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sábado, 23 de febrero de 2013

Schumann. Integral de las Sinfonías. Kubelik. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1963. 1964.


Queridos amigos hoy dejamos un conjunto de discos que forman la integral sinfónica de Schumann realizada por el gran maestro Kubelik al frente de la Orquesta Filarmónica de Berlín. Dos disco sencillamente maravillosos que muestran el buen hacer del maestro con las obras sinfónicas de Schumann y que tiempo después corroboraría con su integral para Sony que ya hemos dejado en este espacio y que les recomiendo con pasión.

La música sinfónica de Schumann siempre ha tenido un hueco reservado en mi corazón. Desde la primera escucha que tuve de la Sinfonía nº 1 quedó para siempre unido a mis momentos más íntimos de pasión, deseo de paz y ánimo algo "revuelto". En mi caso concreto el responsable fue Leonard Bernstein con su lectura con la Filarmónica de New York. Esa fue la chispa, luego profundicé en la escucha de sus cuatro sinfonías, también de la mano del mismo director y orquesta hasta el punto de descubrir un nuevo universo sonoro y sentimental que no conocía y que ningún otro compositor había logrado llenar. Como les decía en la citada entrada: "...cada vez que escucho su música me siento más aliviado en mis pequeñas, o grandes, complicaciones mentales. Es como un suave bálsamo que alivia algunos de mis pesares y transforma el desánimo en aliento, la intranquilidad en sosiego, el decaimiento en vitalidad, la confusión en alto idealismo."

Con el paso de los años las interpretaciones por otros enormes directores fueron siendo escuchadas y fui descubriendo un mundo de posibilidades expresivas realmente variado gracias al talento de esos directores que escuchaba y que sonaban nuevos a mis oídos, aportaban nuevos matices, inflexiones, giros, detalles y sentimientos matizados. Siempre tengo en mi corazón esa integral de Bernstein y sigo considerándola una de las mejores, dejando de lado mi fervor hacia su figura, de las más ricas en expresión, en belleza sonora y en mensaje humano. Otras han ido ocupando nuevos espacios junto a ella y entre esas otras están la excepcional e irrepetible de Szell y la arriba mencionada de Kubelik más esta que hoy les quiero dejar. Un Kubelik más joven que en su grabación con la Sinfónica de la Radio de Baviera al frente de una orquesta realmente en estado de gracia y de una belleza sonora difícilmente igualable.




La frescura que imprime Kubelik a estas lecturas es realmente sorprendente, una frescura diferente a la que emana de las interpretaciones de Lenny, quizá más enfocado en el lado irascible, apasionado y rebelde de las obras. Además Kubelik desarrolla un juego orquestal realmente limpio, claro, delicado y ágil. No hay sobrecarga en las líneas maestras de las sinfonías y tampoco exceso de ligereza. Un punto justo de locura, pasión, rebeldía combinado con la pizca suficiente de arrebato, hermosura, pasión y emoción. No le falta arrebato ni pasión, emoción ni intensidad, no en el grado quizá de Szell pero tampoco es preciso comparar, en ambos casos encontramos dosis justas de ligereza y pasión, arrebato y contención, dulzura y rabia, fuerza y pasión; son dos formas de entender a Schumann completamente diferentes o igual no tan distanciadas como podría parecer, ya comentarán ustedes.

El manejo que realiza el maestro y la prestación ofrecida en respuesta por las maderas, vientos y cuerdas berlinesas es sencillamente incomparable, a veces podría incluso decir que algo opulento en algunos pasajes, pero es tan bello que hace olvidar todo. Estamos ante una ejecución por una orquesta de primer nivel y en un momento de primer nivel, una enorme Filarmónica de Berlín, empastada, cálida, perfecta, ágil, brillante, de sonido consistente y uniforme, elegante, bellísima en todos sus atriles e impresionante en particular en sus cuerdas, una verdadera joya. Deben unir a todo ello la maravillosa grabación realizada por los ingenieros de DG y tendrán un conjunto realmente sensacional.

Les dejo para su disfrute con esta preciosa integral sinfónica una de las más bellas que se hayan realizado para el disco. Espero que disfruten de la pasión, la emoción de la simple belleza musical, la intensidad sonora de estas obras, la delicadeza de su preciosa orquestación, su alma deliciosamente humana. Una pequeña joya, de verdad.

Y tengan la amabilidad de escuchar las dos oberturas. Alucinantes.

Que disfruten.


