecha con la Deutsche Oper Berlin, la Orquesta Sinfónica de la Radio de Moscú, la Orquesta Filarmónica de Leningrado, la Orquesta Sinfónica de Berlín, la Staatskapelle de Dresden, la Philharmonia Orchestra, la Filarmónica de Los Ángeles y la Orquesta Sinfónica de Madrid entre otras muchas.


Descanse en paz uno de los grandes de la dirección musical.

Sirva este disco como pequeño homenaje al arte de un gran maestro. Estoy seguro que disfrutarán de un excepcional Concierto de Rachmaninov, pleno de sensualidad y belleza.


Mravinsky
Sanderling
Richter
Orquesta Filarmónica de Leningrado

Tchaikovsky
Concierto para Piano nº 1
Evgeny Mravinsky
Orquesta Filarmónica de Leningrado
Sviatoslav Richter Piano
Grabación de 24 de julio de 1959

Rachmaninov
Concierto para Piano nº 2
Kurt Sanderling
Orquesta Filarmónica de Leningrado
Sviatoslav Richter Piano
Grabación de 18 de febrero de 1959












domingo, 11 de septiembre de 2011

Tchaikovsky. Sinfonía nº 5. Celibidache. Münchner Philharmoniker. 1982.


Queridos amigos, retomamos esta noche, tras unos días ligeramente apartado del blog propio (he estado ayudando a los nenes a modificar los suyos propios que si no es molestia os recomiendo visitar y que están enlazados en la pestaña Personal), las entregas dedicadas a las aproximaciones particulares de Celibidache a Tchaikovsky. Hoy dejamos una grande, muy grande, aproximación a la fantástica Sinfonía nº 5.

En la entrada anterior ya apuntábamos que el universo musical de Tchaikovsky era particularmente grato al maestro rumano. En sus últimas aproximaciones grabadas por EMI los registros muestran ese amor por la música de Tchaikovsky con una música desgranada con manos de artesano, ofrecida en bandeja de oro para el deleite musical. Son interpretaciones de una profundidad sin par. En la interpretación recogida en este disco dicha pasión no se queda a la zaga aunque mi impresión final es que su sentido es ligeramente diferente.

La sinfonía fue elaborada en pocos meses durante el año 1888 y aunque durante ellos el alma dubitativa de Tchaikovsky no descansó alcanzó un gran éxito después de su estreno en San Petersburgo el 17 de noviembre de 1888 dirigida por el propio Tchaikovsky. La clave, como apuntaba en una antigua entrada, sea quizá su simple belleza y su enorme capacidad de comunicar y transmitir emociones. Su densidad emotiva y dramática es de una intensidad que resulta modulada perfectamente a través de sus cuatro movimientos, excepcionales todos ellos, plenos de musicalidad, de profundidad, de intensa emoción. Un reflejo maravilloso del cosmos humano y sentimental de Tchaikovsky, de su lucha espiritual, de su destino y de su final.


La Sinfonía estructurada en cuatro movimientos durante los cuales en diferentes formas se presenta un motivo, el Destino, el llamado "mal de los tristes". 


Un primer movimiento genial que en los bocetos del compositor se describe como “Introducción: sumisión total ante el destino o, lo que es igual, ante la predestinación ineluctable de la providencia” es una maravillosa mezcla de sentimientos de tristeza, de música sombría, salpicada de alegres momentos danzables reminiscencias del ballet y unas preciosas fanfarrias de metales, poderosas, coloridas y maravillosas.

El segundo movimiento de la obra es uno de los más maravillosos ejemplos de música cantabile. En su boceto es referido como "¿No valdría más entregarse por completo a la fe? El programa es excelente si consigo llegar a realizarlo”. Tchaikovsky estructura un maravilloso movimiento sobre el tema del Destino donde las trompas, los clarinetes, los oboes y los chelos resultan abrumadoramente bellos y que finaliza con los metales y los violines de una forma serena y melancólica soberbia y sobrecogedora.

El tercer movimiento expone de nuevo el tema del destino en una pintura de vals delicadísima, dulcemente ornamentada, menos agógica. La tristeza contenida reaparece en su parte final como el tema cíclico de toda la obra.

