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domingo, 28 de agosto de 2011

J. S. Bach. Conciertos para Piano y Orquesta nº 1 al nº 5 y nº 7. Glenn Gould. Leonard Bernstein. Vladimir Golschmann. Orquesta Sinfónica Columbia. 1957 al 1969.


Queridos amigos tras unos días apartado del blog por motivos de descanso, unas pequeñas vacaciones tras la primera semana de reincorporación al trabajo, volvemos para dejar esta entrada, creo que muy bella, dedicada al genial Gould y a su interpretación de los Conciertos para Piano de su amado Bach.

Es un disco para saborear, disfrutar y paladear. Un disco para poder relajarse e introducirse de pleno en un mundo de sensaciones placenteras y maravillosas. Sensibilidad, paz, sosiego, relajación, libertad emocional y sentimiento puro.

El Concierto para Piano nº 1 era una de las obras preferidas de Gould, un caballo de batalla en sus giras (poco numerosas) europeas donde lo interpretó en Rusia, Salzburgo, Berlín y Lucerna. Fue el concierto que acoplado al Concierto nº 2 de Beethoven formó el primer disco de conciertos grabado por Gould y presentado por la Columbia con el acompañamiento en la dirección de Bernstein y la Columbia Symphony Orchestra. 

Columbia estaba encantada con los resultados del disco y deseosa de realizar cuanto antes posible una integral de los mismos. El camino hacia la misma se retoma un año después en 1958 con un disco que reunió dos nuevas grabaciones de Gould: el Concierto nº 1 de Beethoven y el nº 5 de Bach. Pero llegados a este punto Gould se "aparta" del proyecto hasta el año 1967 en el que retoma las grabaciones de los conciertos de Bach.

En los comentarios del CD se intenta abordar este tema del retraso temporal en el proyecto y se abordan algunos aspectos que se pudieran considerar significativos.

Por un lado el propio Gould manifiesta que su intención fundamental era contar con la Filarmónica de New York para realizar las grabaciones. El propio Gould había comenzado a intervenir activamente, a principios de los años sesenta, en las grabaciones de sus discos en el aspecto técnico de las mezclas, las ediciones y las cuestiones propias de las sesiones de grabación. Y su meticulosidad con respecto a los resultados finales comenzaba a ser "legendaria". Las sesiones de grabación hubieran sido demasiado numerosas para que económicamente hubieran sido rentables y posibles. Sin embargo no parece ser este el motivo fundamental del retraso pues la Columbia hubiera podido conseguir lo necesario y lo que hubiera necesitado Gould para grabar cuanto y como quisiera. Era su estrella y eran sus orquestas.


La elección del director es otro punto que se aborda en los comentarios del disco. Vladimir Golschmann era uno de los directores preferidos de Gould y Golschmann apreciaba y deseaba trabajar junto a Gould. Era un maestro de sólida formación, un maestro además de tradición. Adoraba trabajar en estudio con Gould, su compenetración era perfecta y la meticulosidad de Gould no exacerbaba los ánimos del maestro Golschmann que siempre se encontraba dispuesto a matizar detalles, pulir imperfecciones y además a la hora de la creación musical facilitaba siempre seguir la dirección marcada por la idea musical de Gould. Su muerte en 1972 fue quizá uno de los motivos principales que impidieron culminar un proyecto que hubiera sido maravilloso. Gould no quiso, o no pudo, decidirse a contar con otro director para culminar el proyecto. Quedó pendiente grabar el Concierto nº 6 y realizar un nueva grabación estéreo del nº 1 previamente grabado con Bernstein (la idea de realizar a distancia y en partes separadas la grabación de este último junto a Karajan no se llevó finalmente a cabo).


Finalmente se aporta la idea global del concepto musical de Gould acerca de las obras concertantes para orquesta y piano. Poco a poco Gould se fue apartando de la participación en grabaciones de conciertos. No quería participar en "la competición piano-orquesta" que según sus ideas representaban los conciertos. Sus ideas puritanas que parten de su educación infantil y familiar posiblemente le ayudaron a su retirada definitiva de la vida pública. La lucha entre el placer del solista famoso y su moral particular que le impedía ser partícipe de esa actividad contraria a su concepción no se resolvió hasta su retirada. 