Schumann
Integral Sinfónica
Oberturas Genoveva y Manfred

Rafael Kubelik
Orquesta Filarmónica de Berlín

Grabaciones:

Philharmonie, Berlín
Sinf. nº 1 Op. 38, febrero de 1963
Sinf. nº 2 Op. 61, septiembre de 1964
Sinf. nº 3 Op. 97, febrero de 1964
Sinf. nº 4 Op. 120, febrero de 1963
Genoveva Op. 81, septiembre de 1964
Manfred Op 115,  febrero de 1964






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FLAC







jueves, 21 de febrero de 2013

Homenaje a Hugo Wolf. Recital de Salzburgo. Elisabeth Schwarzkopf. Wilhelm Furtwängler. 1953.


Mis queridos amigos, esta noche, anticipándome un poquito, quiero dejar a disposición de todos este disco, auténtica joya fonográfica, musical, artística y humana en homenaje de uno de los músicos quizá más incomprendido y a la par venerado del panorama musical, Hugo Wolf, ese ser humano atormentado, apasionado y vehemente, entusiasta y a la par desequilibrado. Un 22 de febrero de 1903 fallecia en su última y penosa morada en Viena.


Entre mis muchísimas carencias están los idiomas. Y esta es una de las ocasiones en las que lamento profundamente no tener un conocimiento de alguno de ellos y  en este caso concretamente del alemán, para poder apreciar en todo su inmensidad y profundidad el contenido de este disco. Pero no obvia esta carencia que disfrute con un verdadero y sentido placer del mismo gracias a esa maravillosa y mágica capacidad de la música de hacer llegar al corazón los sentimientos más delicados, complejos, profundos y difíciles de entender haciendo que tu sean propio corazón, tu propio cerebro y tu propia alma los que interpreten a su sencilla voluntad y en función de cada momento los maticen y conviertan en sensación y pasión única. Alcanzo a leer los bellísimos poemas en francés o inglés, mejor el primero por su semejanza constructiva con el español, pero me encantaría ese plus del alemán. 

Aparte de esa gran carencia, me gustaría transmitirles en palabras la belleza y el significado que encierra este disco. La tarea no es fácil pero se intentará. De forma muy resumida: es sencillamente uno de los testimonios grabados más impresionantes que existan de las canciones de Wolf. Un reflejo maravilloso de la sensibilidad, la maestría, la dulzura, la profundidad y el alma del compositor. Todos esos matices están reflejados con un arte difícilmente superable por dos genios de la música, quizá los dos mayores genios en sus facetas respectivas que hayan existido.

La belleza vocal de Schwarzkopf, su enorme técnica, su sensibilidad, su dominio de escena, su conocimiento de la obra, su pasión y su entrega son insuperables. ¡Qué voz! ¡Qué matizaciones! ¡Qué inflexiones! Realmente sorprendentes. A su lado un mágico Furtwängler que acompaña con sabiduría y trabajo a la joya de la corona, a esa soprano que pone voz al sentimiento de los poemas y de la música. Sencillamente increíble apreciar como en el transcurso del concierto ambos se van "entonando", "calentando" que diríamos por aquí, entrando cada vez más y más en el sentido profundo de las palabras, el sonido, el timbre y el color.


La historia de esta grabación es al menos curiosa. En la fecha de la celebración del concierto se celebraban los cincuenta años del fallecimiento del compositor. Y Wolf seguía siendo por entonces un olvidado para la generalidad del público. Unos cuantos entusiastas encabezados por Walter Legge fundaban años atrás la Wolf Society para promocionar la obra del artista y a la fecha del evento apenas mil socios se habían conseguido. Es más, resulta sorprendente cuanto menos, en el mismo Salzburgo el Lied era algo al menos extraño y poco valorado. Aquí conviene reseñar los esfuerzos de Bruno Walter, Joseph Schwarz, Lotte schöne, Lotte Lehmann en la década de los años 30 o de Peter Pears o Benjamin Britten en los cincuenta por lograr establecer los programas de lieder como algo de valor en Salzburgo. 

El concierto de Schwarzkopf y Furtwängler, los dos artistas de mayor prestigio del festival, fue un punto de inflexión, no sólo para iniciar el camino del aprecio a Wolf sino también del aprecio a las propias veladas y programas de lieder.

Legge había preparado el programa con mimo y cariño, con corazón y pasión. Furtwängler se había ofrecido en el mes de diciembre anterior como pianista y trabajó el mismo desde el momento en que fue aceptado; Schwarzkopf preparó el recital con un entusiasmo fuera de lo común.El mismo Karajan que asitió al recital no pudo menos que decir al oído de Legge ·...no la tortures más, por Elisabeth, ya te he dicho que la pequeña es la mejor".

