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domingo, 25 de mayo de 2014

Bruckner. Sinfonía nº 9. Stanislaw Skrowaczewski. Saarbrücken Radio Symphony Orchestra. 2001.


Mis queridos amigo, llegamos con esta entrada al final del dilatado recorrido que hemos realizado en el tiempo por la integral sinfónica de Bruckner de la mano de ese gran maestro que es Stanislaw Skrowaczewski. Y lo hacemos con una impresionante recreación de la Novena Sinfonía del maestro austriaco, su testamento musical, la cumbre de su sinfonismo, su humanidad y su idiosincrasia.

Un monumento musical labrado de forma sensacional por el maestro Skrowaczewski desde los primeros compases de la obra hasta su sensacional e increíble final. Con maestría, con profundo conocimiento del significado de estas notas, con verdadero cincel de escultor manejado por quien sabe que de sus manos se desprenderá la esencia de una música sobrehumano, elevada, superior, trascendente, escatológica y llena de misterio, mensaje y humanidad. 

Una obra que conmueve en todo momento, siempre, una y otra vez. Una obra plagada de recuerdos hacia composiciones anteriores de Bruckner, pequeños detalles aquí y allá que le confieren ese carácter de resumen final de su vida y que la dejan como la entrega última del querido maestro a su esperado Dios. 


No podemos más que maravillarnos de la delicadísima elaboración de este monumento sinfónico con sus bellísimos temas en cada movimiento, temas que nos llevan de inmediato a sentir la amplitud, la inmensidad, la solemnidad, el misterio, la acidez, la tiniebra, el apocalipsis y la serena entrega de aceptación ante la mismísima eternidad. Temas relacionados de forma sabia entre ellos y combinados con una instrumentación prodigiosa para su sentido; juegos preciosos de instrumentos, ritmos, melodías, cromatismo y tonalidad. 

Una obra sencillamente única, profunda como pocas y que te hace sentir en tu interior las más poderosas sensaciones que puedas experimentar hasta conducirte irremediablemente a la paz final.

Una interpretación soberbia y muy emotiva de Skrowaczewski y su Saarbrücken Radio Symphony Orchestra, sabiamente tutelada y llevada por un sendero de cristalina articulación, transparencia de líneas a la hora de construir el edificio sinfónico, poderosa y amplia sonoridad, con ritmos martilleantes en ocasiones próximos a la angustia, densidad en las frases y claridad en las articulaciones; una ejecución sentida, precisa y preciosa. Empastada, con bellísimas cuerdas y preciosos metales, de sonido intenso, profundo, poderoso y pleno, un sonido realmente embriagador.

Una recreación que como ya indicamos en la entrada de la Octava Sinfonía permite al maestro que "...nos puede entregar su particular visión de la inmensidad bruckneriana. Una inmensidad que nos llena, nos inunda, nos abrazo en nuestra totalidad para llevarnos a lo más profundo de nuestra alma de ser humano su incomparable fuerza y su variada belleza."



Que disfruten de esta preciosa obra mis queridos amigos.

En breve publicaremos una entrada con la compilación de todas las anteriores para facilitar el acceso a una integral de un enorme valor musical y humanístico.


Bruckner
Sinfonía nº 9
Stanislaw Skrowaczewski
Saarbrücken Radio Symphony Orchestra 
Grabación:
Kongresshalle Saarbrücken
12 al 18 de enero de 2001
Versión original de 1894 en Edición de Leopold Nowak de 1951
(en la nota de texto que se incluye en el archivo hay un error en la referencia a la versión)





Debussy. Obras Orquestales II. Images pour orchestre. Rhapsodie nº 1 pour orchestre avec clarinette principal. Ravel. Obras Orquestales. Pavane pour une infante défunte. Ma mère l'oye. Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. 1958. 1961. 1968. 1965.