Amén de todas estas apreciaciones sobre el devenir de estas grabaciones, queda indicar que son una verdadera maravilla musical. Uno de los discos más bellos que he tenido el placer de escuchar.

Reconozco nuevamente que el piano de Gould me fascina. Me atrapó en su día con las Variaciones y fue una prisión permanente. No puedo entrar a valorar las diferencias técnicas, interpretativas o de forma con otros pianistas. No puedo y además no sabría hacerlo. Es más no me ha gustado nunca, y con los años menos, la comparativa o la valoración. Considero que cualquier artista tiene valor por el simple hecho de tener la capacidad de expresar algo a través de su arte. ¿Cómo voy a decir yo tal o cual cosa sobre la idea de una persona o la forma de expresarla? 

Gould tiene un algo que fascina o te desagrada. A mí, me fascina. Y uno de los ejemplos más bonitos de esa fascinación es este conjunto de conciertos de Bach que, preciosos ya por ellos mismos, se engalanan además con un piano poseedor de una sonoridad muy particular y se embellecen con el concepto musical de un gran artista. El Concierto nº 1 siempre me ha producido un placer indescriptible. El nº 3 es una verdadera maravilla. El nº 5 es de una profundidad espiritual enorme. En resumen todos ellos son obras de arte capaces de transformar tu ánimo y llegar a tu corazón de forma tan directa y sencilla que resulta extraordinario que se pueda lograr esa transformación sentimental y anímica con la escucha de esta música.

El piano resuena de forma permanente en tu cabeza, se introduce en ti de forma profunda, no deja de conmoverte, tus oídos están permanentemente maravillados por todos y cada uno de los sonidos que percibe. La belleza del conjunto orquestal es tan sublime como la del propio instrumento solista, no está de lado, está con él. Es mágica y emocionalmente única.

La sensibilidad de Gould en la interpretación de las obras me ha parecido siempre excepcional, fuera de lo común, maravillosa, íntima, profunda y verdaderamente sentida. En estos conciertos hay momentos en que la pulsación de muchas de las notas por los dedos de Gould desencadenan automáticamente en mí corazón un sentimiento tan profundo de emoción que hace aflorar en mis mejillas unas lagrimillas de alegría y de serenidad intensa e íntima que no puedo controlar. 

Les recomiendo encarecidamente su escucha. Se deleitarán con una música excepcionalmente bella en las manos de un verdadero genio de la interpretación del piano. Esencia pura de placer musical y de belleza. Expresión de arte sublime en la forma de una música maravillosa.


J. S. Bach
Conciertos para Piano nº 1, nº 2, nº 3, nº 4, nº 5 y nº 7 (BWV 1052-1056 y 1058)

Glenn Gould
Orquesta sinfónica Columbia
Vladimir Golschmann
Leonard Bernstein (nº 1)

Grabaciones: 
nº 1 - 30th Street Studio, New York City, 11 y 30 de abril de 1957
nº 2 - 30th Street Studio, New York City, 10 y 12 de febrero de 1969
nº 3 - 30th Street Studio, New York City, 2 de mayo de 1967
nº 4 - 30th Street Studio, New York City, 11 y 12 de febrero de 1969
nº 5 - 30th Street Studio, New York City, 1 de mayo de 1958
nº 7 - 30th Street Studio, New York City, 4 de mayo de 1967












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FLAC: 


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domingo, 21 de agosto de 2011

Enrique Granados. Danzas Españolas. Versión Orquestal de Rafael Ferrer. Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña. Salvador Brotons. 2000.


Queridos amigos, hace no muchos días, celebrando el aniversario del nacimiento del magnífico compositor español Enrique Granados, dejamos una maravillosa entrada de parte de su obra pianística entre la que destacaba las Doce Danzas Españolas interpretadas magistralmente por la exímia Alicia de Larrocha.

Sin pretender ser pesado, no he podido resistir la tentación de mostrar esta noche el precioso disco que dejamos. Una interpretación maravillosa de la buenísima adaptación orquestal de las Doce Danzas Españolas realizadas por Rafael Ferrer y que son traducidas bajo la maravillosa batuta de Salvador Brotons por los músicos de la Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña.


