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domingo, 24 de julio de 2011

Beethoven. Sinfonía nº 9. George Szell. Orquesta Filarmónica de Viena. 1969.


Queridos amigos, esta noche dejamos un disco excepcional, increíblemente bello, maravilloso, único e irrepetible. George Szell junto a la Filarmónica de Viena en un registro en vivo realizado en Viena en 1969 interpreta la Novena Sinfonía de Beethoven. Y lo hace de una forma asombrosa, diferente a sus otras aproximaciones, abordándola de forma muy, muy emocional.

Creo sinceramente que es una maravillosa aproximación de Szell a esta obra de Beethoven, posiblemente la más bella que haya realizado, completamente diferente a su excepcional, aunque atípica, aproximación de la integral de Sony con Cleveland y creo que algo por encima de su otra preciosa interpretación con la New Philharmonia Orchestra en el Royal Festival Hall de Londres un año antes, en 1968.

Esta interpretación de Viena se beneficia de una forma manifiesta de las virtudes de la Filarmónica Vienesa que sencillamente está impresionante. Con una excepcional interpretación musical, unas cuerdas brillantísimas y sedosas, unas maderas y unos instrumentos de viento que resultan tan bellos que es imposible no deleitarse con su bellísimo sonido, unos metales coloridos con una tímbrica maravillosa. Los vieneses dan ese plus que realza cualquier interpretación que pueda realizar un director. Y Szell aprovecha como nunca esa oportunidad de tener a sus órdenes a la quizá mejor orquesta del mundo.


Conduce a los músicos vieneses por una senda excepcionalmente trazada, saca de ellos unos sonidos increíbles, traza la obra de Beethoven con tiralíneas pero con un tiralíneas que el maestro Szell se permite el lujo de desviar intencionadamente y de manera excepcional hacia sendas emocionales y sonoras pocas veces exploradas de esa manera. 

Es un Szell completamente diferente al que todos habitualmente calificamos de preciso y seco. Todo lo contrario, es un Szell vital, sensual, enérgico e impulsivo. Matiza los detalles de esta excepcional sinfonía de una forma magistral, se mantiene reposado hasta que los saca a relucir de forma inesperadamente bella, intensamente concentrado, muy profundo, con cierto tono hasta trágico poco habitual en esta obra. Y en su final, excepcional final, se desborda la energía acumulada, la tensión que ha ido acumulando en su discurso musical. Es una explosión vital de energía y de tensión emocional. Una explosión finamente controlada.

La prestación del coro de la Wiener Singakademie no desentona para nada con la de la orquesta y el equipo de solistas está francamente sensacional. Increíblemente expresivas, intensas y con enormes capacidades las dos voces femeninas (maravillosa Janowitz) y ricas, poderosas e intensas las voces masculinas. Un equipo, repito, sensacional.

Quizá una de las más grandes aproximaciones a la Novena de Beethoven, realmente grande y genial. ¿Al nivel de la de Furtwängler con la Philharmonia? Difícil pregunta y difícil respuesta. Tan sólo me atrevería a decir que sí, que está a su nivel añadiendo un pequeño matiz, sí pero en una visión diferente a la del maestro alemán.

Que la disfruten. Es una joya musical. Una verdadera obra de arte.


Gundula Janowitz, soprano

Meriel Dickinson, contralto

Ernst Haefliger, tenor

Walter Berry, bajo



Beethoven 9ª Sinfonía (1824)
Texto de Johann Christoph Friedrich von Schiller "Ode an die Freude" (Oda a la Alegría) 


O Freunde, nicht diese Toene!                                     
Sondern lasst uns angenehmere
anstimmen und freundenvollere!

Freude, schoener Goetterfunken,
Tochter aus Elysium,
Wir betreten feuertrunken,
Himmlische dein Heiligtum!
Deine Zauber binden wieder,
Was die Mode streng geteilt;
Alle Menschen werden Brueder,
Wo dein sanfter Fluegel weilt. 
Wem der grosse Wurf gelungen,
Eines Freundes Freund zu sein,
Wer ein holdes Weib errungen,
Mische seine Jubel ein!
Ja - wer auch nur eine Seele
Sein nennt auf dem Erdenrund!
Und wer's nie gekonnt, der stehle
Weinend sich aus diesem Bund!
Freude trinken alle Wesen
An den Bruesten der Natur,
Alle Guten, alle Boesen
Folgen ihre Rosenspur.
Kuesse gab sie uns und Reben,
Einen Freund, geprueft im Tod,
Wollust ward dem Wurm gegeben,
Und der Cherub steht vor Gott.
Froh, wie seine Sonnen fliegen
Durch das Himmels praecht'gen Plan,
Laufet, Brueder, eure Bahn,
Freudig wie ein Held zum Siegen.
Seid umschlungen, Millionen!
Diesen Kuss der ganzen Welt!
Brueder - ueberm Sternenzelt
Muss ein lieber Vater wohnen.
Ihr stuerzt nieder, Millionen?
Ahnest du den Schoepfer, Welt?
Such ihn ueberm Sternenzelt,
Ueber Sternen muss er wohnen.


Textos: 
¡Oh, amigos, no con esos acentos!
¡Entonemos cantos placenteros
y plenos de alegría!

¡Alegría, hermosa chispa de los dioses
hija del Elíseo!
¡Ebrios de ardor penetramos,
diosa celeste, en tu santuario!
Tu hechizo vuelve a unir
lo que el mundo había separado,
todos los hombres se vuelven hermanos
allí donde se posa tu ala suave.
Quien haya alcanzado la fortuna
de poseer la amistad de un amigo, quien
haya conquistado a una mujer deleitable
una su júbilo al nuestro.
Sí, quien pueda llamar suya aunque
sólo sea a un alma sobre la Tierra
Y quien no pueda hacerlo,
que se aleje llorando de esta hermandad.
Todos los seres beben la alegría
en el seno de la naturaleza,
todos, los buenos y los malos,
siguen su camino de rosas.
Nos dio ósculos y pámpanos
y un fiel amigo hasta la muerte.
Al gusano se le concedió placer
y al querubín estar ante Dios.
Gozosos, como los astros que recorren
los grandiosos espacios celestes,
transitad, hermanos,
por vuestro camino, alegremente,
como el héroe hacia la victoria.
¡Abrazaos, criaturas innumerables!
¡Que ese beso alcance al mundo entero!
¡Hermanos!, sobre la bóveda estrellada
tiene que vivir un Padre amoroso.
¿No vislumbras, oh mundo, a tu Creador?
Búscalo sobre la bóveda estrellada.
Allí, sobre las estrellas, debe vivir.



Beethoven
Sinfonía nº 9

George Szell
Wiener Singakademie
Orquesta Filarmónica de Viena
Gundula Janowitz, soprano
Meriel Dickinson, contralto
Ernst Haefliger, tenor
Walter Berry, bajo

Grabación
Viena, 22 de junio de 1969