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domingo, 9 de febrero de 2014

Bruckner. Sinfonía nº 9. Schuricht. Orquesta Filarmónica de Viena. 1961.


Mis queridos amigos dejamos esta noche de fin de domingo un enorme, impresionante, maravillo disco. El soberbio registro del maestro Carl Schuricht realizado con los filarmónicos vieneses de la Novena Sinfonía de Bruckner.

Una de las obras más impresionantes que se pueda tener el placer de escuchar y más aún si lo que se escucha es un estremecedor, sincero, poético, bello y claro manifiesto de sinceridad interpretativa de esta obra; un testimonio de cómo hacer verdaderamente sencillo, asequible, hermoso e inmediato una música de una profundidad espiritual sin parangón. 

Y el viejo maestro Schuricht lo consigue ya desde los primeros compases, esos impresionantes sonidos iniciales de este monumento musical, que son traducidos de una manera tan viva como intensa y vital de forma que ya quedas impregnado nada más iniciar de un sonido embriagador, impactante, profundo y hermoso. Evidentemente la dirección y la idea de la obra de Schuricht es parte fundamental del resultado final de la recreación de la obra pero debo indicar de manera vehemente quizá la enorme aportación, inconmensurable, soberbia, excelsa, rica y preciosista de una Orquesta Filarmónica de Viena que o bien estaba en estado de gracia o bien la gracia de la Música les impregnó durante su trabajo en esta grabación. Pocas veces he escuchado a esta orquesta con un grado tal de belleza como en este disco, con un algo especial, un alma o un ángel sonoro realmente sobrecogedor.


Si unimos la perfecta, fácil y sabia construcción que el maestro alemán realiza de la imponente partitura de Bruckner con la intervención mágica y sencillamente maravillosa de la orquesta vienesa nos encontramos ante uno de los más bellos registros realizados jamás de esta obra, comparable a cualquiera. 

Un discurso musical fácil, sin exabruptos, lineal, con los matices justos marcados en su intensidad y sentido. Un devenir mágicamente recreado con verdaderas manos de orfebre y de amante de la belleza y el sentido de la obra musical.

Un primer movimiento realmente impresionante, de un poder y de una energía incomparables; podemos decir casi estresante, sobrecogedor de alma, corazón y sentido; realizado pareciera de una vez, sin fisuras, hilando a la perfección la mágica estructura sonora del mismo. Sencillo, directo, libre, sobrecogedor, sobrehumano.

Un segundo movimiento que es tocado de forma realmente bella, con un equilibrio maravilloso de sonoridades, un juego perfectamente equilibrado de los diferentes bloques sonoros que unidos de forma especialmente bella nos deja ante nosotros un Scherzo poderoso sin llegar a ser pesado, intenso y profundo sin dejar de lado los preciosistas matices instrumentales (preciosas maderas y metales de los vieneses), contundente, de ritmo endiablado, con magia sonora. Una verdadera delicia.

Y mis queridos amigos un tercer movimiento que es pura hermosura, ejemplo perfecto de intensidad y profundidad, exposición perfecta de sentimiento y deseo. Un verdadero monumento sonoro que bien refleja la entrega permanente de nuestro amado Bruckner a su Dios, ad maiorem Dei gloriam, un reflejo musical del más profundo deseo de paz y reposo, de creencia firme y profunda en Él.

Un juego realmente impactante de temas sabiamente manejados por Bruckner, expresivos de dolor, resignación, entrega y al lado de confianza plena y ferviente deseo de paz infinita. Un movimiento repleto de juegos instrumentales en las cuerdas, impresionantes, las maderas y los bellísimos metales. Una delicia que conduce a un mundo sonoro realmente sobrecogedor, impactante y a la par serenamente bello. Un fin entregado por y quién en este arte de la composición a Dios confió y entregó todo con la seguridad y el convencimiento de ser su misión, su tarea y su esperanza, con total generosidad, amor y fe.


Queridos amigos espero que disfruten de este testimonio realmente impresionante de una obra única, excelsa y maravillosa. Un monumento musical por parte del maestro Schuricht y por los músicos de una Orquesta Filarmónica de Viena excelsa.

Una joya.

Anton Bruckner. Ad maiorem Dei gloriam.

Bruckner
Sinfonía nº 9
Carl Schuricht 
Orquesta Filarmónica de Viena
Grabación, del 20 al 22 de noviembre de 1961, Viena, Musikerein Grosser Saal.
Versión Original de 1894 en Edición de Leopold Nowak de 1951