Queridos amigos dejamos hoy este segundo disco dedicado a la música de Debussy y grabado por Leonard Bernstein y sus músicos de la Filarmónica de New York en los años 60 del pasado siglo XX. El disco se complementa con dos preciosas miniaturas orquestales de Ravel y su colocación nos permite también complementar la anterior entrada dedicada a la música de Debussy, Debussy. Obras Orquestales I y no desentona para nada con las recientes actualizaciones de la música orquestal de Stravinsky por el maestro Ansermet, Stravinsky-Ansermet I y II. Un, aunque breve e incompleto, precioso panorama de la música de inicios del siglo XX de la capital francesa, cuna de una época dorada y revolucionaria en las artes en general y en lo musical en particular. 


En la entrada anterior dedicada a Debussy nos podíamos recrear con la hermosura y belleza de sus ritmos, melodías y sonidos. Unas piezas que permitieron la calificación formal de Debussy como "impresionista", que lo elevaron a la categoría de músico que finalmente rompía las ataduras con la imperante música brumosa, gris y nórdica del wagnerismo, llenando la música francesa de luz, brillo y color. En las obras del presente disco nos encontramos con un Debussy alejado de su lenguaje "impresionista" y que nos presenta unas composiciones que él mismo califica de "matemática musical". Obras científicas, retóricas e intelectuales según algunos de los cronistas de la época. Pero obras no desprovistas de belleza, sensualidad, profundidad y sentido.

Images fue compuesta por Debussy entre los años 1905 y 1912 siendo estrenadas en la capital francesa el 20 de febrero de 1910, Ibéria; 2 de marzo de 1910, Rondes de printemps y el 26 de enero de 1913 Gigues.

La obra se estructura de la siguiente manera:

Images pour orchestre

I. Gigues
II. Ibéria
     II. I. Par les rues et par les chemins
     II. II. Les parfums de la nuit
     II. III. Le matin d'un jour de fête
III. Rondes de printemps

Con el mismo talante de ruptura con sus anteriores obras, Debussy compone su Rhapsodie nº 1 pour orchestre avec clarinette principal, obra concebida entre 1919 y 1910 como pieza de concurso de conservatorio con acompañamiento de piano y dedicada a Prosper Mimart amigo, excelente clarinetista y profesor del instrumento en el Concervatorio de París. La primera audición de la Rhapsodie tuvo lugar en la Sociedad musical independiente, sala Gaveau, el 16 de enero de 1911 con Mimart al clarinete y Krieger al piano. Fue orquestada en el mes de agosto de 1910 y tocada primero en Rusia, después en los "Concerts Pasdeloup" el 3 de mayo de 1919 por Gaston Hamelin, fantástico pedagogo, solista de la Sinfónica de Boston y luego de la Orquesta Nacional de Francia.

Una obra seductora, caprichosa y poética en la que se alternan ensueño y alegría con una libertad y una poesía encantadora y en la que, a pesar de su aparente sencillez, se explotan los diversos registros del clarinete en todos sus recursos sonoros y expresivos. Una verdadera delicia.

El disco que dejamos se complementa con dos verdaderas joyas de Ravel: Pavana y Ma mère. Obras de un músico siempre asociado a Debussy y en muchísimas ocasiones distantes en su vida, concepción musical y sentimiento. Ravel busca una especie de alquimia sonora propia y totalmente renovadora.


La Pavane pour une infante défunte fue compuesta en 1899 como obra para piano (el estreno en esta forma lo ofreció el pianista español Ricardo Viñes el 5 de abril de 1902) y reorquestada posteriormente para estrenarse como tal por Alfredo Casella en París el 25 de diciembre de 1911 en los "Concerts Hasselmans". Obra de pocos recursos instrumentales es capaz de provocar una sensación extraordinaria de transparencia desde el mismo inicio de la misma con mezclas preciosas de extraños sonidos, refinamiento orquestal, colorido y devenir vago y misterioso. La obra evoca la digna elegancia de una recepción en la corte real de España y el grácil movimiento de una infanta en los pasos de una pavana, danza lenta procesional que gozó de gran popularidad entre el siglo XVI y el siglo XVII y se puede enmarcar en el entusiasmo nostálgico por la moda y la sensibilidad española que tenía Ravel y que compartía con muchos músicos de la época (el propio Debussy o Albéniz). Una pequeña pieza digna de admirar y saborear.

