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domingo, 24 de enero de 2021

Schumann. Sinfonía nº 2. Prokofiev. Sinfonía nº 5. Mitropoulos. Orquesta Filarmónica de Viena. 1954.



Estimados amigos dejamos esta tarde esta maravilla de grabación, una perfecta muestra del arte de uno de los más grandes directores del pasado siglo XX, el gran Mitropoulos.

La ocasión es histórica, hace acto de presencia por vez primera en el Festival de Salzburgo el maestro griego sumándose así a la ilustre lista de grandísimos directores que honraron con su arte el escenario del Festspielhaus y que seguiría honrando en sucesivas apariciones para dar muestra de su arte único e irrepetible. 

Ocasión esperada por el publico de Salzburgo y ocasión que dejó satisfechos a todos entre ellos a los propios miembros de la Filarmónica de Viena, cosa que ya son palabras mayores. Los conciertos tuvieron lugar los días 21 y 22 de agosto de 1954 y junto a la obra de Milhaud Transcripción de la Introducción y Allegro de La Sultana de Couperin, la Quinta Sinfonía de Prokofiev fue la elegida para la segunda parte del programa de ambos conciertos. Obras de von Einem y Krenek completaban el segundo de los conciertos el día 22 mientras que para el celebrado el 21 se acompañó de la Segunda Sinfonía de Schumann (siempre mágica en manos de Mitropoulos). Una mezcla quizá demasiado atrevida para aquellos tiempos pero que resultó una excepcional carta de presentación del ya afamado director titular de la Filarmónica de New York.

La Quinta Sinfonía de Prokofiev fue terminada en el mes de agosto de 1944 en Ivánovo. Es una gran obra de carácter épico inspirada en los días en que se avecinaba la gran victoria de las tropas rusas. Se estrenó el 13 de enero de 1945 en la Gran Sala del Conservatorio de Moscú, interpretada por la Orquesta Sinfónica del Estado de la URSS dirigida por el propio compositor. Muchos ven en ella también parte de la autoafirmación y deseo de triunfo del propio Prokofiev sobre su lucha interna compositiva para vencer a cierta rigidez en sus composiciones anteriores.

La recreada aquí por Mitropoulos puede que sea una de las versiones más interesantes de las que haya escuchado aún reconociendo que no es una obra que tenga un especial aliciente para mí. Una interpretación abierta, alejada de maneras rusas puras, si es que las admite esta obra, con la libertad pulsátil del maestro que no imprecisión, con cierto aire mahleriano, un excelente manejo de la maravillosa cuerda vienesa, jugando con los matices de cada movimiento para darle su expresión deseada y poniendo de manifiesto esa lucha preciosa entre ellos por reflejar los diferentes caracteres de sensibilidad que Prokofiev, bien sea a nivel programático o personal, quería reflejar.


La Segunda Sinfonía de Schumann es obra de mi predilección. La obra que fue estrenada en 1846 en la Gewandhaus de Leipzig y publicada en 1847 como su Sinfonía nº 2. fue compuesta entre 1845 y 1846 y cronológicamente era la tercera sinfonía que había completado, ya que había compuesto en 1841 la Sinfonía nº 1 y la versión original de la Sinfonía nº 4 (más tarde revisada y reorquestada por el mismo compositor en 1851). Su depresión y mala salud impidieron al maestro llevar el ritmo deseado en su desarrollo pero finalmente la sacó adelante siendo muy revelador su tono alentador y vitalista teniendo en cuenta los severos problemas de salud referidos. 


La Segunda de Schumann que nos deja el maestro Mitropoulos es lectura electrizante dirigida a fuego, enérgica, obsesiva y sin lugar para el descanso ni la contemplación, respirando siempre cierta angustia y manteniendo la tensión musical sin dejar que deje de fluir a modo de torrente de pasiones y sensaciones. Elegantísimas las cuerdas vienesas, realmente maravillosas, con una respuesta orquestal global a los cambios de tiempo del maestro que resulta proverbial, solemne y majestuosa, delicada y sutil. Una recreación sencillamente poderosa y vibrante, mágica e impactante en lo emocional.


