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jueves, 2 de febrero de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 3 - Böhm. Orquesta Filarmónica de Viena. 1970.

 

Queridos amigos, dejamos esta tarde un disco que tenía preparado desde hace ya algún tiempo y que por unos u otros motivos no he podido presentar pero que me hacía muchísima ilusión compartir. Esta hermosísima interpretación de la Tercera Sinfonía de Bruckner de la mano del maestro Böhm y los filarmónicos vieneses es uno de los discos al que más aprecio le tengo. 

Del maestro Böhm, desgraciadamente, no tengo una discografía amplia, mejor dicho tengo muy poca. Pero los dos discos Decca de la Tercera y Cuarta sinfonías de Bruckner han estado siempre en mi corazón como muestras de una bellísima forma de aproximarse a la música de Bruckner. Son además dos de las sinfonías de Bruckner que más me apasionan (quizá al ser las primeras junto a la novena con las que hace años empecé a degustar la monumental música del compositor austriaco).

En esta interpretación de la Tercera llama la atención (o no, claro está) la excelsa interpretación de la Filarmónica de Viena. No es novedad la tradición bruckneriana de la orquesta y en este caso se ve apoyada en la enorme sabiduría del maestro Böhm que consigue un nivel interpretativo de los músicos soberbio, sencillamente maravillosos. Con una sonoridad ligera pero rica en matices, poderosa en su color e intensidad, rítmica y mágica en sus transiciones, elaborada con enorme maestría de artesano y expresada con una dulzura sensacional.


La obra inicialmente estrenada en Viena de la mano del propio Bruckner no tuvo una acogida favorable (obviando a algunos incondicionales del maestro como el mismo Mahler). Bruckner revisó la partitura en varias ocasiones siendo esta versión de 1889 una de las más comunmente grabadas el pasado siglo XX antes de ceder su paso a la llamada versión definitiva de 1877. Está basada en los cambios realizados a la partitura por Bruckner y Schalk entre 1888 y 1889 cara al estreno en Viena en diciembre de 1890 dirigida por Hans Richter. La obra fue dedicada al admirado Wagner y oficialmente se la suele nombrar como Sinfonía Wagner (con autorización expresa del propio Wagner para ello). 

La sonoridad y la contundencia formal de la obra ya dejan ver al futuro Bruckner de las obras posteriores. Construcciones masivas perfectamente hilvanadas, expresividad enorme en los temas, movimientos lentos sencillamente seductores por su intensidad emocional y por su elaboración simplemente magistral. El sonido es contundente, masivo, catedralicio, pero no sólo eso, es delicado, sutil, elegante, cantabile. Es un sonido justo a cada momento y si es fascinante escuchar el desarrollo y crecimiento progresivo de los temas de cada movimiento, su enorme majestuosidad, su dinamismo y su belleza, también lo es apreciar la delicadeza instrumental de sus pasajes más ligeros, juguetones o sencillos.

Y en la interpretación dejada por Böhm y la Filarmónica de Viena (repito, increíblemente bella) podemos apreciar toda la belleza de esta obra bruckneriana, la obra que quizá marca el inicio del gran Bruckner. Un inicio absolutamente bello y digno de ser tenido entre las grandes obras musicales.


Espero que disfruten de esta maravillosa interpretación y si gustan aprecien también la de la Cuarta Sinfonía en el enlace incluso en esta entrada. En ambos casos disfrutarán de una música soberbia y de unas interpretaciones que aún siguen asombrando por su belleza.





Bruckner
Sinfonía nº 3
Böhm
Orquesta Filarmónica de Viena
Septiembre de 1970
Versión de 1889 (1888/89) en la Edición de Leopold Nowak de 1959









martes, 31 de enero de 2012

Tchaikovsky. Sinfonías nº 4, 5 y 6. Mravinsky. Orquesta Filarmónica de Leningrado. 1960. Revisada.



