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domingo, 3 de abril de 2016

Bruckner. Sinfonía nº 4. Barenboim. Staatskapelle Berlin. 2010.


Queridos amigos, esta noche para finalizar la semana y dado que hace ya bastante tiempo que no dejamos música de nuestro querido Bruckner nada mejor para solucionarlo que dejar este precioso registro realizado por el maestro Barenboim (a mi entender uno de los grandes directores brucknerianos de todos los tiempos) al frente de su Orquesta, la Orquesta Estatal de Berlín o Staatskapelle Berlin, de la que es director musical.

El registro procede del DVD del concierto ofrecido en la Philharmonie de Berlín el 20 de junio de 2010. Creo que el maestro ha culminado esta integral pero que sepa en formato CD no ha sido puesta a disposición del público (cosas de las casas comerciales o los intereses de las mismas). Creo que sí está en formato DVD y que sepa en formato Mp3 o uno similar que usa Apple para su tienda (creo que en el sello Peral algo que se hizo para sacar estas grabaciones a la luz de forma comercial por el desinterés de la DG). ¡Un despropósito total! Estos registros merecen su paso a formato de audio decente en soporte CD y su disponibilidad para que los aficionados aprecien su enorme valor musical y artístico.

El DVD es una verdadera maravilla y la interpretación que nos ofrece Barenboim es una interpretación de muchísima altura. Una Cuarta que podemos situar a la altura de las más bellas que se hayan grabado nunca lo que es decir ya muchísimo (Celibidache, Böhm, Karajan, Haitink, Klemperer, Furtwängler, etc. etc.)


Una cuarta dirigida con extraordinaria meticulosidad por el maestro, con un discurso interno precioso, con continuidad de la exposición, co sabio manejo de los grupos temáticos e instrumentales, con un control asombroso de los tiempos, los acentos, los crescendos, los silencios, el ritmo y la intensidad sonora de los diferentes planos. Todo ello ayudado por la ejecución brillantísima de una orquesta fantástica, que es un aderezo delicioso que condimenta la obra con exquisitas sonoridades en todos sus atriles, con cuerdas sedosas y vibrantes, metales poderosos, maderas equilibradas y algo excepcionalmente bello ¡unas maravillosas trompas finales! (En el DVD hay que fijarse, al final del concierto, en la cara de la asistente del trompa principal para apreciar que ha experimentado una de sus noches más gloriosas).

La música fluye de la mano de Barenboim de una manera realmente ágil, de un sólo trazo, sin fisuras, en un discurso de planteamiento rotundo y claro, continuado, repleto de sencilla hermosura y pleno de algo realmente complejo que no es más que la facilidad a la hora de desbrozar la arquitectura musical bruckneriana sin perderse en ello y sin hacer tediosa su escucha. Si a ello, queridos amigos, le sumamos que esta obra de Bruckner tiene un poder de seducción increíble resulta que acercarse a la música del maestro austriaco es no ya sólo fácil sino atractivo y profundamente emocionante.


Barenboim nos lleva por un recorrido realmente hermoso a la largo de su interpretación.

Un primer movimiento, marcado por ese bellísimo tema de la trompa y que es uno de los movimientos más bellos compuestos por el maestro, es expuesto de forma soberbia y desarrollado de forma rítmica impulsiva, enérgica y poderosa hasta finalizarlo de manera sublime retomando en la coda el tema de la trompa junto con el resto de temas que previamente se habían ensamblado en el desarrollo del movimiento.

Su segundo movimiento es presentado, casi como una marcha fúnebre realmente preciosa, en los instrumentos de cuerdas y es una bellísima demostración del manejo del grupo de cuerdas que realiza nuestro amado Bruckner (y que sabe traducir de manera impecable Barenboim) salpicado de bellísimos toques de maderas, metales y timbales que finalizan en un decrecimiento en unas cuerdas en pizzicato mágicas.

Su tercer movimiento, quizá el más conocido de la obra, es un movimiento rápido, un scherzo vitalista con marcados contrastes de tiempo y dominado por las bellísimas llamadas de las trompas salpicadas en su unión temática con pinceladas mágicas en las maderas y las cuerdas así como con unas puntualizaciones magistrales de las flautas y los clarinetes. 