Y aunque con alguna que otra cariñosa ironía en los días previos por parte del maestro hacia Elisabeth, con ciertas consideraciones hacia el joven Karajan y la actitud de ella en las óperas previstas "...¿cantarás el Mozart del señor Karajan?..." con una respuesta excepcional de la soprano "...Herr Doktor, cantaré Mozart, simplemente Mozart..", la velada se desarrollo como no podía ser de otra manera al darse la mano dos músicos, dos almas y dos pasiones paralelas: excepcional, maravillosa, sorprendente e irrepetible.


Supuso el pasito definitivo para lanzar el lied en Salzburgo. Y supuso además un empujoncito providencial para el aprecio de la obra de Wolf. Un aprecio que no paró de aumentar con el paso de los años. Sencillamente era cuestión de tiempo, lo bueno, todo aquello que surge del corazón y del sentimiento, acaba triunfando.

Un triunfo en el que tres grandes personalidades tuvieron mucho que ver: Legge, Schwarzkopf y Furtwängler. Wolf les debe un poquito de su reconocimiento actual, y los tres le deben mucho a Wolf, mucho, el sencillo hecho de poder organizar, interpretar y cantar un recital de una hora de música soberbia, profundísima, de extrema belleza y delicadeza. Un hora de música que sólo es apta para los corazones más elevados.


Mis queridos amigos espero de corazón que aprecien este hermosísimo disco, envidio sanamente a aquellos que puedan apreciar todo su valor al entender su idioma original, espero que puedan maravillarse con la voz más bella que haya cantado a Wolf en la historia y deseo que aprecien el gesto del gran maestro al dar sus manos a ese piano profundo, atormentado, sensible y matizado que acompaña a la voz de nuestra amada Elisabeth.

Que lo disfruten. No se van a sentir defraudados.


Hugo Wolf
Lieder
Elisabeth Schwarzkopf, soprano
Wilhelm Furtwängler, piano
Salzburgo, Mozarteum, 12 de agosto de 1953













lunes, 18 de febrero de 2013

Mozart. Concierto para Piano y Orquesta nº 9 "Jeunehomme". Sinfonía nº 41 "Júpiter". George Szell. Rudolf Firkusny. Concertgebouw Orchestra Amsterdam. 1958. Festival de Salzburgo.


Queridos amigos dejamos esta noche este precioso disco de la serie de Sony dedicada a los conciertos de Szell en Salzburgo. Sirva como pequeño homenaje a este grandísimo director, un director excepcional y fuera de lo común y sirva también de homenaje a un enorme artista, a un gran pianista, a Rudolf Firkusný que junto a la delicadísima y preciosista Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam dan un ejemplo maravilloso de interpretación de la música mozartiana.

Este dijo reune parte del concierto ofrecido el 6 de agosto de 1958 en Salzburgo. El resto, la Sinfonía nº 33, ya ha sido dejado en este espacio en otra edición del sello Orfeo junto a otras piezas tocadas con la Nacional Francesa y que les recomiendo escuchen: Día de Reyes. Mozart. Sinfonías nº 33 y nº 41. Haydn. Sinfonía nº 92. George Szell. Concertgebouw Orchestra. Orquesta Nacional de la RTF. 1958. 1959. 

Mozart y Szell; poco puedo añadir. Absoluta belleza, ritmo, gracias, claridad de texturas, finura, delizadeza, aliento, vitalidad. Toma sonora que aún siendo mono, bien sea por su calidad o por la disposición espacial de los micros realza la belleza orquestal y permite apreciar el juego que Szell realiza con los diferentes atriles de ese magistral instrumento orquestal que es la orquesta holandesa. Magistral.

Firkusný le añade al piano mozartiano una frescura realmente deliciosa y una técnica al servicio de la expresividad de la música. Realmente soberbio en la digitación, en su sonoridad, en su agilidad. Un pianista de gran talento, ejemplo realmente llamativo de claridad y perfecta rítmica vitalidad, preciosa musicalidad, técnica realmente fantástica y expresivo e impulsivo en su ejecución.


El concierto completo del 6 de agosto de 1958 se integraba, resumiendo, por las siguientes obras:
  • Sinfonía nº 33
  • Concierto para Piano y Orquesta nº 9 "Jeunehomme"
  • Sinfonía nº 41 "Júpiter". 

