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domingo, 21 de enero de 2018

Mozart. Sinfonía nº 29. Sinfonía nº 40. Concierto para Piano nº 25. Szell. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1957.


Queridos amigos, finalizamos esta semana y me gustaría compartir con ustedes la bellísima música del maestro Mozart que estoy escuchando de las manos del gran Szell al frente de una muy brillante y camerística Orquesta Filarmónica de Berlín.

Parece mentira cómo las grandes orquestas son capaces de interpretar de forma excepcional las obras de menor "volumen y masa" orquestal. Cómo las grandes centurias con capaces de adaptarse a la serena elegancia de estas obras sinfónicas de Mozart. Siempre he escuchado decir que cuando una orquesta es capaz de interpretar bien a Mozart o Haydn se trata de una grandísima orquesta.

En el caso de estas grabaciones, realizadas en vivo en el Mozarteum de Salzburgo en 1957, se une a la excepcional flexibilidad y belleza orquestal de los berlineses la mano mágica, el espíritu libre y el corazón europeo del maestro Szell. 

Hay algo especial en el Mozart por Szell, algo que me atrae por completo, palabras como "limpio", "claro", "lleno, pero no pesado", "lucidez elegante", "una ligereza no inflada", "finura y delicadeza" y otras similares que siempre me vienen a la mente en su escuchas.

Y algo similar pasa con el piano de su querido Fleisher, músico enorme dotado de un talento enorme y una sensibilidad exquisita, que se acompasa con el maestro Szell y la orquesta berlinesa para traducir un Mozart sereno, brillante, pleno de matices y detalles simplemente preciosos.


La Sinfonía nº 29 fue completada por Mozart el 6 de abril de 1774. Se trata, junto con la Sinfonía nº 25, una de las más conocidas de sus sinfonías tempranas. Es una obra bellísima, muy personal en el tono, intimista, muy en el estilo de la música de cámara pero con un carácter vehemente, impulsivo y brillante.

El Concierto para Piano nº 25 fue completado por Mozart el 4 de diciembre de 1786, junto con la Sinfonía "Praga". A pesar de que dos conciertos posteriores (KV 537 y KV 595) lo seguirían, esta obra es considerada como la última de los doce grandes conciertos para piano escritos en Viena entre 1784–1786. Una obra que en cierto modo ha ido ganando peso en el conjunto del corpus pianístico de concierto de Mozart desbancando a otros quizá más brillantes y que puede ser considerado como una verdadera maravilla de combinación de tonalidades, ritmo, modulaciones y quizá uno de los que más carácter sinfónico posee.

La Sinfonía nº 40 fue finalizada por el maestro el 25 de julio de 1788. Es su penúltima sinfonía y suele denominarse como "Gran Sinfonía en sol menor" para distinguirla de la "Pequeña", la nº 25, también compuesta en sol menor. Son las únicas sinfonías que compuso Mozart en modo menor, quizás con la única excepción de una temprana sinfonía en la menor, de discutida autoría, descubierta recientemente y conocida como la Sinfonía Odense.

Mozart escribió la Sinfonía nº 40 durante un período de su vida extraordinariamente creativo, el verano de 1788. En el espacio de unas pocas semanas compuso también sus sinfonías nº 39 (terminada el 26 de junio) y nº 41 (finalizada el 10 de agosto). No existen pruebas directas y contundentes de que fuera interpretada en vida del compositor.



Espero que disfruten de esta pequeña joya musical. Una combinación perfecta de orquesta, director, solista, entorno y por supuesto compositor. Una combinación que produce una música absolutamente deliciosa, vital, preciosa, clara y transparente, de una sencillez abrumadora por su magia. 

Pueden disfrutar de algo más de magia musical en las entradas que se dejan al final de la presente.


Mozart
Sinfonía nº 29
Sinfonía nº 40
concierto para Piano nº 25

Leon Fleisher, piano
Orquesta Filarmónica de Berlín
George Szell

Grabación
Salzburgo, Mozarteum, 3 de agosto de 1957








Si quieren disfrutar algo más del Mozart de Szell:







sábado, 20 de enero de 2018

Strauss. Also sprach Zarathustra. Don Juan. Concierto para Oboe. Karajan. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1983. 1973. Obras Orquestales DDD I.



Queridos amigos, hace no muchos días un amigo del blog, LL CH,  preguntaba por el resto de discos que presentaba la caja dedicada a las obras orquestales de Strauss en las grabaciones, mayoritariamente digitales, de Karajan.

La verdad es que al tener ya subidas los discos de la serie Originals con las sensacionales grabaciones analógicas del maestro no pensé en seguir con la publicación de las más modernas de la era DDD.

