Datos Personales

Mi foto
Sevilla, Andalucía, Spain
Contacto: correo electrónico que encabeza el blog. Se aconseja Chrome para la mejor visualización.

martes, 31 de enero de 2012

Tchaikovsky. Sinfonías nº 4, 5 y 6. Mravinsky. Orquesta Filarmónica de Leningrado. 1960. Revisada.



Publicada originalmente el 27 de noviembre de 2010


Mis queridos amigos; hoy, con motivo de mi cumpleaños (unos cuantos ya...), quiero dejaros este disco tan especial y absolutamente maravilloso del gran Mravinsky dirigiendo las tres últimas sinfonías de Tchaikovsky.

Le tengo un especial aprecio a este CD. Desde mi punto de vista representa una de las cumbres interpretativas de Tchaikovsky. Absolutamente diferente al resto de las interpretaciones que existen de estas estupendas sinfonías, son un reflejo de las formas y el carácter de Mravinsky. Acerado, rígido y duro pero con pasión y sentimiento, lleno de matices, con perfección sonora, riqueza de color y rítmica maravillosa. La fantástica Orquesta Filarmónica de Leningrado es un instrumento portentoso, de sonido exquisito, perfección instrumental y ejecución soberbia.


Sin llegar a producirme las mismas sensaciones que logran los discos de Bernstein, Szell, Ormandy, Fricsay, Celibidache o Furtwängler, tiene ese algo especial que te hace vibrar con la música. Y su escucha genera inmediatamente un conjunto de sensaciones diferentes e imposibles de resistir. No hay frialdad, quizá sequedad sonora pero con encanto y corazón. Te produce impresión nada más iniciar su audición. La nobleza, la intensidad, la pasión, el dramatismo, la emoción y la profundidad salen a relucir de manera natural e impactante.

Los discos feron realizados a continuación de la gira de Marvinsky y sus músicos en el Reino Unido en 1960, donde dejaron una impresión indeleble e impactante, y fueron encaminadas a reemplazar a las anteriores grabaciones mono de Mravinsky y Sanderling. Las sesiones de grabación tuvieron lugar en Londres y Viena y se registraron con algunas modificaciones relativas a la disposición espacial habitual de los músicos de Leningrado en los conciertos ofrecidos (cuerdas, tomas sonoras de los metales, aproximación espacial, etc.). Los resultados son excepcionalmente bellos con una sonoridad que llama, de inmediato, la atención.

Espero que disfruten de la escucha de estas obras y aprecien su valor como muestra de una forma excepcionalmente bella de aproximarse a Tchaikovsky.

Unas interpretaciones que vueltas a escuchar un año después de su publicaión inicial y presentadas en ambos formatos, no pueden más que catalogarse de excepcionales, maravillosas y verdaderas joyas musicales de la discografía.


Tchaikovsky
Mravinsky
Orquesta Filarmónica de Leningrado
Sinfonía nº 4*
Sinfonía nº 5**
Sinfonía nº 6***
Londres, septiembre de 1960*; Viena, noviembre de 1960** y *** (Estéreo)
Publicación Mp3 y FLAC en archivos individuales para cada Sinfonía y en único archivo para todas. 









Sinfonía nº 4:



Sinfonía nº 5:



Sinfonía nº 6:



Sinfonías 4, 5 y 6:



Revisar también la anterior entrada (inicial):





lunes, 30 de enero de 2012

Visitar a Diario la Página Actualizaciones/Updates



Queridos amigos, vamos a intentar recomponer poco a poco el espacio.

Les ruego que con paciencia vayan visitando a diario la página superior, justo al lado de la de Entradas. En ella se irán dejando los enlaces a las entradas actualizadas para que se puedan disfrutar de nuevo.

Si hay alguna muy particular que algún amigo quiera, por favor que me escriba al correo para darle prioridad o bien que en esa misma página deje su comentario al respecto de su deseo.

Intentaremos que a la mayor brevedad posible todo vuelva a estar en su sitio.

Muchas gracias.

sábado, 28 de enero de 2012

Tchaikovsky. Sinfonía nº 4. Szell. Orquesta Sinfónica de Londres. 1962.


Queridos amigos, dejamos hoy una maravillosa entrada. Una interpretación grandiosa, vital, poderosa y enérgica de la preciosa Sinfonía nº 4 de Tchaikovsky de la mano de George Szell dirigiendo a una portentosa Orquesta Sinfónica de Londres.

Es una de las aproximaciones más bellas que haya tenido la ocasión de escuchar, muy próxima en su concepción y en su brillantez y enfoque a la del gran Ataúlfo Argenta con la Suisse Romande en el 1957. ¡Qué maravilla es la Música que permite vincular dos carácteres tan diferentes para que en un momento dado puedan tener coincidencias tan amplias!

La Orquesta Sinfónica de Londres es una de las más grandes formaciones europeas y mundiales, muy, pero que muy cerca de las grandes centurias tradicionales europeas, léase Viena, Berlín, Amsterdam o Baviera y con un carácter diferente al de las grandes orquestas norteamericanas pero con mucho de su billantez. Perfecta y válida para cualquier repertorio y con una tradición histórica amplísima ha contado siempre entre sus directores titulares e invitados con los mejores de la historia. Y Szell es uno de los grandes.