Publicada originalmente el 27 de noviembre de 2010


Mis queridos amigos; hoy, con motivo de mi cumpleaños (unos cuantos ya...), quiero dejaros este disco tan especial y absolutamente maravilloso del gran Mravinsky dirigiendo las tres últimas sinfonías de Tchaikovsky.

Le tengo un especial aprecio a este CD. Desde mi punto de vista representa una de las cumbres interpretativas de Tchaikovsky. Absolutamente diferente al resto de las interpretaciones que existen de estas estupendas sinfonías, son un reflejo de las formas y el carácter de Mravinsky. Acerado, rígido y duro pero con pasión y sentimiento, lleno de matices, con perfección sonora, riqueza de color y rítmica maravillosa. La fantástica Orquesta Filarmónica de Leningrado es un instrumento portentoso, de sonido exquisito, perfección instrumental y ejecución soberbia.


Sin llegar a producirme las mismas sensaciones que logran los discos de Bernstein, Szell, Ormandy, Fricsay, Celibidache o Furtwängler, tiene ese algo especial que te hace vibrar con la música. Y su escucha genera inmediatamente un conjunto de sensaciones diferentes e imposibles de resistir. No hay frialdad, quizá sequedad sonora pero con encanto y corazón. Te produce impresión nada más iniciar su audición. La nobleza, la intensidad, la pasión, el dramatismo, la emoción y la profundidad salen a relucir de manera natural e impactante.

Los discos feron realizados a continuación de la gira de Marvinsky y sus músicos en el Reino Unido en 1960, donde dejaron una impresión indeleble e impactante, y fueron encaminadas a reemplazar a las anteriores grabaciones mono de Mravinsky y Sanderling. Las sesiones de grabación tuvieron lugar en Londres y Viena y se registraron con algunas modificaciones relativas a la disposición espacial habitual de los músicos de Leningrado en los conciertos ofrecidos (cuerdas, tomas sonoras de los metales, aproximación espacial, etc.). Los resultados son excepcionalmente bellos con una sonoridad que llama, de inmediato, la atención.

Espero que disfruten de la escucha de estas obras y aprecien su valor como muestra de una forma excepcionalmente bella de aproximarse a Tchaikovsky.

Unas interpretaciones que vueltas a escuchar un año después de su publicaión inicial y presentadas en ambos formatos, no pueden más que catalogarse de excepcionales, maravillosas y verdaderas joyas musicales de la discografía.


Tchaikovsky
Mravinsky
Orquesta Filarmónica de Leningrado
Sinfonía nº 4*
Sinfonía nº 5**
Sinfonía nº 6***
Londres, septiembre de 1960*; Viena, noviembre de 1960** y *** (Estéreo)
Publicación Mp3 y FLAC en archivos individuales para cada Sinfonía y en único archivo para todas. 









Sinfonía nº 4:



Sinfonía nº 5:



Sinfonía nº 6:



Sinfonías 4, 5 y 6:



Revisar también la anterior entrada (inicial):





lunes, 30 de enero de 2012

Visitar a Diario la Página Actualizaciones/Updates



Queridos amigos, vamos a intentar recomponer poco a poco el espacio.

Les ruego que con paciencia vayan visitando a diario la página superior, justo al lado de la de Entradas. En ella se irán dejando los enlaces a las entradas actualizadas para que se puedan disfrutar de nuevo.

Si hay alguna muy particular que algún amigo quiera, por favor que me escriba al correo para darle prioridad o bien que en esa misma página deje su comentario al respecto de su deseo.

Intentaremos que a la mayor brevedad posible todo vuelva a estar en su sitio.

Muchas gracias.

sábado, 28 de enero de 2012

Tchaikovsky. Sinfonía nº 4. Szell. Orquesta Sinfónica de Londres. 1962.


Queridos amigos, dejamos hoy una maravillosa entrada. Una interpretación grandiosa, vital, poderosa y enérgica de la preciosa Sinfonía nº 4 de Tchaikovsky de la mano de George Szell dirigiendo a una portentosa Orquesta Sinfónica de Londres.

