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sábado, 29 de junio de 2013

Schubert. Sinfonías nº 8 y nº 9. Szell. Cleveland Orchestra. 1960. 1957. La Belleza de lo Inacabado y lo Grande. Homenaje a El Cuervo.


Queridos hace unos días en unos comentarios de una entrada anterior nuestro querido amigo Jose nos traía a la memoria el recuerdo de nuestro estimado y recordado Cuervo López. Un 27 de junio de hace tres años nos abandonaba una de las personas que más me impulso a iniciar esta aventura y que más consolidó mi amor por la música de Mahler y mi comprensión general, y creo que de muchos más, del significado enorme de la Música.

Un significado que, me perdonarán por el inciso, en los ensayos y en la interpretación que he tenido el placer de escuchar a la Orquesta de los Conservatorios Macarena-Nerva, en la que participan mis hijos junto a un grupo de excepcionales chavales y padres del Coro, en el concierto que ayer celebraron en su sede habitual del verano, Cortes de la Frontera, se puso plenamente de manifiesto. Es su quinto año pero este ha sido especial. El valor del amor, del cariño, de la comprensión de la emoción transforma la música en algo único. Cuando sonaban las guitarras en Brave no pude menos que recordarte y recordar su fondo humano.

En su honor quisiera dejar este hermoso disco pleno de música celestial, hermosísima y de un valor emocional sin par.

Por Cuervo, en su memoria, para su disfrute y para que siempre pueda seguir gozando allá del placer de la belleza de unos sonidos que amaba.

No te olvidamos querido amigo. Te marchaste con una gran tarea inacabada pero que siempre tendrá el sello de lo grande.

Que disfruten de esta música y tengan un minutito para la memoria de nuestro amigo.


Schubert
Sinfonías nº 8 y nº 9
George Szell
Cleveland Orchestra
Grabaciones:

Sinfonía nº 8, Inacabada, Cleveland, Severance Hall, 12 y 19 de marzo de 1960
Sinfonía nº 9, La Grande, Cleveland, Severance Hall, 1 de noviembre de 1957












miércoles, 26 de junio de 2013

Bartók. Música para Cuerdas, Percusión y Celesta. Divertimento. Dos Retratos. Ferenc Fricsay. RIAS-Symphonie-Orchester Berlín. 1953. 1953. 1952.


Queridos amigos, en la noche de hoy dejamos un disco sensacional. Musica del gran Béla Bartók en las manos de ese gran director y verdadero amante de su música, Ferenc Fricsay.

Creía que este disco ya lo había dejado en Sentidos pero me he dado cuenta que desafortunadamente no ha sido así. Nunca es tarde si la dicha es buena y creo que la dicha es en este caso lo suficientemente buena para perdonar este tremendo olvido. 

Y es que la asociación Bartók-Fricsay como lo es la de Mozart-Fricsay es lo suficientemente significativa como para intuir que estamos ante una de esas conjunciones musicales absolutamente imprescindibles de conocer. 

Fricsay era persona de altos ideales, de una concepción humanística del mundo y de su tarea y por extensión de la música y siempre noble en sus pensamientos y actuaciones era capaz de entender la Música como algo universal en la que todo tenía cabida y una razón de ser, desde lo más simple o popular a lo más complejo o serio. En él tenia lugar un verdadero milagro en lo referente a la expresividad musical y a la vitalidad que de ella emana. Todos los aspectos eran tratados con el mismo valor, la profundidad del pensamiento, las intencionalidades extra-musicales, la gracia de la danza, la alegría y el humor, el sarcasmo y la ironía, la dureza y el dolor y en el campo más directamente técnico el rigor constructivo y formal así como la diversidad y la sorpresa de la improvisación y la libertad de expresión.


En Fricsay la maravilla se hacia realidad en la música de Mozart y en la de Bartók, en otros muchos más también pero quizá en ellos dos de forma mucho más evidente.En sus músicas llenas de una fortísima solidez estructural formal Fricsay era capaz de sacar a relucir todos los detalles que en esa composición en su fondo expresivo y temático estaban presentes. Y lo hacía con una sencillez realmente pasmosa, por su habilidad técnica, su conocimiento de la música de estos dos compositores, su profunda pasión por ellos y por sus ideas musicales, su facilidad de sacar a relucir el precioso mensaje humano de sus composiciones. 