La obra finaliza en un cuarto movimiento de una belleza mágica y que es demostración de una verdadera artesanía en su elaboración por el maestro Bruckner. En él, sus largos crescendi toman sentido más allá de ser simples sonidos atronadores, sus explosiones dramáticas son perfecto complemento de las mismos. Se usan de forma magistral los temas precedentes de la sinfonía. En el plano estructural una combinación en forma y momento bellísima de los instrumentos de madera y cuerdas acompañando a unos trombones sorprendentes que tras una desaparición suave se van encadenando como verdaderos eslabones de esa forma constructiva bruckneriana tan marcada en su origen organístico, un encadenamiento de temas con un paralelo aumento en recursos instrumentales e intensidad, las maderas, los metales, las cuerdas y el conjunto orquestal finalizando en una conclusión final realmente apoteósica, de dimensiones místicas y triunfales que Barenboim sabe conducir con su justa intensidad y su justo marcado de tiempo y ritmo. 


Un registro verdaderamente precioso y digno de verdad de escucharse y valorarse.

Un registro de calidad sonora extraordinaria y de calidad musical fuera de toda duda.

Un registro lleno de matices, aprovechando al máximo la expresividad de una orquesta limpia, clara y ejemplar en su dicción, con unos grupos orquestales puestos de manifiesto de forma muy sabia y una masa sonora plena de color, de timbre y de sonoridad. 

Espero que disfruten de este precioso registro. Creo que no se defraudarán con él.

PD. Las carátulas están hechas por mí ya que no existe soporte CD y las del DVD me parecían muy sosas.


Bruckner
Sinfonía nº 4

Daniel Barenboim
Staatskapelle Berlin
Versión de 1881 (1878/80) en Edición de Robert Haas de 1936

Grabación
Philharmonie Berlin, 20 de junio de 2010









Shostakovich. Sinfonía nº 10. Passacaglia de Lady Macbeth of Mtsensk. Nelsons. Orquesta Sinfónica de Boston. 2015.


Queridos amigos dejamos esta noche un disco realmente bonito. La interpretación inmensa y profunda de la Décima Sinfonía del gran Shostakovich por el joven maestro letón Andris Nelsons, no hace mucho serio candidato a la titularidad de la Filarmónica de Berlín, al frente de su orquesta, la excepcional Sinfónica de Boston en la que se mantiene en su titularidad.

Una interpretación rica, inmensa, detallista, muy profunda en sus vistas y quizá despojada de las virtudes de las antiguas recreaciones de los grandes maestros rusos apostando por un poco menos de rasgo dramático y más en el sentido de un intento de reflejar la visión humana de un compositor y un hombre atormentado por los años y circunstancias vividas, impulsando más su carácter íntimo, melancólico e introspectivo. Al igual que hace con el hermoso Passacaglia de la obra de Shostakovich, despojándola de connotaciones políticas (que las tuvo y muy serias) y enfocándola más en su aspecto humano, dramático, remarcando su poderosa instrumentación masiva y su sentido de inmenso dolor humano.

Creo que es digno de mencionar que la belleza tímbrica de la Sinfónica de Boston acompaña muy bien a esta aproximación de Nelsons dejando notar su preciosa sección de cuerdas y las maravillosas maderas, su empaste único como conjunto y su sonoridad profunda y cálida, sin olvidar que estamos ante una de las más portentosas centurias del mundo.

Shostakovich nacido en San Petersburgo un 25 de setiembre de 1906, hizo sus primeros estudios musicales con su madre, una pianista profesional. En 1919 fue admitido en el Conservatorio de Petrogrado donde estudió piano con Leonid Nikolayev y composición con Maximilian Steinberg, finalizando ambas disciplinas en 1923 y en 1925 respectivamente. Su obra de graduación, la Primera Sinfonía, estrenada triunfalmente en Leningrado el 12 de mayo de 1926 bajo la dirección de Nikolai Malko, constituyó un éxito impresionante y una muy agradable sorpresa para público y crítica siendo una obra habitualmente interpretada desde entonces. Pocos meses después de su estreno fue interpretada en Berlín y en Filadelfia.

Las dos siguientes sinfonías del maestro, subtituladas "A octubre" y "El primero de mayo" fueron escritas para afirmar su fidelidad a la revolución. Entre 1927 y 1930, Shostakovich escribió algunas de sus mejores obras para la escena como la ópera "La nariz", el ballet "La edad de oro" y la música incidental para la puesta en escena de Meyerhold de "La pulga" de Maiakovski.


El 22 de enero de 1934 se estrenó en Leningrado su ópera "Lady Macbeth del distrito de Mtsensk" basada en un cuento de Nikolai Leskov (1831-1895) que fue muy bien recibida tanto por la crítica como por el público. Un crítico la calificó de "gran logro de la construcción socialista...que sólo pudo haber sido escrita por un compositor soviético formado en las mejores tradiciones de la cultura soviética." A comienzos de 1936 "Lady Macbeth" había tenido 83 representaciones en San Petersburgo y 97 en Moscú.

