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viernes, 6 de mayo de 2011

Brahms. Ein Deutsches Requiem. Wilhelm Furtwängler. Orquesta y Coro Filarmónicos de Estocolmo. 1948.




Poco después de iniciada la escritura de esta entada, fallecía un gran ser humano, Severiano Ballesteros. Quiero dedicar esta música a Seve. De todo corazón y con el máximo de los respetos. Dedicada a alguien excepcional.

Severiano Ballesteros. Descansa en paz.


Queridos amigos, penúltimo disco de la serie de grabaciones realizadas por Furtwängler para EMI de las grandes obras sinfónicas de Brahms. En esta ocasión esa maravillosa y monumental obra, llena de espiritualidad y profundidad sentimental, que es el Réquiem Alemán.

El Réquiem fue iniciado por Brahms en el año 1861 realizando la tarea fundamental y la finalización del mismo a partir del año 1866, coincidiendo con la muerte de su madre y de su querido y estimado Schumann. La obra se aleja en sus intenciones de lo que es una composición puramente sacra como misa de difuntos y de las connotaciones litúrgicas. De  igual forma su fundamento es más luterano que católico eludiendo en sus textos las citas habituales de las misas católicas de réquiem a un Dios que castiga, a la vida eterna, al juicio final, etc. Se coloca más en un punto medio entre oratorio y cantata con un profundo mensaje de optimismo, de esperanza, de compasión y de misericordia; una profundísima reflexión sobre la vida y la muerte usando textos bíblicos para ello y que fueron elegidos por el propio compositor a partir de las traducciones luteranas del Antiguo y Nuevo Testamento. Es una visión ligeramente diferente de la tradicional católica y se enfoca más en el dolor y los lamentos de aquellos cuyos seres queridos se han ido, que en la relación entre el destino y la muerte.


La obra tuvo un primer estreno parcial, interpretándose los tres rimeros movimientos, en Viena (con repetidos fallos del timbalista que según algunos dicen eran intencionados al ser partidario de Wagner) el 1 de diciembre de 1867 dirigido por Johann Herberck. Un segundo estreno, parcial también con seis movimientos, tuvo lugar el Viernes Santo, 10 de abril de 1868, en la Catedral de Bremen dirigido por el propio Brahms y alcanzando gran éxito. Su estreno como obra completa con los siete movimientos finales tuvo lugar en Leipzig, con la Orquesta y Coro de la Gewandhaus y Carl Reinecke en la dirección, el 18 de febrero de 1869 y se corroboró el éxito anteriormente obtenido.

Si bien, como antes indicaba, la obra de Brahms se aleja de lo tradicional en un Réquiem en el seno del catolicismo, es indudable que el fondo de la misma está pleno de esperanza y fe en un más allá de bienestar y gloria en el Señor. Se aleja de los matices pesimistas propios de las misas de difuntos habituales para ahondar más en la esperanza de un futuro en Dios.

Toda la obra es una verdadera maravilla musical. El reflejo de los sentimientos a través de la música es maravilloso; desde un inicio genial y sublime con la aceptación de la muerte con dolor pero con esperanza pasando a través de los diferentes movimientos por episodios de dolor profundo, tragedia, petición de amparo y comprensión, aceptación de la muerte con la esperanza de consuelo y anhelo de la felicidad deseada y fe en la nueva vida hasta llegar a ese final hermosísimo de paz y serenidad increíblemente retratada por Brahms, toda la obra está repleta de un melodismo sencillamente soberbio, emotivo e intensamente sosegador. Transmite paz, benevolencia, humanidad, serenidad y amor por todos y cada uno de sus costados. Es simplemente un placer poder escuchar una música tan maravillosa.

Textos






Furtwängler dirige en esta interpretación a la maravillosa Orquesta Filarmónica de Estocolmo. No es una de las rutilantes orquestas que se consideran hoy pero en aquellos años de postguerra era un instrumento maravilloso. La toma de sonido, si bien tiene algunas carencias y ese típico frito de los discos antiguos resulta más que suficiente para apreciar la calidez humana de la interpretación ofrecida y de la preciosa y emotiva dirección que realiza Futwängler.