Es una delicia escuchar la forma tan bella, sencilla y directa de expresar en "sus" interpretaciones la fuerza y los valores de la música escrita; es maravilloso transitar con él por los bellos sonidos de Mozart y los complejos ritmos y estructuras de Bartók. Un viaje que te traslada a un mundo de sensaciones que pocos directores han sabido ofrecer.


La Música para Cuerdas, Percusión y Celesta compuesta por encargo de Paul Sacher en 1936 para celebrar el décimo aniversario de su Orquesta de Cámara, la Orquesta de Cámara de Bâle (Basilea), es un ejemplo maravilloso de la forma tan genial de Fricsay de llevar la precisión y exactitud interpretativa de manera que su resultado sea una expresividad sorprendente, esa precisión realmente genial en su primer movimiento con esa fuga dividida y con esas cuerdas separadas en el espacio tan seriamente puesta de manifiesto que corta el aliento por su intensidad. Como lo hace la enorme energía rítmica de su segundo movimiento con ese espíritu formal casi beethoveniano y como también lo hace la sonoridad espacial e irreal del movimiento lento y el final arrebatador y lleno de belleza y sentido con la espectacularidad de la expresión de sentido a través del ritmo de danzas tan sencillamente genial que elabora Bartók. Su estreno tuvo lugar en Basilea el 21 de enero de 1937 por la Orquesta de Cámara de Basilea dirigida por el propio Sacher y se convierte es una de las más geniales partituras del siglo XX.

El Divertimento para Orquesta de Cuerdas de Bartók fue compuesta en 1939 también por encargo de Paul Sacher que para esta ocasión solicitaba una obra más sencilla que la Música para Cuerdas. La obra se escribe para una orquesta de cuerdas que Bartók mantiene en secciones divididas. No compone un típico divertimento musical propio del pasado aunque mantiene algunas de sus principales premisas formales como la alternancia de los tuttis y el concertino aunque remarca de forma mas intensa el ritmo sincopado de la danza al que Fricsay dota ademas de una particular tensión emocional. Como tensión e intensidad confiere a ese segundo movimiento realmente duro, lleno de desesperación y tristeza, de lucha y dolor que solo se relaja en el desarrollo del tercer movimiento donde con sabias variaciones y fragmentos de los movimientos previos Bartok construye un pasaje lleno de esperanza y de confianza en el destino de la humanidad. En toda la composición el precioso juego de las diferentes voces orquestales es absolutamente magistral.


El disco que dejamos se completa con dos piezas de un Bartók juvenil, los Dos Retratos de 1907 a 1911. Un primer movimiento plasmado por Fricsay con una vital alegría y jovialidad y un segundo movimiento Grotesque expresado en términos opuestos pleno de contrastes violentos e intensos repetidos. Dos extremos que según palabras de un crítico serían comparables a decir: demasiado bello para ser real, primer retrato, y demasiado real para ser bello, segundo retrato. En ambos casos una magistral música plena de contrastes, fuerza y energía. Un preludio de la forma de entender la música de Bartók.

Queridos amigos espero que disfruten de este maravilloso disco, que se deleiten con su belleza, que saboreen las esencias de la dirección fresca y directa de Fricsay y que gocen del maravilloso trabajo y exquisita sonoridad de esa maravilla de orquesta que fue "su" RIAS-Symphonie-Orchester Berlín.


Bartók
Música para Cuerdas Percusión y Celesta
Divertimento
Dos Retratos

Ferenc Fricsay
RIAS-Symphonie-Orchester Berlín

Grabaciones:
Berlín, Jesus-Christus-Kirche
Música para Cuerdas, Percusión y Celesta, junio de 1953 
Divertimento, abril de 1953 
Dos Retratos, junio de 1952 







domingo, 23 de junio de 2013

Martinu. Integral Sinfónica. Václav Neumann. Orquesta Filarmónica Checa. La Obra de un un Soñador. 1976. 1977. 1978.