Pero el 28 de enero del mismo año se produjo un cambio dramático y tremendo para la suerte de nuestro querido Shostakovich. Stalin acudió a una representación y pocos días después "Pravda" publicó un furioso ataque al compositor bajo el título "Caos en lugar de música" que denunciaba la música de Shostakovich como "grosera, primitiva y vulgar". La Unión de Compositores Soviéticos se reunió de manera urgente para dar su apoyo la línea oficial y muchos de sus colegas sumaron su voz condenatoria a la oficial del Kremlin. Shostakovich sufrió en silencio y tuvo que resignarse a que su próxima obra, la "Quinta Sinfonía" (1937) fuera presentada como "la réplica creativa de un compositor soviético a una crítica justa". Mientras tanto para el maestro, su vida y su forma de trabajo, quedaron en un permanente peligro y encima de ambos, estaba siempre una losa dispuesta a caer para aplastarlos definitivamente, como persona y como compositor.


En los diecisiete años siguientes Shostakovich escribe seis de sus quince sinfonías, de la Quinta a la Décima y este conjunto de obras no dejan de presentar de una u otra forma la tensión permanente entre el compositor y el padre de la patria rusa, nuestro amigo Stalin. Antes del artículo de Pravda, Shostakovich era un hombre de espíritu libre, con ilusión, reconocimiento público y confianza. Después del artículo su vida se convierte en un infierno personal y profesional, pasa a ser un enemigo del pueblo cuya vida pende de un hilo que sabiamente tira y afloja papá Stalin a su antojo, Y en esas circunstancias un hombre como Shostakovich, que tiene una tolerancia cero a la intrusión política y que desea por encima de todo la libertad para que los artistas puedan explorar sus sentimientos y los deseos del alma, es un hombre roto y "muerto".

Les recomiendo la lectura de un artículo sensacional que una gran amiga nos pasó hace pocos días para que puedan sumergirse en el ambiente de la época. Es realmente impactante. El artículo es este "En la conciencia del otro" de Antonio Muñoz Molina.

La Quinta Sinfonía fue un gran éxito y ayudó a consolidar la posición de Shostakovich como el compositor más destacado de su generación. En 1940 volvió a obtener el reconocimiento oficial con el Premio Stalin por su quinteto con piano.

La invasión de Hitler a la Unión Soviética en 1941 lo motiva a poner su arte al servicio del pueblo y como un esfuerzo por elevar la moral combatiente del pueblo. Durante los primeros meses de la guerra vivió en la Leningrado sitiada donde compuso los tres primeros movimientos de la Sinfonía nº 7 dedicada a la ciudad. Evacuado a Kuibyshev en octubre del mismo año terminó la sinfonía en diciembre. Estrenada en marzo de 1942 la sinfonía se convirtió en un símbolo de la resistencia soviética a la agresión nazi y tuvo una gran repercusión tanto en su país como en el exterior. Sólo en la temporada 1942-43, la Sinfonía "Leningrado" fue interpretada en 62 ocasiones en los Estados Unidos. Dos años después, Shostakovich escribió otra sinfonía de guerra, impresionante y profundísima, la Sinfonía nº 8 que sin embargo no alcanzó el éxito de la Séptima.

Después del fin de la guerra, se produjo un significativo endurecimiento de la política interna del régimen soviético que se expresó también en el plano artístico. Un personajillo, el comisario encargado de las "purgas" en la vida cultural del país, Andrei Zhdanov, fue el responsable de preparar una total reorganización de la Unión de Compositores Soviéticos. En un decreto fechado el 10 de febrero de 1948, un número de prominentes compositores soviéticos, incluyendo a Shostakovich y Prokofiev, fueron acusados de representar a las "perversiones formalistas y a las tendencias anti-democráticas en la música" y de cultivar "un culto a la disonancia, la atonalidad en confusas y neuróticas combinaciones que convierten a la música en cacofonía". ¡Este Andrei era un fenómeno!

Debemos al "simpático" de Zhdanov, como director del Departamento Cultural del Comité Central, el haber amargado la vida a muchos compositores rusos desde Prokofiev pasando por Miaskovsky, Khatchatourian, Kabalevsky hasta nuestro querido Shostakovich que le resultaba particularmente antipático. Gracias a sus decretos y normas la vida y la actividad compositiva de Shostakovich sufrió de manera relevante causándole preocupaciones profundas que influyeron en su obra y en su propia actitud vital. Tuvo que dedicarse a la composición de obras para poder mantener a su familia (bandas sonoras para películas), otras para colaborar con el Estado y por encargo de las autoridades destinadas a custodiar el status político (cantatas patrióticas) y variada música de cámara (cuartetos y ciclos de canciones) para ser presentada en círculos restringidos o simplemente en espera de tiempos mejores. Aunque también, como veremos luego, compone verdaderas obras de arte que aparta como decimos para mejores momentos.


