Páginas

sábado, 10 de mayo de 2014

Giulini: recordando a un gran Maestro. Bruckner. Sinfonía nº 7. Giulini. Orquesta Filarmónica de Viena. 1986.


Mis queridos amigos, con un poquito de retraso, en parte por mi cabeza y en parte por temas informáticos, publicamos esta entrada dedicada a celebrar el cumpleaños de uno de los grandes, muy grandes, directores del pasado siglo XX, Carlo María Giulini, que nacía un día como el de ayer del año 1914 en Barletta. 

Un maestro dotado de una capacidad técnica de una enorme altura que apoyada en una exquisitez humana, musical y emocional como pocos más han tenido para ofrecernos recreaciones que han pasado a la historia discográfica en forma de monumentos sonoros difícilmente olvidables y superables. Entre ellos se encuentra esta fantástica, luminosa, sensual y delicada Séptima Sinfonía de Bruckner, una de las más bellas jamás realizada y a la par de las geniales de Böhm, Celibidache o Jochum.

La preciosa Séptima Sinfonía de Bruckner fue comenzada a componer poco tiempo después de finalizada la Sexta y su trabajo se extendió desde el 23 de septiembre de 1181 hasta el 5 de septiembre de 1883 siendo una obra "perfecta" desde el momento de su finalización. El estreno tuvo lugar en Leipzig el 30 de diciembre de 1884 bajo la dirección de Arthur Nikisch y resultando un éxito extraordinario de público y crítica, el punto de partida para iniciar el reconocimiento de Bruckner como gran sinfonista. De esta versión original del estreno no se ha conservado el contenido exacto de la misma siendo la versión de 1885 la empleada en las ejecuciones de esta imponente obra sinfónica. 


De esta versión de 1885 se tienen tres Ediciones:

Edición Gutmann (publicada en 1885). Tras el estreno en 1884 con algunos cambios, antes de esta publicación. Posiblemente Nikisch, Franz Schalk y Ferdinand Löwe influyeron significativamente en esta edición, siendo discutible hasta qué punto tales cambios fueron autorizados por Bruckner. Las modificaciones se refieren principalmente a tempo y orquestación.

Edición Haas (publicada en 1944). Robert Haas intentó eliminar las influencias de Nikisch, Schalk y Löwe, para recuperar el concepto original de Bruckner. Para ello, utilizó material procedente del autógrafo de 1883, que ya incluye cambios posteriores. El cambio más evidente en esta edición es la ausencia de platillos, triángulo y timbales en el clímax del movimiento lento argumentando Haas que Bruckner había decidido posteriormente eliminarlos.

Edición Nowak (publicada en 1954). Leopold Nowak mantiene la mayor parte de los cambios de la edición de 1885, incluyendo la percusión en el tiempo lento; las indicaciones de tiempo de la edición de Gutmann, pero poniéndolas entre corchetes. Algunos directores omiten el golpe de platillos en el tiempo lento, siguiendo los criterios de Haas. No es el caso de esta recreación del maestro Giulini que conserva platillos, triángulo y timbales en el clímax del movimiento lento dotándolo así de un empuje y fuerza realmente impresionantes.

Una recreación musical realmente maravillosa y asombrosa, con un tratamiento sencillamente insuperable de los bloques temáticos del primer movimiento con su imponente energía y tensión, su luminosidad y su precioso melodismo, su ritmicidad y su precioso figuralismo. En el imponente Adagio Giulini nos construye una monumental e intensa oda fúnebre, sublime, con unas cuerdas graves poderosas y unas tubas evocadores y profundamente bellas enlazando dos temas que conforme son re-expuestos van aumentando en su intensidad por su desarrollo y amplificación hasta llevarnos a momentos realmente sublimes de emoción. En este segundo movimiento la personalidad de Giulini, su carácter, su humanidad y su arte se despliega en todo su esplendor acompañando a una Filarmónica de Viena realmente indescriptible. una hermosa página musical queridos amigos. El Scherzo se nos presenta como un verdadero ejercicio de ritmo, con una dinámica robusta, intensa y poderosa compensada de manera sencilla con la dulzura y danzabilidad lírica con un sencillo tema pleno de nostalgia inmerso en su desarrollo. El movimiento final es una verdadera maravilla de poder inmenso de conmover. Preciosos temas mantenidos en unas cuerdas bellísimas, un ritmo imponente, unas referencias preciosas al tema inicial del primer movimiento, un coral cromático soberbio, unos tuttis plenos, poderosos, dinámicos e impactantes y un final a modo de peroración maravillosa de ambos temas constructivos que nos deja un punto de majestuosidad difícilmente superable.

Una verdadera delicia de obra y de recreación por parte de Giulini, sencillo, con sabio manejo de la masa de cuerdas vienesa, por otro lado maravillosa, con detalles marcados en momentos realmente sublimes y con algo más y especial, con un discurso global que nos lleva de principio a fin por senderos luminosos y claros de belleza musical expuesta con una simplicidad y transparencia como pocas veces se ha logrado.

Espero que disfruten de este hermoso disco y pequeño homenaje a la par a un maestro que aportó a la música su propia vida. 



Bruckner
Sinfonía nº 7
Carlo María Giulini
Orquesta Filarmónica de Viena
Grabación: Viena, Musikverein, Grosser Sal, junio de 1986
Versión de 1885 en Edición de Leopold Nowak, 1954