Mis queridos amigos, ya sabrán que Inmita está en casa hace ya una semanita. Todo ha ido de forma sensacional, diría que de manera ansiadamente sensacional. Su recuperación es extraordinaria y su estado actual sorprendente teniendo en cuenta la envergadura de la cirugía. Tanto su madre como su hermano y yo mismo tenemos no menos que felicitarla porque es una verdadera campeona con una entereza y fuerza poco común en estas edades y con una confianza plena en aquellos a los que se entregaba.
Esta entrada me está costando mucho escribirla por la cantidad tan enorme de sensaciones que tengo, todas ellas buenas, inolvidables y positivas. Pero son tantas, tan intensas y tan frescas que no acabo de hilarlas bien.
Respetando todas y cada una de las actividades que el ser humano puede realizar, siempre he sostenido que la actividad médica y sanitaria es la más bella de todas. Y las circunstancias por la que hemos pasado no han hecho más que acrecentar mi admiración y devoción por todos aquellos que se dedican a esas actividades.
En particular quisiera dejar esta entrada en agradecimiento a los excelentes profesionales que han intervenido en todo el proceso médico de mi hija. A todos sin excepción les dedico la más bella música que mi corazón ha escuchado jamás. La música de Bruckner, tan profunda, llena de vida, emoción, sentimiento, misticismo, trabajo y devoción, va dedicada a todos y cada uno de ellos.
Desde el Dr. Salomón Rincón que la diagnosticó, pasando por su rehabilitadora la Dra. Victoria Vidal y el equipo previo de pruebas (los de preanestesia, precirugía, neurofisiología, hematología, etc.) y llegando al excepcional equipo quirúrgico que la intervino, equipo encabezado por un ser excepcional en lo humano y profesional el Dr. Julio Valencia Anguita que junto a los Dres. González Jáuregui, neurocirujano, Diego Toro, anestesista, el Dr. de neurofisiología intraoperatoria (lamentablemente no recuerdo su nombre) y la jefa de enfermería Mercedes (una persona humana y cariñosa a más no poder) hizo un trabajo digno de admiración (diría que una obra de arte). Igualmente el agradecimiento más profundo a todos los celadores, limpiadoras, auxiliares y enfermeras de planta que han cuidado de Inmita de forma extraordinaria y maravillosa.
Todas estas personas (lamento profundamente no tener el nombre de cada una de ellas) han hecho posible un verdadero milagro: mantener la creencia en la grandeza del ser humano.
Dimos siempre por sentado que la profesionalidad la tienen, jamás lo dudamos (podemos alegrarnos de tener en España el mejor sistema sanitario del mundo, no les quepa duda) pero su comportamiento para con una niña de 14 años que afronta una situación nada agradable ha sido para quitarse el sombrero. Jamás un mal gesto ni palabra desagradable; siempre una sonrisa en la cara; sencillos en sus explicaciones sin ocultar la verdad (que se puede decir de muchas formas); animosos siempre, positivos siempre, humanos siempre, ¡cuánto tiempo hacía que no veía el mayor gesto de un médico, el simple gesto de tocar! No tengo palabras de agradecimiento y jamás en toda mi vida y en la de mi mujer y familia podremos agradecer lo suficiente su labor.
Una labor que ha sido maltratada sin razón en muchísimas ocasiones (no es corporativismo) y que pese a todos los impedimentos de múltiples orígenes siguen realizando con pasión, cariño y entrega. ¡Ah y además bien, a la altura de cualquier otro país del mundo! Aquí en la Macarena, como en muchísimos lugares de España, todos los días se obran verdaderos milagros.
Que sepan que siempre les tendremos en el corazón como siempre agradeceremos a todos los amigos que nos han acompañado y ayudado tanto en los días previos al ingreso como durante la operación y la estancia (gracias Compadre, gracias Antonio, gracias Rosa, gracias Celia, gracias Aurora).
Gracias a todos, compañeros de trabajo, amigos, conocidos que nos han animado, de una u otra forma (con su presencia, con sus visitas, con sus llamadas y mensajes de móvil, con sus correos y claro está a todos los que por este mismo espacio nos han dado muestras de cariño y afecto). Y lo más importante, no ya a nosotros sino a Inmita que jamás ha estado más rodeada de amor que en estos difíciles días.
Para todas esas excepcionales personas, profesionales y amistades, va dedicada esta entrada. Algo atolondrada y dispersa pero directa desde lo más profundo de mi corazón y con el agradecimiento reiterado y siempre insuficiente a todos.
¡Muchas gracias!
Bruckner
Integral de las Sinfonías
Ricardo Chailly
Deutsches Symphonie-Orchester Berlin*
Royal Concertgebouw Orchestra Amsterdam**
Obertura en Sol menor* - 1863 Revised version
Sinf. nº 0* - 1869 Ed. Leopold Nowak [1968]
Sinf. nº 1* - 1891 Vienna Revision by Bruckner himself. Ed. Guenter Brosche [1980]
Sinf. nº 2** - 1877 First Critical Edition. Ed. Robert Haas [1938]
Sinf. nº 3* - 1889 Version (aka 1888/89) Ed. Leopold Nowak [1959]
Sinf. nº 4** - 1886 (aka 1878/80) - Ed. Leopold Nowak [1953]
Sinf. nº 5** - 1878 Version Ed. Robert Haas - No significant difference to Nowak [1935]
Sinf. nº 6** - 1881 Version. Ed. Leopold Nowak [1952]
Sinf. nº 7* - 1885 Version. Ed.Leopold Nowak [1954]
Sinf. nº 8** - 1890 Version. Ed. Leopold Nowak [1955]
Sinf. nº 9** - 1894 Original Version. Ed. Leopold Nowak [1951
Grabaciones:
Jesus-Christus-Kirche, Berlin
febrero de 1988, Obertura en Sol menor, Sinf. nº 0
febrero de 1987, Sinf. nº 1
mayo de 1985, Sinf. nº 3
junio de 1984, Sinf. nº 7
Grootezaal, Concertgebouw, Amsterdam
7 a 9 de octubre de 1991, Sinf. nº 2
19 a 20 de diciembre de 1988, Sinf. nº 4
junio de 1991, Sinf. nº 5
17 a 19 de febrero de 1997, Sinf. nº 6
10 a 12 de mayo de 1999, Sinf. nº 8
junio de 1996, Sinf. nº 9
CD1: Obertura en Sol menor* - Sinf. nº 0*
CD2: Sinf. nº 1*
CD3: Sinf. nº 2**
CD4: Sinf. nº 3*
CD5: Sinf. nº 4**
CD6: Sinf. nº 5**
CD7: Sinf. nº 6**
CD8: Sinf. nº 7*
CD9: Sinf. nº 8**
CD10: Sinf. nº 9**