Las Doce Danzas Españolas, una de las músicas más populares de Granados, tienen una traducción hermosísima en esta aproximación orquestal, se mantienen sin amaneramientos regionalistas, se traslada la esencia de la música original de piano a las enormes posibilidades tímbricas y coloristas de la orquesta y sigue siendo una sencillamente música poética y viva. Sus orígenes pianísticos datan según las fuentes de su estancia en París y su vuelta a Barcelona cuando vieron la forma definitiva. Hablamos de un periodo de años entre 1883 y 1890. 


Obras con una inspiración en temas nacionales que no nacionalistas tienen amplia base en temas populares y una también amplia cobertura por un lenguaje romántico y europeo. Si bien muchos críticos no las consideran una gran obra, lo cierto y verdad es que su facil musicalidad, su expresividad directa y limpia, su elegancia y su magnífica finura y belleza las hacen piezas maravillosas de música.

El resumen más o menos aceptado de las danzas es el que sigue:

  • Danza I, dedicada a su esposa. Danza muy castiza y de aires de bolero.
  • Danza II, dedicada a Julián Martí, con un cierto aire exótico, arabesco.
  • Danza III, dedicada a Joaquín Vancells, con un tono semejante a las tonadillas.
  • Danza IV, villanesca, algo más tradicional, dedicada a T. Tasso padre de una alumna.
  • Danza V, dedicada a Alfredo García Fariá, mezcla estupenda de aire melancólico y sosegado.
  • Danza VI, dedicada a D. Murillo a modo de rondalla.
  • Danza VII, en homenaje a César Cui con un estilizado aire de jota.
  • Danza VIII, (Asturiana o Sardana) es de una rítmica preciosa.
  • Danza IX, preciosa, con un maravilloso juego rítmico.
  • Danza X, dedicada a la Infanta Doña Isabel de Borbón, con un precioso y lejano recuerdo a la guitarra.
  • Danza XI, oriental en sus aires.
  • Danza XII, con aires de bolero que cierra cíclicamente el conjunto de la composición.

La versión ofrecida por la estupenda Orquesta Sinfónica de Barcelona es excepcional. Con gran detalle en la interpretación de los diíciles matices de la música, no pierde un ápice de valor al compararla con la versión original del piano. Sencillamente es un placer su audición. La calidad de la música de Granados es tan alta que el disfrute de la misma está asegurado. Si además le añadimos la preciosa adaptación del profesor Ferrer que no "desencaja" las piezas ni les quita su orientación y espíritu pianístico, podemos disfrutar de una manera extraordinaria de una de las músicas más bellas, sencillas y directas al corazón que se hayan escrito. A todo ello contribuye una dirección precisa, fresca, minuciosa, intensa y profunda de Brotons.


Espero que así lo puedan apreciar. 
Merece muy mucho la pena disfrutar de este festín musical, de esta gran música que alegra el alma, los corazones y los sentidos.


Enrique Granados
Danzas Españolas
Versión Orquestal de Rafael Ferrer
Orquesta Sinfónica de Barcelona y Nacional de Cataluña
Salvador Brotons
Grabaciones: Centro Cultural de Sant Cugat del Vallés, Barcelona, 5 al 9 de septiembre de 2000





Visitar también Versión para Piano de Alicia de Larrocha aquí.

sábado, 20 de agosto de 2011

Schumann. Sinfonías nº 2 y nº 4. George Szell. Cleveland Orchestra. 1952. 1947.


Queridos amigos, dejamos esta noche otro disco maravilloso. Nueva aproximación del gran George Szell a su querido Schumann, interpretando dos de sus más queridas obras sinfónicas, las soberbias y excepcionales Sinfonías nº 2 y nº 4.

Para situarnos, estamos en la época de su primer año como Director Musical y Director Titular de la Cleveland Orchestra, en la temporada 1946/1947. Las exigencias casi fanáticas y disparatadas de Szell fueron aceptadas, al fin, por el Consejo de Administración de la Orquesta. Era la elección perfecta para volver a llevar a la Cleveland Orchestra a lo más alto del nivel musical americano y mundial. Era además una orquesta en la que Szell tenía el ojo puesto: un instrumento de calidad, con tradición y esencia, aunque "tenía un pero" y este era que necesitaba orden y disciplina. Habían pasado por años muy duros durante la Segunda Guerra Mundial, con numerosos cambios en la plantilla y llenos de un sinfín de ida y venidas de directores de medio nivel que no habían logrado mantener a la orquesta en lo más alto. También fue parte de la estrategia de Szell de "desequilibrar" a sus posibles adversarios, previos y futuros, que optaban al codiciado puesto. 

