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lunes, 7 de noviembre de 2011

Shostakovich. Sinfonía nº 10. Tchaikovsky. Melodrama de la Suite La Doncella de Nieve. Rimsky-Korsakov. La Legenda de la Invisible Ciudad de Kitezh. Evgeny Svetlanov. USSR State Symphony Orchestra. 1968.


Queridos amigos. Tras una pequeña avería informática del equipo con la consiguiente reinstalación (como decía en un comentario al amigo Jose, las cosas de Windows) volvemos a retomar la actividad. Y no he podido resistir la tentación de saltarme un poquito el orden que tenía pensado, continuar con la Sexta de Tchaikovsky y Temirkanov, ante el encuentro maravilloso que he tenido el placer de disfrutar en este maravilloso testimonio discográfico que dejamos hoy. 

Es una de esas ocasiones en las que un disco te cautiva desde su primer minuto (y en esta ocasión con más intensidad aún por detalles extramusicales que a continuación comentaremos). Un disco excepcional, soberbio, creo que irrepetible, una verdadera joya musical e histórica. Pocas veces una primera audición de un disco me ha impactado tanto como la de este registro.

Estamos en Londres, en los PROMS del año 1968. Lugar, el Royal Albert Hall; fecha el 21 de agosto de 1968, el día posterior a la invasión de Checoslovaquia, en la noche del 20 al 21 del citado mes, por el ejército soviético y algunos de sus aliados del Pacto de Varsovia. La orquesta, la excecpcional USSR State Symphony Orchestra, fundada en su día por el maestro Gauk, y embajadora de la Unión Soviética por aquellos años. Las obras programadas, ironías del destino, de los compositores Dvorak y Shostakovich. Su director el excepcional maestro Svetlanov y Rostropovich al chelo.

La situación es de una tensión enorme, se palpa a flor de piel. Dos culturas completamente diferentes, dos músicos de países, que no ideas, enfrentados. Los comisarios políticos en el escenario, tras la orquesta, atentos a "lo que pueda pasar" en una además actuación que se retransmitía en directo. Los miembros de la orquesta desconcertados y atónitos ante lo que ha sucedido el día anterior y ante la reacción del público al que se muestran, sencillamente como músicos. El concierto tiene tintes dramáticos, la reacción inicial de cierta parte del público es airada frente a la orquesta con gritos de "volved a casa" que se contraponen a aquellos otros que les indican silencio e intentan hacerlos callar. Se inician intentos de sabotear la representación, con conatos de protestas airadas. La primera parte del concierto que incluye también la Obertura de Russian y Ludmilla junto a la obra de Dvorak, se desarrolla en este ambiente agrio y tenso. 

Tras el descanso, comienza la segunda parte del concierto con la misma tensión que en la primera. Y esa tensión queda reflejada en esta grabación, en ese minuto inicial de la obra de Shostakovich, minuto absolutamente conmovedor y estremecedor, impactante, donde se escuchan los gritos enfrentados del público y se inicia, sin atender a los mismos, la ejecución de la obra por un Svetlanov que a lo largo del desarrollo de la misma se va "inflamando" y llenando de una energía vitalista enorme. Un Svetlanov que se deja llevar por las circunstancias emocionales del momento por la magia del directo y en este caso de un directo cargado con una emoción y un sentimiento que tuvieron que ser demoledores.


Y quizá por todas estas circunstancias, surge una magia especial en la interpretación. Magia que emana en primer lugar de un director excepcional, que expresa todos los matices de la excepcional obra de Shostakovich con una energía y una pasión desbordada. Un Svetlanov que está magistral, con una dirección fina, matizada, atenta a los detalles emotivos de la obra, electrizante en muchos de sus pasajes (¡qué maravilloso segundo movimiento!), con una intensidad y una pujanza pocas veces vista.

Y los músicos de esa excepcional agrupación que es la USSR State Symphony Orchestra no dejan atrás a su director. Están soberbios, maravillosos. Unas maderas sencillamente espectaculares y bellísimas; unos metales que dan un punto de intensidad único; unas cuerdas que parecen estar movidas por una energía superior por un impulso fuera de lo común. 

En su movimiento final, sencillamente se desborda toda la energía acumulada. El movimiento se desarrolla con una dinámica única, creciente, maravillosa. Es la explosión final del público la que da aún más valor a una interpretación irrepetible y la que hace ver el valor de la música. Lo que se inicia con una tensión que corta el ambiente termina con una demostración de fervor y de alegría emocional que no puede más que explotar. La música por encima de cualquier otro condicionante o de cualquiera otra circunstancia ajena a la misma. La música como belleza, sentimiento y emoción.

El disco se completa con tres piezas adicionales que fueron interpretadas en los días sucesivos, 22 y 23 de agosto, en otros conciertos ofrecidos en el mismo escenario. Un Tchaikovsky conmovedor y bellísimo y un Rimsky pleno de fervor, de pasión y de vitalidad.

Sencillamente un disco excepcional, una joya discográfica, una maravilla emocional que creo hay que escuchar. Un tributo al arte, al arte por el arte, un homenaje a la pasión y a la entrega, por encima de cualquier cosa, de unos profesionales que están más allá de cualquier condicionante exterior. Una muestra de un Svetlanov (uno de los más grandes e impulsivos de los directores de su país y de su generación) y de una USSR Symphony Orchestra en un momento de gracia suprema.



Que lo disfruten. Verdaderamente estoy convencido que será un disco que les va a gustar y que van a sentir la misma emoción que yo he tenido el placer de experimentar con su audición.

Shostakovich
Sinfonía nº 10
Tchaikovsky*
Melodrama de la Suite La Doncella de Nieve
Rimsky-Korsakov**
The Legend of the Invisible City of Kitezh
Svetlanov
USSR State Symphony Orchestra
Conciertos BBC PROMS de 1968
Royal Albert Hall, 21, 22* y 30 de agosto de 1968**