Kerstin Lindberg-Torlind como soprano y Bernhard Sönnerstedt como barítono están sencillamente maravillosos, con una canto que surge de lo más profundo del alma y con una calidez enorme en sus intervenciones. Quizá le falte a ambos un poco de belleza vocal y en algunos puntos se hecha de menos a una Grümmer o a un Dieskau pero rápidamente olvidas tus propios prejuicios y tus costumbres auditivas (¡qué caprichoso y comodón es nuestro oído)! y si te dejas llevar al momento histórico del concierto sus actuaciones resultan conmovedoras y perfectas, bellísimas.


Kerstin Lindberg-Torlind

Bernhard Sönnerstedt


Les dejo para su disfrute este hermosísimo disco. Una nueva muestra de la visión de la obra de Brahms por el maestro Furtwängler. Una visión maravillososa y sencillamente humana del momento musical. Ojalá disfruten de ella. Merece la pena escucharla.

Brahms
Ein deutches Requiem/Un Réquiem Alemán

Wilhelm Furtwängler
Orquesta y Coro Filarmónicos de Estocolmo
Kerstin Lindberg-Torlind, soprano
Bernhard Sönnerstedt, barítono

Grabación: en vivo el 19 de noviembre de 1948, Konserthus, Estocolmo




Mp3

FLAC

Textos

Brahms. Sinfonía nº 4. Wilhelm Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1948.


Continuamos con las obras sinfónicas de Brahms dirigidas por Furtwängler para el sello EMI. En esta ocasión dejamos el disco con la interpretación soberbia y extraordinaria de la Cuarta Sinfonía, obra muy querida por el gran director alemán y una de las que mejores acercamientos tuvo por parte del mismo. 

La Sinfonía nº 4 de Brahms fue compuesta en los veranos de los años 1884 y 1885 durante las vacaciones estivales del compositor en Mürzzuschlag teniendo su estreno, en manos del propio compositor, el 24 de octubre de 1885 en Meiningen. Hans Richter fue el encargado de la dirección en su estreno en Viena un poco menos de un año después.


Obra final en su catálogo sinfónico es la más sombría de las cuatro sinfonías del maestro, una especie de despedida formal del mismo, un canto de cisne con marcado carácter serio y trágico en todo su desarrollo. Quizá la más austera y estricta de las cuatro presenta sin embargo una belleza profunda, monumental, sobrecogedora. Es una obra maestra de perfección en cuanto a la estructura musical, maravillosa y genial; un ejemplo sencillamente prodigioso de la forma compositiva de Brahms, de su capacidad de desarrollar los temas básicos y sencillos con una elaboración estupenda y bellísima de melodías encantadoras y contrapunto excepcional. La combinación de pasajes solistas es increíblemente bella y tiene algunos de los momentos más bellos del sinfonismo (maravillosas trompas, maderas y cuerdas por ejemplo en su segundo movimiento, increíblemente bello). Su tercer movimiento siempre se ha considerado como el único Scherzo de la composición sinfónica de Brahms, con un magnífico ritmo de marcha y un color musical genial y bellísimo algo diferente a los presentados habitualmente en el romanticismo germánico. Su cuarto movimiento es una maravillosa síntesis y ejemplo de perfección en el manejo de las variaciones musicales con las que Brahms elabora un monumental e increíblemente perfecto discurso musical, arrebatador y incontenible, basado en la Passacaglia barroca y desarrollado perfectamente en 30 variaciones y una coda final. Una obra maestra desde su impactante inicio en las bellísimas maderas hasta su conclusión final con la repetición del tema inicial. Uno de los finales más difíciles que puedan existir y que logran llevar a tu corazón unas impresiones y sensaciones indescriptibles. Soberbio.