Es una de las aproximaciones más bellas que haya tenido la ocasión de escuchar, muy próxima en su concepción y en su brillantez y enfoque a la del gran Ataúlfo Argenta con la Suisse Romande en el 1957. ¡Qué maravilla es la Música que permite vincular dos carácteres tan diferentes para que en un momento dado puedan tener coincidencias tan amplias!

La Orquesta Sinfónica de Londres es una de las más grandes formaciones europeas y mundiales, muy, pero que muy cerca de las grandes centurias tradicionales europeas, léase Viena, Berlín, Amsterdam o Baviera y con un carácter diferente al de las grandes orquestas norteamericanas pero con mucho de su billantez. Perfecta y válida para cualquier repertorio y con una tradición histórica amplísima ha contado siempre entre sus directores titulares e invitados con los mejores de la historia. Y Szell es uno de los grandes.

En esta conjunción con Szell se pueden saborear todas sus exquisiteces. Cuerdas soberbias y maravillosas, metales ricos, tímbricos y coloridos (escuchen el movimiento final), maderas presisas y dulces, empaste, armonía. El resultado de la unión de una orquesta con estas características y las manos de un señor llamado Szell puede tener dos resultados: una, arredrarse la orquesta y ser una catástrofe musical y otra crecerse la orquesta, empastarse e identificarse con el director. Y es esta segunda opción lo que en esta ocasión sucede. La Sinfónica de Londres se crece y responde a las exigencias rítmicas, tímbricas, de intensidad y de frenético impulso del maestro húngaro. Un maestro por otro lado particularmente afectuoso con la preciosa partitura de Tchaikovsky a la que trata con mano férrea pero dejando que todas sus bellezas, sus maravillosas melodías y sus geniales combinaciones instrumentales salgan a relucir. 


No se puede decir, no, que estemos ante el habitual Szell, rígido y extremadamente preciso. No, no es el caso. Todo lo contrario, nos encontramos con un Szell lírico, que maneja un primer movimiento de forma genial, con un tempo rápido pero amplio para poder dejar que se aprecie y se muestre toda su belleza. 

Un Szell que inicia un segundo movimiento con una magistral belleza en las maderas y las cuerdas, con su tempo batiente perfecto en un fondo suave y acompasador, con expresividad y amor en las bellísimas cuerdas londinenses y con una perfección tal que su parte final resulta demoledora en su profunda y sensible belleza. 

Un Szell que marca un pizzicato ostinato genial, perfecto, con sonoridad amplia e incluso expansiva, para nada corta en las cuerdas y creando un ambiente de maravillosa danzabilidad y musicalidad eslava jugando perfectamente con el ritmo y los instrumentos. 

Y finalmente un Szell que se desboca y se transforma en el Szell tradicional que todos estamos acostumbrados a escuchar. Desarrolla un movimiento final hermosísimo, iniciado con unos metales expansivos y con la intensidad tímbrica, de color y y sonora  propias del maestro. Energía, ímpetu, precisión, potencia, ritmo creciente e impulsivo; energía acumulativa, expansividad. Un movimiento final realmente espectacular por su conducción, por la belleza de la ejecución de la Sinfónica de Londres, amén de por su belleza propia. 

Es el Szell más esperado por todos, el Szell músico libre que en ocasiones de desata, se quita la máscara y saca la varita mágica de la sabiduría directorial para decir: Tchaikovsky también es mío; puedo ofrecer su alma, su sentimiento profundo, su emoción y la belleza de su música como el que mejor pueda hacerlo y que dice "si no lo creen, vuelvan a escuchar los minutos finales que acaban de escuchar, vuelvan, vuelvan y ya me dirán". Absoluta maravilla musical.