Espero que disfruten de este precioso disco que es ejemplo perfecto de un arte en la dirección orquestal y una forma de entender la música poco frecuente hoy en día.



Schumann
Sinfonía nº 2

Prokofiev
Sinfonía nº 5

Dimitri Mitropoulos
Orquesta Filarmónica de Viena

Grabación

ORF
Festival de Salzburgo
Festspielhaus, 21 de agosto de 1954







sábado, 23 de enero de 2021

Bruckner. Sinfonía nº 3. Yannick Nézet-Séguin. Staatskapelle Dresden. 2008.

 


Queridos amigos dejamos hoy una recreación de una de mis obras preferidas del maestro Bruckner, su hermosa y maravillosa Sinfonía nº 3, para mí, una de las más bellas que dejó el gran Bruckner, con todos sus líos de revisiones y versiones, sea cual sea, tengo especial debilidad por ella.

Quizá sea el haber sido junto con la cuarta una de las primeras obras que escuché de él lo que haya hecho que esté grabada en mi mente de una forma especial.

La Tercera Sinfonía fue dedicada por el maestro a su admirado Wagner y es denominada en mucha bibliografía como como Sinfonía Wagner. Fue escrita en 1873 y revisada por Bruckner en numerosas ocasiones (con más o menos cambios) fundamentalmente en 1877 y en 1888/1899. El estreno inicial de la obra tuvo lugar bajo la dirección del maestro en Viena el 16 de diciembre de 1877 resultando un fracaso, en parte por la poca capacidad como director de Bruckner y en parte por la dificilísima aceptación por parte de los músicos vieneses.

Podemos decir sin temor a equivocarnos que con ella Bruckner abra el camino al inicio de su obra madura en la que empezará a desarrollar su enorme capacidad compositiva, su creatividad y su monumentalidad en la construcción sinfónica sin dejar de lado la belleza y sutileza imbricada entre sus notas en las enormes secuencias emocionalmente insuperables en texturas, desarrollos y musicalidad.


En esta entrada dejamos una interpretación que la tengo entre las grandes sorpresas de las grabaciones brucknerianas de la mano de jóvenes maestros. Junto con Nelsons que avanza en su ciclo para DG (que no acaba de llegarme del todo) Yannick Nézet-Séguin es para mí de entre ellos el que más logra llegarme al alma con sus aproximaciones. Este registro, independiente del precioso ciclo que ha realizado con Montreal y que espero dejar en un plazo no mu prolongado de tiempo es una muestra de su visión bruckneriana. Lo describiría como un término medio entre la pureza de Jochum y la hermosura sutil de Celibidache. Me encanta su forma de tratar la selva musical de Bruckner, con acercamientos casi camerísticos junto a fuerza y fuego en otros, sin aceleraciones sin sentido, detallista y matizado y con la energía y amplitud sonora que muchos deseamos escuchar en esas catedrales sonoras brucknerianas.

En este registro en vivo podemos apreciar además la belleza sonora de ese maravilloso instrumento musical que es la Staatskapelle Dresden valor añadido que no hace más que facilitar la preciosa lectura de Yannick acompañando con su conjunto empastado y preciosista a una dirección libre, viva y detallista.


Espero que disfruten de esta hermosa recreación de la Tercera Sinfonía de Bruckner, el inicio a la escalada de lo sublime en la obra del viejo organista de Ansfelden.




La versión interpretada por el maestro Nézet-Seguin es la versión original de 1873, iniciada el 23 de febrero de 1873 y completamente finalizada el último día de 1873. Un primer borrador fue presentado a Wagner en septiembre de 1873, cuando el Finale todavía no había sido orquestado y una copia completa le fue enviada más tarde en la primavera de 1874 siendo esta la base de la edición Nowak de 1977 que es la registrada aquí.

Hubo una edición de Robert Haas que preparó de esta versión en la primera Edición Crítica de las obras de Bruckner de 1944, pero el material se perdió en Leipzig durante la Segunda Guerra Mundial siendo una versión que aunque fue presentada varias veces a la Orquesta Filarmónica de Viena para su ensayo, fue repetidamente rechazada y no se interpretó nunca.