De forma general todos los compositores se "arrepintieron" oficialmente y en los cinco años siguientes siguieron la política musical marcada por el Partido Comunista. Pero varios, entre ellos Shostakovich, escribieron música conformista y sencilla, sin dejar de componer para sí mismos composiciones acordes con sus ideas estéticas y necesidades espirituales. Entre las obras escritas por el maestro de acuerdo a la norma oficial, están las obras corales "La canción de los bosques" y "El sol alumbra a nuestra patria" pero a la par destinó al cajón del futuro, hasta después de la muerte de Stalin en 1953, otras obras de mayor valor artístico tales como el primer Concierto para Violín, el Cuarteto de Cuerdas nº 4 y el ciclo de cantos "De la poesía popular judía".

El mismo año 1953, año de la muerte de esa losa brutal y opresora que fue Stalin, Shostakovich dió a conocer su "Décima Sinfonía" que aún siendo criticada por los conservadores en un comienzo, más tarde fue reconocida como una obra maestra, tanto en la Unión Soviética como en el exterior. Después de la muerte de Prokofiev en 1953, Shostakovich se convirtió en el compositor soviético más reconocido y celebrado. Y justamente hay que decir.

La tendencia a la liberalización en las artes continuaba y era lógico esperar que Shostakovich se convirtiera en su portavoz más destacado. Pero, al menos públicamente, Shostakovich se volvió más conservador, elogiando la posición oficial y criticando a la vanguardia. Como para demostrar que el concepto del realismo socialista seguía siendo viable, escribió dos sinfonías, la Sinfonía nº 11 "El año 1905" y la Sinfonía nº 12 "A la memoria de Lenin". Era como un paso atrás en la forma, el estilo y cabe pensar que en el pensamiento del compositor. 

Este "paso atrás" se ve rápidamente superado y en 1962, reaparece de alguna manera el Shostakovich contestatario, crítico, liberal, luchador y defensor del arte. Su Sinfonía nº 13 con solista y coros, utiliza para su primer movimiento el famoso poema de Yevgeny Yevtushenko "Babi Yar", una emotiva denuncia del antisemitismo en la Unión Soviética, que produjo un notorio, y esperable, desagrado oficial. El mismo año se presentó una versión revisada de su ópera "Lady Macbeth de Mtsensk" ahora rebautizada "Katerina Izmailova" después de largos años de haber sido prohibida. Esta vez fue aclamada como una obra maestra, fue llevada al cine y se presentó en el Covent Garden de Londres y en la New York City Opera de Nueva York.


En 1966, problemas cardíacos de importancia mantienen a Shostakovich fuera de la actividad por algún tiempo aunque en los años siguientes, algo repuesto de los mismos problemas, continuó su intensa actividad de siempre produciendo entre otras importantes su Sinfonía nº 14 de 1969 de carácter sombrío y meditativo. Su tema es la muerte y se inspira en textos de Lorca, Rilke, Apollinaire y Kuchelbecker.

La última sinfonía de Shostakovich, la hermosa Sinfonía nº 15,  está considerada como una de sus obras más enigmáticas. Fue compuesta durante los meses de julio y agosto de 1971, en la casa de descanso para compositores de Repino en Carelia. Se estrenó el 8 de enero de 1972 en la Gran Sala de la Universidad de Moscú, interpretada por la Orquesta Sinfónica de la Radio y Televisión de la URSS, dirigida por el hijo del compositor Maxim Shostakovich.

Se trata de una obra sinfónica compuesta en la forma tradicional del género. En su orquestación emplea una amplia sección de percusión, incluyendo campanas tubulares, xilófono, vibráfono y celesta. Su propio final nos indica que se trata de una obra interrogativa y misteriosa. Se aparta de las obras escritas para el gran público, recobrando la interioridad de sus cuartetos de cuerda. En el último movimiento podemos intuir como el amor triunfa sobre la muerte. Se trata de una obra personal, envuelta en el misterio, misterio que aparece en tantas obras del maestro. 

Shostakovich fallece el 9 de agosto de 1975, seis semanas antes de cumplir los 69 años.

Y en toda esta movida historia personal del maestro nos centramos en su Décima Sinfonía, obra también con algún secretillo que otro entre sus notas y en los testimonios recogidos, más o menos fiables, al compositor.