La interpretación de Furtwängler y los músicos berlineses es sencillamente magistral. No tiene desperdicio, Es de una intensidad opresiva y de una perfección constructiva única. Te llenas de vida, de sentimiento, de emoción. Te trasladas a un mundo sensitivo absolutamente increíble. Los instrumentistas de la Filarmónica de Berlín están arrebatadores como lo está el maestro Furtwängler. La capacidad de transmitir el alma de esta obra de madurez de Brahms creo que no ha sido igualada por director alguno (me deben perdonar la aseveración los admiradores de Szell, de Giulini, de Jochum, de Bernstein, de Kempe, de Karajan, etc.). Sencillamente esta obra pertenece al espíritu de Furtwängler, a su grandeza humana, a su capacidad de transmitir sensaciones ocultas y resulta imposible apartarse de su discurso musical que plantea un recorrido perfecto por la musicalidad, el sentimiento profundo, el sentido y la belleza de las notas del maestro Brahms.


Una grabación maravillosa, de una obra increíble, por una director en estado de gracia y por unos músicos dignos de admiración. Una perfecta puesta en escena y en valor de una obra difícil como pocas y bella como ninguna. Una gran alegría que tengamos este testimonio maravilloso. Estoy convencido que en su escucha van a poder saborear momentos mágicos de expresividad, de dulzura, de intensidad dramática, de dinamismo, de continuidad expresiva, de sentimiento y de calidad musical y humana. 

Por favor disfrútenla. Creo que merece la pena. Sus corazones se lo agradecerán.

Una magnífica ocasión para celebrar el venidero cumpleaños del maestro Brahms para el próximo día 7 y que lo haremos con las dos obras que faltan, el Requiem y el Concierto para Violín junto con el Doble Concierto.





Brahms
Sinfonía nº 4
Wilhelm Furtwängler
Orquesta Filarmónica de Berlín
Grabación: 24 de octubre de 1948. Berlín, Titania Palast. Vivo







jueves, 5 de mayo de 2011

Brahms. Sinfonías nº 2 y 3. Danzas Húngaras nº 1, 3 y 10. Wilhelm Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Berlín. Orquesta Filarmónica de Viena. 1952. 1949. 1949.


Queridos amigos, seguimos con los maravillosos discos dedicados a las obras sinfónicas de Brahms grabados por Furtwängler. En esta ocasión dejamos las preciosas aproximaciones realizadas en vivo junto a la Orquesta Filarmónica de Berlín de las sinfonías segunda y tercera. El disco se complementa con algunas Danzas Húngaras grabadas en estudio con la Filarmónica de Viena.

Las dos interpretaciones de las sinfonías son, de nuevo, un ejemplo soberbio del arte directorial de Furtwängler. Sinceramente geniales y maravillosos acercamientos a dos obras difíciles pero que ofrecen frutos insospechados de belleza cuando son abordadas con cariño, respeto, sinceridad y comprensión.


La Sinfonía nº 2 de Brahms fue compuesta en el verano del año 1877 en Carintia y tuvo un tiempo de creación muy corto comparado con el larguísimo periodo compositivo de la Primera Sinfonía del maestro alemán. El carácter es melancólico, con algunas pinceladas trágicas o dramáticas de sus dos primeros movimientos. Tiene un sabor dulce, intensamente contemplativo, tranquilo, sereno que se va matizando con una mayor ligereza en sus movimientos finales. La obra tuvo una estupenda acogida en su estreno el 30 de diciembre de 1877 en Viena dirigida por Hans Richter.

Es un ejemplo maravilloso de la forma de componer de Brahms a partir de pequeños motivos musicales desde los que va elaborando un edificio sonoro y estructural increíblemente bello y variado. Muchos entendidos mantienen su "débito" y su "semejanza" con la Sexta Sinfonía de Beethoven por su carácter dulce y bucólico y aunque no entro en esos detalles, que no alcanzo a poder debatir, en mi humilde opinión la obra de Brahms transita por otros senderos quizá con mayores logros propios o incluso semejanza con autores como Schumann o Schubert. Aparte estos detalles técnicos, la sinfonía resulta enormemente cautivadora, bellísima en su melodismo, con unos temas musicales soberbios y un desarrollo admirable.