En estas circunstancias y temporalidad se desarrollan las grabaciones aquí presentadas, una de ellas justo en esa temporada y la otra pocos años después. Y con uno de sus compositores preferidos: Schumann.


El disco presenta una soberbia aproximación de Szell a una Sinfonía nº 4 particularmente estimada por el maestro. La grabación se realiza en los inicios de la época citada y con la nueva forma de trabajar de Szell con la orquesta. Sesiones preparatorias consistentes en ensayos extenuantes y repetitivos hasta alcanzar la perfección para la presentación en concierto y a continuación sesión de grabación. El método fue productivo en cantidad y en calidad. Gracias a él comenzó a forjarse la nueva leyenda de la Cleveland Orchestra, la más europea de las orquestas de Norteamérica. El disco presentado por Columbia en mono tuvo un éxito enorme. Posteriormente Szell grabaría en dos ocasiones más con Cleveland la obra, en ambas ocasiones en estéreo, concretamente en los años 1955 y 1960 (esta última fue la edición elegida para la famosísima Integral de EPIC-Columbia).

Esta primera aproximación de 1947 es una verdadera maravilla. Es notable como se aprecian muy pocas diferencias en el planteamiento de Szell si se compara con sus aproximaciones futuras. Precisión, sequedad que no frialdad, manejo excelente de las cuerdas de la orquesta, metales y maderas meticulosamente preparados y presentados, dinamismo absolutamente increíble, brillantez orquestal extraordinaria, tímbrica y colorido excepcionales, energía y vitalidad a flor de piel. La toma mono es de una calidad soberbia y se puede disfrutar de forma fantástica de una obra preciosa y maravillosamente interpretada.


Pasan unos años y concretamente en 1952, Szell decide llevar al disco otra de sus preferidas Sinfonías de Schumann: la Segunda. El registro se realiza de nuevo en mono para Columbia y resulta una grabación exquisita, brillante, hermosísima, plena de vitalidad, musicalidad, hermosura, ternura, belleza, fuerza, impulso y energía. 

Con un manejo extraordinario de todos los atriles y de todo el conjunto orquestal logra una intensísima interpretación de esta bella Segunda Sinfonía. Llena de matices sabiamente expuestos a la luz, destaca el calor humano de la obra, su combinación perfecta de fuego y calma, su turbulencia anímica perfectamente puesta de manifiesto sin que llegue a arremolinarse en nuestros oídos, sus temperamentos cambiantes finamente desarrollados y matizados. Todo ello logrado además con un rigor orquestal sin par, con una orquesta sensacional en su respuesta individual y de conjunto, de una sonoridad bellísima, compactada, muy equilibrada, contenida y lanzada según la necesidad del espíritu musical de Schumann. Una verdadera maravilla de interpretación.


Les dejo con todo el cariño este precioso disco del gran Szell, con la bellísima música de Schumann. Un disco fuente de belleza musical y ejemplo maravilloso de cómo un músico que veneraba a otro músico se entrega a la música del segundo para recrearla con amor, pasión y belleza. Que lo disfruten.


Schumann
Sinfonías nº 2 y nº 4
George Szell
Cleveland Orchestra
Grabaciones: 
Sinfonía nº 2, 28 de noviembre de 1952
Sinfonía nº 4, 26 de noviembre de 1947
Severance Hall, Cleveland, Ohio










viernes, 19 de agosto de 2011

Tchaikovsky. Sinfonía nº 4. Celibidache. Münchner Philharmoniker. 1988.


Queridos amigos, dejamos esta noche una pequeña joya musical del maestro Celibidache. Una aproximación en vivo y extraordinaria a la bellísima Sinfonía nº 4 de Tchaikovsky.

