Poco después de iniciada la escritura de esta entada, fallecía un gran ser humano, Severiano Ballesteros. Quiero dedicar esta música a Seve. De todo corazón y con el máximo de los respetos. Dedicada a alguien excepcional.
Severiano Ballesteros. Descansa en paz.
Queridos amigos, penúltimo disco de la serie de grabaciones realizadas por Furtwängler para EMI de las grandes obras sinfónicas de Brahms. En esta ocasión esa maravillosa y monumental obra, llena de espiritualidad y profundidad sentimental, que es el Réquiem Alemán.
El Réquiem fue iniciado por Brahms en el año 1861 realizando la tarea fundamental y la finalización del mismo a partir del año 1866, coincidiendo con la muerte de su madre y de su querido y estimado Schumann. La obra se aleja en sus intenciones de lo que es una composición puramente sacra como misa de difuntos y de las connotaciones litúrgicas. De igual forma su fundamento es más luterano que católico eludiendo en sus textos las citas habituales de las misas católicas de réquiem a un Dios que castiga, a la vida eterna, al juicio final, etc. Se coloca más en un punto medio entre oratorio y cantata con un profundo mensaje de optimismo, de esperanza, de compasión y de misericordia; una profundísima reflexión sobre la vida y la muerte usando textos bíblicos para ello y que fueron elegidos por el propio compositor a partir de las traducciones luteranas del Antiguo y Nuevo Testamento. Es una visión ligeramente diferente de la tradicional católica y se enfoca más en el dolor y los lamentos de aquellos cuyos seres queridos se han ido, que en la relación entre el destino y la muerte.
La obra tuvo un primer estreno parcial, interpretándose los tres rimeros movimientos, en Viena (con repetidos fallos del timbalista que según algunos dicen eran intencionados al ser partidario de Wagner) el 1 de diciembre de 1867 dirigido por Johann Herberck. Un segundo estreno, parcial también con seis movimientos, tuvo lugar el Viernes Santo, 10 de abril de 1868, en la Catedral de Bremen dirigido por el propio Brahms y alcanzando gran éxito. Su estreno como obra completa con los siete movimientos finales tuvo lugar en Leipzig, con la Orquesta y Coro de la Gewandhaus y Carl Reinecke en la dirección, el 18 de febrero de 1869 y se corroboró el éxito anteriormente obtenido.
Si bien, como antes indicaba, la obra de Brahms se aleja de lo tradicional en un Réquiem en el seno del catolicismo, es indudable que el fondo de la misma está pleno de esperanza y fe en un más allá de bienestar y gloria en el Señor. Se aleja de los matices pesimistas propios de las misas de difuntos habituales para ahondar más en la esperanza de un futuro en Dios.
Toda la obra es una verdadera maravilla musical. El reflejo de los sentimientos a través de la música es maravilloso; desde un inicio genial y sublime con la aceptación de la muerte con dolor pero con esperanza pasando a través de los diferentes movimientos por episodios de dolor profundo, tragedia, petición de amparo y comprensión, aceptación de la muerte con la esperanza de consuelo y anhelo de la felicidad deseada y fe en la nueva vida hasta llegar a ese final hermosísimo de paz y serenidad increíblemente retratada por Brahms, toda la obra está repleta de un melodismo sencillamente soberbio, emotivo e intensamente sosegador. Transmite paz, benevolencia, humanidad, serenidad y amor por todos y cada uno de sus costados. Es simplemente un placer poder escuchar una música tan maravillosa.
Textos
Furtwängler dirige en esta interpretación a la maravillosa Orquesta Filarmónica de Estocolmo. No es una de las rutilantes orquestas que se consideran hoy pero en aquellos años de postguerra era un instrumento maravilloso. La toma de sonido, si bien tiene algunas carencias y ese típico frito de los discos antiguos resulta más que suficiente para apreciar la calidez humana de la interpretación ofrecida y de la preciosa y emotiva dirección que realiza Futwängler.
Kerstin Lindberg-Torlind como soprano y Bernhard Sönnerstedt como barítono están sencillamente maravillosos, con una canto que surge de lo más profundo del alma y con una calidez enorme en sus intervenciones. Quizá le falte a ambos un poco de belleza vocal y en algunos puntos se hecha de menos a una Grümmer o a un Dieskau pero rápidamente olvidas tus propios prejuicios y tus costumbres auditivas (¡qué caprichoso y comodón es nuestro oído)! y si te dejas llevar al momento histórico del concierto sus actuaciones resultan conmovedoras y perfectas, bellísimas.
Kerstin Lindberg-Torlind
Bernhard Sönnerstedt
Les dejo para su disfrute este hermosísimo disco. Una nueva muestra de la visión de la obra de Brahms por el maestro Furtwängler. Una visión maravillososa y sencillamente humana del momento musical. Ojalá disfruten de ella. Merece la pena escucharla.
Brahms
Ein deutches Requiem/Un Réquiem Alemán
Wilhelm Furtwängler
Orquesta y Coro Filarmónicos de Estocolmo
Kerstin Lindberg-Torlind, soprano
Bernhard Sönnerstedt, barítono
Grabación: en vivo el 19 de noviembre de 1948, Konserthus, Estocolmo
Mp3
FLAC
Textos