En la preciosa interpretación de Furtwängler se pueden admirar verdaderos detalles de una belleza enorme. La increíble calidad melódica de Brahms está expuesta de forma inconmensurable, la sonoridad que logra de la orquesta berlinesa es sencillamente incomparable incluso con maestros de la talla de Szell, Giulini, Jochum o Kertesz. La profundidad sonora y emotiva que logra es para mi gusto insuperable. Es imposible contener la emoción ante, por ejemplo, el inicio de ese segundo movimiento sencillamente sobrecogedor. En toda la interpretación de la obra emergen detalles sonoros sorprendentes que tocan directamente el corazón y si bien la sonoridad que existe en otras versiones realizadas en época estéreo, con mucho mejor sonido, es de una calidad mucho más alta, he de reconocer que esta toma sonora es suficiente (más que suficiente) para apreciar en todo su esplendor a una orquesta soberbia y entregada a la música. Sencillamente magistral.


La Tercera sinfonía de Brahms, sinfonía de una gran dificultad en su interpretación y en la que se puede caer fácilmente en la "ñoñería", fue compuesta en el año 1883 en Wiesbaden y fue estrenada en Viena el 2 de diciembre de 1883 por Hans Richter quien la consideró como la "Eroica" de Brahms (¡qué losa tuvo que tener Brahms!).

Una obra de carácter fuerte, intensa, muy emotiva y hermosa, enormemente cálida y vibrante con alternancias de movimientos y pasajes suaves, lentos y líricos, con otros de carácter más bravo, intenso o incluso salpicados de matices dramáticos. La obra es sencillamente bella, rica en expresividad, elaborada sobre un tema base, fundamento de la obra, fantástico. Su famosísimo y maravilloso tercer movimiento es sólo un ejemplo de la dificultad expresiva de toda la obra.

En la interpretación de Furtwängler se puede apreciar todo el valor de la obra, sin sentimentalismo excesivo, se da valor justo a todos los matices de la composición y la belleza expresiva y sonora que logra extraer de la filarmónica berlinesa es desde mi punto de vista de las mejores que he escuchado. Es una interpretación llena de riqueza, dulzura, matices, color, ritmo y expresividad emotiva amén de la excepcional forma de desarrollar el discurso musical por Furtwängler y de la excepcional belleza sonora que logra de los músicos berlineses (sencillamente impresionantes).

En definitiva un disco maravilloso, una muestra soberbia de una forma de ver la música y de una época increíble de la interpretación musical. Una sencilla y maravillosa muestra de arte y expresividad musical que difícilmente se ha vuelto a repetir. Para ello se necesitaría revivir una época y unas convicciones que difícilmente volverán.


El tiempo - así me lo explico Furtwängler - no es una realidad física, es una condición espiritual por la cual se reducen a la unidad todos los "muchos". (Celibidache).





Brahms
Sinfonías nº 2 y nº 3
Danzas Húngaras nº 1, 3 y 10*

Wilhelm Furtwängler
Orquesta Filarmónica de Berlín
Orquesta Filarmónica de Viena*

Grabaciones:

Sinfonía nº 2: 7 de mayo de 1952, Múnich, Deutsches Museum. Vivo. OF de Berlín.
Sinfonía nº 3: 8 de diciembre de 1949. Berlín, Titania Palast. Vivo. OF de Berlín.
Danzas Húngaras 1, 3 y 10: 4 de abril de 1949. Viena, Sala Dorada. OF de Viena.*

Mp3:



FLAC:


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jueves, 28 de abril de 2011

Brahms. Sinfonía nº 1. Variaciones Haydn. Wilhelm Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Viena. 1947. 1952.


Queridos amigos, esta noche quiero dejar nuevo testimonio del arte supremo del gran Furtwängler. He elegido este precioso primer CD de la colección de obras de Brahms. Su contenido es excepcionalmente bello: la preciosa e inigualable Primera Sinfonía y las siempre geniales, encantadoras y preciosas Variaciones Haydn. Un disco clásico, sensacional que siempre ha tenido sus admiradores y sus digamos "no menos" admiradores incluso entre las propias grabaciones de Furtwängler.