La música de Tchaikovsky siempre ha sido plato de buen gusto para el genio de Celibidache. Quizá, al menos desde mi punto de vista, sus últimas aproximaciones recogidas en la Edición Oficial de EMI pecan de un exceso de "pesadez" o dicho de otra manera, los tempos del último Celibidache que tan excepcionalmente se armonizan con la música de Bruckner o  incluso Brahms o Beethoven, resultan algo menos adaptados a la música de Tchaikovsky. Esto no quiere decir que esas interpretaciones recogidas en EMI no sean maravillas sonoras, pero para mi gusto no encajan tan bien, como otras, con la elección de la dinámica y el ritmo que les impone Celi.

Esta primera entrega de varios conciertos en vivo de Celibidache interpretando a Tchaikovsky tienen algo más de frescura, de dinamismo, de vida interna, de intensidad dramática y emotiva. Y mantienen el altísimo nivel de la Münchner Philharmoniker tanto en su belleza sonora, en su calidad técnica y en su perfecta conjunción con la visión musical del maestro rumano. 


Se percibe de inmediato la nobleza, la intensidad, la pasión, el dramatismo, la emoción y la profundidad de la música. El manejo del total de la orquesta es asombroso, detalladado, sublime en sus dinámicas, excepcional en la agrupación de cuerdas, sensacionales, riquísimo en el colorido, perfecto en las dinámicas y en los timbres y coloridos. Una verdadera maravilla de aproximación a una música extraordinariamente viva, exultante, de impaciente serenidad.

Ya indicábamos en anteriores entradas dedicadas a esta obra que en la época compositiva de la Cuarta Sinfonía, de 1877 a 1878, el compositor atravesaba una grave crisis emocional y nerviosa a consecuencia de un matrimonio forzado como si fuera una obligación moral. A la par descubre una vía compositiva absolutamente libre y ansiada por él mismo gracias a la generosidad económica y al apoyo anímico de su mecenas Nadejda von Meck. A ella dedicó la obra estrenada públicamente en Moscú el 22 de febrero de 1878 bajo la dirección de N. Rubinstein. Que la obra refleje en su recorrido los diversos estados anímicos del compositor, pasados y presentes y sus anhelos futuros no es nada extraño.


Lo maravilloso, que no extraño, es la sensacional forma de reflejar la música de esta genial obra que tiene Celibidache. Es de una grandeza inconmensurable, de una altura soberbia, de una calidad musical enorme. No sólo percibimos belleza sonora sino que asistimos a un devenir maravilloso de la obra, llevado con un firme pulso nada vacilante pero muy bien modulado, en un juego de maestría en el arte de "conducir" la música hacia el destino deseado. Absolutamente soberbio.

Espero que disfruten de este hermosísimo y singular disco. Es una verdadera joya musical, un regalo para los sentidos, la pasión, el corazón y el alma.


Tchaikovsky
Sinfonía nº 4

Celibidache
Münchner Philharmoniker

Munich, 1988, (posiblemente la fecha exacta es 30 de septiembre de 1988)
(En la carátula de contenido que va en el archivo la fecha es errónea y tiene además algunos fallos de edición ya que consultada la discografía, la correcta es la modificada y aquí presentada en esta entrada, 30 de septiembre de 1988)







Visitar también la Sinfonía nº 5 del mismo CD aquí.
Visitar el Concierto para Piano nº 1 con Barenboim aquí.


jueves, 18 de agosto de 2011

Richard Strauss. Obras Orquestales I. Also sprach Zarathustra. Till Eulenspiegels. Don Juan. Salomé, Danza de los Siete Velos. Karajan. 1973. 1972.


Queridos amigos, retornado ya de unas cortitas vacaciones en el precioso pueblo de nacimiento de mi mujer, Alcalá de los Gazules en Cádiz (recomendable su visita por su belleza, historia y gastronomía), dejamos esta noche un primer disco con las aproximaciones a las obras orquestales de Richard Strauss realizadas por el maestro Karajan y su Filarmónica de Berlín para la DG.

Los discos que iremos dejando son una muestra maravillosa de, por un lado, la excepcional y brilantísima música de Strauss y por otro de la maravillosa comprensión y traducción que de la misma realiza el maestro Karajan.


