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miércoles, 26 de junio de 2013

Bartók. Música para Cuerdas, Percusión y Celesta. Divertimento. Dos Retratos. Ferenc Fricsay. RIAS-Symphonie-Orchester Berlín. 1953. 1953. 1952.


Queridos amigos, en la noche de hoy dejamos un disco sensacional. Musica del gran Béla Bartók en las manos de ese gran director y verdadero amante de su música, Ferenc Fricsay.

Creía que este disco ya lo había dejado en Sentidos pero me he dado cuenta que desafortunadamente no ha sido así. Nunca es tarde si la dicha es buena y creo que la dicha es en este caso lo suficientemente buena para perdonar este tremendo olvido. 

Y es que la asociación Bartók-Fricsay como lo es la de Mozart-Fricsay es lo suficientemente significativa como para intuir que estamos ante una de esas conjunciones musicales absolutamente imprescindibles de conocer. 

Fricsay era persona de altos ideales, de una concepción humanística del mundo y de su tarea y por extensión de la música y siempre noble en sus pensamientos y actuaciones era capaz de entender la Música como algo universal en la que todo tenía cabida y una razón de ser, desde lo más simple o popular a lo más complejo o serio. En él tenia lugar un verdadero milagro en lo referente a la expresividad musical y a la vitalidad que de ella emana. Todos los aspectos eran tratados con el mismo valor, la profundidad del pensamiento, las intencionalidades extra-musicales, la gracia de la danza, la alegría y el humor, el sarcasmo y la ironía, la dureza y el dolor y en el campo más directamente técnico el rigor constructivo y formal así como la diversidad y la sorpresa de la improvisación y la libertad de expresión.


En Fricsay la maravilla se hacia realidad en la música de Mozart y en la de Bartók, en otros muchos más también pero quizá en ellos dos de forma mucho más evidente.En sus músicas llenas de una fortísima solidez estructural formal Fricsay era capaz de sacar a relucir todos los detalles que en esa composición en su fondo expresivo y temático estaban presentes. Y lo hacía con una sencillez realmente pasmosa, por su habilidad técnica, su conocimiento de la música de estos dos compositores, su profunda pasión por ellos y por sus ideas musicales, su facilidad de sacar a relucir el precioso mensaje humano de sus composiciones. 

Es una delicia escuchar la forma tan bella, sencilla y directa de expresar en "sus" interpretaciones la fuerza y los valores de la música escrita; es maravilloso transitar con él por los bellos sonidos de Mozart y los complejos ritmos y estructuras de Bartók. Un viaje que te traslada a un mundo de sensaciones que pocos directores han sabido ofrecer.


La Música para Cuerdas, Percusión y Celesta compuesta por encargo de Paul Sacher en 1936 para celebrar el décimo aniversario de su Orquesta de Cámara, la Orquesta de Cámara de Bâle (Basilea), es un ejemplo maravilloso de la forma tan genial de Fricsay de llevar la precisión y exactitud interpretativa de manera que su resultado sea una expresividad sorprendente, esa precisión realmente genial en su primer movimiento con esa fuga dividida y con esas cuerdas separadas en el espacio tan seriamente puesta de manifiesto que corta el aliento por su intensidad. Como lo hace la enorme energía rítmica de su segundo movimiento con ese espíritu formal casi beethoveniano y como también lo hace la sonoridad espacial e irreal del movimiento lento y el final arrebatador y lleno de belleza y sentido con la espectacularidad de la expresión de sentido a través del ritmo de danzas tan sencillamente genial que elabora Bartók. Su estreno tuvo lugar en Basilea el 21 de enero de 1937 por la Orquesta de Cámara de Basilea dirigida por el propio Sacher y se convierte es una de las más geniales partituras del siglo XX.

El Divertimento para Orquesta de Cuerdas de Bartók fue compuesta en 1939 también por encargo de Paul Sacher que para esta ocasión solicitaba una obra más sencilla que la Música para Cuerdas. La obra se escribe para una orquesta de cuerdas que Bartók mantiene en secciones divididas. No compone un típico divertimento musical propio del pasado aunque mantiene algunas de sus principales premisas formales como la alternancia de los tuttis y el concertino aunque remarca de forma mas intensa el ritmo sincopado de la danza al que Fricsay dota ademas de una particular tensión emocional. Como tensión e intensidad confiere a ese segundo movimiento realmente duro, lleno de desesperación y tristeza, de lucha y dolor que solo se relaja en el desarrollo del tercer movimiento donde con sabias variaciones y fragmentos de los movimientos previos Bartok construye un pasaje lleno de esperanza y de confianza en el destino de la humanidad. En toda la composición el precioso juego de las diferentes voces orquestales es absolutamente magistral.


El disco que dejamos se completa con dos piezas de un Bartók juvenil, los Dos Retratos de 1907 a 1911. Un primer movimiento plasmado por Fricsay con una vital alegría y jovialidad y un segundo movimiento Grotesque expresado en términos opuestos pleno de contrastes violentos e intensos repetidos. Dos extremos que según palabras de un crítico serían comparables a decir: demasiado bello para ser real, primer retrato, y demasiado real para ser bello, segundo retrato. En ambos casos una magistral música plena de contrastes, fuerza y energía. Un preludio de la forma de entender la música de Bartók.

Queridos amigos espero que disfruten de este maravilloso disco, que se deleiten con su belleza, que saboreen las esencias de la dirección fresca y directa de Fricsay y que gocen del maravilloso trabajo y exquisita sonoridad de esa maravilla de orquesta que fue "su" RIAS-Symphonie-Orchester Berlín.


Bartók
Música para Cuerdas Percusión y Celesta
Divertimento
Dos Retratos

Ferenc Fricsay
RIAS-Symphonie-Orchester Berlín

Grabaciones:
Berlín, Jesus-Christus-Kirche
Música para Cuerdas, Percusión y Celesta, junio de 1953 
Divertimento, abril de 1953 
Dos Retratos, junio de 1952