Hace un tiempo dejamos una entrada idéntica a esta con la aproximación (creo que la mejor que se ha hecho junto a las de Szell a las que considero una verdadera obra de arte y un monumento excepcional) de Furtwängler y la Orquesta Sinfónica de la NDR de Hamburgo en unas grabaciones excepcionales del año 1951 que recomiendo visiten por el enorme valor del disco http://juliosbv.blogspot.com/2010/05/brams-sinfonia-n-1-variaciones-haydn.html 

Furtwängler, creo que no descubro nada nuevo, tenía don, poseía algo peculiar que hacía de sus interpretaciones verdaderos descubrimientos, únicos e irrepetibles, se convertían en una aventura en la que llegabas a descubrir sorpresas maravillosas; siempre nuevos matices, sonoridades, giros, variaciones y sensaciones. Algo muy parecido a lo que lograba Celibidache en sus interpretaciones pero pienso que con una diferencia: naturalidad. Sus propios músicos tenían miedo escénico al no saber por dónde iba a discurrir la ejecución de Furtwängler y muchos estaban asombrados o incluso digamos atemorizados ante el movimiento anárquico, aparentemente sin sentido de la batuta, las manos, los gestos o la mirada del gran maestro. No quiere decir esto que no tuviera su preparación, que la tenía, pero...siempre estaba la sorpresa del día mágico de la interpretación. Y a diferencia de Celibidache, Furtwängler no le hacía ascos a los estudios de grabación en los que además conseguía resultados asombrosos. (En revisión: como lo son los de este disco).


Con las interpretaciones de las Sinfonías de Beethoven pasa algo muy similar. Existen verdaderas joyas discográficas tomadas en conciertos que nos muestran un Beethoven excepcional, único en cada ocasión y siempre maravilloso. Pero siempre que escucho su integral de EMI no puedo por más que impresionarme de su Séptima, alegrame el alma con su Cuarta, asombrarme de la sencillez bellísima de las Sinfonías Primera y Segunda, sentir escalofríos con su tercera, admirar la pureza de su octava o descubrirme ante esa novena excepcional. Siempre, siempre lo tengo como un estuche de referencia para paladear.

La Primera Sinfonía de Brahms es una de las más grandes obras sinfónicas jamás escrita. Absolutamente maravillosa, excepcionalmente escrita, llena de alma, de belleza musical, de temas maravillosos, de una instrumentación preciosa, con pasajes enormemente emotivos, con un colorido orquestal sensual y lleno de pasión. Una obra genial, de larguísima construcción temporal, desde 1862 hasta su estreno por Otto Dessoff el 4 de noviembre de 1876 en Karlsruhe pasan casi 14 años. Inseguridades propias de Brahms, presiones externas por convertirlo en el nuevo Beethoven, etc. Muchos factores influyen en esta larga gestación. Pero es una fruta en su punto, lista para saborear; se parecerá o no a Beethoven, querrá ser o no su continuidad (que bonito homenaje de Brahms al más grande de todos los tiempos) el caso es que el resultado final es una obra sinfónica propia, preciosa, diferente, que logra superar esa barrera histórica y musicológica de Beethoven para convertirse en una obra con identidad y valor propio. Una influencia importante que tuvo Brahms y que le supuso un gran impulso para su finalización fue el éxito de las preciosas Variaciones Haydn de 1873. Y el fruto final es una maravillosa conjunción de Beethoven con influencias de su amado Bach en una cesta refleta de sabores nuevos, colores renovados, olores frescos. Una obra de bellísima melodía, de contrapuntos preciosos, de técnica soberbia y de emoción profundísima.


La obra se desarrolla de forma sensacional transitando por un primer movimiento bellísmo, de enorme profundidad anímica pasando por un segundo movimiento pausado, melancólico y agridulce seguido por un tercer movimiento maravilloso, pastoral e idílico, con unas maderas sensacionales y llegando a uno de los movimientos finales más bellos que se puedan escuchar por su maravillosa estructura, su escepcional motivo de la trompa, las corales de trompas y trombones impresionantes y el desarrollo final como himno progresivo maravilloso hasta su final impresionante de los metales trombones soberbios.