Tras la muerte de Stalin a principios de 1953, Shostakovich retoma (o compone según las fuentes) la composición de la Décima Sinfonía que finalmente fue estrenada el 17 de diciembre de 1953 por la Orquesta Filarmónica Leningrado dirigida por Evgeny Mravinsky. La obra obtuvo un enorme éxito tanto en su país como en el exterior. Shostakovich triunfaba de nuevo, éxito como compositor, éxito de público. Un reflejo de su resistencia, de su alma profundamente fuerte que vuelve a vencer.


La obra está estructurada en cuatro movimientos:

I. Moderato. De tintes oscuros con una progresión impresionante hasta un clímax profundamente emotivo.
II. Allegro. A modo de scherzo con vientos, cuerdas, metales y percusión arrolladores.
III. Allegretto. Un movimiento de danza con melodías preciosas enfrentadas en su carácter emotivo, oscuridad frente a alegría, y referencias a Mahler (trompa) y a Elmira antigua estudiante suya (¿un amor oculto?).
IV. Andante - Allegro. Lleno de alegres melodías y ritmo arrollador hasta un final impresionante en fuerza, ritmo, potencia y referencias políticas y personales (el motivo de su nombre).

Repitiendo la estructura de sus sinfonías Quinta y Séptima, lento/vivo/lento/vivo, la Décima resulta absolutamente arrolladora, emotiva y profunda. Un verdadero prodigio de emociones e intensidad anímica, preciosa instrumentación, ricas melodías y ritmos, referencias ocultas personales y deseos más o menos ciertos de triunfo sobre la opresión.

En la Sinfonía nº 10 parece que el maestro quiere dejar claro que la forma sinfónica tradicional, bien usada, en esa forma vieja de los cuatro movimientos de la forma sinfónica tradicional pueden criarse nuevos retoños musicales y que son además buenos, muy buenos. En la Décima Sinfonía la firma musical del compositor (el motivo re, mi bemol, do, si, o sea, DSCH en nomenclatura musical germánica) es el núcleo estructural de una obra que, yendo de la oscuridad a la luz, parece recuperar de alguna manera el optimismo que muchos años antes había brillado en la Primera Sinfonía. 

Y queridos amigos, el gran maestro lo consigue dejándonos una obra para la eternidad, bellísima, de la que se hablará siempre por su música y por su historia asociada.

Espero que disfruten de la preciosa recreación de Nelsons al frente de la suntuosa Sinfónica de Boston. Un disco que resulta realmente precioso e inicio de una serie que espero pueda completar este magnífico director letón.

PD.

A raíz del comentario del amigo Fernando López añadimos al final dos enlaces de interés a unos artículos referentes a esta obra que pueden resultar de enorme interés.




Shostakovich
Passacaglia, Lady Macbeth of Mtsensk
Sinfonía nº 10

Andris Nelsons
Boston Symphony Orchestra

Grabación
Symphony Hall, Boston, abril de 2015














Enlaces de interés:



sábado, 2 de abril de 2016

Contacto para temas del blog. sentidosblogdemusica@gmail.com

Queridos amigos, he creado una dirección de correo para los temas relacionados con el blog.

sentidosblogdemusica@gmail.com

La dirección habitual sigue estando funcional pero muy saturada por el resto de correos. Cualquier asunto personal se pueden seguir dirigiendo a la misma y para los asuntos relativos al blog les ruego que a la nueva.

Un saludo.


Julio

miércoles, 30 de marzo de 2016

Beethoven. Missa Solemnis. Fantasía Coral. Haydn. Theresienmesse. Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. Orquesta Sinfónica de Londres. 1960. 1962. 1979.


Queridos amigos. Hace unos días se celebraba el aniversario del fallecimiento de uno de los más grandes compositores de la historia, nuestro querido Beethoven. Motivo más que suficiente para, con retraso, dedicar al mismo una entrada que muestre nuestro recuerdo a su figura y su música.

Y para la ocasión dejamos esta preciosa grabación de su monumental Missa Solemnis que en el disco va acompañada por otras dos pequeñas joyas. Una del propio Beethoven, una fenomenal y fresca interpretación de su Fantasía Coral con un fenomenal Rudolf Serkin al piano y otra del gran Haydn, un músico admirado y respetado por Beethoven, su pequeña, en cuanto a recursos instrumentales, pero fantástica Theresienmesse (hablaremos en un futuro de ella pues merece muy mucho la pena su escucha).

Un pequeño pero justo homenaje a un músico que nos ha dejado momentos memorables y que para siempre estará en el recuerdo de todos.

Espero que disfruten del disco. Bernstein nos deja unas interpretaciones preciosas de las obras. Imponente y poderoso en la Misa Solemne de Beethoven; impetuoso y vital en la Fantasía Coral y delicado y sutil en la preciosa Misa Teresa de Haydn.