Bruckner 
Sinfonía nº 3

Staatskapelle Dresden
Yannick Nézet-Séguin

Grabación
Semperoper Dresden, 21 de septiembre de 2008

1873 Versión original en la Edición de Leopold Nowak de 1977


domingo, 17 de enero de 2021

Scriabin. Sinfonía nº 2. Poema Sinfónico en re menor Op. posth, Allegro Sinfónico. Golovschin. Orquesta Sinfónica de Moscú. 1995.

 


En este espacio no ha sido uy frecuente dejar obras de un músico al que particularmente le tengo un gran aprecio y del que disfruto enormemente cada vez que escucho alguna de sus obras, particularmente sus composiciones para orquesta y las obras para piano. Un músico, Alexander Scriabin, que sorprende la primera vez que te aproximas a él y que engancha a su música, su universo personal y su mundo especial.

Intentaremos poco a poco ir subiendo algunos ejemplos más de su maravillosa obra empezando hoy por dejar testimonio de su hermosa Sinfonía nº 2 y de la preciosa pieza de concierto en forma de Poema Sinfónico Allegro Sinfónico (en una revisión realizada por Alexander Gauk).



La Sinfonía nº 2 de Scriabin fue escrita en 1901 y se estrenó en San Petersburgo de la mano de Anatol Lyadov el 12 de enero de 1902. Posteriormente el 3 de abril de 1903 se presenta en Moscú dirigida por Safonov con disparidad de opiniones y valoraciones acerca de su valor aunque algunas críticas fueron muy ácidas tal y como la de Arensky que la llega a calificar de "segunda cacofonía". Como anécdota encontrada en muchas referencias se indica que cuando Vassily Safonoff, director de la Filarmónica de Nueva York de 1903 a 1919, dirigió la Segunda Sinfonía de Scriabin por primera vez, agitó la partitura en la orquesta y dijo: "Aquí está la nueva Biblia, caballeros..." No sabemos si es algo exagerado pero ahí queda. Opiniones para todos los gustos.

Si bien se la considera la sinfonía más estructuralmente convencional de todas, asombra con su maravillosa y extensa forma de transformación temática que llega a establecer un vínculo cíclico entre sus movimientos pudiendo así remarcar a modo de ejemplo la manera en la que el tema inicial sombrío del primer movimiento se desarrolla finalmente en un himno triunfante que funciona como el tema principal del final.

La sinfonía consta de cinco movimientos, aunque los dos primeros y los dos últimos están conectados entre sí sin descanso:

I. Andante, de carácter meditativo con dos temas que se presentan opuestos, el primero presentado por el clarinete y muy fogoso y el segundo más soñador, más pasivo. El primer tema servirá de leitmotiv de la obra. 

II. Allegro, presenta un primer tema agitado en los violines y más agitado al pasar a la orquesta. Un segundo tema más dulce y sentimental en el clarinete hace de contraste continuado con el primero aunque en general predomina el carácter agitado y tumultuoso. 

III. Andante, que se inicia en la flauta como un tema idílico de carácter pastoral, soñador, con ecos de impresionismo musical que es contrastado por un segundo tema de enorme energía, casi cromático con recuerdos wagnerianos preciosos. 

IV. Tempestoso, corresponde al scherzo de la sinfonía, de fuerte carácter tempestuoso y de gran ímpetu musical en forma de un rondó. Podemos verlo como el prólogo del último y apoteósico movimiento de la obra, con el cual enlaza sin interrupción, con alternancia de momentos de gran lirismo y otros de marcado acento inquietante y agitado. 

V. Maestoso, un nuevo rondó con un tema principal en forma de solemne marcha basada en el primer tema de la sinfonía y con un desarrollo del mismo de forma clásico, hasta finalizar con una majestuosa interpretación de la marcha. Diríamos que del mismo estilo que el movimiento final de su Sinfonía nº 1 pero sin intervención de los impresionantes coros de la misma.



Espero que disfruten de esta preciosa obra, con sinceridad merece la pena escucharla y empaparse de sus contrastes y belleza musical.