El comentario de nuestro amigo y la escucha de estos discos me han hecho recapacitar y creo que merecen publicarse y escucharse. 

Las grabaciones del presente disco corresponden a versiones digitales de Also sprach Zarathustra y Don Juan y analógica del Concierto para Oboe. 

En ambos casos nos encontramos con el maravilloso Strauss que nos ofrecía el maestro Karajan. Opulento, brillante, preciso, contundente, rico, expresivo y brillante. Y (sobre esto podrán encontrar muchísimas opiniones discordante) al frente nos deleita, con su imponente poderío sonoro y apabullante técnica, la impresionante Filarmónica de Berlín pienso que en una de sus mejores etapas.


Espero de corazón que disfruten de las próximas tres entregas que cerrarán este estuche repleto de preciosas traducciones musicales de las obras de uno de los grandes genios musicales del pasado siglo XX.


Strauss
Obras Orquestales DDD I

Herbert von Karajan
Orquesta Filarmónica de Berlín

Also sprach Zarathustra
Don Juan
Concierto para Oboe

Lothar Koch, oboe

Grabaciones

Berlín, Philharmonie, septiembre de 1983
Also sprach Zarathustra
Don Juan

Berlín, Jesus-Christus-Kirche, marzo de 1973
Concierto para Oboe








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miércoles, 17 de enero de 2018

Schumann. Concierto para Piano. Concierto para Violonchelo. Bernstein. Orquesta Filarmónica de Viena. 1984. 1985.


Queridos amigos, la entrada de hoy no tiene motivo o justificación especial. Sencillamente encontré el disco, lo escuché y me volvió a cautivar como en su primera escucha.

Muchos tildan el Schumann de la etapa para DG de Bernstein como pesado y carente de alma. Muchos lo califican de aburrido. Siento disentir con esa opinión.

Si su Schumann con New York era y es maravilloso, el ciclo sinfónico de DG con la Filarmónica de Viena no le va a la zaga. Quizá se aprecie un mayor freno a la expansividad insultante propia de Lenny pero se sustituye esta por una intensidad y profundidad realmente excepcionales. 

Este disco complementa a esa fabulosa integral grabada con los vieneses, para mi gusto una de las más bonitas que se hayan grabado, completando así el corpus sinfónico de Schumann de una manera excepcional.

Ambos conciertos están interpretados por todos los participantes con una energía, serenidad, emotividad y preciosismo que resultan realmente sensacionales. La compenetración de Lenny tanto con Frantz como con Maisky, ambos excepcionales músicos y buenos amigos del maestro Bernstein, y sin duda con los filamónicos vieneses tiene mucho que decir en el resultado realmente expresivo, brillante, intenso y bello en las interpretaciones de ambos conciertos, por otro lado conciertos que forman parte del grupo de los excepcionales en el campo de ambos instrumentos.

Espero que disfruten del disco. Pueden disfrutar también de las dos integrales sinfónicas referidas antes al final de la entrada. Creo que en ambos casos disfrutarán de unas sensacionales obras musicales en recreaciones diferentes pero ambas con el mismo fondo, ese fondo que quizá sólo Lenny podía dar: emotividad.



Schumann

Concierto para Piano*
Concierto para Violonchelo**

Justus Frantz, piano*
Mischa Maisky, chelo**

Orquesta Filarmónica de Viena
Leonard Bernstein

Grabación:

Musikverein, Grosser Saal, Viena
6 de febrero de 1984*
6 de noviembre de 1985**










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domingo, 14 de enero de 2018

Shostakovich. Sinfonía nº 13. Slovák. Czecho-Slovak Radio Symphony Orchestra - Bratislava. CSRSO. 1990.


Queridos amigos, retomamos hoy la publicación de la penúltima entrega del precioso ciclo sinfónico de Shostakovich dirigido por el maestro Slovák.

La entrega de hoy es la impresionante Sinfonía nº 13 Babi Yar (Barranco de la Abuela). Impresionante en sí misma como obra musical, impresionante en su contenido literario e impresionante como testimonio de la barbarie que el ser humano puede llegar a realizar movido por el odio, la falsedad y la parálisis emocional y política.

Creo que el más adecuado resumen de la historia de esta obra está en la entrada que a la misma dedicamos en el ciclo Barshai. Les recomiendo no sólo la audición, también la lectura de la entrada en la que, con pocas palabras describe algo del horror del que deriva esta profunda obra musical y poética. Pueden revisar la entrada aquí: Shostakovich. Sinfonía nº 13. "Babi Yar". Barshai.