Queridos amigos me gustaría dejar esta mañana este precioso estuche de discos dedicados a la obra sinfónica de uno de los mayores genios musicales del siglo XX, el compositor checo (bohemio de nacimiento) Bohuslav Martinů (en adelante Martinu). Un músico verdaderamente genial y maravilloso, lleno de sorpresas, con un estilo peculiar y personalísimo y realmente agradable de conocer. Y lo hacemos dejando las grabaciones realmente asombrosas y llenas de fuerza, una de las máximas cumbres alcanzadas en la fonografía de la musica sinfónica de Martinu, del gran director Neumann al frente de la siempre fenomenal Orquesta Filarmónica Checa. Ingredientes de calidad que, suele ser la norma, dan un resultado sencillamente asombroso.

Descubrí la música de Martinu de forma totalmente casual. Un sencillo disco de Naxos de esos que sueles comprar por "probar". Quedé fascinado de la vitalidad, variedad, imaginación, frescura y belleza de su música. Con los años pude escuchar algún concierto a la ROSS lo que no hizo sino aumentar mi cariño por la música del compositor checo una música que me sigue maravillando en cada escucha de sus discos y particularmente de los dedicados a su obra sinfónica.

Martinu nace en el pequeño pueblo de Polička, Bohemia, actualmente en la República Checa, sintiendo desde pequeñito una atracción especial hacia la música y los sonidos en general (particularmente por las campanas, cosas de los avatares del destino por su nacimiento, crianza y profesión paterna). Se puede decir que fue un músico de formación autodidacta destacando en la práctica del violín y llegando a ser atril de dicho instrumento en la Filarmónica Checa recibiendo una gran parte de su formación inicial más "académica" de la mano de Josef Suk músico que le anima a seguir con sus estudios formales y a intentar consolidar su propio estilo musical al igual que más adelante haría otra de las grandes influencias de Martinu, el músico francés Albert Roussel durante la estancia de nuestro compositor en París. En la capital gala, Martinu consolida su estilo con influencias de las nuevas tendencias en la música, el jazz, el neoclasicismo y el surrealismo y desarrollando de manera libre su espíritu musical ansioso de expansión, de libertad, de explorar. Las influencias del propio Roussel se suman a las recibidas por Bartok, Prokofiev y Stravinsky sin dejar de lado las fuentes musicales de su origen natal, la música de su tierra que sigue presente en la mente de nuestro compositor.

Martinu tiene que abandonar París a consecuencia de la II Guerra Mundial y emprender una nueva vida mas allá del charco, en los EEUU. Allí se gesta el nacimiento de su producción sinfónica en un periodo que se extiende entre 1942 a 1953. Fueron años duros para Martinu, años de soledad y lejanía de su tierra natal, de dificultades económicas y personales, de tristeza interior y complicada vivencia personal. El ciclo sinfónico de Martinu puede decirse que es un reflejo de su vivencia personal en esta etapa de su vida desarrollada en los EEUU, marcado por sus luces y sombras, sus alegrías y penas. Para una figura de la musica americana como Copland, la presencia en EEUU de Martinu así como la de otros compositores de su generación fue una punto de enorme transcendencia para el desarrollo de los músicos locales norteamericanos, un impacto profundo para el devenir y la formación musical de esos jóvenes compositores que vieron en ellos figuras de enorme valor humano y profesional y de los que recibieron una influencia del todo transcendental.


La Sinfonía nº 1 de Martinu fue el resultado del encargo de esa gran figura de la vida musical americana que fue Serge Koussevitzky y fue dedicada (así se lo solicitó en carta personal a Martinu) a la esposa del director, Natalie Koussevitzky. Estamos ante una obra sinfónica compuesta a los 51 años (¡os suena Brahms!), una obra que no podemos catalogar de obra de madurez pese a ello sino de obra inicial, primeriza, pero llena de valor formal y emocional. Una obra amplia, romántica, serna y trágica a la par, marcada de reseñas formales a los eventos recientes vividos por el compositor a su llega a los EEUU y de recuerdos de lo dejado atrás, su patria, una Europa devastada, el caos, el terror y la lejanía. La obra se estrenó en Cambridge el 12 de noviembre de 1942 por la Orquesta Sinfónica de Boston bajo la batuta de Koussevitzky. Para músicos de la talla del propio Koussevitzky o de Charles Munch se trata de una obra excepcional.


