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lunes, 18 de julio de 2011

Música Norteamericana I. Copland. Barber. Schuman. Bernstein. Leonard Bernstein. Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. 1982.


Queridos amigos, dejamos esta tarde un bonito disco con algunas obras musicales populares de compositores norteamericanos tales como Copland, Barber, Schuman y Bernstein.

Las grabaciones son realizadas por DG y Bernstein dirigiendo a una fantástica Orquesta Filarmónica de Los Ángeles. Un disco que muestra la parte más popular de los citados compositores con la preciosa suite Primavera en los Apalaches de Copland (una obra que contiene uno de los pasajes más bellos y emotivos jamás compuestos), el ampliamente conocido Adagio de Barber y dos oberturas festivas de Schuman y el propio Bernstein.

La Primavera en los Apalaches de Copland fue compuesta inicialmente como música para ballet dedicada a la coreógrafa y bailarina Martha Graham (una enamorada de la música de Copland y verdadera impulsora de la misma) en una distribución para 13 instrumentos terminada en México en 1943, aunque habitualmente se ha interpretado como suite orquestal cuya composición es un poco posterior, en 1945. 


Describe la vida y la celebración de los pioneros americanos en las colinas de Pennsylvania; es un regalo y un homenaje a los hombres y mujeres que supieron extender su presencia y afianzar su voluntad a través de su forma de ser, de vivir y de pensar. Los verdaderos héroes norteamericanos del siglo XIX (y quizá un reflejo también de la situación de muchos músicos norteamericanos contemporáneos de Copland y su lucha por hacerse reconocer y afianzar su lenguaje y su valor).

Copland no tenía problemas en la elaboración de música para ballet pues ya en años anteriores había compuesto música para varios como Grogh (“Un ballet de vampiros” de 1922); Hear Ye! Hear Ye!, ballet en un acto de 1934; Billy the Kid (1938) escrito para el Ballet Caravan de Lincoln Kirstein y Rodeo (1942) para Agnes de Mille. Sus formas compositivas y sus interioridades eran bien dominadas por Copland.

El estreno de Primavera en los Apalaches en su versión de ballet fue el punto final de un festival en honor de Elizabeth Sprague Coolidge (la comisionadora de la obra a través de su fundación dentro de la Biblioteca del Congreso) en su cumpleaños número ochenta y como continuación de tres días previos del Décimo Festival de Música de Cámara en la Biblioteca del Congreso (30 de octubre de 1944). La obra alcanzó un éxito enorme, ganó el Pulitzer, la crítica y el público auparon a Copland a lo más alto y se reconoció la fantástica capacidad compositiva en los más variados estilos que era capaz de manejar Copland. 


La Suite Sinfónica finalizada en el año 1945 se compone de ocho partes que se ejecutan sin interrupción: muy lentamente, rápido, moderato, muy rápido, aún más rápido, muy lentamente, tranquilo y fluyendo libremente y moderato. El estreno de la Suite orquestal de la Primavera en los Apalaches tuvo lugar el 4 de octubre de 1945 dirigida por Arthur Rodzinski y la Filarmónica de Nueva York. Pocos días después fue interpretada por la Sinfónica de Boston y algo más tarde el discípulo de Copland, Leonard Bernstein, la estrenó en Europa (Londres) en 1946 mostrando hacia el autor una admiración sin par por la belleza de la música y los logros compositivos la misma, por su fantástica muestra de serenidad, calma, paz y armonía.

La obra es sencillamente una belleza musical, una de las músicas más bonitas, sencillas, armoniosas, tranquilas, serenas y preciosas que se hayan compuesto. Un logro sencillamente genial de tranquilidad y serenidad mezclado en parte con algo de tristeza. Los resultados finales no pueden sino dejarte sencillamente emocionado y con un estado de paz interior difícil de describir. La obra tuvo un impacto muy significativo sobre la generación de músicos norteamericanos contemporáneos de Copland y sobre las futuras generaciones.


