Páginas

sábado, 24 de enero de 2015

Bruckner. Sinfonía nº 7. Celibidache. Münchner Philharmoniker. Tokio. 18 de octubre de 1990.


Mis queridos amigos, no he podido resistir la tentación de dejar este precioso disco, es algo que me complace sobremanera y que debo agradecer a nuestro estimado blog amigo MetroGnome Music que disponía de esta preciosa ejecución de la Séptima de Bruckner procedente del concierto que se presenta en la grabación Sony para DVD/VHS (de la que no tengo posibilidades de pasar a formato audio). Muchísimas gracias querido y añorado Progress. Su labor fue enorme y les recomiendo encarecidamente lo visiten.

La grabación que hoy dejamos supone para mí la mayor y más excelsa de cuántas se han realizado de la Séptima Sinfonía de Bruckner.

Una interpretación irrepetible y creo insuperable. Una ejecución excepcional llena de una profundidad y una intensidad que sólo el maestro Celibidache era capaz de lograr en uno de sus días de inspiración (simplemente, por citar algunos ejemplos,  la audición del final del primer movimiento o el excelso golpe de platillos del segundo - posiblemente el golpe de platillos más intenso de todos - o las tubas wagnerianas del mismo o el mágico final del cuarto movimiento proporcionan un placer indescriptible).

Enorme y portentosa, mágica y sorprendente, sobrecogedora e imponente. Algo que no se puede describir con palabras recorre toda la ejecución de la obra, un algo íntimo, personalísimo, sobrehumano e inalcanzable. Un viaje increíble por un inmenso edificio espiritual elaborado de manera minuciosa sobre celestiales y mágicas notas, fraseos, sonidos, desarrollos, temas y espacios imaginarios que se presentan de manera inesperada y sorprendente.

Y a pesar de todo lo que se haya dicho esta Münchner Philharmoniker en manos del maestro rumano es un instrumento insuperable del que consigue un brillo, un timbre, un color, una intensidad únicos. Ni siquiera su alabada grabación con los músicos berlineses alcanza el grado de magia que esta interpretación posee. Cuerdas maravillosas, maderas portentosas, metales impactantes, profundos y serios, una percusión verdaderamente asombrosa y un conjunto empastado conducido a tempos imposibles para cualquier otro director, impulsados por un espíritu superior, un Celibidache conocedor de las enormes posibilidades del espacio sonoro y de los entresijos de esta imponente Séptima de Bruckner.

No tengo más palabras para dejar queridos amigos, Simplemente les aconsejo dos cositas. Primero escuchen esta joya, verdadero tesoro fonográfico y testimonio único de una obra y un director en momento de gracia. Segundo acudan a este enlace si quieren seguir disfrutando de otra verdadera perla musical: Celibidache, Cuarta Sinfonía, Münchner Philharmoniker.

Disfruten de esta joya. No se arrepentirán.



Bruckner
Sinfonía nº 7

Münchner Philharmoniker
Sergiu Celibidache

Grabación:
Tokyo, Suntory Hall, 18 de octubre de 1990
Versión Original de 1885. Edición de Leopold Nowak de 1954
Con Platillos, Triángulo y Timbal