Pueden visitar también una anterior entrada de la Misa de Beethoven por Bernstein y la Orquesta del Concertgebouw de Amsterdam aquí.

En su día comentábamos en dicha entrada, y copio literalmente lo dicho entonces: "La Missa Solemnis queda como una verdadera muestra de un sentimiento profundo de un hombre que en su conflicto de fe no reniega de ella aunque la intenta expresar de una forma realista, nada dulce y delicada, con fuerza e intensidad tales que llegan a producir angustia y desasosiego. Un hombre que muestra dolor pero a la vez confianza en el hombre y en Dios confianza que es dolorosa y sacrificada, amarga y dura. Y ese dolor lo traduce en una música poderosa, urgente, lacerante y a la par absolutamente conmovedora y celestial. Música que expresa de forma dramática y tensa ese conflicto permanente del hombre y Dios, del dolor y de la confianza en lo venidero. Música en definitiva de un alma inquieta y de un ser profundamente humano que quiere conmocionar e impactar a sus destinatarios, los hombres, y que como el mismo Beethoven indicaba sea una música De corazón, que vaya a los corazones".

A día de hoy sigue produciendo las mismas sensaciones, conmocionando e impactando con su escucha, asombrando por su enorme fuerza e intensidad y maravillando por su asombrosa música.





Beethoven
Missa Solemnis
Fantasía Coral

Haydn
Theresienmesse*

Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York, (Missa Solemnis y Fantasía Coral)
Orquesta Sinfónica de Londres*, (Theresienmesse)

Westminster Choir, Warren Martin y John Finley Williamson, directores, (Missa Solemnis)
Coro de la Sinfónica de Londres*, (Theresienmesse)
Westminster Choir, Warren Martin, director, (Fantasía Coral)

Eileen Farrell, soprano, (Missa Solemnis)
Carol Smith, alto, (Missa Solemnis)
Richard Lewis, tenor, (Missa Solemnis)
Kim Borg, bajo, (Missa Solemnis)

John Corigliano, violín solista, (Sanctus de la Missa Solemnis)
Rudolf Serkin, piano (Fantasía Coral)

Lucia Popp, soprano*, (Theresienmesse)
Rosalind Elias, mezzo*, (Theresienmesse)
Robert Tear, tenor*, (Theresienmesse)
Paul Hudson, barítono*, (Theresienmesse)

Grabación
Missa Solemnis, Manhattan Center, New York, 18 y 21 de abril de 1960
Fantasía Coral, Manhattan Center, New York, 1 de mayo de 1962
Theresienmesse, Henry Wood Hall, Londres, 14 y 15 de mayo de 1979














Visitar también:


sábado, 26 de marzo de 2016

Haydn. Sinfonías Londres. Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. 1958. 1962. 1970. 1971. 1972. 1973. 1975.


Queridos amigos, continuamos hoy con la entrega de las grabaciones de las Sinfonías Londres realizadas por Bernstein y sus músicos de New York para Sony aprovechando para unificar la presentación de estas obras y actualizar a la vez las entradas originales que en su día se dejaron con nuevas tapas, fotos, fechas y archivos FLAC.

Estos discos de Bernstein son realmente sensacionales, verdaderamente merecen la pena que reciban una escucha para apreciar un Haydn realmente bonito, bien planteado, elaborado y resuelto. Ya indicábamos en las entradas originales que Lenny sentía verdadera admiración por la música del gran Haydn y estas grabaciones nos dejan una preciosa muestra de la misma. 

Resumimos los textos dejados en su día para que sirvan de guía breve a estos preciosos registros.

Las Sinfonías Londres son un conjunto de obras que en el catálogo de Haydn van desde la nº 93 a la 104. Llamadas también Sinfonías Londinenses o Sinfonías Salomon, en honor de Johann Peter Salomon el hombre que llevó a Haydn a Londres en sus dos giras (primera entre 1791-1792 y segunda entre 1794-1795), gran instrumentista de violín, director y mecenas. 

Fueron compuestas por Joseph Haydn entre 1791 y 1795. Tradicionalmente se dividen en dos grupos: desde la Sinfonía n.º 93 hasta la Sinfonía n.º 98, compuestas durante la primera visita de Haydn a Londres; y desde la Sinfonía n.º 99 hasta la Sinfonía n.º 104, compuestas en Viena y Londres para la segunda visita del compositor a la capital inglesa.

