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miércoles, 26 de septiembre de 2012

Mozart. Sinfonías nº 35 y nº 41. Concierto para Piano nº 21. Herbert von Karajan. Géza Anda. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1957.


Queridos amigos. Tras la preciosa entrada de ayer dedicada al maestro Shostakovich, damos una vuelta de tuerca y un giro radical con la entrada de hoy. Mozart, el divino Mozart. Un músico del que todo está dicho ya ¿o quizá no? y del que ciertamente hemos dejado pocos testimonios. Este disco intenta paliar algo la deuda moral que tengo con el compositor y de paso dejar nuevo testimonio del arte excepcional de dos genios de la interpretación, y nunca mejor dicho genios: Géza Anda y Herbert von Karajan.

El precioso disco que dejamos hoy corresponde a una grabación realizada por la radio austriaca, la ORF, en el Festival de Salzburgo del año 1957. Año importante para el maestro Karajan en el que firma un contrato con la dirección del festival para asumir la Dirección Artística del mismo durante tres años. Un sueño finalmente conseguido por el maestro austriaco, un sueño deseado desde 1933 cuando con 25 años debuta en Salzburgo. Posteriormente la actividad y la vinculación de Karajan se prolongaría en la figura de miembro del Comité Director del Festival desde el año 1962 hasta su muerte en 1989. Una posición envidiable para cualquier director de orquesta, una posición de prestigio y de poder amén de una posición con la posibilidad de lucimiento artístico, trabajo y desarrollo musical de un valor incalculable.


Previamente a este año de 1957 Karajan había deseado la presencia en Salzburgo ¡quién no en aquellos años! pero no podemos decir que había hecho de ello una misión. En paralelo, mejor dicho de forma principal, sus miras estaban puestas en el desarrollo de su carrera, en su formación técnica, en el conocimiento, asentamiento y desarrollo de un excepcional, diverso y amplio abanico de obras musicales. En 1948 Karajan tiene un éxito memorable en Salzburgo con la representación de la ópera Orfeo y Eurídice de Gluck y el Fígaro de Mozart que se sigue de otras interpretaciones memorables con la Orquesta Filarmónica de Viena. En su "litigio" con nuestro querido Furtwängler finalmente sale perdiendo quedando el maestro alemán al frente de la Dirección del festival. Tras la muerte de Furtwängler, la decisión era delicada pero Salzburgo vuelve su mirada a Karajan. ¡Quién mejor que Karajan! Austriaco, Director de la Scala, Director de la Filarmónica de Berlín, Director de la Ópera Estatal de Viena, renombrado artísticamente, etc.

Karajan supo aprovechar plenamente la ocasión y tomó Salzburgo. Los años posteriores se sucedieron digamos que con una tensa paz. Eran muchos los cambios de la era Karajan y muchas las reticencias a su entrada y a su poder. Lo cierto y verdad es que el festival se benefició, los conciertos se repartieron de forma más o menos equitativa entre la Filarmónica de Viena, la "titular" y la de Berlín la "asaltante"; se admitieron orquestas de prestigio internacional, la ciudad revivió musicalmente. Karajan demostró además un talante conciliador digno de respetar. Y desde luego, no cabe duda, la entrada de los berlineses fue un éxito rotundo.


¿Qué nos deja este disco? Pues queridos amigos, un ejemplo maravilloso de esa etapa de "refundación" del festival. Una impresionante interpretación del maestro en las obras sinfónicas de Mozart, plenas de belleza, de trazo limpio, de expresividad excepcional en sus grupos instrumentales, de precisión, de ritmo, de vitalidad y de vivacidad en su conjunto. Unas sinfonías que no es que resulten maravillosas en su interpretación sino que suman además la belleza propia de la espontaneidad. Limpias, ágiles, apasionadas, vivaces con un sonido perfecto y bello. Los movimientos lentos son elegantísimos, los graciosos allegros resultan encantadores, los juegos de las cuerdas sutiles, las maderas asombrosamente finas. Una verdadera delicia particularmente la Sinfonía "Júpiter" obra maestra por ella misma elevada al grado de maravilla.

¿Y qué podemos decir del bellísimo Concierto para Piano? Sencillamente que resulta asombroso. La versatilidad de Anda es de sobras conocida, su extravagancia también. Pero es un genio al piano. Y tiene ese arte necesario para dotar a Mozart de la frescura que precisa sin caer en la "ñoñería". Anda da una muestra de recursos técnicos inolvidable a la que se suma otra más de su magistral forma de sentir la música y expresar en ella el sentido profundo de la misma. Delicadísimo, se ve acompañado por un Karajan perfecto, discreto, sin apagar a la orquesta ni al pianista que da rienda suelta a la emoción, que se lanza a la perfecta ejecución de unas notas mágicas traducidas con el corazón, al alma y la vida. Excepcional e irrepetible.



Que lo disfruten queridos amigos. Es una golosina, un manjar para el paladar más exquisito. 

Y además, se quita uno el sombrero ante la Filarmónica de Berlín.

Mozart
Sinfonía nº 35 Haffner
Concierto para Piano nº 21 (cadencias de Anda)
Sinfonía nº 41 Júpiter

Herbert von Karajan
Géza Anda, piano
Orquesta Filarmónica de Berlín.

Grabación:
Festival de Salzburgo de 1957
Grabación de la ORF del 29 de julio de 1957