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sábado, 4 de febrero de 2012

Shostakovich. Sinfonía nº 7. Celibidache. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1946.

 

Queridos amigos dejamos, en esta fría noche sevillana (no estamos acostumbrados por aquí a temperaturas de cero o muy próximas a cero), un disco precioso con una interpretación vital, enérgica y genial de la Séptima Sinfonía de Shostakovich de la mano de Sergiu Celibidache en su etapa de Director Titular de la Filarmónica de Berlín antes de ser "eliminado" de la misma por los propios miembros de la orquesta y sabe Dios por qué intereses mayores más.

La Sinfonía nº 7 de Shostakovich fue dedicada a la ciudad de Leningrado (donde se inició la composición de la obra) y se completó el 27 de diciembre de 1941, en Moscú. Estamos hablando de una interpretación ofrecida en la vencida capital del Reich muy poco tiempo después de la victoria aliada sobre el régimen nazi de Hitler. En esta ocasión (qué poder tiene la música, qué poder y qué magia) se invierten los términos. Los conciudadanos de aquellos que querían acallar la música de su "enemigo" disfrutan de ella en, muy propablemente, similares condiciones de vida de aquellos a quienes quisieron acallar. 

Pero la música es más que política, odios, guerras o nacionalidades. Es arte. Y el arte perdura para siempre. El orgullo patrio, la belleza, el corazón, el amor por unas ideas puede ser válido para todos y a todos es capaz de transmitir semejantes sensaciones.

La idea de Shostakovich de expresar y reflejar a su país en guerra llevó incluso pareja la asociación de una estructura programática de la obra con títulos expresivos en cada movimiento. Finalmente esos títulos no se asociaron definitivamente a la obra. Inicialmente cada movimiento tendría un subtítulo que serviría para dar esa idea programática de la obra. Los subtítulos eran: "Guerra", "Memorias", "Los grandes espacios de mi patria", "Victoria". 


Shostakovich en el Cuerpo de Bomberos

El estreno mundial se celebró en Kuibyshev el 5 de marzo de 1942 por la Orquesta del Teatro Bolshoi, dirigida por Samuel Samosud que ofreció un recital transmitido a través de la Unión Soviética y más tarde en Occidente. En Moscú el estreno tuvo lugar el 29 de marzo de 1942 en el Salón Columniario de la Cámara de Cooperativas de Ahorro, por una orquesta que se unió a la Orquesta de Bolshoi y la Orquesta de la Radio-Unión. La obra se estrenó también con enorme éxito, tras las vicisitudes en la salida de la partitura, en Londres y New York dirigida por Henry Wood y Toscanini respectivamente. Finalmente el 9 de agosto de 1942 tuvo lugar un impresionante estreno en la propia Leningrado, con la Orquesta de la Radio dirigida por Karl Eliasberg y reforzada como se pudo y tras un bombardeo previo del sector alemán para silenciarlo durante la retransmisión (un poquito de guerra psicológica). Y la obra no se silenció, todo lo contrario, se convirtió en una de las obras más apreciadas de Shostakovich, bien sea por sus circunstancias históricas, por el apoyo de los directores "aliados" como los mencionados Wood y Toscanini o bien, no debemos olvidarlo, por la calidad musical y su enorme fuerza y energía. 


Anuncio del estreno de la obra en Leningrado

Celibidache nos ofrece una interpretación verdaderamente mágica de la obra de Shostakovich. Intensa, dramática, con una sonoridad profunda, a veces casi aterradora. a la par es capaz de reflejar en sus dos movimientos centrales un lirismo y una delicadeza asombrosas. Tiene la capacidad innata de manejar los tempi de cada movimiento de forma extraordinaria. El progresivo e in crescendo movimiento inicial es una joya a pesar de la debilidad de la toma sonora. Pero está tan bien elaborado, enzarzado y empastado que suena a gloria. Un movimiento ejemplarmente manejado en las cuerdas, maderas y flautas iniciales hasta la incorporación progresiva y enérgica de las cuerdas y otros instrumentos en grupos sucesivos para construir la marcha característica de este movimiento. Movimiento que finaliza de forma más suave tras esa tensión mantenida y retoma la parte inicial del mismo. Es como una subida a una inmensa montaña seguida del feliz regreso tras culminarla. Los dos movimientos medios de la obra son verdaderos ejemplos de composición melódica, con temas maravillosos en las cuerdas y en las maderas, con unas sedosas y delicadas cuerdas que alternan episodios líricos con algún otro de más intensidad, marcha, profundidad o incluso violentos y secos. En el último movimiento la belleza musical es un bello ejemplo de toda la que se ha presentado a la largo de los movimientos precedentes. Una suceción de bellísimas melodías, de temas maravillosos se van encadenando de forma mágica hasta llevarnos a un final triunfal, sin excesos, pero francamente intenso.

