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martes, 6 de noviembre de 2012

Tchaikovsky. Sinfonía nº 6. Sergiu Celibidache. Orquesta Filarmónica de Munich. 1992.


Queridos amigos hoy en homenaje a nuestro querido maestro Tchaikovsky y con motivo del aniversario de su fallecimiento (según las fechas del calendario gregoriano) me gustaría dejar este maravilloso disco con una sublime interpretación de la Sexta Sinfonía por parte de Sergiu Celibidache y su Orquesta Filarmónica de Munich. Me permito recomendarles además visiten el espacio amigo Odeon donde encontrarán una magnífica integral de la obra sinfónica del maestro.

Es una interpretación realmente impactante y conmovedora, mágica y sublime. Un Celibidache de su última etapa, esa etapa caracterizada por los tiempos de sus ejecuciones estirados hasta casi el imposible (o imposible para muchos otros) hasta ese punto en que parece que la obra se desmorona y va a caer abatida por la pesadez de la lentitud pero que mágicamente revive una y otra vez haciendo que lo que parecía un final no sea más que una sucesión continuada de descubrimientos y un renacimiento sorprendente de la misma. Pocos directores han sabido llevar a estos extremos la música y si bien es cierto que no a todas las obras le sienta de la misma forma el tratamiento conceptual de este Celibidache también cierto es que cuando escuchas una de estas interpretaciones sueles rendirte a la magia del maestro rumano. 

La Sinfonía nº 6 de Tchaikovsky es quizá, junto a las obras de Bruckner y Beethoven, una de las obras que mejor soporta el tratamiento peculiar de Celibidache. Un tratamiento muy similar al que el maestro Bernstein supo dar en su grabación para DG con la Filarmónica de New York: tiempos espaciados, detalles instrumentales marcados, discurso musical de desarrollo suave y preciso, sentido humano y emocional de la obra, belleza sonora excepcional. Quizá incluso Celibidache va un punto más allá que Lenny; su recreación en los pasajes instrumentales es más marcada aún. Es sorprendente la manera en que destaca cada frase, cada detalle, cada pasaje, sin que se llegue a perder la unidad global de la obra. Esa unidad caracterizada por la emoción profunda, la bellísima melodía, la sensualidad del sonido, la impactante intensidad sentimental y el enorme poder de seducción de la música de Tchaikovsky.


Desde mi punto de vista esta interpretación del maestro Celibidache se separa un poco de las habituales interpretaciones marcando su terreno más en la bellísima música que en su relación más que posible entre ella y su autor. No encuentro al Tchaikovsky hundido y desesperado que se nos despide con tragedia, encuentro al Tchaikovsky maestro de la belleza musical, a un Tchaikovsky rebelde, capaz de aún en sus últimos momentos ofrecer una música de enorme impacto emocional y de sorprender en sus melodías y combinaciones instrumentales al ser humano que lo escucha. Es un Tchaikovsky poderoso, dueño de toda la sabiduría musical necesaria para componer cuatro movimientos realmente sorprendentes, impactantes y sencillamente deslumbrantes. Un Tchaikovsky que es todavía dueño del poder de la emoción y que es capaz de llevarnos a un mundo de magia, ensoñación, nostalgia, emoción y belleza.

Celibidache nos recrea la obra de forma sorprendente. Es magia lo que realiza en cada parte de la misma, como si fuera un alquimista del sonido realiza un recorrido sabiamente previsto por todos y cada uno de sus rincones musicales y emocionales.

Un inicio sensacional y bellísimo con la orquesta tocando esos pocos instrumentos y llevándonos a un mundo casi fantasmal con esas escalas descendentes que parecen llevarnos a lo más profundo del alma del propio compositor (escuchen el final del movimiento con esas maravillosas cuerdas tocadas con pizzicato a modo de bajo ostinato sobre la que se destacan los vientos, primero metales y luego maderas, y que realmente acaban tal y como se indicaba por el maestro, con la indicación “Morendo).

Un segundo movimiento a modo de vals realmente precioso tocado de manera perfecta, danzable, animoso, delicado y hasta cierto punto como si fuera una leve ironía y divertimento dentro del marco de una obra globalmente tendente a lo profundo y emocionalmente apesadumbrado.

