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sábado, 16 de enero de 2021

Brahms. Ein deutsches Requiem. Lehmann. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1955.

 


Queridos amigos, algunas entradas se han dedicado en este espacio a esta maravillosa obra musical del maestro Brahms. Todas ellas excepcionales recreaciones de enorme valor artístico y con las aportaciones únicas y personales de cada director, su visión, su propia personalidad plasmada en ella.

Es esta una obra además que se presta a una enorme variedad de matices que son aportados no ya por el propio director también los solistas cantantes, la orquesta y los coros. Cada una tiene su particular belleza y uno no se cansa jamás de verla, jamás.

En la entrada de hoy dejamos otra aportación excepcional, la realizada allá por el año 1955 (con maravilloso sonido) por el genial maestro Fritz Lehmann al frente de una, siempre pero en esta ocasión más aún, portentosa Filarmónica de Berlín. Coros excepcionales, en la tradición germánica del buen hacer y cantar, de su entrega en alma a las obras que recrean y dos voces excepcionales, el gran Otto Wiener y la maravillosa María Stader, una de mis debilidades musicales.

Una lectura impresionante, enormemente expansiva y monumental, llena de emoción y carga espiritual, lenta y serena, cargada de sentimiento y consuelo para el alivio de los muchos sufrimientos de vivos y paz de los muertos.

Conmueve y llena de serenidad espiritual tu alma.






Como indicábamos en una anterior entrada esta obra del maestro Brahms aunque de carácter fúnebre no es un Réquiem habitual de tinte de misa de difuntos, es una obra próxima al oratorio concertístico y un canto a la muerte y a la resurrección dedicado a la memoria de su madre y a la de Schumann. La obra se estrenó en su forma completa y definitiva el día 10 de abril de 1868, Viernes Santo, en la catedral de San Pedro de Bremen. Y tuvo un éxito grandioso. Se repuso otro Viernes Santo de 1871, también en la catedral de Bremen, como homenaje fúnebre a los caídos en la guerra franco-prusiana dentro de un contexto marcadamente nacionalista. La obra alterna pasajes sombríos y dramáticos con otros de pura belleza, serenidad y beatitud. La parte de oratorio no está basada en textos católicos sino en textos que parten de las traducciones luteranas del Antiguo y Nuevo Testamento y de los Apócrifos.

Pocas obras son capaces de alcanzar el grado de espiritualidad y emoción pura como lo hace esta.

Espero que disfruten de ella. 

Al final de la entrada de hoy dejo enlazadas otras entradas anteriores con la misma obra.