Voy no obstante a copiar literalmente los textos de aquella entrada:

"La Sinfonía nº 13 Babi Yar es una obra que nos deja una semblanza intensa de la vida cotidiana, de su dureza y de sus amarguras, que nos muestra el temor y el miedo, la desesperanza y el horror pero que nos deja abierta la ilusión de la lucha por el arte, el humor, la inteligencia y la verdad.


La obra fue compuesta por el maestro en 1962 sobre textos del poeta ucraniano Yevgeny Yevtushenko. La lectura de su poema Babi Yar, un ataque al antisemitismo, movió al compositor a escribir en principio lo que sería un oratorio en defensa de las minorías, de los pueblos oprimidos, basándose en los hechos relatados en el poema en al barranco de Babi Yar en el que ante la indiferencia de las autoridades alemanas y ucranianas se masacró con total impunidad a una cifra de personas que oscila entra la inicial de unos 30000 de raza judía hasta una final de cerca de 100000 personas, con gitanos, presos políticos, disidentes, miembros del partido comunista, etc. Una verdadera atrocidad, una más en el penoso devenir de una guerra atroz. Y más atroz resulta que se quisiera silenciar posteriormente el acontecimiento.


Posteriormente el maestro decide, después de la lectura de otros poemas de Yevtushenko, ampliar la obra con la inclusión de nuevos poemas e incluso le solicita al poeta uno más para su sinfonía. Queda así esbozada una obra de carácter poético intenso en la forma sinfónica poderosa que Shostakovich realiza en la que sin perder fuerza emocional nos deja un monumento sinfónico elaborado con verdadero arte en el que la música y el texto se funden en uno y permite la mayor expresividad posible de las palabras que son impulsadas por las bellísimas y profundas notas musicales.

Los poemas finales de la obra son el inicial Babi Yar, los añadidos Humor, En la tienda y Una carrera y el poema final encargado al poeta, Temores, que sería el que acompaña al cuarto movimiento. La obra se estructura sobre estos poemas con un movimiento inicial tremendo, durísimo, profundo y dramático con el que se establece la base intencional de la obra, la crítica profunda al antisemitismo stalinista y por ende a cualquier demostración de racismo que pueda existir. Su clima tenso y dramático da sentido a toda la sinfonía que se sigue de un Allegretto festivo e irónico en el que se alaba el valor del humor como fuerza motora de la vida; luego siguen dos movimientos un Adagio y un Lento en los que los poemas En la tienda y Temores nos muestran la cruda realidad de la vida diaria y el miedo aún existente a otros males que vendrán (a pesar del aperturismo iniciado por esos años). La obra finaliza con un bellísimo Allegretto sobre el poema Una carrera en el que se satiriza a la burocracia política y se alaba al verdadero profesional. El movimiento finaliza al igual que lo hace en la Octava Sinfonía de manera sutil, suave, lenta. Nuevamente Shostakovich vence con su sátira, nada de final apoteósico, la obra cede a un silencio impactante y demoledor.

La sinfonía está compuesta para bajo solista, coro masculino de bajos y orquesta. Se estrenó en Moscú el 18 de diciembre de 1962 dirigida por Kyril Kondrashin y todo hay que decirlo después de muchas bajas y problemas con los que inicialmente iban a ser los destinatarios de la obra. Problemas que llevaron a la ruptura de la relación siempre intensa de Shostakovich con Mravinsky después de su negativa a estrenarla (una negativa cuya causa es algo oscura aún hoy en día)."



Una descripción somera de la atrocidad humana acontecida en aquellos feroces y crueles años de la II Guerra Mundial en a que Europa estaba en manos de dos locos, sanguinarios y llenos de odio, que jugaban con el ser humano como una simple moneda de cambio que se usaba para sus desvarios políticos.

Como indicábamos más arriba la idea original del compositor era la de una cantata, pero la evolución del trabajo derivó en una sinfonía cantada en cinco movimientos, para lo que empleó, además del poema inspirador inicial de Yevtushenko “Babi Yar” otros del mismo autor: “Yumor” (“El humor”), “Magazinye” (“En la tienda”), “Strakhi” (“Los terrores”) y “Karyera” (“La carrera”). Los cinco poemas quedan formando un ciclo unido por una temática común al tratar la historia, la vida cotidiana y la mentalidad de los soviéticos.

