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miércoles, 6 de febrero de 2013

Bruckner. Sinfonía nº 4. Karajan. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1970.


Queridos amigos esta noche dejamos un disco al que le tengo un especial aprecio y del que tengo gratísimos recuerdos. Pasa habitualmente cuando algo te impresiona por vez primera, luego es difícil olvidar las emociones de esa primera ocasión. Y algo semejante me ocurre con este disco, esta hermosa grabación de la Cuarta Sinfonía de Bruckner por el maestro Karajan para el sello EMI.

Si no recuerdo mal fue uno de esos discos de saldo comprados en aquellos años, hablo de cabeza pero puede hacer unos 15 a 20, más por el nombre Karajan que por su contenido ya que por entonces Bruckner era algo demasiado complejo y que no me calaba, no me llenaba. Me había acercado a él por un tonto comentario en la crítica de la película Lawrence de Arabia, verdadera joya por otra parte, en el que se indicaba la similitud temática entre la banda sonora de Maurice Jarre y la Sexta Sinfonía del compositor austriaco y a través de ello me acerqué al mundo sonoro bruckneriano. Desde entonces puedo decir que nunca me ha defraudado, nunca.


Y en aquellos momentos los primeros pasos en Bruckner los seguimos de la mano de la Novena , la Sexta y la Cuarta. De todas ellas la Cuarta me fascinaba, siempre lo hace, y me cautivaba y en concreto esta grabación de Karajan despertó en mí la pasión definitiva por el mundo bruckneriano. Me quedé prendado de la hermosísima sonoridad orquestal que el maestro lograba con la filarmónica berlinesa, de su maravilloso talento para lograr la perfección sonora, la pulcritud y la limpieza de ejecución y más prendado quedé aún de la espectacular grabación realizada por EMI, me parecía asombrosa, brillante, magna, soberbia.

El paso de los años me ha permitido descubrir otras grabaciones de la cuarta de Bruckner, posiblemente mejores en su conjunto y algunas verdaderamente monumentales (ahí está ese registro irrepetible de Celibidache, uno de los discos para guardar como un verdadero tesoro). Pero siempre que retomo la audición de este disco de Karajan me deja maravillado al igual que lo hizo años atrás en sus primeras escuchas. No tiene esa grandiosidad monumental y espacial de Celibidache ni la gracia sabia de ese genio que es Böhm pero tiene una fuerza y una energía verdaderamente arrolladoras.

La intensidad rítmica de toda la sinfonía es deslumbrante, cautivadora, atractiva a los oídos; la musicalidad que  transmite Karajan difícilmente se encuentra en otras aproximaciones a esta obra; la ejecución es de una contundencia y brillantez prodigiosas; el desarrollo pulido y matizado en detalles de cada movimiento llega incluso a sorprender para lo que habitualmente pensamos que nos encontraremos con Karajan a la dirección; la sensibilidad que desarrolla en los trazos de los grupos temáticos es preciosa, la musicalidad de los movimientos rítmicos del scherzo es sorprendente y mágica, la energía y monumentalidad del primer movimiento realmente impresionante y el fin de la obra, llevado a un ritmo y manteniendo un nivel sonoro controlado, es verdaderamente conmovedor en su desarrollo y en la capacidad de lograr transmitir emociones.

No debemos dejar de lado la excepcional obra de arte técnica que consiguen los ingenieros de EMI con la grabación. Portentosa, rica en color, timbres, detalles, matices y perfecta en su ingeniería con una captación de instrumentos y del todo orquestal que les impactará.


Otras serán superiores, pero querido maestro Karajan, esta es una joya. Por su arte, por su orquesta (prodigiosa, soberbia, impactante) y por su sencilla forma de hacer de esta música un verdadero placer. Lo hizo hace muchos años y sigue haciéndolo ahora.

Les dejo que disfruten de uno de mis discos preferidos, uno de esos discos que siempre tienes en tu corazón como referente de una obra. Un disco que saboreo, que me impacta y me emociona. Un disco realmente bueno, muy bueno.


Bruckner
Sinfonía nº 4
Herbert von Karajan
Orquesta Filarmónica de Berlín
Versión de 1881 (1878/80) en Edición de Robert Haas de 1936
Grabación, 25 de septiembre y 16 de octubre de 1970, Jesus Christus Kirche, Berlín, EMI