Queridos amigos. Uno de los más grandes discos que he tenido la oportunidad de escuchar es el que precisamente quiero presentaros. Varios poemas sinfónicos del maravilloso Richard Strauss en unas interpretaciones increíblemente perfectas de Karajan y ese instrumento musical, normalmernte excepcional, y en algunas ocasiones extraordinariamente insuperable, la Orquesta Filarmónica de Viena.
Las grabaciones Decca son un maravilloso vehículo técnico capaz de transmitir de una forma soberbia lo grabado y sobre todo el espíritu de lo que se había grabado.
Strauss y Karajan, aparte del pasado dudoso en el aspecto político, compartían formas de ver el arte musical; la inconmensurable y amplísima paleta orquestal de Strauss venía como anillo al dedo al ímpetu y al afán, casi obsesivo, por la precisión y la perfección sonora de Karajan. Es maravilloso la forma de engastar de manera excepcional las piezas orquestales de Strauss, cómo las dota de una riqueza sonora no sólo espectacular, sino absolutamente llena de profundidad emotiva y cómo logra una enorme precisión en la dinámica de la obra.
La Orquesta Filarmónica de Viena mantuvo estrechos lazos con ambos directores. Strauss dejó antes esa relación idílica cansado de las querellas y luchas internas de los vieneses. La relación de Karajan fue un constante ir y venir entre el profundo amor hasta el hastío aunque fue duradera en el tiempo justo hasta el punto de ser su última orquesta. En los años de las grabaciones presentes, Karajan (siempre un apasionado de la calidad técnica) eligió Decca para asegurar que sus ideas se plasmaran con la mejor orquesta y desde luego con los mejores técnicos de sonido. ¡Qué menos para dirigir a Strauss!
Y los esfuerzos de la casa Decca fueron enormes hasta lograr disponer de lo necesario para realizar una grabación portentosa. El órgano, que no existía en la Sofiensaal, se trajo de una capilla militar próxima y se modificó para adaptarlo al sonido de la orquesta (se necesitaron 8 horas de la noche para acoplar las grabaciones). Los resultados finales son maravillosos. Puntillismo en la búsqueda de cada mínimo detalle con largas frases musicales de continuidad asombrosa que impiden que se desintegre la obra en una serie disparatada de incidentes musicales. Enorme belleza de los metales vieneses, poderosos y enérgicos; belleza monumental de unos violines y cuerdas absolutamente elegantes. Todo lo indicado es aplicable al conjunto de las obras grabadas; cuando se necesita tensión emocional está; cuando necesitas sensualidad, impudor y pasión aparece; en el Don Juan se combinan perfectamente la dimensión y el carácter sinfónico con un valor descriptivo sin par.
Y todo ello grabado de forma espectacular, dirigido de manera portentosa por un Karajan enérgico, lleno de vitalidad, técnico sin dudar pero muy, muy humano. Unas sonoridades de los vieneses sencillamente bellísimas, poderosas o delicadas, con matices burlones o trágicos, etc. Todo está perfectamente logrado en uno de los discos más bonitos que se hayan grabado de Strauss. Y repito, Karajan impresionantemente sabio en la dirección. Es un placer y un honor tener la posibilidad de disfrutar de esta grabación.
Espero que puedan saborear esta impresionante forma de arte, esta música poderosísima y evocadora de sentimientos como pocas hay.
Richard Strauss
Also sprach Zarathustra*
Till Eulenspiegels**
Danza de los Siete Velos**
Don Juan**
Herbert von Karajan
Orquesta Filarmónica de Viena
Grabación
Sofiensaal, Viena. Marzo de 1959* y junio de 1960**