En el tercer movimiento Celibidache nos expone un brillantísimo movimiento, que bien podría ser el final de la obra, a modo de una especie de marcha enérgica, viva, dinámica como si fuera un scherzando, con el oboe encargado de presentarlo y de dar paso a un precioso diálogo entre cuerdas y vientos, diálogo que poco a poco y con una energía que se va acumulando de forma sorprendente va adquiriendo consistencia y fuerza sonora realzada finalmente con la puesta en escena de los metales y la percusión. Un movimiento intenso con marcado ritmo y carácter llevado de manera fantástica, sin prisas pero sin pausas, por Celibidache.

En este punto y con el regusto del anterior movimiento todavía en el paladar llegamos al mágico final de la sinfonía, ese excepcional documento y testamento musical de Tchaikovsky, en el que Celibidache despliega toda su baraja de ases musicales, sus artes, sus recursos y su dominio técnico y conceptual de la obra. No hay más que escuchar su inicio, ese inicio intencionadamente desacompasado de las cuerdas para apreciarlo. La belleza melódica es increíble, la intensidad de su desarrollo verdaderamente sorprendente, la inspiración y la profundidad emocional arrolladoras. Maravilloso en el equilibrio de las escalas descendentes iniciales que logra traducir junto a ese fagot mágico y casi de otro mundo de manera realmente soberbia. El segundo tema que le sigue es una maravilla musical que es presentado sucesivamente produciendo un efecto de intensa emoción y de serenidad resignada. Resignación que se percibe más aún en sus últimos momentos con la obra desapareciendo lenta y sosegadamente tras expresar sus últimos lamentos audibles y que muere sin que casi nos demos cuenta de ello. Sencillamente espectacular y conmovedor.


Espero que disfruten de este excepcional disco que estoy seguro les va a proporcionar momentos de verdadero placer. Es una joya, una verdadera joya y un testimonio del arte de uno de los más grandes directores de la historia así como de una de las más hermosas obras musicales jamás escrita.



Tchaikovsky
Sinfonía nº 6

Sergiu Celibidache
Orquesta Filarmónica de Munich 

Grabación
Philharmonie am Gasteig, Munich
14 y 16 de noviembre de 1992










lunes, 5 de noviembre de 2012

Actualizaciones de Enlaces. Entradas Año 2010. Varias Obras. Varios Compositores. Varias Orquestas. Varios Directores. Varios Artistas.


Queridos amigos, durante estos días hemos continuado con diversas actualizaciones de entradas correspondientes al año 2010. Son todas ellas entradas excepcionales representando música, compositores, orquestas y directores muy variados.

En esta ocasión no todas las entradas van en FLAC. He actualizado aquellas de las que tengo más a mano los discos dejando para otra ocasión las restantes (realmente es que me consume muchísimo tiempo en el caso de los discos de ópera y corales o, si me lo permiten, por pensar que en algunas el archivo Mp3 es suficientemente válido). Les ruego acepten esta decisión con el ánimo de que seguramente poco a poco se irán actualizando todas (actualmente estoy con la tarea de pasar a FLAC otras muchas entradas y seguir grabando nuevos discos).

Creo, sin embargo, que podrán disfrutar de una muy buena selección de discos actualizados.

Un fuerte abrazo a todos.


Contenido de la Actualización




















































Celibidache. Bruckner. Sinfonía nº 5. Schumann. Sinfonía nº 4. Mussorgsky. Cuadros de una Exposición. Dvorák. Danza Eslava nº 8. 1986. Altus.



Queridos amigos dejamos hoy en la página de Nuevas Actualizaciones las maravillosas entradas correspondientes a dos grabaciones realmente maravillosas realizadas en directo en Tokio por Sergiu Celibidache al frente de su Orquesta Filarmónica de Munich en el año 1986.

Dos discos que reunen obras de Bruckner, Schumann, Mussorgsky y Dvorák. Dos discos absolutamente recomendables.

A destacar la impresionante interpretación de la Quinta Sinfonía de Bruckner y la espléndida recreación de la Cuarta Sinfonía de Schumann, sin desdeñar las otras obras que se incluyen en los discos como son unos preciosos Cuadros de una Exposición (para mi gusto algo faltos de vida en comparación con su interpretación en directo en Berlín que pueden repasar en este enlace, algo realmente asombroso) y una Danza Eslava nº 8 de Dvorák como complemento.