La Sinfonía nº 2 de Martinu es de un carácter mucho mas intimista y una extensión menor. Casi una obra de cámara con reflejos marcados del carácter de la musica bohemia, sencillamente bella y llena de paz y serenidad, de alegría y calma. Una obra que sorprende por su sencilla manera de atraparte en su belleza y paz, de emocionarte y de hacerte sentir el puro placer de las cosas simplemente bonitas. Fue el resultado del encargo de la comunidad checa residente en Cleveland para celebrar la independencia de la patria checoslovaca y fue estrenada el 28 de octubre de 1943 por la Orquesta de Cleveland bajo la batuta de Erich Leinsdorf.


La Sinfonía nº 3 es el resultado del propio deseo del compositor de rendir homenaje a la Sinfónica de Boston y a su director Serge Koussevitzky. Es una obra de un estilo formalmente clásico, de tono trágico y de carácter severo. Dotada de enorme fuerza emocional y de un espíritu de determinación y lucha, de imposición al destino. Fue estrenada por sus destinatarios, la Orquesta Sinfónica de Boston y Koussevitzky el 12 y 13 de octubre de 1945 en Boston.


La Sinfonía nº 4 destaca por una mágica capacidad de atracción hacia una música sinfónica de concepción moderna y llena de felicidad y vitalidad. Es quizá la más vitalista de las obras sinfónicas de nuestro autor, hecho derivado posiblemente de la alegría de la paz y del fin de las penalidades de la guerra acontecidos durante el desarrollo de la composición, y fue estrenada por la Orquesta de Filadelfia bajo la dirección del maestro Ormandy en la Academia de Música de Filadelfia el 30 de noviembre de 1945. Es una obra en la que el carácter melódico de la música tradicional bohemia es muy marcado recordando la tradición sinfónica de Smetana y Dvorak.


La Sinfonía nº 5, mi preferida, fue compuesta para la Orquesta Filarmónica Checa con ocasión del Festival de la Primavera de Praga. Su estreno norteamericano corrió de la mano del maestro Ansermet. Representa quizá la más representativa de la imaginación de Martinu, de su espíritu innovador y de su espíritu de libertad componiendo una obra casi concertante, bellísima, de enorme ritmo y fuerza motora con sus ritmos combinados y sus tempos lentos y rápidos casi obstinados que producen una sensación de energía inacabable. La obra fue estrenada por Rafael Kubelik en Praga con la Filarmónica Checa a sus órdenes el 28 de mayo de 1947.


Tras la composición de  la Quinta Sinfonía, Martinu sufrió una caída desde un segundo piso, que le privó temporalmente del oído y le produjo pérdidas de memoria ademas se sumió en una depresión profunda y duradera. Jamás regresó a su patria donde le aguardaba un puesto como profesor del Conservatorio de Praga.

Nos tenemos que ir al año 1953 para ver una nueva obra sinfónica del maestro Martinu, una obra que definitivamente asienta para siempre el nombre del mismo entre lo más grandes del siglo XX. Son las Fantasías Sinfónicas bautizadas posteriormente como Sinfonía nº 6. La obra está dedicada al director Charles Munch con motivo del 75 aniversario de la Orquesta Sinfónica de Boston siendo el propio Munch, uno de los mayores admiradores de la música de Martinu, quien la estrenase en Boston el 7 de enero de 1955. Es una obra que choca con las anteriores composiciones del maestro por sus llamativos contrastes, su inquietante dramatismo, su colorido vívido, su torrencial impulso motor sin violencia sino con progresividad, su gradación de intensidad creciente y asombrosa hasta ese coral final deslumbrante la hacen realmente maravillosa. Un magnífico punto final a una tarea monumental y realmente soberbia en el plano de la composición sinfónica del maestro checo.


Y finalizamos este breve recorrido por la obra sinfónica de Martinu con una simple recomendación: disfruten de la belleza de esta música. Es realmente sorprendente, agradable, diversa, emotiva, realista, llena de mensaje y de vida. 

La interpretación ofrecida por Neumann y la portentosa Filarmónica Checa es deslumbrante, mágica, perfecta en su ejecución y llena de emotividad. Única e irrepetible. Maestro y orquesta son unos consumados intérpretes de una música que aman y que llevan en su alma, en su tradición.