Comenzamos la entrega con el disco que contiene quizá sus obras más populares y brillantes en lo musical. Las obras Also sprach Zarathustra, Till Eulenspiegels, Don Juan y Salomé, Danza de los Siete Velos, son una maravillosa muestra del arte orquestal de Strauss, de su maravilloso equilibrio dinámico, de su intensidad  y belleza sonora, de su magnífica forma de concentrar el soberbio esplendor orquestal y su suntuoso espectáculo sonoro.

Karajan, junto con Kempe, Böhm, Celibidache, Krauss y Furtwängler, es el director que con más capacidad y visión ha traducido las partituras de Strauss. Cada uno a su manera y con orquestas de mayor o menor nivel (Celibidache, por ejemplo) han traducido las partituras orquestales con una finura y un arte soberbio.

Karajan sentía un amor enorme por las obras orquestales y operísticas de Strauss y un respeto enorme por la figura del gran maestro como compositor y como director. Y con el mismo respeto y admiración se enfrentaba a la traducción de su música.

Una aproximación cargada de opulencia sin desmanes (que tantas veces se le ha recriminado al maestro Karajan), plena de brillantez sonora, espectacular y limpia, con una capacidad enorme y fenomenal de mantener la dinámica de la música y de controlar finísimamente las bellas transiciones de la música de Strauss. 

Lleva la orquesta a su máxima brillantez y esplendor, con unas culminaciones fantásticas, crecientes y elaboradas desde sus inicios hasta su fin. El sonido es no sólo espectacular, es bello, es fino, es delicado, es extraído de una comprensión perfecta del sentido de las partituras y de la música que está recreando.

Su Zarathustra no es una simple demostración de belleza orquestal, es una música con su historia propia y su sentido, sentido que se traduce musicalmente con una belleza  sensibilidad extraordinarias. El violín de Michel Schwalbé increíblemente preciso y bellísimo.

Till Eulenspiegels, es una maravilla de obra sinfónica, un perfecto cuadro pictórico de aventuras finamente trasladadas a sonidos musicales bellísimos quizá muy cercanos en su sentido al propio humor de Karajan.

Don Juan, una de las obras preferidas de Karajan, tiene una traducción soberbia, excepcional, brillantísima, orquestalmente perfecta y emocionalmente conmovedora. 

Y Salomé, con su Danza de los Siete Velos, una deliciosa partitura musical dinámica, intensa, brillante y bella.


Les dejo con este hermosísimo disco, un ejemplo perfecto del arte directorial de Karajan, de la belleza e impresionante técnica de la Filarmónica de Berlín. Un disco nada frío, nada rígido. Un disco para disfrutar de la enormemente bella y emocionalmente intensa música de Strauss en unas traducciones fantásticas e intensísimas.


Strauss
Obras Orquestales I
Karajan
Orquesta Filarmónica de Berlín
Also sprach Zarathustra, grabada en enero y marzo de 1973
Till Eulenspiegels, Don Juan, Salomé, Danza de los Siete Velos, grabados en diciembre de 1972 y enero de 1973
Grabaciones en la Jesus-Christus-Kirche de Berlín













Visitar también:









sábado, 13 de agosto de 2011

Tchaikovsky. Obras para Violonchelo y Orquesta. Ensemble Instrumental Música Viva. Nicolai Alexeiev. Alexander Rudin. 1997.


Queridos amigos. Esta noche quiero dejar un disco que considero francamente bello. Las obras para violonchelo y orquesta del genial Tchaikovsky, en unos casos obras originales para la combinación citada y en otros preciosas adaptaciones de otras piezas del compositor. Un disco para calmar el alma, un disco de belleza musical soberbia.

Es disco no tiene desperdicio. Seguramente existen mejores interpretaciones, realizadas por grandes virtuosos y grandes formaciones orquestales. Pero este disco realizado por los músicos del Ensamble Instrumental Música Viva dirigidos por Nicolai Alexeiev y Alexander Rudin y con el precioso violonchelo de Rudin te desplaza a un mundo de sensaciones maravillosas y todos ellos consiguen traducir la bellísima música de Tchaikovsky de una forma extraordinariamente cálida, fácil y directa al corazón.