Fue registrado en la Gran Sala del Mozarteum de Salzburgo y como comentaba gran parte de la exauisita musicalidad que se aprecia en la grabación puede proceder de esa sala. Orquesta reducida, sonoridades de grupos maravillosas y clarísimas, manejo del tempo y del ritmo espectacular de Szell y acompañamiento irrepetible a Firkusný en una soberbia interpretación. La dificilísima Sinfonía nº 41 de Mozart resulta un encanto, un verdadero regalo para los oídos, un monumento a la sabiduría constructiva de una obra sinfónica y un ejemplo único de una interpretación viva, fresca, precisa, preciosista, equilibrada y dinámica. Un ejemplo más de la claridad tonal de tanta brillantez que llega a ofrecer Szell dentro de una claridad estructural perfecta y de un frío brillante aderezado de calidez tímbrica y sentimiento global en su interpretación.


Espero que disfruten de este pequeño tesoro, un disco reducido en minutaje pero pleno de calidad, histórica y musical. Merece la pena queridos amigos que puedan apreciar el arte de tres grandes: Szell, Firkusný y la Orquesta del Concertgebouw.



Mozart
Concierto para Piano y Orquesta nº 9 "Jeunehomme"
Sinfonía nº 41 "Júpiter"
Rudolf Firkusny, piano
George Szell
Concertgebouw Orchestra Amsterdam
6 de agosto de 1958, Festival de Salzburgo, Mozarteum, Grosser Saal, ORF
(El concierto se completaba con la Sinfonía K.319)










sábado, 16 de febrero de 2013

Tchaikovsky. Sinfonía nº 4. Sinfonía nº 5. Sinfonía nº 6. Edición DG. Leonard Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. 1989. 1988. 1986.


Queridos amigos esta era una actualización de entradas que tenía pendiente hace ya varios meses y que no quería dejar más tempo en el olvido. Merece la pena muy mucho. Las sublimes recreaciones de las tres últimas sinfonías del maestro Tchaikovsky en manos de Leonard Bernstein en su segunda aproximación a las mismas en un frustrado intento de completar una segunda frustrada integral.

Disfruten de estas excepcionales interpretaciones, tres maravillosos discos que nos ofrecen un Tchaikovsky profundo, humanísimo, en una trilogía bien elaborada de su pensamiento final y llevada con una carga de intensidad y de emoción por una maestro genial y maravilloso al frente de una orquesta que está realmente insuperable.




Tchaikovsky
Sinfonía nº 4
Fantasía Sinfónica Francesa da Rimini
Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York
Grabación, New York, Avery Fisher Hall, 31 de octubre de 1989




Tchaikovsky
Sinfonía nº 5
Romeo y Julieta
Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York
New York, Avery Fisher Hall, 29 de noviembre de 1988 y 31 de octubre de 1989




Tchaikovsky
Sinfonía nº 6
Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York
New York, Avery Fisher Hall, 16 de agosto de 1986





Gracias Lenny por estas verdaderas obras de arte musical, humanismo, sentimiento, pasión, integridad y convencimiento del valor inmenso de estas tres obras sinfónicas.

Pocos han podido decir tanto en ellas. Pocos han sido capaces de iluminar con tanta vehemencia, pasión, arrebato, sentimiento, amor, dolor y alegría estas muestras del testimonio humano de un gran músico.


viernes, 15 de febrero de 2013

Bruckner. Sinfonía nº 8. Wand. Orquesta Sinfónica de la NDR de Hamburgo. 1990.


Mis queridos amigos. No es por un deseo peculiar de lanzar un nuevo debate (que sea al menos tan ameno y constructivo como el producido por nuestro amigo Alejandro a raíz de la entrada de la Séptima de Bruckner por Böhm y que ha suscitado pasiones, y la verdad sea dicha un enorme conjunto de sabias opiniones, de corazón de muchos de nuestros amigos) sobre las interpretaciones y recreaciones de las obras sinfónicas de nuestro bien amado y querido Bruckner, pero no he podido resistir la tentación de dejar esta noche este disco, absolutamente sensacional, genial, mágico y maravilloso con la soberbia interpretación del maestro Wand en Tokio al frente de su NDR Sinfonieorchester de Hamburgo de la monnumental y colosal Octava Sinfonía de Bruckner.

