Estimados amigos. siguiendo los diversos comentarios del anterior post sobre Furtwängler y en particular los de nuestros amigos Millares y Alejandro, vamos a dejar hoy para el deleite de todos una de las más preciosas aproximaciones a la Quinta de Bruckner. Como decía Alejandro, hay muchísimas, muchímas de una altura excepcional pero en este caso concreto coincido en casi todo con él.
Wand, Berlín de 1996 y Jochum, Concertgeouw de 1986 forman un triunvirato de aproximaciones excepcionales junto con otra maravillosa aproximación ya legendaria, la de Jochum con la Concertgebouw para Philips en la Abadía de Ottobeuren.
¿Qué aporta Wand en esta etapa final de su colaboración con los filarmónicos berlineses? Sinceramente creo que claridad y finura, paz y sereneidad, limpieza y precisión. Una comprensión profunda de una música que amaba y que siempre procuraba interpretar con la máxima fidelidad a las ediciones originales. Los años han pasado y, aparte del instrumento orquestal, muy superior de esta grabación, su visión de la Quinta es diferente a la más meticulosa y menos pasional aproximación realizada años antes con la Orquesta de Colonia (interpretación e integral por lo demás de enorme valor).
Wand logra poner en pie ese edificio catedralicio que es la monumental Quinta. Obra amplísima y compleja es expuesta de forma magistral de manera que se ve la totalidad de la obra como una unidad sin dejar de poder apreciar cada una de sus diferentes partes constructivas, partes que logran ser a su vez expuestas de forma ricamente contrastada y manteniendo su independencia y diversidad.
Desde el inicio doloroso, lento y profundo a la apoteosis final coral toda la obra tiene una exposición clarísima pudiendo reconocer en ella sus exposiciones, sus temas, los enlaces entre ellos y la mágica relación emocional entre cada movimiento.
Wnad tiene la habilidad y la maestría, dada por la experiencia y la edad, de ponernos delante de un monumento sinfónico que podemos ver desde sus cimientos hasta su cúspide, una cúspide excepcional, absolutamente maravillosa, apoteosis de todos los movimientos anteriores y muestra excepcional del arte y de la fe de un gran hombre con una profunda espiritualidad.
A todo ello debemos sumarle las ya por todos conocidas virtudes de la Orquesta Filarmónica de Berlín y obtendremos una agrupación perfecta para transmitirnos un placer musical sin par. No tiene la tensión emocional y humana de la interpretación del post anterior de Furtwängler (no es desde luego la misma etapa histórica); no tiene la profundidad espiritual de Jochum en la Abadía pero tiene esa profundo valor, inestimable valor que aporta la edad, la experiencia y el conocimiento de años así como el amor entendido a lo largo de ellos y una enorme claridad expositiva.
Una interpretación digna de los más altos elogios. Un pequeño homenaje a un enorme maestro, un artesano de la música y un devoto conocedor del alma bruckneriana.
Bruckner
Sinfonía número 5
Günter Wand
Orquesta Filarmónica de Berlín
Grabación en vivo de los días 12, 13 y 14 de enero de 1996
Versión de 1878 en Edición de Robert Haas