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lunes, 13 de agosto de 2012

Schubert. Sinfonía nº 9. Beethoven. Sinfonía nº 8. Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Viena. Festival de Salzburgo. 1953. 1954.


Queridos amigos. Destinamos esta noche sevillana, con un poquito menos de calor que las pasadas, a dejar para goce de todos nuestros amigos un hermoso disco del maestro Furtwängler. En especial me gustaría que esta entrada fuera con todo al amor del mundo a mi buen amigo Paixao, persona de profundo conocimiento, amplia cultura y sensibilidad especial.

Los registros corresponden a las interpretaciones de las Sinfonías nº 9 de Schubert y nº 8 de Beethoven registradas en el Festival de Salzburgo de los años 1953 y 1954 respectivamente. Tomas sonoras y procesamiento sonoro espectacular contribuyen a que podamos apreciar el arte inconfundible e insuperable del maestro Furtwängler. Una recreación de la Sinfonía nº 9 La Grande de Schubert que sin llegar a las cotas de su registro en disco para DG no deja de sorprendernos y una interpretación poderosa, llena de matices, de energía, de convencimiento en su valor de una Octava de Beethoven verdaderamente de lujo.

La hermosísima Sinfonía n.º 9, D. 944, en do mayor, conocida como la Grande, es la última sinfonía compuesta por Franz Schubert. Compuesta entre 1825 y 1826, fue estrenada el 21 de marzo de 1839, once años después de la muerte del compositor, en Leipzig bajo la dirección de Félix Mendelssohn. En octubre de 1826 Schubert presentó la sinfonía a la Gesellschaft der Musikfreunde. La sociedad rechazó interpretarla y quedó olvidada hasta que en 1838 Robert Schumann encontró un manuscrito en casa del hermano del compositor, Ferdinand Schubert, en Viena. De regreso a Leipzig, hizo que la obra fuera interpretada por Mendelssohn, interpretación que tuvo una acogida muy favorable.

Acerca de su numeración existe cierta controversia. En los países de habla germánica se suele numerar como la séptima sinfonía; algunas versiones del catálogo de Otto Erich Deutsch la listan como la octava; en los países de habla inglesa se suele numerar como novena.

Independientemente del número es una muestra de la madurez compositiva de Schubert. Todo un prodigio en el manejo de los grupos orquestales, las melodías tan especiales de Schubert, su uso excepcionalmente bello de las maderas, los colores suaves y los timbres riquísimos de la orquesta la hacen una obra de una escucha gratísima.


Si le unen a todo ello que el acercamiento de Furtwängler a esta obra es en este concierto de una energía impactante, de una suavidad en las transiciones poco habituales en el maestro, de una delicadeza en el manejo de los solistas (qué verdadera belleza escuchar esas maderas vienesas) brillante nos encontramos ante una recreación digna de toda alabanza. Maravillosa en su concepto, estructuras bien clarificadas a pesar de ciertos arranques típicos del maestro, colorido riquísimo, ritmo brillante sin excesos, sonido claro y matizado. Furtwängler despliega una sabiduría sin par para lograr una de las más bellas transiciones entre las partes centrales del primer movimiento, soberbia. Y pocos directores consiguen la tensión y la fuerza del segundo movimiento, ese Andante con moto poderoso e intenso a la par que noble y delicado al que siguen un Scherzo y un Finale cargados de una energía, un poder musical y unas formas que apuntan ya al sinfonismo Bruckneriano. Un verdadero placer musical.

En el año 1814 Beethoven compone su pequeña obra maestra, su Octava Sinfonía. Pequeña en tiempo, en duración, pero enorme en belleza. Un excepcional adiós, cargado de emoción y humor, al clasicismo formal. Es la sinfonía de Beethoven quizá más alegre y desenfadada. Su composición fue ligera y rápida (cuatro meses) y en ella se aprecian muchas influencias de Haydn. Una obra cargada de amor y de humor que con su larga y alegre coda, parece un grato adiós al mundo clásico. La obra fue estrenada bajo la dirección del propio compositor el 27 de febrero de 1814, en Viena.


Obra compuesta en una etapa penosa emocionalmente hablando de Beethoven, sorprende por su alegría y humor.Las referencias al famoso metrónomo, los bruscos cortes de tempo, las pausas y los estallidos, la presencia de un minuetto que despista, y ese final apoteósico, casi fuera de lugar en el carácter general de la obra, son muestras todas ellas de la forma de construir de Beethoven. Aparente simpleza pero cargada de estructuras difíciles y encajes imposibles.