Si me permiten quisiera dedicar de manera especial esta entrada a un grupo de personas amantes de la musica en general, de la cultura, plenos de humanidad y calidad personal y muy en particular a nuestro amigo Quinoff. Va por ellos y por él. ¡Que disfrutéis del chico de las campanas!

Martinu
Integral Sinfónica

Václav Neumann
Orquesta Filarmónica Checa

Grabaciones en Praga, Casa de los Artistas, Sala Dvorak

Sinfonía nº 1, del 8 al 15 de febrero de 1977
Sinfonía nº 2, del 17 al 22 de marzo de 1977
Sinfonía nº 3, del 14 al 18 de octubre de 1977
Sinfonía nº 4, del 23 al 26 de agosto de 1977
Sinfonía nº 5, del 26 al 29 de septiembre de 1978
Sinfonía nº 6, del 9 al 14 de enero de 1976












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jueves, 20 de junio de 2013

Celebrando el Día de la Música. Scriabin. El Poema del Éxtasis. Concierto para Piano. Prometeo, El Poema del Fuego. Pierre Boulez. Coro y Orquesta Sinfónica de Chicago. 1995. 1996. 1996.


Queridos amigos, anticipándonos unos minutos al día de mañana, 21 de junio de 2013, Día de la Música, me gustaría compartir este hermosísimo disco grabado por Pierre Boulez con el simple objetivo de festejarlo.

Corren malos tiempos en general para el arte musical con tanto recorte que está afectando seriamente a muchas instituciones musicales de España e imagino que del resto del mundo. Pero no debemos rendirnos, todo lo contrario, debemos darle todo su valor como forma esencial de educación, diversión, arte, cultura e historia viva de la humanidad y siempre, siempre como un verdadero tesoro de felicidad, alegría, sensaciones y emociones que nos sigue permitiendo que nuestra vida sea un poquito mejor.

Y este disco nos puede aportar verdaderos momentos de placer y de emociones absolutamente impresionantes e increíblemente intensas. La música de Scriabin o te llena o te disgusta de forma tan simple como lo dicho, o sí o no es para ti.

Pero aparte de ello no debemos perder la oportunidad de al menos disfrutar de una audición, aunque sólo sea una, de su música y este disco ofrece esa oportunidad de la mano de algunas de sus obras más impactantes y asequibles al oído (entendiendo siempre que es una música enormemente compleja) junto con sus composiciones para piano. Y además con el valor añadido de la dirección de un verdadero maestro en ellas, Pierre Boulez, que en esta su aproximación más moderna para el sello amarillo nos deja un impactante ejercicio de maestría en la dirección orquestal, una dirección pulida por la edad y algo más alejada de sus radicales planteamientos de los 60 y 70. Si en aquellos tiempos sus ejecuciones con New York resultaban rompedoras, en estas aproximaciones con la enorme y soberbia Orquesta de Chicago y la inestimable colaboración del pianista Anatol Ugorski nos deja sin aliento.


Su concepción de la obra de Scriabin es versátil dejándonos la belleza de la pluriforme música de Prometeo junto con la increíble fuerza del Concierto para Piano en su enfatizado romanticismo no exento de fascinante movimiento, ritmo y color y sin olvidar la apabullante energía, voluptuosidad, majestuosidad e intensidad sin parangón del Poema del Éxtasis, obra realmente majestuosa.

Un disco absolutamente recomendable para disfrutar de la pura belleza musical y sonora. Luego se podrán trasladar las sensaciones a variopintas ideas filosóficas o pseudofilosóficas. Eso ya queda para los verdaderos expertos en esas cuestiones. Los que no llegamos a tanto, simplemente nos deleitamos el sentido del oído y el corazón con una música maravillosa, imponente, superior y mágica, verdaderamente mágica.

Que disfruten del Día de la Música y que gocen de este verdadero festival sonoro y sensual que es la música de Scriabin.

Un fuerte abrazo a todos.


Scriabin 

El Poema del Éxtasis
Concierto para Piano y Orquesta
Prometeo. El poema del Fuego

Pierre Boulez
Anatol Ugorski, piano
Chicago Symphony Chorus (Duain Wolfe, director)
Orquesta Sinfónica de Chicago

Grabaciones:

El Poema del Éxtasis, Chicago, Medinah Temple, noviembre de 1995
Concierto para Piano y Orquesta y Prometeo, El poema del Fuego, Chicago, Orchestra Hall, diciembre de 1996










domingo, 16 de junio de 2013

Grieg. Peer Gynt, Música Incidental. Danza Sinfónica Op. 64 nº 2. Obertura de Concierto "En Otoño". Vieja Canción Noruega y Variaciones. Sir Thomas Beecham. Royal Philharmonic Orchestra. 1956-1957. 1959. 1955. 1955.


