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viernes, 2 de noviembre de 2012

Beethoven. Missa Solemnis. Leonard Bernstein. Concertgebouw Orchestra Amsterdam. 1978.


Queridos amigos, ayer Día de todos los Santos no pudimos celebrar el mismo de la manera adecuada. La entrada prevista era esta fenomenal Misa de Beethoven, quizá una de las más difíciles obras del genio de Bonn, para homenajear a todos aquellos que ya no están entre nosotros. De paso aprovecharíamos para felicitar a nuestro querido maestro Jochum en su cumpleaños (les recomiendo encarecidamente visiten el espacio amigo Odeon donde aparte de encontrar una enorme cantidad de excepcional música podrán disfrutar de un excepcional disco en su homenaje con las excepcionales Misas de Bruckner.

No pudo ser ayer pero es hoy. Beethoven y su Missa Solemnis, Bernstein y la Concertgebouw Orchestra. Excepcional obra que es recreada de manera soberbia por la citada orquesta, brillante y preciosista, y por un Bernstein en una labor de director excepcional, detallada y profunda. Una ocasión única para sumergirnos de pleno en lo más profundo de la espiritualidad humana. Y digo humana porque esta Misa Solemnis de Beethoven va mucho más allá del simple concepto religioso católico de la Misa. Es una obra para el alma del hombre, de cualquier credo o comunión. Sin olvidar su base religiosa católica, no sería posible, Beethoven compone para el hombre remarcando el texto de la misa con su música, dificilísima y compleja música, pero haciendo comprensible su mensaje a todos. Pienso sinceramente que es un verdadero canto de fe a Dios y a la naturaleza del hombre.


Obra compleja, no es, desde luego, apropiada a la interpretación habitual que se podría hacer de otras misas acompañando a la celebración de la misma. Su amplitud orquestal, vocal y coral, su extensión y sus requerimientos también del propio oyente, lo harían imposible. Es una obra para ser escuchada con detalle, con mucho detalle, y atención, exige paciencia, tranquilidad y serenidad. En muchas ocasiones no he sido capaz de escucharla completa, bien sea por la fatiga o monotonía que se puede desprender de la misma o simplemente por no estar con la predisposición anímica y la concentración necesaria para ello.

La obra fue compuesta en el periodo que va de 1818 a 1823 y estaba dirigida a celebrar la investidura como arzobispo de Olmütz del archiduque Rodolfo que tendría lugar el 9 de marzo de 1820. Sin embargo para la fecha  la Missa no estuvo finalizada. Fue estrenada parcialmente, sus tres primeras partes, junto con la Novena Sinfonía el 7 de mayo de 1824 en el Kärntnertortheater de Viena (Teatro de la Corte Imperial), junto con la obertura de Die Weihe des Hauses.


Tenida por muchos como una obra cuyas exigencias vocales no serían sino una demostración de la dificultad de Beethoven para escribir para la voz humana, ciertamente hay que reconocer que el nivel de exigencia en las tesituras y en la duración de sus pasajes es extremo, la Missa va un punto más allá de las tradicionales composiciones sacras. Beethoven exige al instrumento vocal pero es capaz de acompañarlo de una escritura sinfónica maravillosa que es no un mero acompañamiento musical al texto y a la voz sino una música destinada a vehicular el sentido de las palabras siendo además en esa exigencia donde remarca la inmensidad del texto en sus momentos de mayor significado.

Que el maestro compuso la obra en una época de dificultad personal y conflicto profundo de su religiosidad es cierto pero es en ese conflicto donde emerge una de las más maravillosas formas de expresar la profundidad de espíritu de Beethoven: su música. Una música que viene a ser expresión de credo y fe, de su propio sentimiento de gravedad y necesidad y de su interés por las cualidades y preocupaciones del hombre aún siendo expresado enfrentando dichos conceptos con el tradicional cristiano de Dios como amor perfecto. 

La Missa Solemnis queda como una verdadera muestra de un sentimiento profundo de un hombre que en su conflicto de fe no reniega de ella aunque la intenta expresar de una forma realista, nada dulce y delicada, con fuerza e intensidad tales que llegan a producir angustia y desasosiego. Un hombre que muestra dolor pero a la vez confianza en el hombre y en Dios confianza que es dolorosa y sacrificada, amarga y dura. Y ese dolor lo traduce en una música poderosa, urgente, lacerante y a la par absolutamente conmovedora y celestial. Música que expresa de forma dramática y tensa ese conflicto permanente del hombre y Dios, del dolor y de la confianza en lo venidero. Música en definitiva de un alma inquieta y de un ser profundamente humano que quiere conmocionar e impactar a sus destinatarios, los hombres, y que como el mismo Beethoven indicaba  sea una música "De corazón, que vaya a los corazones".


