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sábado, 8 de mayo de 2021

Shostakovich. Sinfonía nº 10. Concierto para Violonchelo. Ormandy. Philadelphia Orchestra. 1968. 1959.

 


Queridos amigos finalizamos hoy la entrega de los CD de la preciosa caja dedicada por Sony a algunas de las grabaciones más representativas de las obras del maestro Shostakovich de la mano de Ormandy (no incluye las grabaciones más modernas realizadas después para RCA, lo que es una pena).

En la entrega de hoy dos maravillosas obras que tienen una recreación de la mano de Ormandy realmente sensacional. 

De un lado la fantástica e intensísima Décima Sinfonía. Una obra realmente impresionante se mire por donde se mire. Compuesta después de la muerte de Stalin en el verano y otoño del año 1953 (aunque hay datos que apoyan que estaba ya esbozada y escrita desde 1951 siendo el momento de la muerte de Stalin el que permite al compositor su rescate y finalización) fue estrenada por Evgeny Mravinsky y la Filarmónica de Leningrado en la Gran Sala de la Philharmonie de Leningrado el 17 de diciembre de 1953. A diferencia de la precedente Novena, obtuvo un enorme éxito tanto en su país como en el exterior. Una obra heroica, poderosa y valiente que transmite un mensaje de desafío: Shostakovich afirma su libertad artística y se burla del régimen comunista y de su pequeño dictador fallecido.

Una sinfonía clave en la obra de Shostakovich que recibe de Ormandy una aproximación quizá menos arriesgada en sus extremos que sus aproximaciones a las otras sinfonías del estuche pero que merece mucho la pena escucharse por muchas razones, entre ellas la fabulosa respuesta orquestal, solidez de acabado de conjunto y una maravillosa elección de los tiempos unido todo ello a la excelencia ya establecida y alcanzada por Ormandy sobre su portentosa orquesta.


Por otro lado el genial Concierto para Violonchelo nº 1, obra maravillosa que fue escrita por Shostakovich en 1959 para el gran Mstislav Rostropovich, amigo y ex alumno de composición de Shostakovich en el Conservatorio de Moscú, que llevaba años esperando a que este se decidiera a escribir un concierto para su instrumento, y aguardó pacientemente hasta julio de 1959. El 2 de agosto se desplazó a la ciudad del Volga para recoger la partitura en casa del compositor. Ansiaba recibir una composición del maestro para su instrumento y memorizó el trabajo en tan sólo cuatro días. El estreno tuvo lugar en Leningrado con Yevgeny Mravinsky en la dirección el 4 de octubre de 1959 en la Gran Sala del Conservatorio de Leningrado.

Sin ser excesivamente osado o "moderno", en comparación con otras composiciones de sus contemporáneos, está considerado por muchos como el concierto arquetipo del siglo XX en el que se nos presenta ya al instrumento solista alejado del concepto de belleza decimonónica.

Un Allegretto que da inicio a la obra famoso por su obstinado y pegadizo tema de cuatro notas que servirá para construir todo el movimiento y el del resto del concierto y  que nos muestra el lado sarcástico del compositor, a veces incluso grotesco y con tintes de denuncia encubierta a los dictámenes políticos sobre el arte. Un movimiento de marcado acento en los aspectos rítmicos de la composición y realmente sorprendente.

Un segundo movimiento precioso y conmovedor a modo de mirada introspectiva del propio compositor a través de un quebradizo viaje onírico inducido por la voz de un violonchelo mágico de insólita belleza, una especie de mar en calma emotivo y en puntos sombríos, a veces desgarrador que nos lleva a la reflexión sobre su/la existencia y por momentos de enorme melancolía.

El tercer movimiento la cadenza, es escrita como un tiempo independiente en el que el chelo solista parte claramente del movimiento anterior al que sigue sin ningún tipo de pausa. La sensación  es la de un diario íntimo donde el compositor, una vez más en Shostakovich, revela su tendencia hacia lo trágico. Una escritura de enorme exigencia emocional para el violonchelo y para el que se precisa de una gran técnica que resalte todos los planos sonoros y registros que el instrumento puede aportar.

El movimiento final, un Allegro con moto excepcional es enlazado con el movimiento anterior, al igual que ocurriera entre el segundo y la cadenza, y se nos traza como un enorme arco resumen final de todas las tensiones previas y se convierte en el movimiento más agitado de toda la obra.

La primera grabación de la que se tiene conocimiento es de unos días después al estreno oficial de la obra por supuesto por el mismo Rostropovich en esa ocasión dirigido por Aleksander Gauk y la Filarmónica de Moscú. El registro que dejamos en la entrada de hoy es la primera grabación comercial de la obra, fue realizada para la CBS también por Rostropovich acompañado por la Orquesta de Philadelphia dirigida por Eugene Ormandy en noviembre de 1959, poco más después de un mes de su estreno. Shostakovich asistió a las sesiones de grabación del Concierto para Violonchelo y de la Sinfonía nº 1 en Filadelfia el 8 de noviembre de 1959 como parte de un programa de intercambio cultural de la Guerra Fría. 


Espero que disfruten de ambas obras y de las preciosas recreaciones ofrecidas por el maestro Ormandy, un maestro que merece un enorme reconocimiento no ya por estas interpretaciones que en su momento fueron de enorme valor, por toda su labor musical. 


Shostakovich
Sinfonía nº 10
Concierto para Violonchelo

Eugene Ormandy
Philadelphia Orchestra
Mstislav Rostropovich, violonchelo

Grabaciones
Sinfonía nº 10, 10 al 18 de abril de 1968, Philadelphia, Town Hall
Concierto para Violonchelo, 8 de noviembre de 1959, Philadelphia, Broadwood Hotel

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