Toda ella es capaz de conmoverte desde el principio al fin, de hacer aflorar tus sentimientos más ocultos, de hacerte sonreir, asombrarte y llorar como pocas obras son capaces de hacerlo.

En definitiva una obra excepcional, única, increíble y simplemente maravillosa.

Furtwängler y la Orquesta Filarmónica de Viena hacen el resto. Furtwängler está soberbio, matizando y poniendo de relieve los detalles de forma sensacional; dirigiendo con una energía y profundidad únicas. La orquesta es bellísima en su interpretación, con un sonido excepcional, una plasticidad perfecta para esta obra, una sonoridad profunda, lírica, suave, alegre o emotiva dependiendo del momento. Y Furtwängler saca de ella la esencia de la música: la pasión y el sentimiento.

En definitiva un disco excepcionalmente valioso, único o como complemento de otras grabaciones. Un disco de los antiguos, de los que tienen alma y sentido. Un disco que te permite saborear Brahms y paladear el arte directorial de Furtwängler y lo impresionantemente bella que puede llegar a ser la Orquesta Filarmónica de Viena.

Disfruten de unas maravillosas y siempre bonitas Variaciones Haydn con la gracia, musicalidad, matices y sonoridad que imprime Furtwängler a esta pequeña obra de arte y gocen de verdad con ese coral final.

Un disco sencillamente monumental. Un disco de cabecera. un disco para admirar muchas cosas.

Brahms
Sinfonía nº 1
Variaciones Haydn
Wilhelm Furtwängler
Orquesta Filarmónica de Viena
Sinfonía nº 1: 27 de enero de 1952. Viena, Sala Dorada. Live. OF de Viena. (La anterior entrada reflejaba como fecha la del 17 al 20 y 25 de noviembre de 1947. Viena, Sala Dorada. Nuestro amigo Quim me comunica que hay un error que efectivamente existe. El CD de EMI que poseo tiene la fecha errónea y no parece que corresponda a la grabación en estudio de 1947. Los típicos aplausos del final lo indican así como la duración de las pistas. Pido mis más sinceras disculpas por tan gran error. Muchas gracias amigo Quim).
Variaciones Haydn: 27 de enero de 1952. Viena, Sala Dorada. Live. OF de Viena.









miércoles, 27 de abril de 2011

Bruckner. Sinfonías nº 3 y nº 8. George Szell. Cleveland Orchestra. 1966. 1969.


Queridos amigos, retomamos la actividad con un maravilloso doble CD de George Szell y las sinfonías de Bruckner Tercera y Octava en las aproximaciones realizadas en estudio para Sony. Un doble CD estupendo, con una visión de Bruckner diferente a las normales, desmarcada de todo discurso monótono, rígido o en exceso romántico.

Szell, maravilloso como es habitual, nos presenta a Bruckner de una forma prodigiosa, limpia y perfectamente estructurada; sabiamente conducido por las maravillosas manos de Szell se ofrece con una rotundidad y claridad poco habituales.

Particularmente siempre me han parecido las aproximaciones a la Tercera de Bruckner que realizó Szell las más bellas que haya escuchado, muy similares a la excepcional interpretación de Böhm para Decca. De justicia es de decir que, al menos para mí, es la sinfonía que quizá tenga un más fácil acercamiento y se convirtió en la puerta al universo sonoro de Bruckner junto con la Cuarta Sinfonía y sus temas, bellísimamente recogidos en tiempos posteriores por otro músico soberbio, Maurice Jarre, en su imponente banda sonora para Lawrence de Arabia.