Respecto al "Allegro sinfónico" podemos considerarla como su primera obra sinfónica de dicha naturaleza. Se compuso en los años previos a su ejercicio como profesor en el conservatorio de Moscú (1898-1903) período durante el que consigue gran reputación como compositor. Concretamente se compuso entre 1896 y 1897 y se le conoce como "Poema Sinfónico en re menor". La obra fue abandonada por Scriabin antes de su corrección y se publicó póstumamente en 1949, completada por Alexander Gauk. si bien se puede ver como una obra de juventud es de enorme importancia al ver ya en ella que se dibuja lo que constituirá el tema principal de su tercera sinfonía y las pautas principales que acompañarán a su futura obra sinfónica.


Scriabin
Sinfonía nº 2*
Poema Sinfónico en re menor Op. posth, Allegro Sinfónico

Igor Golovschin
Orquesta Sinfónica de Moscú
Alexander Avramenko, violín*
Revisión del Allegro Sinfónico por Alexander Gauk

Grabación:
Mosfilm Studio, Moscú, octubre de 1995








Entrada anterior



sábado, 16 de enero de 2021

Brahms. Ein deutsches Requiem. Lehmann. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1955.

 


Queridos amigos, algunas entradas se han dedicado en este espacio a esta maravillosa obra musical del maestro Brahms. Todas ellas excepcionales recreaciones de enorme valor artístico y con las aportaciones únicas y personales de cada director, su visión, su propia personalidad plasmada en ella.

Es esta una obra además que se presta a una enorme variedad de matices que son aportados no ya por el propio director también los solistas cantantes, la orquesta y los coros. Cada una tiene su particular belleza y uno no se cansa jamás de verla, jamás.

En la entrada de hoy dejamos otra aportación excepcional, la realizada allá por el año 1955 (con maravilloso sonido) por el genial maestro Fritz Lehmann al frente de una, siempre pero en esta ocasión más aún, portentosa Filarmónica de Berlín. Coros excepcionales, en la tradición germánica del buen hacer y cantar, de su entrega en alma a las obras que recrean y dos voces excepcionales, el gran Otto Wiener y la maravillosa María Stader, una de mis debilidades musicales.

Una lectura impresionante, enormemente expansiva y monumental, llena de emoción y carga espiritual, lenta y serena, cargada de sentimiento y consuelo para el alivio de los muchos sufrimientos de vivos y paz de los muertos.

Conmueve y llena de serenidad espiritual tu alma.






Como indicábamos en una anterior entrada esta obra del maestro Brahms aunque de carácter fúnebre no es un Réquiem habitual de tinte de misa de difuntos, es una obra próxima al oratorio concertístico y un canto a la muerte y a la resurrección dedicado a la memoria de su madre y a la de Schumann. La obra se estrenó en su forma completa y definitiva el día 10 de abril de 1868, Viernes Santo, en la catedral de San Pedro de Bremen. Y tuvo un éxito grandioso. Se repuso otro Viernes Santo de 1871, también en la catedral de Bremen, como homenaje fúnebre a los caídos en la guerra franco-prusiana dentro de un contexto marcadamente nacionalista. La obra alterna pasajes sombríos y dramáticos con otros de pura belleza, serenidad y beatitud. La parte de oratorio no está basada en textos católicos sino en textos que parten de las traducciones luteranas del Antiguo y Nuevo Testamento y de los Apócrifos.

Pocas obras son capaces de alcanzar el grado de espiritualidad y emoción pura como lo hace esta.

Espero que disfruten de ella. 

Al final de la entrada de hoy dejo enlazadas otras entradas anteriores con la misma obra.



domingo, 10 de enero de 2021

Beethoven. Concierto para Piano nº 5. Richard Strauss. Burleske. Gould. Ancerl. Golschmann. Toronto Symphony Orchestra. 1970. 1967.

 


Estimados amigos dejamos hoy este precioso disco que merece muy mucho la pena escuchar.
Unas preciosas grabaciones de la televisión canadiense CBC de sonido mono pero que no quita para nada valor a estas dos recreaciones del gran Gould. Por un lado una preciosa interpretación del Concierto para Piano nº 5 de Beethoven arropado por una orquesta sensacional y la dirección finísima y aterciopelada del maestro Ancerl y por otro una preciosista recreación de esa maravilla que es el Burleske para Piano y Orquesta del maestro Strauss.