Queridos amigos un día como el de ayer se celebraba el cumpleaños del gran compositor noruego Edvard Grieg nacido un 15 de junio del año 1843 en la ciudad de Bergen. Reconozco que a pesar de tener muchísima música de Grieg hasta el presente he sido incapaz de saborearla al completo. Es una labor enorme aunque cada vez que la escucho en cualquiera de sus piezas, fundamentalmente el pieno, me proporciona grandes recompensas. Con el tiempo iremos descubriendo algunas de sus maravillas pianísticas, obras realmente increíbles, llenas de belleza, musicalidad y sentimiento.


En este pequeño homenaje que queremos dar a Grieg dejamos uno de los disco más hermosos que se hayan grabado nunca. El maestro Beecham realiza una interpretación de una selección de piezas de la música incidental de Peer Gynt (la selección de Beecham comprende las habituales piezas de las dos suites más la Marcha Nupcial y la Canción de Solveig) aderezándolas con las partes corales y solista de soprano, una maravillosa Ilse Hollweg que canta como los ángeles, y de esa manera les de da un valor añadido a las habituales interpretaciones de las suites nº 1 y nº 2 de Peer Gynt con sus ocho piezas normales.


Realmente conmovedora la interpretación de estas piezas, plenas de sensualidad, de misterio, de brumosa luz y de mágica sonoridad. Un encantador paseo musical por unas piezas preciosas de la mano de un señor director que las dota de alma y vida permitiendo una escucha que despierta nuestros habituados oídos a otro mundo sonoro fresco, delicado, lleno de detalles y sutilezas. Repito realmente maravillosas las actuaciones corales y de la soprano sin dejar de lado a una formidable Royal Philharmonic Orchestra de una época dorada.

El disco se acompaña de tres obras más de Grieg, obras que nos muestran un compositor con grandes recursos orquestales y una capacidad innata para la belleza musical.


La Obertura de Concierto "En Otoño" es una pieza preparada por Grieg para su presentación en los Festivales de Música de Birmingham de 1888. Obra de grandes miras, electrizante y nerviosa y a la par llena de una calma conquistadora por su serenidad y belleza.

Unos diez años después Grieg elaboraba sus Danzas Sinfónicas inspiradas en las melodías y danzas noruegas. De ellas el maestro Beecham nos ofrece la segunda, pieza por la que siempre sintió especial predilección. Se trata de una obra rica en su orquestación y colorido musical, plena de vigor y de poesía y finísima en su orquestación y en su capacidad de transmitir una simple belleza sonora que llega de inmediato al corazón.

La Vieja Canción Noruega y Variaciones es hoy en día una obra poco interpretada y era una desconocida en la época en la que el maestro Beecham la daba a conocer allá por los años cincuenta del pasado siglo XX. Las Variaciones se compusieron inicialmente para dos pianos sobre un tema ya previamente tratado por Grieg en sus Seis Balladas Montañesas. Posteriormente fueron reorquestadas a lo largo de varios años consiguiendo finalmente una partitura llena de brillo y de magia, de poder seductor y de un colorido arrebatadoramente embriagador.

Estoy convencido de que van a disfrutar de este hermosísimo disco grabado además de una forma extraordinaria. Una pequeña joyita musical.


Grieg
Peer Gynt, Música Incidental
Danza Sinfónica Op. 64 nº 2
Obertura de Concierto "En Otoño"
Vieja Canción Noruega y Variaciones
Sir Thomas Beecham
Ilse Hollweg soprano (pistas 7 y 10)
Beecham Choral Society (pistas 3 y 6), director Denis Vaughan
Royal Philharmonic Orchestra
Grabaciones:
Londres, Abbey Road Studio nº 1
Peer Gynt, Música Incidental, 5, 18, 19 y 21 de noviembre de 1956 y 1 de abril de 1957
Danza Sinfónica Op. 64 nº 2, 23 de noviembre de 1959
Obertura de Concierto "En Otoño", 17 de noviembre de 1955
Vieja Canción Noruega y Variaciones, 17 al 19 y 21 de noviembre de 1955 y 15 de diciembre de 1955











domingo, 9 de junio de 2013

Bruckner. Sinfonía nº 4. Günter Wand. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1998.