Nicolai Alexeiev

En algunos momentos el Ensemble Instrumental Música Viva quizá no suene tan compactado o perfecto como las grandes formaciones orquestales, pero el alma de la música sí logra ser transmitida y lo hace de una forma sencillamente preciosa. Quizá donde más se note esa pequeña falta de compactación es en la Serenata para Cuerdas, obra maravillosa pero de muy delicada aproximación para extraer toda su belleza. Y no quiero decir con esto, Dios me libre, que suene mal, ni mucho menos, es tan sólo una sensación auditiva. Su aproximación y calidad expresiva es de lo más bello que sobre esta obra se hay dicho recientemente.


Ensemble Instrumental Música Viva

Las piezas adaptadas son sencillamente geniales, de una pulcritud extraordinaria, una entrega y una sensibilidad interpretativa de un altísimo nivel.

El violonchelo de Rudin suena siempre maravilloso, cálido, sedoso, profundo. De gran técnica no deja de lado el carácter emocional de la música de Tchaikovsky. 

Realmente es un gran intérprete.  Con una gran dinámica en su interpretación, logra transmitir el valor de la música, su valor humano y sentimental. En las Variaciones, presentadas en su forma original sin las modificaciones realizadas por Wilhelm Fitzenhagen, el chelista destinatario de la obra, Rudin se nos muestra como un músico de técnica soberbia, muy intenso, expresivo, rico y refinado. Está realmente soberbio en las Variaciones y en los dos Andante cantabile, siendo sencillamente bonito y delicadísimo el derivado del op. 66. El Nocturno es una delicia de música; sublime belleza y sonoridad en una pieza breve con una emoción concentrada enorme. En todas ellas Rudin se nos muestra preciosista, detallista, cálido, sensual y de sonido cautivador. 


Alexander Rudin, violonchelo

La maravillosa y genial música de la Serenata para Cuerdas, a pesar de los detalles antes comentados, resulta de una audición muy placentera y bella. Destaca por su ritmo y su tempo, ágiles sin ser rápidos pero quizá un poquito más vivos de a lo que, al menos yo, estoy acostumbrado a escuchar. No quita esto que una vez el oído coge su ritmo, el placer musical obtenido es extraordinario. Música expresiva, bellísima, delicada, vivaz, hermosa, muy emotiva y enormemente armoniosa. Intensa interpretación de las cuerdas con hermosísimos y preciosos pizzicatos es de destacar, quizá, el intento de una aproximación mas relajada y vivaraz a esta música.


Alexander Rudin, director

En resumen un disco para disfrutar del conjunto de la música de Tchaikovsky para el violonchelo y la orquesta, para admirar la musicalidad y belleza de este genial compositor, uno de los verdaderamente grandes. Un músico con alma y cuya alma está en su música. Un bonito CD para relajarse y gozar.

Tomo unos días de vacaciones y espero volver el martes. Que disfruten de este soberbio y motivo disco.


Tchaikovsky
Obras para violonchelo y Orquesta
Ensemble Instrumental Música Viva

Directores:
Nicolai Alexeiev (1-5)
Alexander Rudin (6-9)

Alexander Rudin, chelo (1-5)

Grabación
febrero de 1997, Mosfilm Studios, Moscú










jueves, 11 de agosto de 2011

Liszt. Conciertos para Piano. Sonata en si menor. Kondrashin. Richter. Orquesta Sinfónica de Londres. 1961. 1966.


Queridos amigos, esta tarde dejamos un precioso y bello disco con las aproximaciones de dos grandes maestros a la obra pianística de Liszt. Un ejemplo maravilloso de la interpretación de sus dos Conciertos para Piano y una soberbia aproximación a la hermosísima Sonata en si menor del compositor húngaro. 

Las aproximaciones que realizan Kondrashin y Richter a los dos conciertos para piano son sencillamente extraordinarias. La maravillosa ejecución orquestal que Kondrashin logra de la Sinfónica de Londres es increíble (las grabaciones están realizadas en días posteriores a sus ejecuciones en directo). 

