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lunes, 13 de enero de 2014

Bruckner. Sinfonía nº 5. Herbert von Karajan. Orquesta Sinfónica de Viena. 1954.


Mis queridos amigos, ya de regreso de las vacaciones navideñas (extraordinarias, inolvidables e irrepetibles vacaciones las de este fin de año 2013 e inicio del 2014), algo recuperadillo de las innumerables emociones vividas y asentado un poquito ya en la "tierra" laboral, volvemos a retomar este nuestro espacio, no sin olvidar que en cuanto vaya asimilando lo vivido y reconstruyendo la historia de estas vacaciones habré de colocar alguna breve reseña a las mismas, breve pero intensa; reseña, relato, experiencia, y agradecimiento, cosa que será harto difícil de hacer sin que mi corazón dé un vuelco con cada palabra que ponga. Es deuda y lo haremos en breve.

De esas vacaciones muchísimo he disfrutado junto a mi mujer y a la persona responsable de ellas. Y de ellas traigo en lo material una pequeña joyita que puede ilustrar mi agradecimiento general a ambos, a la hermosísima Viena, al genial Karajan, a la Sala Dorada...Un precioso, realmente precioso, disco con una grabación realmente incandescente de la Sinfonía nº 5 de Bruckner de la mano de uno de los genios de la dirección de toda la historia impulsando a una encendida y genial Sinfónica de Viena (la generalmente llamada "segunda, primera orquesta de Viena). Más adelante rendiremos homenaje a la "pata" que falta en esta mesa vienesa vacacional, a la Filarmónica de Viena. 

Siempre he manifestado mi predilección por la obra de Bruckner, con algunas de ellas entre las obras que más me llenan, Cuarta, Octava, Séptima y por supuesto la Quinta. Una obra esta colosal, realmente hermosa, de una estructura amplísima, vasta, inalcanzable; una obra llena de espacios misteriosos, de sonoridades profundas y con la flexibilidad de poder ser recreada de muy diferentes maneras según se apoyen unos u otros matices de la misma. En cualquier caso el resultado es siempre espectacular, un verdadero edificio de belleza estructural lograda por el adorno de las acentuaciones en uno u otro aspecto de su musicalidad; un torrente de energía y ritmo; de fuerza e intensa dulzura y armonía. 

Nuestro bien querido maestro Karajan nos deja en esta recreación de la obra su lado más bello.
¿Se habla de frialdad, de mecanicismo, de "sólo" técnica? Pues, mis queridos amigos, no hay de eso más restos; los habrá dejado para otra ocasión. Nos encontramos con un Karajan que entrega todo, intensidad, conocimiento profundo del significado de esta obra bruckneriana, inmensa musicalidad, precioso manejo instrumental y de grupos, sabia acentuación de los bloques temáticos, perfecta unificación del total de la estructura y partes en un sólido monumento musical que te impresiona poco a poco y cada vez con mayor fuerza. Digamos que va calentando a fuego lento la cocina de sus artes de director para luego servir con ellas en dosis pequeñas y crecientes una obra que se ha preparado con todo el amor y la entrega del mundo.

Por él y por una maravillosa Orquesta Sinfónica de Viena (instrumento con el que el maestro al igual que con los Filarmónicos) tuvo una intensa y profunda relación. Sus metales, sus maderas, sus bellísimas cuerdas, sus maderas, se van encendiendo conforme la mano del maestro va pasando por ellas con el calor de un corazón que ama y entiende la obra y cuando están todas encendidas surge la magia final del calor profundo acumulado en ellos. 


Una verdadera gozada, una experiencia sonora monumental, una transcripción viva, impulsiva, radiante de energía, sabiduría y belleza.

Muchas gracias querido maestro. Es usted un fenómeno, de verdad. Gracias por dejarnos un Bruckner tan sencillamente humano, mágico y terrenal con su enorme belleza y con hasta alguna bendita imperfección.



Que disfruten queridos amigos de una soberbia interpretación de una de las más hermosas obras sinfónicas de Bruckner. Una interpretación llena de pasión, brillante, monumental, encantadora e incandescente, de verdad.

Bruckner sigue siendo Bruckner, una verdadero artista de la obra sinfónica y Karajan...un genio, sencillamente un genio.

Busto de Herbert von Karajan
Wiener Staatsoper


Bruckner
Sinfonía nº 5 
Herbert von Karajan
Orquesta Sinfónica de Viena
Grabación:
Directo, Viena, Musikverein Grosser Saal, 2 de octubre de 1954
Version de 1878 en Edición de Robert Haas de 1935, sin diferencias significativas respecto a la Edición Nowak de 1951