La Obertura para un Festival Americano de William Schuman fue una obra compuesta con el fin de estrenarse en 1939 en New York con motivo de un festival musical dedicado a la música americana. La entrada al público se aseguraba gratuita y la orquesta encargada sería la Orquesta Sinfónica de Boston. Finalmente no pudo ser tal y como estaba planeado ya que por motivos sindicales no se permitió a la citada formación su intervención (no estaban sindicados) y fue la ciudad de Boston la que, montando su propio festival, aseguró el estreno de la obra de Schuman con Koussevitzky en la dirección. 


Obra fresca y dinámica basada en principio en unas breves notas de una canción popular de los barrios de la infancia de Schumann, es un ejemplo precioso de dinamismo, desarrollo musical precioso, fugas, variaciones, síncopas y otras artes musicales algo ajenas al simple populismo musical. Una preciosidad con un marcado acento en los metales, unas maderas francamente bellas y unas cuerdas sencillamente impresionante. Una bellísima obra de un gran músico que gracias a su hermana abandonó los estudios de la Escuela de Negocios por los de música y que fue una de las grandes figuras musicales e institucionales de Norteamérica.

El famoso Adagio de Barber sigue siendo a pesar de sus numerosísimas interpretaciones y versiones una de las obras más bonitas, melodiosas y sencillamente emotivas que se puedan escuchar. Su origen a partir de una demanda general realizada en octubre de 1937 por Toscanini para ampliar el repertorio de su Orquesta de la NBC es bien conocido. El director recibió dos obras de parte de Barber, la transcripción orquestal para cuerdas del segundo movimiento de su cuarteto Op. 11 y el primer Essay para Orquesta. Fueron devueltas a Barber en la primavera de 1938 sin comentario alguno. Algunos meses más tarde retenidas en la memoria de Toscanini fueron estrenadas ante un reducido grupo de invitados al estudio de grabación de la radio el 5 de noviembre de 1938 y transmitida vía radiofónica. 

Desde su estreno se ha convertido en una obra emblemática en diversas ceremonias para personalidades amén de formar parte de numerosas escenas del cine (impresionante su sentido y oportunidad en Platoon o en la fenomenal y sensacional El Hombre Elefante de David Lynch) y ser la música interpretada por Bernstein y la Filarmónica de New York para conmemorar el fallecimiento del propio Barber (curiosidades de la vida entendiendo la evidente poca empatía personal que manifestaron en vida).


Finalmente la maravillosa y sensacional Obertura Candide del propio Bernstein, obertura de la ópera que en general y a pesar de sus varias adaptaciones y revisiones no alcanzó un éxito pleno. La obertura fue estrenada en concierto de la Filarmónica de Nueva York al año del fallido estreno de la ópera completa, concretamente el 26 de enero de 1957. Chispeante y enérgica, la Obertura se inicia con una fanfarria que se escucha otras tres veces en la pieza y que muestra a modo de resumen la frenética actividad de la obra. 

La Obertura Candide se ha paseado por los atriles de la mayor parte de las orquestas pero es la Filarmónica de New York la que guarda una especial relación de cariño y afecto con ella. Se interpretó sin director en el podio en un concierto a la memoria de Bernstein, fallecido en 1990, y desde entonces se ha convertido en una tradición de la Filarmónica que, siempre sin director en el podio, la ha tocado en no menos de 20 ocasiones en estos últimos años. Un precioso homenaje a quien fue uno de sus máximos valedores nacionales e internacionales. 



Espero que disfruten sin más de la preciosa y bonita música recogida en este precioso disco. 
Un disco con unas interpretaciones francamente soberbias de Lenny, preciosistas, detalladas, frescas, emotivas, ricas en matices, coloridas y que se ven acompañadas por una Filarmónica de Los Ángeles entregada al maestro, preciosista, muy fina, perfecta en su ejecución instrumental y con una sonoridad bellísima.

Espero en breve continuar con música semejante de grandes compositores norteamericanos.


Música Norteamericana

Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de Los Ángeles
Copland, Primavera en los Apalaches
Barber, Adagio
Schuman, American Festival Overture
Bernstein, Candide Overture
Grabación, San Francisco, Davies Symphony Hall, 24 de julio de 1982










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