Las aproximaciones de Szell son enormemente vitales, refinadas, con una visión dinámica genial, con un ritmo frenéticamente bello, una precisión asombrosa en los instrumentos; las frases aceradas de Szell se pulen hasta extremos poco habituales en él y nos hacen escuchar un Bruckner vivo, dinámico, perfecto pero para nada frío. Un Bruckner muy rico en matices sonoros, en color orquestal, en dinámica, de tiempos rápidos que no acelerados y que permiten el seguimiento de todo el discurso musical de manera fácil, contagiando vitalidad y resultando profundamente enérgico. Su último movimiento, por ejemplo, es para quitarse el sombrero.

Es una obra que técnicamente da un paso adelante con respecto a sus anteriores composiciones sinfónicas; sun amplitudes constructivas y sonoras ya dejan entrever al futuro Bruckner; sus motivos constructivos ya son el germen de las futuras células brucknerianas que obran de motivo conductor. No tiene el alcance ni la envergadura de sus siguientes composiciones pero ya empieza a "sonar a Bruckner". La obra está plagada de belleza, de momentos extraordinariamente melódicos y líricos, de amplios espacios de recogimiento, de vitalidad, de energía y de fuerza.

Una excepcional sinfonía en manos de un excepcional director y una portentosa orquesta. Aunque la Orquesta de Cleveland no tiene la sonoridad que logran las orquestas europeas, su precisión, su perfección y su entrega es impresionante logrando una ejecución simplemente soberbia, enérgica, apasionada, vital, profunda y simplemente excepcional.

Szell usa la versión de 1890 en la profunda revisión de Bruckner, Joseph y Franz Schalk. La Edición es de Theodor Rättig.


En cuanto a la Octava Sinfonía ya habíamos dejado en el blog muestra de la aproximación en concierto con la Filarmónica de Viena, excepcional y francamente bella. Para mi gusto Jochum es el músico que mejor ha sabido trasmitirme el alma de esta monumental obra sinfónica, pero reconozco que esta grabación de Szell en estudio con su Orquesta de Cleveland es sencillamente genial. Vuelven a poder aplicarse los mismos calificativos que hemos asignado a la interpretación de la tercera y aunque en esta ocasión quizá no alcance cotas tan elevadas, Szell construye una monumento sonoro excepcional, perfecto, matizado, dirigido soberbiamente, con intensidad emotiva, fraseos clarísimos, perfección técnica y sonora de los instrumentistas, absolutamente increíble. Una aproximación maravillosa, francamente maravillosa.

En esta aproximación Szell usa la versión de 1890 de Bruckner y Josef Schalk en la Edición de Leopold Nowak de 1955, una versión más grandilocuente que la original, con mayor belleza armónica y una mayor sutileza de los instrumentos, fundamentalmente en las preciosas maderas. Lo cierto y verdad es que la obra conoció un gran éxito en su estreno en Viena el 18 de diciembre de 1892 por la Orquesta Filarmónica de Viena bajo la batuta de Hans Richter y las críticas la calificaron incluso de sinfonía de las sinfonías o cumbre de la sinfonía romántica (al contrario de lo que pasó con la tercera que llevó a Bruckner a estar inmerso, sin comerlo ni beberlo, en la lucha Wagnerina-Brahmsiana).


Tan sólo indicarles que es una interpretación soberbia, que merece la escucha y su conocimiento. Seguro que encontrarán otras con similares virtudes o superiores. Pero esta tiene un encanto especial. Es el Bruckner de Szell en su mejor expresión. Y eso es mucho.

Les dejo el Mp3 completo con ambas obras y las Sinfonías nº 3 y nº 8 separadas en FLAC con las carátulas modificadas. Señalarles finalmente la enorme calidad de sonido conseguida en ambas grabaciones.

Un disfrute gozoso queda abierto. Que así lo puedan lograr.


Bruckner
Sinfonía nº 3
Versión 1888/1889 revisión de Bruckner, Joseph y Franz Schalk, en Edición de 1890 de Theodor Rättig
Sinfonía nº 8
Versión de 1890 en Edición de Leopold Nowak de 1955

George Szell
Cleveland Orchestra

Grabaciones
Cleveland, Severance Hall
Sinfonía nº 3, 28 y 29 de enero de 1966
Sinfonía nº 8, 3, 6, 10 y 13 de octubre de 1969