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lunes, 17 de febrero de 2014

Beethoven. Integral de los Conciertos para Piano. Barenboim. Staatskapelle Berlin. 2007.


Mis queridos amigos esta entrada va dedicada a todos aquellos amantes de la verdadera alma humana, de su sentido, de su lucha entre opuestos, de su componente vital y trascendente. 

Pocas músicas hay en el mundo que reflejen de manera más equilibrada y a la par más difícil el sentimiento humano contradictorio en su lucha entre opuestos pero siempre anhelante de verdad, serenidad, felicidad y paz. Pocas músicas como la de nuestro amado Beethoven, personalidad obstinada y persistente en su afán de desarrollo de nuevos concepciones artísticas no sólo por el hecho en sí de su desarrollo como parte técnica y evolutiva del arte musical como como parte esencial de su profunda creencia en el papel fundamental de la música en el desarrollo moral y espiritual de la sociedad y del ser humano. Ejemplo también de la confianza y esfuerzo del hombre en su lucha contra las adversidades su música se nos puede presentar aún hoy en día como un bálsamo reparador y un acicate en nuestro continuado combate con todo aquello que nos pone frente a encrucijadas y situaciones verdaderamente críticas.


Su obra tiene un trabajo minucioso de detalle en el que cada uno de ellos está perfectamente insertado en el equilibrado conjunto final y pareciese que siguiendo un desarrollo calculado e intencionado sus tonalidades, sus colores, sus armonías, todos  los elementos llevan a tensiones con deliberado significado no sólo ya musical sino personal y dirigido al mundo. En el caso de la serie de los cinco excepcionales conciertos para Piano nos debemos maravillas ante la maestría compositiva de Beethoven quien con una economía de medios llamativa, con la elaboración y tratamiento de pequeñas frases cortas y moldeables, con la presencia de preciosas formas rítmicas y melódicas y con su habilidad para reforzar todas y cada una de las antes mencionadas con su habilidad para enfatizar, matizar e intensificar sin que siquiera podamos imaginar que de tales esbozos o ideas simples pueda emerger una música de una estructura global perfecta, cargadas de pasajes conmovedores, unas veces delicados, otras poderosos, otras líricos u otras plenos de intensidad emocional.

Y ¿qué nos aporta en estos preciosos discos nuestro querido maestro Barenboim? Mucho me atrevería a decir. No vamos a encontrarnos al poderoso, enérgico, impulsivo y brillante Barenboim de mediados de los años 60 ni al brillante, sabio, mágico y "raramente" juvenil Klemperer. No, pero 40 años después de aquellas excepcionales grabaciones EMI de estos mismos conciertos, el maestro Barenboim no conduce a las profundidades del océano de sentimientos, al volcán sosegado tras la erupción juvenil, a una difícil trama de detalles hábilmente desenmarañada por su pensamiento musical, mucho más maduro, profundo y calmo que no quiere decir soso o impasible. 


Barenboim nos lleva por la senda de la presentación de esta música como verdaderas obras de arte en las que cada detalle, cada fraseo, cada acorde, tiene un profundo valor y un destacadísimo significado sobre los anteriores y los que le siguen; con una maestría asombrosa desata sus más delicadas artes como intérprete solista (y señores míos, sigue siendo un excepcional pianista), con un sonido bellísimo, dulce, delicado sin quizá aquel punto de violencia o impetuosidad del pasado pero igualmente intenso y sobre todo perfectamente marcado en detalles, en fraseos algo más largos, en acentos más intencionados.

Un Barenboim que conduce sabiamente a una excepcional orquesta, desde mi punto de vista no es la Philharmonia y se nota, pero quizá en esa diferencia radique la belleza de estos registros. Una conducción lineal en la que cada nota tiene su sentido en su momento y su lugar y sin la que el discurso global se pierde.

Un Barenboim que juega con el piano como si fuera un instrumento más de la orquesta, diría más que dialoga con él como queriendo que en su interior esté la totalidad de la orquesta para malearla con sus manos mientras su vista y sus gestos moldea el bellísimo discurso de la orquesta real.

Un Barenboim que nos quiere dejar un verdadero y sentido mensaje de humanidad, que nos indica el poder enorme de la belleza, que nos transmite el valor incuestionable del amor por la música y que nos dice finalmente: esto, esto sí puede cambiar a las personas, como Beethoven cambió su tiempo, el arte musical y el espíritu humano.



Queridos amigos espero que disfruten de verdad de estos hermosos discos. Pueden o no contrastrarlos con otros o con los del mismo Barenboim de hace 40 años. Seguro serán diferentes. Pero principalmente disfruten de la elegancia, el sabor, la intencionalidad y la belleza de estas interpretaciones. Es esencia de Beethoven en frasquitos de perfume. Una verdadera maravilla.



Beethoven
Integral de los Conciertos para Piano
Daniel Barenboim, piano y dirección
Staatskapelle Berlin

Gabación:

Conciertos en Directo, Jahrhunderthalle, Bochum, 21 al 23 de mayo de 2007




Disco 1: Beethoven - Conciertos para Piano nº 1 y 2 - Barenboim








Disco 2: Beethoven - Conciertos para Piano nº 3 y 4 - Barenboim






Disco 3: Beethoven - Conciertos para Piano nº 5 - Barenboim