Una obra sencillamente maravillosa, con y sin su significado histórico, una obra musicalmente intensa, bella, melódica, profunda, instrumentalmente con pasajes excepcionalmente bellos. Una obra preciosa, digna de admiración.

Una interpretación pasmosa, sencillamente viva, con impulso, con pulso vital, con magnífica elaboración y con una prestación orquestal arrolladora. Una obra de arte. Un ejemplo más de la magia de Celibidache.






Shostakovich
Sinfonía nº 7

Sergiu Celibidache
Orquesta Filarmónica de Berlín

Grabación: 22 de diciembre de 1946



 




jueves, 2 de febrero de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 3 - Böhm. Orquesta Filarmónica de Viena. 1970.

 

Queridos amigos, dejamos esta tarde un disco que tenía preparado desde hace ya algún tiempo y que por unos u otros motivos no he podido presentar pero que me hacía muchísima ilusión compartir. Esta hermosísima interpretación de la Tercera Sinfonía de Bruckner de la mano del maestro Böhm y los filarmónicos vieneses es uno de los discos al que más aprecio le tengo. 

Del maestro Böhm, desgraciadamente, no tengo una discografía amplia, mejor dicho tengo muy poca. Pero los dos discos Decca de la Tercera y Cuarta sinfonías de Bruckner han estado siempre en mi corazón como muestras de una bellísima forma de aproximarse a la música de Bruckner. Son además dos de las sinfonías de Bruckner que más me apasionan (quizá al ser las primeras junto a la novena con las que hace años empecé a degustar la monumental música del compositor austriaco).

En esta interpretación de la Tercera llama la atención (o no, claro está) la excelsa interpretación de la Filarmónica de Viena. No es novedad la tradición bruckneriana de la orquesta y en este caso se ve apoyada en la enorme sabiduría del maestro Böhm que consigue un nivel interpretativo de los músicos soberbio, sencillamente maravillosos. Con una sonoridad ligera pero rica en matices, poderosa en su color e intensidad, rítmica y mágica en sus transiciones, elaborada con enorme maestría de artesano y expresada con una dulzura sensacional.


La obra inicialmente estrenada en Viena de la mano del propio Bruckner no tuvo una acogida favorable (obviando a algunos incondicionales del maestro como el mismo Mahler). Bruckner revisó la partitura en varias ocasiones siendo esta versión de 1889 una de las más comunmente grabadas el pasado siglo XX antes de ceder su paso a la llamada versión definitiva de 1877. Está basada en los cambios realizados a la partitura por Bruckner y Schalk entre 1888 y 1889 cara al estreno en Viena en diciembre de 1890 dirigida por Hans Richter. La obra fue dedicada al admirado Wagner y oficialmente se la suele nombrar como Sinfonía Wagner (con autorización expresa del propio Wagner para ello). 

La sonoridad y la contundencia formal de la obra ya dejan ver al futuro Bruckner de las obras posteriores. Construcciones masivas perfectamente hilvanadas, expresividad enorme en los temas, movimientos lentos sencillamente seductores por su intensidad emocional y por su elaboración simplemente magistral. El sonido es contundente, masivo, catedralicio, pero no sólo eso, es delicado, sutil, elegante, cantabile. Es un sonido justo a cada momento y si es fascinante escuchar el desarrollo y crecimiento progresivo de los temas de cada movimiento, su enorme majestuosidad, su dinamismo y su belleza, también lo es apreciar la delicadeza instrumental de sus pasajes más ligeros, juguetones o sencillos.

Y en la interpretación dejada por Böhm y la Filarmónica de Viena (repito, increíblemente bella) podemos apreciar toda la belleza de esta obra bruckneriana, la obra que quizá marca el inicio del gran Bruckner. Un inicio absolutamente bello y digno de ser tenido entre las grandes obras musicales.


Espero que disfruten de esta maravillosa interpretación y si gustan aprecien también la de la Cuarta Sinfonía en el enlace incluso en esta entrada. En ambos casos disfrutarán de una música soberbia y de unas interpretaciones que aún siguen asombrando por su belleza.