Ma mère l'oye fue escrita por Ravel entre 1908 y 1910 originalmente como un dueto de piano para los niños Jean y Mimi hijos de sus amigos los Godebski y tras haber dedicado un trabajo anterior, la Sonatine, a sus padres. Fue estrenada en esta forma por Jeanne Leleu y Geneviève Durony. Fue transcrita para solo de piano por Jacques Charlot, amigo de Ravel, el mismo año en que fue publicada (1910). Ambas versiones para piano llevan el subtítulo "Cinq pièces enfantines" (Cinco piezas infantiles).

En 1911 fue terminada la versión orquestal de la obra. Al igual que sucede con Ma mère l'oye la escritura es acorde a una instrumentación simple de extraordinaria delicadeza y con una enorme capacidad para dar toda la brillantez y encantamiento adecuados al carácter de la misma. En cuanto al origen extramusical de la obra se basa en varias recopilaciones de cuentos franceses de los siglos XVII y XVIII.

En 1912 la amplió a un ballet añadiendo nuevos movimientos e interludios: "Prélude" (Preludio) y "Danse du rouet et scène" (Escena y Danza de la rueca).

Su estructura es la siguiente:

I. Pavane de la belle au bois dormant - Pavana de la bella durmiente - Lent
II. Petit poucet - Pulgarcito - Très modéré
III. Laideronnette, Impératrice des pagodes - Niñita fea, Emperatriz de las Pagodas - Mouvt de Marche
IV. Les entretiens de la  belle et de la bête - Conversación de la bella y la bestia - Mouvt de valse très modéré
V. Le jardin féerique - El Jardín encantado - Lent et grave


En lo referente a la interpretación que nos deja Bernstein nada más decir que resulta extraordinaria ofreciéndonos de nuevo un bellísimo Debussy, fuerte, intenso, colorista, dinámico, denso, con enorme delectación en la sonoridad, luminosidad y transparencia. Impresionante recreación de Stanley Drucker en el clarinete, sensual, rico, de sonido profundo, sentido y perfecto. En Ravel nos encantamos con su visión simple de la belleza y un saber extraordinario a la hora de matizar y enfatizar un discurso musical en el que la densidad, el tiempo y el sentido del mismo se hace arte en la forma extraordinaria de lograr un devenir misterioso del desarrollo de las obras (Ma mère l'oye) o con la enorme capacidad de dar la suficiente gracia e idioma a la partitura de manera que se transforme en un dulce ritmo (preciosa trompa de Joseph Singer) de sonoridad delicada y sutil (Pavane).

Un disco para gozar de la belleza que proporcionan estos dos genios de la música. Que disfruten de ella.

Debussy, Ravel, Obras Orquestales

Debussy
Images pour orchestre
-Gigues
-Ibéria
-Rondes de printemps
Rhapsodie nº 1 pour orchestre avec clarinette principal

Ravel
Pavane pour une infante défunte
Ma mère l'oye

Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York
Stanley Drucker, clarinete (Debussy)
Joseph Singer, Horn solo (Ravel)

Grabaciones:

Images pour orchestre, St. George Hotel, Brooklyn, New York, 27 de octubre de 1958
Rhapsodie nº 1 pour orchestre avec clarinette principal, 16 de octubre de 1961, Manhattan Center, New York
Pavane pour une infante défunte, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York City, 2 de febrero y 5 de marzo de 1968
Ma mère l'oye, 1 y 16 de febrero de 1965, Manhattan Center, New York