Espero que disfruten de estas actualizaciones revisadas a formato FLAC. En breve espero poder dejar la fantástica interpretación de la Octava Sinfonía de Bruckner por Celibidache también en el sello Altus.



Contenido de la Actualización





Bruckner
Sinfonía nº 5

Celibidache
Münchner Philharmoniker

Grabación:
Tokio, 22 de octubre de 1986





Schumann
Mussorgsky
Dvorak

Sergiu Celibidache
Münchner Philharmoniker

Grabaciones en vivo, Tokio, Showa Women's University, Hitomi Memorial Hall, 14 de octubre de 1986.

domingo, 4 de noviembre de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 4. Sergiu Celibidache. Münchner Philharmoniker. 1993.


Queridos amigos. Esta entrada fue publicada originalmente el 22 de enero de 2011. Su absoluto valor musical y creo que su excelencia como grabación de esta Sinfonía nº 4 hacen que parezca conveniente traerla de nuevo a la actualidad. Es un disco completamente excepcional y único. Una de las mejores grabaciones que he escuchado del maestro Celibidache. Dedico este reestreno a nuestro querido amigo de MetroGnome.

Decíamos entonces:

Queridos amigos. Alejado unos días de la publicación por algunos motivos de salud he tenido la oportunidad de "degustar" el disco que os dejo.

Hace poco comentado por un amigo, de blog recientemente desaparecido, sirva esta entrada para su homenaje, he vuelto a un disco que tenía olvidado y debo confesar que no bien apreciado.

Sólo quiero decirles que hacía tiempo que no disfrutaba tanto con la audición de un disco de música en general y de Bruckner en particular, como he tenido la oportunidad de nuevo de hacerlo con la escucha de este extraordinario registro privado de Celibidache en Japón. Les rogaría que admirasen la absoluta maestría de Celibidache, absoluta repito, su excepcional forma de conducir el templo sonoro de la obra, la magnífica forma de edificarlo a la par que simplificarlo para un gozo absoluto de pura belleza musical.

La sonoridad espectacular de la Münchner Philharmoniker está a la par de cualquiera otra de las grandes orquestas mundiales (¡cómo los impulsaba ese genio de la dirección!); soberbia, riquísima en timbre y colores, intensísima, clarísima en todos sus pasajes instrumentales solistas, compactada en los momentos de conjunto. La manera tan delicada de mantener unos tempos imposibles para cualquier otro director hace de su escucha un placer sonoro único.

Si tras escuchar el último movimiento (quizá la joya de la corona dentro de un tesoro total) no están prendados, maravillados y atrapados en una nube mágica, perdónenme, pero pensaría que algo falta en sus corazones.

En un disco soberbio, excepcional, único e irrepetible. Una absoluta joya de la música grabada.

Espero que gocen de ella cómo yo he hecho. Creo que no van a sentirse defraudados.





Bruckner
Sinfonía nº 4

Sergiu Celibidache
Münchner Philharmoniker

Versión de 1881 (basada en las versiones de 1878/80, tras el estreno en Viena en 1880 por Richter) en la Edición de Robert Haas de 1936.

4 de noviembre de 2012. Grabación realizada en Tokio el 24 de abril de 1993 (hay alguna duda, según el disco, sobre si pudiera ser en Osaka el 20 de abril de 1993, aunque casi todas las fuentes discográficas apuntan a la primera fecha indicada).

19 de mayo de 2016. Revisando nueva documentación acerca de la historia de este registro parece cobrar más fuerza y seguridad que la grabación procede de un concierto en el Symphony Hall de Osaka el 20 de abril de 1993.









Añado un comentario que me envía un buen amigo del Blog acerca de la experiencia de la escucha de esta obra. Una relación perfecta entre palabras y los últimos minutos de esta fantástica sinfonía. Gracias querido Pablo.

(Secuencia de lo que quiere decir la Música, Pablo)

Escuchar los 04:09 minutos del final del 4º movimiento.

00:00 - 00:47 a=hay un momento en que la razón se pierde,  en que no se puede prever ni anticipar si el adiós es eterno o, si la ciencia del espiritismo que promete una vida consciente en el más allá está dentro de los terrenos de la realidad y de la certidumbre.

00:48 - 01:49 b = abandonamos la realidad, sentimos  nostalgia por lo que dejamos, tenemos reminiscencias del pasado, es el resumen de toda nuestra vida al saber que no hay regreso.