Mis queridos amigos retornamos a uno de los compositores que en más alta estima tenemos de forma general en este espacio. Nuestro bien querido y amado Bruckner.

Y lo hacemos con un disco fenomenal, un disco que recoge la interpretación de los concierto en vivo realizados por Günter Wand con la Filarmónica de Berlín a principios del año 1998.

En ocasiones anteriores ya hemos dejado testimonio de esta serie de grabaciones especiales que realizó el maestro Wand con los músicos berlineses, grabaciones todas ellas que se pueden considerar verdaderas joyas de interpretación, de entendimiento, de comunión maestro-obra, de madurez, de brillantez orquestal y de verdadero arte en el tratamiento de una partitura.

El caso de esta noche no deja de ser menos. Es una interpretación de altura, de enorme altura, con un manejo sabio y precioso de los diversos grupos orquestales de Bruckner y de sus temas. No al nivel tan minucioso como Celibidache pero realmente bien desarrollado y elaborado acompañándose de una orquesta realmente increíble, de sonoridad compacta, poderosa y a la par delicada y matizada en los pasajes más densos de la escritura bruckneriana. Un verdadera joya por técnica, sonido, interpretación y belleza.


Esta hermosa Sinfonía nº 4  que por su impresión global de esa atmósfera bucólica casi campestre fue llamada Romántica y que en las sucesivas revisiones el mismo Bruckner fue olvidando las primeras ideas que asociaba a cada uno de los movimientos, teniendo siempre presente que nunca fue concebida como una obra programática o basada en imágenes concretas sino en simples impresiones. 

Un primer movimiento marcado por ese bellísimo tema de la trompa que es uno de los movimientos más bellos compuestos por el maestro es expuesto de forma soberbia por Wand y desarrollado de forma rítmica impulsiva, enérgica y poderosa hasta finalizarlo de manera sublime retomando en la coda el ema de la trompa junto con el resto de temas que previamente se habían ensamblado en el desarrollo del movimiento.

Su segundo movimiento en forma casi de una marcha fúnebre realmente preciosa en los instrumentos de cuerdas es una bellísima demostración del manejo del grupo de cuerdas que realiza nuestro amado Bruckner salpicado de bellísimos toques de maderas, metales y timbales que finalizan en un decrecimiento en unas cuerdas en pizzicato mágicas.

Su tercer movimiento, quizá el más conocido de la obra, es un movimiento rápido, un scherzo vital con grandes contrastes de tiempo y dominado por las bellísimas llamadas de las trompas salpicadas en su unión temática con pinceladas mágicas de maderas y cuerdas y unas puntualizaciones magistrales de las flautas y los clarinetes. 

La obra se finaliza en un cuarto movimiento de una belleza mágica y demostración de una verdadera artesanía en su elaboración por el maestro Bruckner en el que sus largos crescendi toman sentido más allá de simples sonidos atronadores, sus explosiones dramáticas son perfecto complemento de las mismas y se usan de forma magistral los temas precedentes de la sinfonía. Una combinación en forma y momento bellísima de los instrumentos de madera y cuerdas acompañando a unos trombones sorprendentes que tras una desaparición suave se van encadenando como verdaderos eslabones de esa forma constructiva bruckneriana tan marcada en su origen organístico, un encadenamiento de temas con un paralelo aumento en recursos instrumentales e intensidad, las maderas, los metales, las cuerdas y el conjunto orquestal finalizando en una conclusión final realmente apoteósica, de dimensiones místicas y triunfales.

Y todo esto, queridos amigos, puesto en vida de forma magistral por Wand y los berlineses, con tempo justo, con marcaje exacto, con sensibilidad humana, con belleza sonora y exposición de estructuras soberbia. Un verdadero placer y un festín de música bruckneriana realmente digno de saborear.

Espero de corazón que así sea.