Espero que disfruten de esta genial obra maestra en una interpretación tensa, profunda, impactante y emotiva que ofrece Bernstein con esa maravillosa orquesta que es el Concertgebouw.  Creo que es una de sus mejores recreaciones de la música de Beethoven, interpretada con verdadero conocimiento del sentido de la obra y con convencimiento del mensaje de la misma. Una interpretación conmovedora, impresionante y dura que mantiene la tensión necesaria durante todo su desarrollo y que ofrece el juego justo de dramatismo y lirismo en las partes a ello destinadas sin permitir bajadas en la necesaria tensión emocional que se requiere. Una verdadera joya. 


Beethoven
Missa Solemnis

Leonard Bernstein
Concertgebouw Orchestra Amsterdam
Radio Chorus of the NOS, Hilversum (Coro de la Radio de Hilversum)
Dir. Meindert Boekel
Violín solista, Herman Krebbers
Órgano, Bernhard Bartelink
Edda Moser, soprano
Hanna Schwarz, alto
René Kollo, tenor
Kurt Moll, bajo

Grabación, Amsterdam, Concertgebouw, 2 de marzo de 1978












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9 comentarios:

  1. Gracias Julio. Hace tiempo que quería tenerla. Creo que es una de las composiciones fundamentales de Beethoven. Saludos.

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    1. Querido Millares,así lspero que la disfrutes.Sin establecer comparaciones con cualquier otra interpretación, esta tiene un sabor especial.
      Un fuerte abrazo.

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    2. He bajado la 6a de Tchaikowsky con Celibedache y bajaré esta versión de la Misa Solemne de Beethoven, una de las misas que más me gusta, por su grandeza y profundidad. Berenstein no es uno de mis directores favoritos, aunque reconozco su valor, así que será para mí, toda una experiencia,que espero volver a comentar más adelante. Tu criterio musical está bastante en cocrdancia con el mío, así que me imagino que , como dices a Millares, saborearé algo especial.
      Me encanta tu Blog. Cordialmente
      Agustín de la Huerta

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    3. Querido Agustín, me alegra leerte. Creo que con ambos discos vas a disfrutar muchísimo. De la Misa, al igual que de otras obras, no te dirá jamás si es mejor o peor que otra, todas son maravillosas. Pero sí que aprecio un Bernstein algo diferente, ese Bernstein intermedio entre New York y sus últimos años, de los 80 al 90, un Bernstein profundo, pausado e intenso. En las obras de Beethoven que grabó para DG pienso que hiló fino, muy fno, y su concepto estaba muy estudiado y trabajado. simplemente me gusta mucho su profundidad y visión.
      De Celibidache, pues, eso, es Celibidache. Algo especial, reconozco mi debilidad por él. Un Tchaikovsky totalmente diferente. Esperamos que disfrutes y sobre todo tus opiniones.
      Un fuerte abrazo querido Agustín.

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  2. Muchas gracias Julio por esta magnífica versión de una de las obras más sublimes del gran Beethoven. Como bien dices es una obra que no es fácil de escuchar: requiere atención concentrada y, desde luego, no es nada apta para ponerla de musiquilla ambiental. Pero cuando se consigue apreciarla en toda su belleza el placer musical que produce es de una intensidad inigualable. Desconocía esta extraordinaria versión del siempre fascinante Lenny al mando de la orquesta del Concertgebouw. Es de lo mejor que he escuchado de esta gran obra, así que gracias de nuevo.

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    1. Mique amigo, sí que es cierto, He intentado expresarlo en el post pero me resulta muy difícil transmitir todo su significado. Es una obra compleja y que exige muchísimo.Yo mismo decía he sido incapaz en muchas ocasiones de acometer su escucha y muchas más de terminarla. Requiere esa concentración y disposición de ánimo tan especial que algunas obras exigen, entre ellas esta monumental Missa. Como indicaba antes a Millares creo con sinnceridad que Bernstein está verdaderamente genial, intenso, medido, profundo.
      Espero que la disfrutes compañero.

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  3. Actualizada la entrada/Update entry: Beethoven. Missa Solemnis. Leonard Bernstein. Concertgebouw Orchestra Amsterdam. 1978.

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  4. Genial version, mi preferida al lado de la de Klemperer. Muchas gracias por compartir.

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  5. El otro día descubrí la missa solemnis en Radio clásica. Fascinado quede. Gracias

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