Bruckner
Sinfonía nº 3
Böhm
Orquesta Filarmónica de Viena
Septiembre de 1970
Versión de 1889 (1888/89) en la Edición de Leopold Nowak de 1959









martes, 31 de enero de 2012

Tchaikovsky. Sinfonías nº 4, 5 y 6. Mravinsky. Orquesta Filarmónica de Leningrado. 1960. Revisada.



Publicada originalmente el 27 de noviembre de 2010


Mis queridos amigos; hoy, con motivo de mi cumpleaños (unos cuantos ya...), quiero dejaros este disco tan especial y absolutamente maravilloso del gran Mravinsky dirigiendo las tres últimas sinfonías de Tchaikovsky.

Le tengo un especial aprecio a este CD. Desde mi punto de vista representa una de las cumbres interpretativas de Tchaikovsky. Absolutamente diferente al resto de las interpretaciones que existen de estas estupendas sinfonías, son un reflejo de las formas y el carácter de Mravinsky. Acerado, rígido y duro pero con pasión y sentimiento, lleno de matices, con perfección sonora, riqueza de color y rítmica maravillosa. La fantástica Orquesta Filarmónica de Leningrado es un instrumento portentoso, de sonido exquisito, perfección instrumental y ejecución soberbia.


Sin llegar a producirme las mismas sensaciones que logran los discos de Bernstein, Szell, Ormandy, Fricsay, Celibidache o Furtwängler, tiene ese algo especial que te hace vibrar con la música. Y su escucha genera inmediatamente un conjunto de sensaciones diferentes e imposibles de resistir. No hay frialdad, quizá sequedad sonora pero con encanto y corazón. Te produce impresión nada más iniciar su audición. La nobleza, la intensidad, la pasión, el dramatismo, la emoción y la profundidad salen a relucir de manera natural e impactante.

Los discos feron realizados a continuación de la gira de Marvinsky y sus músicos en el Reino Unido en 1960, donde dejaron una impresión indeleble e impactante, y fueron encaminadas a reemplazar a las anteriores grabaciones mono de Mravinsky y Sanderling. Las sesiones de grabación tuvieron lugar en Londres y Viena y se registraron con algunas modificaciones relativas a la disposición espacial habitual de los músicos de Leningrado en los conciertos ofrecidos (cuerdas, tomas sonoras de los metales, aproximación espacial, etc.). Los resultados son excepcionalmente bellos con una sonoridad que llama, de inmediato, la atención.

Espero que disfruten de la escucha de estas obras y aprecien su valor como muestra de una forma excepcionalmente bella de aproximarse a Tchaikovsky.

Unas interpretaciones que vueltas a escuchar un año después de su publicaión inicial y presentadas en ambos formatos, no pueden más que catalogarse de excepcionales, maravillosas y verdaderas joyas musicales de la discografía.


Tchaikovsky
Mravinsky
Orquesta Filarmónica de Leningrado
Sinfonía nº 4*
Sinfonía nº 5**
Sinfonía nº 6***
Londres, septiembre de 1960*; Viena, noviembre de 1960** y *** (Estéreo)
Publicación Mp3 y FLAC en archivos individuales para cada Sinfonía y en único archivo para todas. 









Sinfonía nº 4:



Sinfonía nº 5:



Sinfonía nº 6:



Sinfonías 4, 5 y 6:



Revisar también la anterior entrada (inicial):





lunes, 30 de enero de 2012

Visitar a Diario la Página Actualizaciones/Updates



Queridos amigos, vamos a intentar recomponer poco a poco el espacio.

Les ruego que con paciencia vayan visitando a diario la página superior, justo al lado de la de Entradas. En ella se irán dejando los enlaces a las entradas actualizadas para que se puedan disfrutar de nuevo.

Si hay alguna muy particular que algún amigo quiera, por favor que me escriba al correo para darle prioridad o bien que en esa misma página deje su comentario al respecto de su deseo.

Intentaremos que a la mayor brevedad posible todo vuelva a estar en su sitio.

Muchas gracias.

sábado, 28 de enero de 2012

Tchaikovsky. Sinfonía nº 4. Szell. Orquesta Sinfónica de Londres. 1962.


Queridos amigos, dejamos hoy una maravillosa entrada. Una interpretación grandiosa, vital, poderosa y enérgica de la preciosa Sinfonía nº 4 de Tchaikovsky de la mano de George Szell dirigiendo a una portentosa Orquesta Sinfónica de Londres.