A la denuncia clara y contundente de los acontecimientos descritos en el primer movimiento hay que sumarle la alabanza a las mujeres soviéticas en su quehacer diario del tercer movimiento, uno de los cuales es hacer cola, por sistema, en las tiendas. O la causticidad irreverente y antitotalitaria de “Yumor” o la ironía buscada de “Strakhi” que supone una nueva cuenta saldada con el estalinismo y sus consecuencias catastróficas. Y siempre humanista, el maestro, en “Karyera” realiza una apología de todos aquellos que arriesgaron su vida por defender sus ideas, comenzando por Galileo Galilei.



El estreno tuvo lugar el 18 de diciembre de 1962 en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú, con los exteriores del recinto acordonados por la policía para evitar manifestaciones de simpatía, a cargo de la Orquesta Filarmónica de Moscú, el Coro de la República Rusa y el Coro del Instituto Gnessin, bajo la dirección de Kiril Kondrashin. Creo que fue la útima obra de Shostakovic recriminada y vilipendiada por los estamentos oficiales.

Según la mayor parte de los entendido, el solista vocal fue Vitali Gromadsky, aunque otros apuntan a que pudo haber sido realizado por el también bajo Mark Reshetin. Esta sinfonía fue interpretada en Occidente por primera vez en 1970, en Filadelfia bajo la dirección de Eugene Ormandy.

Como indicábamos también al inicio de la entrada, la dirección de Kondrashin vino propiciada por la negativa de Yevgeni Mravinsky a estrenar la obra por “motivos políticos y étnicos”, según relataría años más tarde el también maestro Kurt Sanderling, co-director junto a Mravinsky de la Filarmónica de Leningrado entre 1942 y 1960, anécdota confirmada por Mstislav Rostropovich, amigo íntimo de ambos. Este enfrentamiento supuso la ruptura definitiva entre ambos artistas, cuyas carreras discurrieron en paralelo durante más de veinticinco años (Mravinsky estrenó seis de las sinfonías de Shostakovich: las número 5, 6, 8 dedicada a él, 9, 10 y 12, y fue uno de los más ardientes defensores de su obra.


Espero queridos amigos que disfruten de esta sensacional obra musical.

He podido localizar tan sólo la traducción a español del poema inicial, Babi Yar. El esto van en la traducción a inglés que nos proporcionó un buen amigo del blog, Francisco Javier.

Shostakovich
Sinfonía nº 13 "Babi Yar"

Czecho-Slovak Radio Symphony Orchestra - Bratislava
Slovak Philharmonic Chorus, Director, Jana Rychlá
Peter Mikulas, bajo
Ladislav Slovák

Grabación
Nº 13, Concert Hall of the Slovak Radio in Bratislava - 22 al 28 de noviembre de 1990










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lunes, 8 de enero de 2018

Mendelssohn. Concierto para Violín. Mozart. Schubert. MacMillam. Obras para Violín. James MacMillan. Nicola Benedetti, Academy of St Martin in the Fields. 2006.


Queridos amigos, no hace mucho tiempo mi buen amigo Ernesto me abría los ojos y los oídos a esta extraordinaria violinista escocesa que es Nicola Benedetti.

Al igual que él quedé prendado de su encantador y precioso sonido y de su extraordinaria finura y sensibilidad musical. Siempre es agradable descubrir artistas nuevos que siempre, seguro, tienen algo que aportar. Es el caso de Benedetti o de la violinista española Leticia Moreno. Músicos de talento fuera de lo común, técnica perfecta, enorme personalidad en el repertorio y por encima de todo una forma de expresar y traducir la música realmente preciosa.

Quería aprovechar esta entrada para dedicarla a nuestro amigo Julio Reátegui que en un comentario pasado indicaba que faltaría un poquito de Mendelssohn por aquí. Y tenía razón.

Y este disco creo que le encantará. Y creo además que nos gustará a todos tanto por ese sensacional concierto (uno de los clásicos conciertos del romanticismo, bellísimo, innovador y delicado) como por el resto de las piezas musicales, pequeñas joyas que deleitan el corazón y el alma.

Espero que lo disfruten y gracias a Ernesto por su descubrimiento hacia mi persona de esta enorme artista y los mayores deseos de disfrute para nuestro amigo Julio.



Mendelssohn
Concierto para Violín

Mozart
Adagio K261 para Violín y Orquesta
Rondó K373 para Violín y Orquesta

Schubert
Serenade Leise fkehen meine Lieder D957 (arreglos Stephens)
Ave Maria D839 (arreglos Wilhelmj en Edición Heifetz); Skailá Kanga, arpa

James MacMillan
From Ayrshire

Nicola Benedetti, violín, dirección en Mozart
James MacMillan, director
Academy of St Martin in the Fields

Grabación:
Abbey Road, Studio No º, 26 y 27 de enero de 2006