Es un disco maravilloso, verdaderamente hermoso. Una mezcla muy bonita de dulzura, energía, pasión, vitalidad y profundidad. Un disco interpretado con una claridad pasmosa, sin rigideces ni sequedades, sin excesos de sentimentalismo pero sin dejar de lado ese lado humano y de sentimientos personales inherentes a la obra de Tchaikovsky. Un disco ejecutado además con un sentimiento y una técnica equilibrados.

Un disco que en definitiva, creo que merece la pena saborear.


Tchaikovsky
Sinfonía nº 4
George Szell
Orquesta Sinfónica de Londres
Grabación: 11 y 13 de septiembre de 1962. Walthamstow Assembly Hall, Londres
(Otras fuentes citan el 19 y 21 de septiembre de 1962 coincidiendo con unos conciertos en directo de Szell y la Sinfónica) 











martes, 24 de enero de 2012

Cumpleaños y Segundo Aniversario de Sentidos. Bruckner. Sinfonia nº 9. Jochum. Münchner Philharmoniker. 1983. Wagner. Preludio de Tristan e Isolda. 1979.

 

Queridos amigos, tal día como hoy, 24 de enero de 2012, cumple este humilde espacio 2 añitos de existencia. Un espacio creado en un principio con la idea de compartir mis emociones y mis sentimientos obtenidos a través de la audición de la Música (particularmente de la Música Clásica). Un espacio que se inició muy tímidamente pero con gran sinceridad por mi parte en la forma de entregarme y abrirme al mundo; un espacio pensado para todos; un lugar donde he ido dejando algunos de las mejores grabaciones que tengo el honor de poder disfrutar y que, desde luego, ha sido un verdadero placer llevar adelante. 

Y todo ello ha sido posible por el apoyo de todos ustedes, apoyo hacia las selecciones ofrecidas y modestamente hacia mi persona. Sin sus correos y sin sus comentarios, esta pequeña aventura no hubiera tenido sentido y hubiera desaparecido en poco tiempo. Perdonen si suena a falsa modestia, no lo es, de verdad. Es la expresión sincera de lo que estoy sintiendo en el momento de escribir estas líneas. 

Y no es presunción lo que expreso a continuación. Haber conseguido visitantes de 152 países, 766.000 páginas vistas en total, conseguir que 165 personas hayan decidido seguir y sufrir de forma pública el espacio y otras tantas de forma privada, lograr que algunas entadas hayan tenido casi 2000 visitas, mantener correspondencia con muchos de ustedes, no son más que fríos números que me hacen sentir un orgullo enorme por la labor que entre todos hemos ido realizando y por edificio cultural final conseguido. Ha presidido este espacio la honradez, he intentado dejar constancia de todos aquellos otros maravillosos espacios dedicados a la música, a la literatura, a los espacios personales, a las ideas. De todos ellos he dejado sus correspondientes enlaces para facilitar la difusión de su labor inestimable en la misma dirección que la llevada por nuestro querido Sentidos. 

No es este el momento más brillante que vive la red en relación al disfrute libre de la cultura y a la difusión de las obras de arte musicales que por su interés histórico, por su rareza, por su valor musical o por simplemente estar fuera del alcance de la gran mayoría del público amante de la música, deben ser conocidas por todos. Es una obligación moral y un deseo profundo que siempre he tenido. Compartir es una de los mayores placeres que tengo. Compartir sin pedir, difundir el arte, aportar un poquito de mí mismo, fomentar que las personas puedan sentir emociones inigualables por cualquier otra expresión artística.

Hacer ver que hay tesoros increíbles que hicieron posible personas profundamente amantes de la Música, de la técnica de sonido, de la producción musical, de la dirección orquestal, etc. Personas con un poso humano imposible hoy en día. Y esos tesoros no deben quedar ocultos, deben ser públicos y libres. No se debe privar a las personas de su disfrute. Nunca, desde ningún punto de vista es tolerable. Y ese ha ido siendo, cada día más mi interés alentado y espoleado por idénticos ejemplos de tesoros que descubría en los comentados espacios amigos. No es presentable que todas las maravillas que los amigos de la red poseen queden en la privacidad tanto más cuanto que no hay otra vía de acceso fácil para la generalidad de las personas.