En el cuarto movimiento, muchas veces reprochado por exceso de metales y opulencia, resurge el tema pero cargado de intensidad, de fuerza de poder. Es un canto de victoria, la victoria del Destino o de la Fe, un final apoteósico y grandioso; un final que siempre resulta conmovedor e impactante; un final que tiene además la virtud de permitir ser escuchado por todos y cada uno de los oyentes de una forma diferente, siempre activa, abierta a la relación sentimental con él y en el que la dirección y el sentido que esta quiera darle influyen sobremanera en la percepción del mismo.

Y Celibidache consigue emocionar y consigue que su orquesta sea un instrumento perfecto, brillante, sedoso, emotivo, empastado, con colorido oscuro o con tonalidad brillante según se precise (maravilloso y excepcional segundo movimiento, impactante). Nada alocado, es un corredor de fondo que prepara de forma minuciosa un final musicalmente bellísimo y humanamente reflejo triunfante de la Fe y del hombre. Un final no marcado por la pura opulencia orquestal sino por el significado arrastrado y desarrollado a lo largo de toda una excepcional exposición de la obra. Un control mágico de los tempos, una claridad asombrosa en los matices, un devenir conducido lujosamente a través de los sonidos y los sentimientos en ellos contenidos. Una verdadera maravilla.


Espero que disfruten de esta excepcional aproximación de Celibidache a una de las más grandes sinfonías jamás escritas. Una verdadera obra de arte musical y un ejemplo excepcional de humanidad.

Tchaikovsky
Sinfonía nº 5

Celibidache
Münchner Philharmoniker

Grabación, Munich, 16 de enero de 1982






Visitar también la Sinfonía nº 4 del mismo CD aquí.
Visitar el Concierto para Piano nº 1 con Barenboim aquí.




domingo, 4 de septiembre de 2011

Bruckner. Sinfonía nº 4. Karl Böhm. Orquesta Filarmónica de Viena. 1973. ¡Felicidades Maestro Bruckner!


Queridos amigos, hoy celebramos el cumpleaños del querido maestro Bruckner. Y como pequeño homenaje dejamos este precioso disco del maestro Böhm interpretando de una forma encantadora y muy sincera la preciosa Sinfonía nº 4.

Un disco clásico entre las grabaciones de las obras de Bruckner esta aproximación del maestro de  Graz siempre me ha parecido de una enorme belleza, de una emotividad algo distante que no fría y fundamentalmente de una claridad de detalles y de una calidad musical, en lo interpretativo, a cargo de la Filarmónica de Viena sin par, sencillamente única.


La interpretación de esta obra está llena de detalles musicales bellísimos. Su devenir es sencillamente precioso, sin cabalgadas alocadas que no llevan a punto alguno más que a un aumento sin sentido de la intensidad sonora; desmenuzado en los más pequeños detalles por la genial batuta de Böhm que logra extraer de todo el conjunto de la orquesta un empaste, una unidad y un sonido increíblemente bello así como de todos y cada uno de los solistas de la misma un virtuosismo y unos matices sonoros espectaculares. Es como si realizara una disección artística de la obra, una disección de artesano no una autopsia sino una taxidermia preciosa y llena de vida.

La maestría de Böhm, formado en las fuentes clásica de la dirección, y su dominio de la obra de Mozart o Strauss está intachablemente traspasada a la lectura de la obra de Bruckner. La traduce como un todo musical con un sentido humano y espiritual. La sutileza de la composición instrumental de Bruckner está fantásticamente expuesta, mostrada en sus más bellos detalles que son maravillosamente revelados con una magia, una claridad y una belleza sonora espectacular. Un ejemplo de claridad de ideas y de sentido que podemos apreciar en su máximo esplendor en el genial último movimiento, pleno de belleza, de sentimiento, de detalle, de claridad, de impulsividad mantenida, de perfección sonora.


La Orquesta Filarmónica de Viena de nuevo nos brinda una demostración de calidad orquestal, instrumental y técnica y nos seduce con su sonoridad exquisita. Un instrumento que en manos de "su director" se entrega a la interpretación de la obra bruckneriana sin remilgos, con corazón y alma. Nos deja en los oídos su exquisitez sonora, única e inigualable, su calidad y su belleza sensual y emotiva. Una verdadera maravilla.

Les dejo este bello disco con el ánimo convencido de que disfrutarán de esta bellísima música y de la maravillosa aproximación del maestro Böhm. Un gran disco.

Bruckner
Sinfonía nº 4
Karl Böhm
Orquesta Filarmónica de Viena
Grabación: Viena, 19 de noviembre de 1973
Versión de 1886 (sobre la versión de 1878/80), Edición Leopold Nowak de 1953








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