Es una de las aproximaciones más bellas que haya tenido la ocasión de escuchar, muy próxima en su concepción y en su brillantez y enfoque a la del gran Ataúlfo Argenta con la Suisse Romande en el 1957. ¡Qué maravilla es la Música que permite vincular dos carácteres tan diferentes para que en un momento dado puedan tener coincidencias tan amplias!

La Orquesta Sinfónica de Londres es una de las más grandes formaciones europeas y mundiales, muy, pero que muy cerca de las grandes centurias tradicionales europeas, léase Viena, Berlín, Amsterdam o Baviera y con un carácter diferente al de las grandes orquestas norteamericanas pero con mucho de su billantez. Perfecta y válida para cualquier repertorio y con una tradición histórica amplísima ha contado siempre entre sus directores titulares e invitados con los mejores de la historia. Y Szell es uno de los grandes.

En esta conjunción con Szell se pueden saborear todas sus exquisiteces. Cuerdas soberbias y maravillosas, metales ricos, tímbricos y coloridos (escuchen el movimiento final), maderas presisas y dulces, empaste, armonía. El resultado de la unión de una orquesta con estas características y las manos de un señor llamado Szell puede tener dos resultados: una, arredrarse la orquesta y ser una catástrofe musical y otra crecerse la orquesta, empastarse e identificarse con el director. Y es esta segunda opción lo que en esta ocasión sucede. La Sinfónica de Londres se crece y responde a las exigencias rítmicas, tímbricas, de intensidad y de frenético impulso del maestro húngaro. Un maestro por otro lado particularmente afectuoso con la preciosa partitura de Tchaikovsky a la que trata con mano férrea pero dejando que todas sus bellezas, sus maravillosas melodías y sus geniales combinaciones instrumentales salgan a relucir. 


No se puede decir, no, que estemos ante el habitual Szell, rígido y extremadamente preciso. No, no es el caso. Todo lo contrario, nos encontramos con un Szell lírico, que maneja un primer movimiento de forma genial, con un tempo rápido pero amplio para poder dejar que se aprecie y se muestre toda su belleza. 

Un Szell que inicia un segundo movimiento con una magistral belleza en las maderas y las cuerdas, con su tempo batiente perfecto en un fondo suave y acompasador, con expresividad y amor en las bellísimas cuerdas londinenses y con una perfección tal que su parte final resulta demoledora en su profunda y sensible belleza. 

Un Szell que marca un pizzicato ostinato genial, perfecto, con sonoridad amplia e incluso expansiva, para nada corta en las cuerdas y creando un ambiente de maravillosa danzabilidad y musicalidad eslava jugando perfectamente con el ritmo y los instrumentos. 

Y finalmente un Szell que se desboca y se transforma en el Szell tradicional que todos estamos acostumbrados a escuchar. Desarrolla un movimiento final hermosísimo, iniciado con unos metales expansivos y con la intensidad tímbrica, de color y y sonora  propias del maestro. Energía, ímpetu, precisión, potencia, ritmo creciente e impulsivo; energía acumulativa, expansividad. Un movimiento final realmente espectacular por su conducción, por la belleza de la ejecución de la Sinfónica de Londres, amén de por su belleza propia. 

Es el Szell más esperado por todos, el Szell músico libre que en ocasiones de desata, se quita la máscara y saca la varita mágica de la sabiduría directorial para decir: Tchaikovsky también es mío; puedo ofrecer su alma, su sentimiento profundo, su emoción y la belleza de su música como el que mejor pueda hacerlo y que dice "si no lo creen, vuelvan a escuchar los minutos finales que acaban de escuchar, vuelvan, vuelvan y ya me dirán". Absoluta maravilla musical.



Es un disco maravilloso, verdaderamente hermoso. Una mezcla muy bonita de dulzura, energía, pasión, vitalidad y profundidad. Un disco interpretado con una claridad pasmosa, sin rigideces ni sequedades, sin excesos de sentimentalismo pero sin dejar de lado ese lado humano y de sentimientos personales inherentes a la obra de Tchaikovsky. Un disco ejecutado además con un sentimiento y una técnica equilibrados.

Un disco que en definitiva, creo que merece la pena saborear.


Tchaikovsky
Sinfonía nº 4
George Szell
Orquesta Sinfónica de Londres
Grabación: 11 y 13 de septiembre de 1962. Walthamstow Assembly Hall, Londres
(Otras fuentes citan el 19 y 21 de septiembre de 1962 coincidiendo con unos conciertos en directo de Szell y la Sinfónica)