Hoy para celebrar este cumpleaños, que sinceramente y de todo corazón espero no sea el último, quiero dejar un ejemplo más del poder de la Música. quizá uno de los ejemplos más logrados y maravillosos jamás escritos. La Novena Sinfonía de Anton Bruckner, una de las obras más carismáticas de todo el universo musical, una de las músicas más profundas, humanas y cargadas de connotaciones espirituales que jamás se hayan escrito. Y en esta ocasión de la mano de uno de los más grandes, sólidos, fieles, profundos y emocionales traductores de esta música: Jochum. 

Eugen Jochum, uno de los grandes de la dirección orquestal, uno de los magos de la música de Bruckner, uno de sus más fieles defensores y uno de los más delicados orfebres de su oro y plata musical. En esta ocasión excepcional, Jochum se pone al frente de su muy querida y añorada Filarmónica de Munich, la orquesta de su inicio como director musical, por entonces la orquesta maleada con las excepcionales manos de Celibidache. Y a fé de dios que consigue hacerlo olvidar. Son dos formas, ambas increíblemente bellas, de entender y de traducir al maestro Bruckner. Ambas desde el amor; una más peculiar y maniática y otra más artesanal y derivada de la devoción.


En esta interpretación, la serenidad de los años vividos, el conocimiento profundo de la obra, que pasa a ser tenida por Jochum como una de las grandes del maestro austriaco, hacen que la profunda sensación de solemnidad, la magnífica nobleza de su musicalidad sea ya apreciable desde el mismo momento del inicio de la interpretación. Un inicio intensísimo, de una profunda belleza sonora y de un empaque maravilloso. tod la interpretación está perfectamente elaborada, con un manejo y una conducción soberbia sin altibajos, solemnemente, con unas cuerdas y metales acompasados que funcionan como verdaderas velas que impulsan el devenir de la obra. Dramatismo, intensidad, profundísimos en intensidad cambios de tempo que manejados de manera sutil suenan a gloria. El devenir de toda la obra es sinceramente bellisimo pasando por un segundo movimiento de una intensidad trágica sin par  hasta finalizar en un último movimiento manejado con maestría que deja ver la profunda emoción y la intensa motricidad impulsora y fuerza del mismo. Un final intenso, profundo y bello, delicadísimo en su desarrollo y magníficamente sostenido por unas cuerdas hermosísimas.

Una interpretación plena de magia y encanto, soberbia, con intensidad y con belleza. Una Filarmónica de Munich que no es la Celibidache, una orquesta fluída, sedosa, bella, suave, dulce, poderosamente emotiva y perfecta en su ejecución técnica. 

Una obra maravillosa de un creador para los demás y principalmente para el "Ser Superior" llevada de la mano de un devoto servidor de su obra para su difusión y conocimiento del todos. A ellos nos entregamos.


Nada desdeñable, auqneu no hemos dicho nada de ella es la bellísima inetrpretación del Preludio de Tristán e Isolda. Furtwängler en la trastienda de esta preciosa aproximación a la muestra más bella de Amor sin barreras ni trabas. Disfrútenla también.

Seguimos en la brecha mientras sigan existiendo obras como esta.

Mi más sincero agradecimiento a todos ustedes, a todos los amantes de la Música, del Arte y de la Libertad.


Bruckner
Sinfonía nº 9
Versión original de 1894 en Edición de Leopold Nowak de 1951

Wagner
Preludio de Tristan e Isolda Preludio

Jochum
Münchner Philharmoniker 

Grabaciones: München, Herkulessaal der Residenz
8 de julio de 1973, Bruckner
8 de noviembre de 1979, Wagner





Mp3

FLAC