Bruckner
Sinfonía nº 4
Günter Wand
Orquesta Filarmónica de Berlín
Grabaciones de 30 y 31 de enero y 1 de febrero de 1998
Versión de 1881 (basada en las revisiones de 1878/80)
Edición de Robert Haas de 1936





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sábado, 8 de junio de 2013

Stravinsky. El Pájaro de Fuego, Suite 1919. La Consagración de la Primavera. Lorin Maazel. Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. 1999. 1998.


Queridos amigos seguimos, despacito y con buena letra, con las tareas propias de un espacio dedicado a los sentimientos derivados de la audición de la música que no son otras que intentar proporcionar esa música que los haga emocionarse y vivir intensamente las pasiones que puede desatar.

En esta noche, algo cansado ya pero feliz por la evolución de los acontecimientos personales, algo tarde en fecha ya para celebrar al maestro Stravinsky y el estreno de su Consagración, me gustaría compartir con todos ustedes un disco verdaderamente hermoso, Un par de grabaciones que nos dejan muestra realmente maravillosa del arte directorial de uno de los mayores genios de la dirección musical del pasado y presente siglo, una de las batutas dotadas de mayor técnica, un director de capacidades auditivas prodigiosas, con una memoria fotográfica realmente sorprendente, un director dotado de recursos como pocos tienen y capaz de lo mejor y de lo peor. Todavía se recuerda aquí en Sevilla su realmente decepcionante intervención con ocasión de la Expo 92 cuando poco antes ofrecía el mismo repertorio en los países de centroeuropa con un nivel insuperable.

Ese director es mi muy querido y admirado Lorin Maazel, un Maazel que me hizo descubrir un Sibelius realmente precioso, que me proporcionó algunas de las sensaciones mahlerianas más intensas en sus grabaciones con New York y un Maazel, jamás lo olvidaremos Inma y yo, que nos proporcionó el mejor Día de Año Nuevo con un concierto en la Musikverein Grosser Saal recién casados y que disfrutamos como verdaderos chiquillos.


Y en este disco quizá se muestre la parte más bella de Maazel, esa parte pletórica de habilidad técnica, ese lado rico en expresividad, esa mente lúcida capaz de exponer las complejas armonías y los endiablados ritmos de Stravinsky como pocos han podido lograr (Ansermet, Bernstein, Monteux, Markevich, Haitink o Karajan). 

Maazel nos descubre una verdadera joya de la belleza plástica musical en la Suite del Pájaro de Fuego, soberbia, encantadora, embelesadora, intensa, creciente en su dinámica y estructura sonora. Maravillosa en el juego orquestal, delicadísimo y matizado hasta extremos insospechados. Realmente conmovedora, descriptiva, de sonoridades riquísimas y de un colorido impulso orquestal vivo en su desarrollo final. Realmente maravillosa como maravillosa resulta también ese instrumento orquestal prodigioso que es la Orquesta de Baviera, simplemente sensacional.


Y en la Consagración nos encontramos con un Maazel portentoso, habilidoso manejador del impulso vital casi orgiástico de la partitura, un Maazel que "saca brillo" a las hermosas maderas y metales bávaros, que juega con la energía poderosa de la percusión y la belleza incontestable de las cuerdas, un Maazel que maneja el tempo, el ritmo, la melodía y los motivos instrumentales de una manera sorprendente y brillante logrando uno de los finales más enérgicos y bellos en su construcción y desarrollo que haya escuchado.

Espero queridos amigos que aunque un poquito tarde disfruten de este pequeño homenaje a la música del gran Stravinsky y a la magia de Maazel. Saboreen unas partituras plenas de vitalidad, melodismo, ritmo, colorido, fogosidad y fuerza. Una música sorprendentemente extraña en su día y maravillosamente viva a fecha de hoy. Saboreen la forma de Maazel que tiene de traducir en experiencia viva las palabras del propio compositor: "No basta con oír la música; es necesario verla." Vean con él el maravilloso universo sonoro de Satravinsky. Disfrutarán.


Stravinsky
El Pájaro de Fuego, Suite versión de 1919
La Consagración de la Primavera
Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera
Lorin Maazel
Grabaciones:
El Pájaro de Fuego, München, Herkulessaal der Residenz, 17 y 18 de junio de 1999
La Consagración, München, Philharmonie im Gasteig, 2 y 3 de abril de 1998