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domingo, 22 de enero de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 4. Klemperer. Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. 1966.


Queridos amigos, nada mejor en estos tiempos un poquillo revueltos que la maravillosa y apaciguadora música de Anton Bruckner. Y en esta ocasión de la mano de uno de los directores de la Vieja Guardia del Tesoro. Klemperer frente a los soberbios músicos de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera.

Hermosísima música desde ese inicio, etéreo y espacioso, con la llamada de la trompa sobre esos preciosos trémolos de las cuerdas, hasta su final, impactante y colofón de un desarrollo bellísimo lleno de melodías francamente agradables que vuelve a ser coronado por esas trompas sensacionales. Quizá una de las más "fáciles" obras de Bruckner en cuanto a su acercamiento inicial. Una obra que resplandece por su belleza y por su poderosos crescendos y tuttis nada cargados ni acelerados, con excepcionales y sutiles diálogos de vientos y cuerdas que resultan hermosísimos y de una sensibilidad a flor de piel. Las intervenciones de las violas, violonchelos y violines no tienen desperdicio y resultan extraordinariamente bellas, como ejemplo claro de ello está el  precioso segundo movimiento, con un inicio que sencillamente te transforma nada más lo escuchas y que una vez finaliza quedas absolutamente conmovido por su energía contenida y su enorme poder de emocionar. El Scherzo de la obra es una mágica construcción con una preciosa mezcla de dinamismo, solemnidad, alegría y danzabilidad. Bellísimas combinaciones de trompas, maderas y cuerdas en un acumulativo movimiento de energía y un fondo de serenidad musical y espiritual sencillamente conmovedor. El movimiento final es la apoteosis de la obra, el resumen de todo el desarrollo previo de la misma. La intensidad, la contundencia formal y sonora, la grandeza, la emotividad y la belleza instrumental lo salpican una y otra vez has ta llegar a su conclusión grandiosa y hermosísima.

La obra fue compuesta en 1874 y revisada por Bruckner en 1878 y 1880 con cambios en el Scherzo y en el Final. Con esas modificaciones su estreno el 20 de febrero de 1881 en Viena bajo la dirección de Hans Richter fue un extraordinario éxito. Gran parte de aquel éxito se indica fue debido a los cambios del Scherzo en el que se blanceaba de forma mágica la serenidad de las cuerdas con la magia de las trompas. El final se engrandece y se hace quizá más poderoso e impactante sin perder un equilibrio que lo mantiene sublime con la serenidad y el lirismo. Su conclusión resulta de una belleza extraordinaria, la orquesta en pleno concluye con el precioso tema de trompa inicial en una impactante muestra de armonía y esplendor sonoro y musical. Hay diferentes intentos de atribuir un programa a la obra basados en algunas notas escritas por el propio Bruckner pero es justo decir que sinceramente no lo necesita para disfrutar de la misma. Que intente escenificar la caza, la caballería medieval, los castillos o los Romances Medievales, musicalmente no tiene importancia. La belleza de la música es tal que permite a cada uno que pueda soñar y crear su propio universo histórico y emocional de la misma conforme avanza en la escucha de la obra.


Klemperer fue uno de los primeros músicos emigrados por motivo de la Segunda Guerra Mundial que retomó sus actividades en su Alemania natal. En 1946 ofrece un concierto con la Orquesta de la Radio de Baden-Baden. En los ensayos dice una de las más hermosas frases que podían decirse en aquellos años: "...intento con esta presencia cerrar las heridas de este periodo horrible. Pienso que la Música es uno de los más apropiados medios para ello. Espero que consideren mi presencia aquí con ese espíritu".

Años después y tras algún que otro encontronazo con diversas autoridades (Klemperer anduvo más de una vez dándose de bruces con más de un inútil) renunciaría a la nacionalidad americana para solicitar de nuevo la alemana aunque fijando su residencia en Suiza. Sus conciertos en Alemania eran tenidos por verdaderas joyas y acontecimientos de excepción.

En esta etapa uno de sus más afortunados encuentros y una de las más felices asociaciones fue con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, la orquesta de Jochum. Una orquesta con la que la empatía existía y con la que logró interpretaciones excepcionales. Una de ellas es precisamente esta interpretación aquí recogida. La musicalidad, bellísima, de la orquesta bávara se acompaña de una dirección brillante, emotiva, dinámica y sutil de un Klemperer que deja fluir la música de Bruckner de los atriles bávaros de una forma maravillosa. Una interpretación poderosa, conmovedora y preciosa.

Klemperer interpreta en esta grabación la versión de1886 (básicamente la de1878/80 con levísimos retoques en el final) y en la Edición de Leopold Nowak de 1953.


Espero que disfruten de esta hermosísima música y de esta increíble interpretación de Klemperer. Un Klemperer dinámico, vital, intenso, profundo y con enorme capacidad de impulsión hacia el hermoso deseo de la belleza.


Bruckner
Sinfonía nº 4
Klemperer.
Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera.
Grabación: Herkulessaal, München, 1 de abril de 1966, grabación en directo
Versión de1886 (1878/80) y Edición de Leopold Nowak de 1953
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