Queridos amigos completamos hoy una tarea que había quedado pendiente desde hace ya varios meses. El CD triple con las grabaciones de las Sinfonías nº 4, nº 5 y este hermosísimo Concierto para Piano de Tchaikovsky en las manos de dos verdaderos genios de la música: Celibidache y Barenboim.
Aprovechamos la ocasión para actualizar las entradas correspondientes a las grabaciones de las sinfonías y dejar así completo este trabajo. Verdaderamente merece la pena.
Si han tenido la oportunidad de escuchar las dos sinfonías referidas habrán podido degustar una verdadera ambrosía musical. Si lo hacen ahora estoy convencido que les va a encantar.
A este triple disco siempre le he tenido un cariño especial y concretamente muy especial a esta grabación en directo del hermoso y sublime Concierto para Piano nº 1. Es conocido de todos la verdadera admiración mutua que se tenían ambos músicos. Barenboim adoraba al maestro Celibidache por muchas razones, básicamente por su concepción del momento musical como expresión suprema del arte. Celibidache admiraba a Barenboim por su flexibilidad y su enorme capacidad de asimilar su visión musical sin olvidar que estaba ante el que quizá haya sido el más grande pianista que haya existido. Ambos trabajaban de forma fácil, compenetrados, con una visión única encaminada a la belleza de la interpretación del concierto. Sin tiranteces, sin rigidez, con vía libre para la expresividad y Barenboim tenía la capacidad musical, de pensamiento y humana para acompañar a la dirección de Celibidache, una dirección ya muy particular en sus últimos años. Y decir eso, es decir mucho. Pocos solistas se atrevían con el maestro es estos años en que su ralentización de tempos, su idea del concepto sonoro y espacial se estaba radicalizando. Muy pocos.
En el disco que dejamos hoy podrán apreciar lo que les indico. Un Barenboim pletórico, poderoso, fácil en su toque, técnicamente ejemplar, musicalmente espectacular. Y un Celibidache que aún adoptando unos tempos que nos pueden parecer amplios jamás deja caer la música en situación de tedio o aburrimiento. Es más logra impulsarla con una poderosa fuerza interior que parece emanar de un más allá musical revelado y en ese impulso no lleva de la mano al pianista, simplemente caminan juntos. Es una interpretación de dos que son una unidad.
Los detalles que Celibidache saca a relucir de la partitura tienen momentos mágicos, la forma en que aclara a la orquesta para potenciar al piano es antológica y más antológico es ese piano intenso, brillante, perfecto, delicado y poderoso a la par de Barenboim. Quizá no sea en una primera escucha uno de los más brillantes y llamativos que se hayan grabado pero su audición atenta y repetida te va haciendo admirar cada vez más el arte de estos dos músicos y cómo son capaces de transformar una obra archiconocida en una obra nueva. Sin demasiados alardes de virtuosismo para la galería, lo que vas apreciando es el viaje supremo al placer musical. Te suena todo, todo sabes como es pero te va sorprendiendo y poco a poco dices internamente, sí, así es pero...esto tiene más, más sentido, más profundidad, más alcance, más finalidad. Y aprecias los preciosos equilibrios sonoros que se establecen entre la masa orquestal, los instrumentos solistas (excepcionales, de verdad sobresalientes) y el piano y ves como ese equilibrio llega a mantenerse a lo largo de toda la interpretación, sin bajar nada su intensidad, su belleza sonora y su majestuosidad. Es un verdadero placer sonoro, un deleite para nuestro corazón un verdadero bálsamo musical para nuestros sentimientos más íntimos.
Una interpretación realmente diferente, puede gustar o no, pero es maravillosa. Escúchenla varias veces por favor. Disfrutarán de un concierto realmente soberbio. A la altura de lo que merece ese genial, maravilloso e irrepetible Tchaikovsky.
Querido Jose, sé que amas la música de Tchaikovsky. No vas a sentirte defraudado al escuchar este disco.
Querido Alejandro, lo disfrutarás.
Queridos Gabor y nvc365, lamento la tardanza.
Estimados todos, les dejo con una obra de arte.
Añadir que la calidad sonora de la grabación es maravillosa sin que impida en modo alguno la apreciación de los detalles tanto orquestales como solistas.
Tchaikovsky
Concierto para Piano nº 1
Sergiu Celibidache
Daniel Barenboim
Münchner Philharmoniker
Grabación
Ingelstadt, 16 de septiembre de 1989
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