Que tenga conocimiento se trata de uno de los tres registros del concierto de Beethoven que dejó Gould aparte el fracasado proyecto de su grabación en dos partes con el maestro Karajan en Londres y él en Canadá. Stokowski, Krips y este con Ancerl. A cada cual más bello.

Estaba previsto que inicialmente fuera una interpretación a realizar por el gran Arturo Benedetti Michelangeli dentro del homenaje de la CBC para celebrar el ducentésimo aniversario del nacimiento de Beethoven. Por cosas, ya se sabe, de las peculiaridades de cada genio, Benedetti anuló su participación 24 horas antes de su celebración.

Curiosas palabras de Gould las que dijo Gould al conocer que le tocaría interpretarlo a él cuando unos días antes medio en broma había aceptado estar disponible por si eso ocurría al mismo productor del programa John Barnes que también medio en serio le tomó la palabra: "...imaginas, el pianista número uno del mundo sustituyendo al pianista número dos"...cosas también de otro genio.

Resultado, a mi modo de ver, uno de los más bellos Emperador que haya escuchado. Simplemente escuchar el inicio de su segundo movimiento pone la piel de gallina.

Fue la última ocasión en la que Gould participó en un concierto con orquesta.


Respecto al Burleske de Richard Strauss, a pesar de realizar varias interpretaciones en conciertos en vivo no era obra preferida de Gould al considerar que no era su obra más elabora tanto desde el punto de vista pianístico como orquestal. Pero la obra llena de virtuosismo pianístico y de efectos musicales muy atractivos estaba programada para la celebración de uno de los tres Centenial Performances de la CBC para la celebración del centenario de la fundación de Canadá. Y Gould estaba allí como figura canadiense de reputación para hacer una bellísima música con las notas del gran compositor.

La obra de Strauss fue compuesta entre 1885 y 1886 siendo estrenada en Eisenach en la Tonkünstlerfest el 21 de junio de 1890 con su destinatario Eugen d'Albert al piano, la Orquesta del Festival y la dirección del propio Richard Strauss.



Se trata de una obra de juventud de Strauss con cierta inspiración brahmsiana y algún toque wagneriano o incluso de Liszt o Schumann. Fue dedicada originalmente, bajo el nombre de Scherzo en re menor, al pianista y director de orquesta Hans von Bülow, con quien Strauss había aprendido la dirección orquestal. Sin embargo von Bülow se negó a estrenar la pieza por considerarla de una dificultad técnica muy grande.

El compositor revisó la pieza cuatro años más tarde, le dio el nombre de Burlesque, y la dedicó a Eugen d'Albert, antiguo alumno de Franz Liszt, quien la estrenó bajo la dirección del propio Strauss como decíamos en Eisenach el 21 de junio de 1890.

Es cierto que es una obra algo desorganizada, aparentemente, con mezcla como decimos de muchas influencias, con varios altibajos anímicos en su expresión pero con gran libertad de planteamiento y espontaneidad en su escritura. 

Aunque predominan en ella los estados de ánimo alegres, joviales, chispeantes y hasta traviesos (contiene más una premonición de Las alegres travesuras de Till Eulenspiegel), en realidad cambia de humor muy frecuentemente, no estando ausente de ella el lirismo a veces incluso sentimentalismo y siempre cuando hablamos de Strauss la orquestación, maravillosa que en esta pieza da un papel principal con su constante presencia, casi solista, a los timbales, y que resulta ya fuertemente original y presagia varios de los prodigiosos logros posteriores. 

En definitiva una preciosa pieza orquestal para piano digna de escuchar.

Espero que disfruten de este precioso disco.

Beethoven
Concierto para Piano nº 5

Strauss
Burleske

Glenn Gould Piano

Beethoven, Concierto para Piano nº 5

Karel Ancerl
Toronto Symphony Orchestra

Strauss, Burleske

Vladimir Golschmann
Toronto Symphony Orchestra

Grabaciones

Beethoven, Concierto para Piano nº 5
CBC television broadcast, CBC Studios, Toronto, Canadá
9 de diciembre de 1970

Strauss, Burleske
CBC television broadcast, CBC Studios, Toronto, Canadá
1 al 4 de septiembre de 1967 










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