01:50 - 02:34 c= una imagen luminosa nos llama, nos hace señas recordandonos que ya es hora de partir.

02:35 - 02:55 d= el alma comienza a elevarse, exactamente igual que cuando despega un avión de la pista y guarda lentamente su tren de aterrizaje.

02:56 - 03:17 e= sentimos como algo nos sostiene, una fuerza que nos impulsa  y nos ayuda a subir, un ángel

03:18 - 03:32 f= comenzamos a entrar en las nubes y allá vamos, a ese lugar descrito por la musica (este es el momento de la foto del avión) 


3:33 - 04:08 g= hasta alcanzar la cúspide sonora de olas armoniosas y escuchamos la bienvenida al llegar a un lugar celestial.





Imprescindible visitar también:





Bartók. Cuatro Piezas Orquestales. Tres Escenas Aldeanas. El Mandarín Maravilloso (Ballet). Boulez. OF de New York.1977. 1977. 1971.


Queridos amigos, os dejo un disco estupendo de obras de Bartók interpretadas excepcionalmente por Pierre Boulez y los músicos de la Orquesta Filarmónica de New York.

Estaba originalmente publica el 10 de abril de 2010 y hemos procedido a actualizar fotos, enlaces y archivos. 

El disco merece la pena. Una aproximación soberbia al mundo musical y expresivo de Bartók como pocos directores han realizado (Fricsay, Ormandy, Fischer o Bernstein). Boulez amaba esta música y la entendía. Quizá esté falto de cierto calor en sus aproximaciones a esta música, de cierta vida (como lograba de manera magistral Fricsay) pero sus interpretaciones están repletas de detalles técnicos insuperables, de tímbrica hermosa, de color vibrante, de precisión orquestal. 

En este caso corresponden a las obras Cuatro Piezas Orquestales, Tres Escenas Aldeanas y la versión completa del Mandarín Maravilloso.

Las Cuatro Piezas Orquestales representan un intento de aproximación de Bartók a la composición de una obra sinfónica dentro del conjunto de obras semejantes en esa idea como Suite, Kossuth, Suite de Danzas, Música para Cuerdas, Percusión y Celesta y el Concierto para Orquesta. Fue compuesta por Bartók en 1912 y orquestada definitivamente nueve años después. Es una obra de dimensiones sinfónicas que requiere un amplio dispositivo orquestal. La perfecta unión de movimientos con carácter dispar es un logro fenomenal de Bartók.

Las Tres Escenas Aldenas de 1926 se retoman de un ciclo de cinco piezas para voz y piano y se presentan aquí en su versión de Solistas, Coro y Orquesta de tres piezas. Gran etnomusicólogo que fue, Bartók integra cantos populares eslovacos en una música preciosa que auna la espontaneidad de la música popular con el lenguaje orquestal más profundo y serio de Bartók.

El ballet-pantomima El Mandarín Maravilloso, ya comentado en una entrada previa en la presentación en forma de suite con Ormandy, se presenta en esta ocasión en su  versión completa de ballet y resulta una delicia escucharla. Representa la última de sus obras escénicas y se compone entre 1918 y 1919. Obra de sonoridades exquisitas acercan a Bartók, en cierta forma, a las corrientes expresionistas de la música generando sonoridades extraordinarias y atípicas y uniéndolas de manera maravillosa. La obra se estrenó en Colonia el 27 de noviembre de 1926 y fue prohibida por esa figura tan aguda que fue Konrad Adenauer.

La interpretación de los músicos de la Filarmónica de New York es extraordinaria, llena de matices, de color, de timbre de finura, de agresividad en los casos pertinentes y de dulzura cuando así corresponda. Maravillosos en su técnica resulta un verdadero placer escucharlos.

Os dejo este disco estupendo para su disfrute, poco a poco iremos dejando más del legado fonográfico de Boulez.



Bartók
Pierre Boulez
Orquesta Filarmónica de New York
Cuatro Piezas Orquestales, Manhattan Center, 7 de febrero de 1977
Tres Escenas Aldeanas*, Manhattan Center, 7 de febrero de 1977
Lois Winter, mezzo-soprano*
Joan Fuertsman, alto*
Women`s of the Camerata Singer*
Abraham Kaplan*
Ballet el Mandarín Maravilloso**, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, 11 de mayo de 1971
Schola Cantorum**
Hugh Ross**













Suite con Ormandy aquí.