El conjunto de las obras es:
  • Sinfonía nº 93, (1791, Londres)
  • Sinfonía nº 94, La Sorpresa o Golpe de Timbal, (1791, Londres)
  • Sinfonía nº 95, (1791, Londres)
  • Sinfonía nº 96, El Milagro, (1791, Londres)
  • Sinfonía nº 97, (1792, Londres)
  • Sinfonía nº 98, (1792, Londres)
  • Sinfonía nº 99, (1793, Viena)
  • Sinfonía nº 100, Militar, (1793-1794, Londres)
  • Sinfonía nº 101, El Reloj, (1793-1794, Londres)
  • Sinfonía nº 102, (1794, Londres)
  • Sinfonía nº 103, El Redoble, Redoble de Timbales, (1795, Londres)
  • Sinfonía nº 104, Londres, (1795, Londres)


Johann Peter Salomon (1745-1815)


La Sinfonía nº 93 es la primera de las conocidas como Sinfonías de Londres. Fue terminada en 1791, como parte de la serie de sinfonías completadas para el primer viaje de Haydn a Londres. Fue estrenada en la londinense Hanover Square Rooms, el 17 de febrero de 1792.

La Sinfonía nº 94, llamada La Sorpresa o del Toque de Timbal (en alemán Mit dem Paukenschlag) de Joseph Haydn fue compuesta alrededor de 1791 y es quizá una de las obras menos conocidas, aunque famosa por su segundo movimiento en el que tras un comienzo "piano" se escucha un súbito acorde "fortíssimo" que funciona a modo de "despertador timbálico" para aquellos que usaban los conciertos para dormitar. 

La Sinfonía nº 95, fue completada en 1791 para ser interpretada en Londres en las Hanover Square Rooms, la temporada de 1791; sin embargo, se desconoce la fecha exacta del estreno.

La Sinfonía nº 96 "El Milagro" data de 1791 siendo la cuarta de la serie londinense (aunque es la primera compuesta y escrita) y debe su nombre al hecho de que en una interpretación de 1795 el público abandonó su lugar para acercarse a ver al maestro dirigiendo lo cual les salvó de un derrumbe de una araña o candelabro. Fue estrenada en Hanover Square Rooms de Londres el 11 de marzo de 1791. Luego veremos que actualmente se indica por muchos estudiosos que este "honor" parece corresponder a la Sinfonía nº 102.

La Sinfonía nº 97 completada en 1792 tuvo su estreno en Hanover Square Rooms de Londres el 3 ò 4 de mayo de 1792.


La Sinfonía nº 98 fue terminada en 1792 y estrenada en la Hanover Square Rooms de Londres el 2 de marzo de 1792. La obra resulta brillantísima, simplemente escuchar el último movimiento y sobre toda esa bonita parte con intervención del clavecín, pone los pelos de punta. Una verdadera obra de arte.


La Sinfonía nº 99 fue terminada en 1793. Aunque no es de las más frecuentemente interpretadas de sus Sinfonías Londres es sin embargo una de sus composiciones más originales y bellas. En ella se incluyen por vez primera los clarinetes. Un ejemplo precioso de alternancia de alegría, dramatismo, comicidad y sencilla sensibilidad.

La Sinfonía nº 100 fue terminada en 1793 ó 1794. Es popularmente conocida como la "Sinfonía Militar" derivado de las fanfarrias y percusión prominentes de su segundo movimiento con el que juega también al final de la obra.

La Sinfonía nº 101 fue terminada también en 1793 ó 1794. Es conocida popularmente como "El Reloj" debido al "marcado" del ritmo durante todo el segundo movimiento. Fue un éxito triunfal en su estreno en la Hanover Square Rooms de Londres el 3 de marzo de 1974.

La Sinfonía nº 102 fue terminada en 1794. Ahora se cree por parte de muchos estudiosos que el acontecimiento de la caída de la lámpara de araña tuvo lugar en el estreno de esta obra y no en la que antes citamos, la nº 96 "El Milagro". En cualquier caso y afortunadamente, el público salió ileso. Desde mi modesto punto de vista es una de las más bellas obras de Haydn. Poderosa y dulce como pocas. Formó parte como las tres últimas de los "Conciertos Ópera" en el King's Theatre y fue estrenada el 7 de febrero de 1795.

La Sinfonía nº 103 es llamada también "El Redoble", después del uso intenso del timbal con el que comienza. El "Redoble" se estrenó el 2 de marzo 1795 como parte de una serie de conciertos denominados "Conciertos Ópera", en el King's Theatre. La orquesta fue inusualmente grande para la época, con cerca de 60 músicos. La tarea de dirigir el trabajo se dividió entre el concertino Viotti y Haydn, que estaba sentado en un fortepiano.