Y aquí entra la maravillosa batuta de Furwängler. Humo sí, pero hay que dar la importancia al valor musical de la partitura. Las articulaciones y los fraseos del maestro son espectacularmente bellos. Nada de bizarras estructuras, se expone la ironía y el humor pero no deja de lado las agresivas formulaciones de Beethoven, realiza un desarrollo maravilloso de la obra buscando su humanismo profundo, que existe, que está ahí. Incluso me atrevo a decir que intenta enlazar con la apoteósica Sinfonía nº 7.

Magistral interpretación de los vieneses, increíbles de verdad. Maravillosos en las transiciones, en los dificilísimos cambios de Furtwängler, siempre musicales y de sonido riquísimo. Un Beethoven excepcional, profundo en su humor y con el valor de una gran obra compositiva. Una recreación no muy diferente de la realizada en Estocolmo por Furtwängler para EMI salvando las distancias del mucho mejor sonido de esta.

Les recomiendo con todo mi corazón que escuchen y saboreen este disco. Contiene la belleza en sí misma de la música, el arte de emocionar, el arte de dirigir; el sonido del pasado y el presente de la vida. Es una maravillosa muestra de emoción, de arte y de personalidad en la dirección. Personalidad por otro lado difícil, difícil de seguir.

Una obra de arte querido Furtwängler.





Schubert y Beethoven
Furtwängler en Salzburgo

Orquesta Filarmónica de Viena
Festival de Salzburgo, Viena

Concierto del 30 de agosto de 1953:
Schubert, Sinfonía nº 9 (numerada como 8) La Grande, Orquesta Filarmónica de Viena

Concierto del 30 de agosto de 1954:
Beethoven, Sinfonía nº 8, Orquesta Filarmónica de Viena







7 comentarios:

  1. Hoy voy a ser bueno, Julio, y decirte que coincido en la clara superioridad de "La Grande " de Schubert con la Filarmónica de Berlin en 1951. Y también que esta 8ª de Beethoven con la Fil. de Viena en Salzburg en 1954 es la "octava" que hay que tener( ni Estocolmo es la Wiener Phil. ni Furt estuvo igual de fino.
    Hay uan octava que escuché una vez con la Fil. de Berlin (segun mis notas el 14/4/53) que me gustó mucho, pero no la tengo y no la he vuelto a escuchar. ¿ No la tendrás tu por algun "recuncho" (como dicen en estas tierras gallegas) ??
    Un abrazo

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    1. Estimado Alejandro, jejeje, me alegra leer esas palabras tuyas. Efectivamente la grabación de DG es algo fuera de lo común aunque es bien cierto que esta en vivo tiene también su corazoncito. En cuanto a Beethoven es cierto que la de Estocolmo de EMI tiene la losa, a mi entender no tanto de la Orquesta o la ejecución, como del sonido.
      En correspondencia a tu estado y "comportamiento" :-) (o sea una sonrisa) decirte que efectivamente esa grabación de Berlín es de fecha 14 de abril de 1953 (conciertos de la temporada 53-54 del 12, 13 y 14 de abril de 1953) y se tomó junto a una no menos memorable Séptima. En breve la tendrás.
      En el disco que tengo, el acople es con una maravillosa interpretación de la Cuarta con los filarmónicos vieneses en la gira por Munich de finales de 1953.
      Un abrazo.

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  2. Querido JULIO, Muchas gracias por esta joya en manos de Furtwangler. Es verdad que la de la DG es superior en sonido, pero es una versión de estudio de grabación, en tanto la que presentas tiene el cálido sonido de las tomas en vivo y que tanto agradaban a Furtwangler. Te mando un fuerte abrazo desde Argentina (y no necesito decirte la vergüenza que me dan quienes gobiernan este hermoso país)

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    1. Hola querido amigo Jorge. Como bien le decía en el comentario anterior a nuestro amigo Alejandro, ciertamente su grabación en estudio de DG es un portento, una maravilla. Pero coincido contigo, será que cada día me hago más amante del sonido "viejo", en que este registro en vivo tiene algo especial, efectivamente sin la perfección que puedas lograr en un estudio pero con esa naturalidad que concede el directo. Me encanta.
      PD: tu país es hermosísimo, un grande. Sabes, en todos lados cuecen habas como decimos por aquí. Gracias a Dios los países son su gente y vosotros sois una gente increíble (siento admiración por vuestro país, la verdad).
      Un fuerte abrazo querido Jorge.

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  3. Actualizada la entrada/Updated entry: Schubert. Sinfonía nº 9. Beethoven. Sinfonía nº 8. Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Viena. Festival de Salzburgo. 1953. 1954.

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  4. Respuestas
    1. Gracias querido Guiller. Un disco hermoso y realmente excepcional.

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