Y lo quería dejar hoy como paso previo a la próxima entrada de la misma obra por Böhm que muy amablemente ha puesto a mi disposición, y por tanto a la de todos, nuestro amigo Manuel José. No con deseos de establecer comparaciones, no, pero sí con la sana intención de que puedan disfrutar de dos verdaderas joyas de la fonografía de esta obra. Y además para permitirme una pequeña licencia querido Alejandro. Voy a ampliar tu abanico de descripciones de directores brucknerianos con uno más, el agnóstico transformado en místico. Este es Wand en esta magistral recreación de la partitura bruckneriana en este concierto de Tokio.


Genial, cálido, exquisito, de discurso elegante sin perder la firmeza y la tensión, incluso dureza de la obra. De fraseo elegantísimo, con unas cuerdas llevadas de manera magistral en su interpretación, salpicada de coloridas intervenciones de maderas y vientos, con metales poderosos y señoriales, percusión arrebatadora y por encima de todo ello una mano que con pulso suave pero no blando maneja el concepto global de la Octava de manera portentosa.

Ni siquiera en su "bestial" interpretación con los músicos berlineses logro captar este fuego y esta pasión que Wand nos entrega y aún no siendo orquestas comparables, nada tienen que envidiar a la Filarmónica de Berlín. Diría más, están a un nivel sorprendente, en su sentido literal, por su sonoridad amplia, detallada, matizada, delicada y minuciosa en los más íntimos detalles. Su conjunción es mágica; las bellísimas arpas del tercer movimiento, ese Adagio sublime, resultan como soplos de belleza y lirismo que te atrapan en un vilo mientras las cuerdas van desarrollando su tenso y profundo juego musical a ritmo pausado, que permite respirar la emoción y profundidad de sus gestos sonoros.

Wand podrá ser agnóstico querido Alejandro pero acaba creyendo en Bruckner. ¡De qué otra forma podría ser! Es imposible resistirse a la belleza de esta música y no podrías más que rendirte a ella y decir, querido maestro, tenías razón, esto es sencillamente gloria bendita. Arte celestial, sublime ejemplo de inspiración y de una capacidad puesta al servicio de algo superior. Podré ser agnóstico o aséptico pero hoy no. Hoy toca ser sencillamente un ser humano entregado a las delicias de un placer superior que es tu música. Y te voy a dar todo, como diría San Ignacio, todo mi ser y me entendimiento, para que lo que has escrito tenga esa vida que es imposible dejar de ver, de sentir y de vivir.


Te voy a entregar estas preciosas cuerdas para que sean la base de un sencillo barquito musical que te voy a aderezar con unos preciosos sonidos de las maderas y de los vientos-metales que serán los poquitos adornos que llevará ese barquito querido Bruckner.

Pero además te voy a dar la energía incesante de mis percusiones y de mis metales para que se pueda impulsar ese barquito mi terco maestro Bruckner. Y un poquito más te voy a dar, te voy a entregar mi sabiduría, porque soy sabio maestro, al menos en tus cosas, pero hoy esa sabiduría la voy a poner a tu servicio, para que sientas esos timbres, veas esos colores, palpite tu alma con esos ritmos que te voy a dejar.

Hoy querido y obstinado maestro Bruckner voy a ser un poquito místico y sencillamente voy a hacer que ese barquito musical sea tu trono en el que te sientas verdadero rey y llegues allí donde seguro, tu fe, tu educación y tu profunda creencia quiere llegar y desea que esté esta tu ofrenda musical. Yo hoy voy a ser el maestro que creyendo profundamente en tu música te de un ejemplo de cuanta belleza puede tener. Y querido Bruckner. Lo he logrado, estoy seguro, completamente seguro.

Y el maestro Bruckner sonrió y asintió emocionado al escuchar su música que subía en un humilde barquito de artesanía. ¡Querido Wand, sí, tienes razón, lo has logrado! Los últimos compases de esa increíble recreación que has realizado han acabado de acercarme ese bello barquito en el que me siento feliz, no como rey, sino como hombre y músico. 


Amigos míos, disfruten de una verdadera obra de arte realizada con pasión, técnica, sabiduría, madurez, sentimiento y conocimiento. Una joya, una joya en mayúsculas.

Gracias querido Wand, agnóstico transformado en místico para la mayor gloria del venerado maestro y para el goce de todos aquellos que con visiones de uno u otro tipo sencillamente amamos a Bruckner.

Y recuerden queridos amigos, Bruckner sonrió.

Bruckner
Sinfonía nº 8

Günter Wand
NDR Sinfonieorchester de Hamburgo
Versión mixta de 1887/90 en Edición de Robert Haas de 1939

Grabación
Tokio, Suntory Hall, 3 de noviembre de 1990