El acompañamiento respetuoso al precioso, enérgico y brillante piano es inigualable. La energía orquestal está sabiamente dosificada y es capaz de pasar del arrebato a la más tierna dulzura así sea necesario, sin dejar de lado el maravilloso virtuosismo que tienen los maestros londinenses en sus correspondientes intervenciones. Una dirección verdaderamente espectacular y sabia para acompañar a un piano increíblemente bello, de una magistral técnica y de un colorido, tímbrica y ejecución soberbia.


El Concierto para Piano nº 1 fue terminado en el año 1849 y estrenado el 17 de febrero de 1855 con el compositor al piano y Berlioz en la dirección estando dedicado al excepcional pianista y compositor Henry Litolff. Sinceramente creo que se trata de un Concierto maravilloso, de gran dificultad y de enorme brillantez. Hay un desarrollo excepcional de las partes constitutivas del mismo con un piano siempre presente, hermosísimo, bellísimo, rico, tímbrico y sonoro que se arropa por una orquesta que tanto en su participación colectiva como en la individual dan presencia al piano y se erigen en parte principal de la construcción de la obra. Es un concierto vivo, intenso, brillante, enérgico, con un desarrollo precioso, un colorido instrumental soberbio, una instrumentación increíblemente bella y un piano sencillamente extraordinario.

El Concierto para Piano nº 2 fue compuesto en varios momentos de la vida de Liszt adquiriendo su forma final en 1861. Fue dedicado a su alumno Hans von Bronsart (uno de sus preferidos) que fue además el autor del estreno en Weimar y bajo la dirección del propio Liszt el 7 de enero de 1857. El concierto es un ejemplo bellísimo de la perfecta técnica de las variaciones y transformaciones temáticas de Liszt. Se concibe como una obra única en un sólo movimiento desarrollado en seis secciones a través de las citadas, y hermosas, transformaciones que realiza el compositor. Está orquestado de forma magistral para una orquesta de amplios efectivos y el resultado final es una preciosa conjunción de energía, musicalidad, variedad y belleza sin par.


La maravillosa Sonata en si menor de Liszt es una obra de difícil escucha. Compleja y maravillosa, es una de las grandes cumbres del piano. Fue compuesta entre 1852 y 1853 e interpretada en público por primera vez el 27 de enero de 1857 en Berlín, por el alumno de Liszt , Hans von Bülow. Estaba dedicada a Robert Schumann. Su acogida fue variada, desde la admiración de Wagner hasta el menosprecio de Hanslick, las malas críticas de Brahms y de alguna que otra prensa alemana.

Elaborada a partir de pequeños motivos musicales insertos en una enorme estructura global, cada uno de ellos se va desarrollando de forma magistral a través de variaciones y transformaciones increíbles que pueden hacer que un mismo motivo trágico y amenazante se transforme en una bellísima música suave y melódica como la más bella melodía que se pueda escuchar. Y todo ello engastado en la global macroestructura de la obra.

Su escucha, al menos para mí, es complicada. Sin embargo cuando logras dejarte llevar por la música en sí misma te vas desplazando por un universo sonoro en el que poco a poco, y con cada audición más, vas descubriendo pasajes increíbles, momentos únicos de pura belleza musical, detalles ocultos que de pronto ven la luz en tu mente y tu corazón. Vas descubriendo poco a poco la estructura global de la obra y encajas piezas y fragmentos hasta lograr ver toda la belleza en su globalidad. Y no sólo ya admiras la pura belleza sonora de un piano increíblemente bello y difícil sino que logras ver toda la plenitud de la obra, su espacialidad, su estructura global y su excepcional encadenamiento. Acabas disfrutando de su difícil encanto, tanto en las diferentes partes como de la pintura final.


En esta interpretación en vivo del gran Richter podrán saborear todas las delicias de la Sonata en si menor, podrán gozar de la técnica sublime de uno de los más grandes pianistas del mundo, de su sublime musicalidad, de su profundidad expresiva, de su energía y de su delicada sutileza. Una verdadera maravilla de interpretación. Realmente excepcional.



Liszt 
conciertos para Piano nº 1 y nº 2
Sont en si menor

Kondrashin
Richter
Orquesta Sinfónica de Londres

Grabaciones:
Conciertos: 19 al 21 de julio de 1961, Londres
Sonata: 21 de noviembre de 1966, Livorno, directo













Mp3

FLAC