La Sinfonía nº 104 es la última sinfonía (completa como tal) escrita por el compositor y es la última de las doce Sinfonías de Londres siendo conocida (en cierto modo de manera errónea dada la existencia de las otras once) como la "Sinfonía Londres". Fue estrenada bajo su dirección el 4 de mayo de 1795 en los "Conciertos Ópera" en el King's Theatre.



En conjunto estamos ante una serie de obras innovadoras para su época con nuevos matices, nuevos instrumentos, maravillosas combinaciones instrumentales, mágica combinación de emociones variadas y sutiles, juegos musicales, sonidos bellísimos, ritmos encantadores, melodías irresistiblemente bellas y verdadera sabiduría en el manejo de la forma sinfónica.

Asistimos a un magnífico viaje por las sonoridades y melodías de ese enorme músico que fue Haydn, grandísimo músico aún más si cabe en esta etapa final de su sinfonismo, con alegría, belleza melódica, sensualidad, fuerza, humor y todo aquello que la música sencillamente bonita es capaz de transmitirte.

La interpretación por Bernstein y la New York Philharmonic la considero excepcional, francamente buena. Inspiración y emoción en toda ella. Lenny disfrutaba con Haydn. Le apasionaba el fenomenal progreso constructivo que realizó en la obra sinfónica de su época, amaba su chispa, su vitalidad, su humor en la música, su rítmica. Y en estas aproximaciones de los años 60 y 70, antes de las realizadas en Viena, esto se aprecia de forma muy clara. Quizá, bueno seguro que es así, no es el mejor Haydn de los grabados, ni el más formal o respetuoso con las opiniones historicistas, pero musicalmente hablando se cuela por los oídos de una forma tan sencilla que es difícil resistirse a su pasión, a su simplicidad y a su facilidad para lograr una música simplemente bella.


La escucha de estos discos está llena de sorpresas, de descubrimientos de detalles musicales maravillosos. Percibes una flexibilidad orquestal realmente increíble acompañada por una ejecución instrumental maravillosa.

Un Bernstein enorme en los movimientos rápidos con movimientos finales que quitan el aliento, unos minuetos danzables como pocos y dejando una interpretación perfecta de los adagios y andantes que resultan dulces, pausados y delicados; fantásticos.

Lenny nos brinda un Haydn soberbio y sencillamente bello que espero disfruten. Merece la pena.

Las entradas originales pueden consultarlas aquí:





Haydn
London Symphonies

Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York

Sinfonía nº 93, (1791, Londres)
Sinfonía nº 94, La Sorpresa o Golpe de Timbal, (1791, Londres)
Sinfonía nº 95, (1791, Londres)
Sinfonía nº 96, El Milagro, (1791, Londres)
Sinfonía nº 97, (1792, Londres)
Sinfonía nº 98, (1792, Londres)
Sinfonía nº 99, (1793, Viena)
Sinfonía nº 100, Militar, (1793-1794, Londres)
Sinfonía nº 101, El Reloj, (1793-1794, Londres)
Sinfonía nº 102, (1794, Londres)
Sinfonía nº 103, El Redoble, Redoble de Timbales, (1795, Londres)
Sinfonía nº 104, Londres, (1795, Londres)


Grabaciones

Manhattan Center, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center; 30th Street Studio
New York


Sinfonía nº 93, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 7 de diciembre de 1971
Sinfonía nº 94, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 14 a 16 de diciembre de 1971
Sinfonía nº 95, 30th Street Studio, New York, 12 de febrero de 1972
Sinfonía nº 96, 30th Street Studio, New York, 5 y 8 de marzo de 1973
Sinfonía nº 97, 30th Street Studio, New York, 9 de abril de 1975
Sinfonía nº 98, 30th Street Studio, New York, 10 de abril de 1975
Sinfonía nº 99, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 19 y 20 de octubre de 1970












Sinfonía nº 100, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 12 de octubre de 1970
Sinfonía nº 101, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 12 de febrero de 1970
Sinfonía nº 102, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 31 de octubre de 1962
Sinfonía nº 103, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 10 y 12 de febrero de 1970
Sinfonía nº 104, St. George Hotel, Brooklyn, New York, 27 de enero de 1958












Haydn
Sinfonías Londres
Volumen 1
Sinfonías nº 93, 94 y 95









Haydn

Sinfonías Londres
Volumen 2

Sinfonías nº 96 y 97











Haydn

Sinfonías Londres
Volumen 3


Sinfonías nº 98 y 99











Haydn

Sinfonías Londres
Volumen 4


Sinfonías nº 100, 102 y 104












Haydn

Sinfonías Londres
Volumen 5




Sinfonías nº 101 y 103