En esta conjunción con Szell se pueden saborear todas sus exquisiteces. Cuerdas soberbias y maravillosas, metales ricos, tímbricos y coloridos (escuchen el movimiento final), maderas presisas y dulces, empaste, armonía. El resultado de la unión de una orquesta con estas características y las manos de un señor llamado Szell puede tener dos resultados: una, arredrarse la orquesta y ser una catástrofe musical y otra crecerse la orquesta, empastarse e identificarse con el director. Y es esta segunda opción lo que en esta ocasión sucede. La Sinfónica de Londres se crece y responde a las exigencias rítmicas, tímbricas, de intensidad y de frenético impulso del maestro húngaro. Un maestro por otro lado particularmente afectuoso con la preciosa partitura de Tchaikovsky a la que trata con mano férrea pero dejando que todas sus bellezas, sus maravillosas melodías y sus geniales combinaciones instrumentales salgan a relucir. 


No se puede decir, no, que estemos ante el habitual Szell, rígido y extremadamente preciso. No, no es el caso. Todo lo contrario, nos encontramos con un Szell lírico, que maneja un primer movimiento de forma genial, con un tempo rápido pero amplio para poder dejar que se aprecie y se muestre toda su belleza. 

Un Szell que inicia un segundo movimiento con una magistral belleza en las maderas y las cuerdas, con su tempo batiente perfecto en un fondo suave y acompasador, con expresividad y amor en las bellísimas cuerdas londinenses y con una perfección tal que su parte final resulta demoledora en su profunda y sensible belleza. 

Un Szell que marca un pizzicato ostinato genial, perfecto, con sonoridad amplia e incluso expansiva, para nada corta en las cuerdas y creando un ambiente de maravillosa danzabilidad y musicalidad eslava jugando perfectamente con el ritmo y los instrumentos. 

Y finalmente un Szell que se desboca y se transforma en el Szell tradicional que todos estamos acostumbrados a escuchar. Desarrolla un movimiento final hermosísimo, iniciado con unos metales expansivos y con la intensidad tímbrica, de color y y sonora  propias del maestro. Energía, ímpetu, precisión, potencia, ritmo creciente e impulsivo; energía acumulativa, expansividad. Un movimiento final realmente espectacular por su conducción, por la belleza de la ejecución de la Sinfónica de Londres, amén de por su belleza propia. 

Es el Szell más esperado por todos, el Szell músico libre que en ocasiones de desata, se quita la máscara y saca la varita mágica de la sabiduría directorial para decir: Tchaikovsky también es mío; puedo ofrecer su alma, su sentimiento profundo, su emoción y la belleza de su música como el que mejor pueda hacerlo y que dice "si no lo creen, vuelvan a escuchar los minutos finales que acaban de escuchar, vuelvan, vuelvan y ya me dirán". Absoluta maravilla musical.



Es un disco maravilloso, verdaderamente hermoso. Una mezcla muy bonita de dulzura, energía, pasión, vitalidad y profundidad. Un disco interpretado con una claridad pasmosa, sin rigideces ni sequedades, sin excesos de sentimentalismo pero sin dejar de lado ese lado humano y de sentimientos personales inherentes a la obra de Tchaikovsky. Un disco ejecutado además con un sentimiento y una técnica equilibrados.

Un disco que en definitiva, creo que merece la pena saborear.


Tchaikovsky
Sinfonía nº 4
George Szell
Orquesta Sinfónica de Londres
Grabación: 11 y 13 de septiembre de 1962. Walthamstow Assembly Hall, Londres
(Otras fuentes citan el 19 y 21 de septiembre de 1962 coincidiendo con unos conciertos en directo de Szell y la Sinfónica) 











martes, 24 de enero de 2012

Cumpleaños y Segundo Aniversario de Sentidos. Bruckner. Sinfonia nº 9. Jochum. Münchner Philharmoniker. 1983. Wagner. Preludio de Tristan e Isolda. 1979.

 

Queridos amigos, tal día como hoy, 24 de enero de 2012, cumple este humilde espacio 2 añitos de existencia. Un espacio creado en un principio con la idea de compartir mis emociones y mis sentimientos obtenidos a través de la audición de la Música (particularmente de la Música Clásica). Un espacio que se inició muy tímidamente pero con gran sinceridad por mi parte en la forma de entregarme y abrirme al mundo; un espacio pensado para todos; un lugar donde he ido dejando algunos de las mejores grabaciones que tengo el honor de poder disfrutar y que, desde luego, ha sido un verdadero placer llevar adelante. 

Y todo ello ha sido posible por el apoyo de todos ustedes, apoyo hacia las selecciones ofrecidas y modestamente hacia mi persona. Sin sus correos y sin sus comentarios, esta pequeña aventura no hubiera tenido sentido y hubiera desaparecido en poco tiempo. Perdonen si suena a falsa modestia, no lo es, de verdad. Es la expresión sincera de lo que estoy sintiendo en el momento de escribir estas líneas. 

Y no es presunción lo que expreso a continuación. Haber conseguido visitantes de 152 países, 766.000 páginas vistas en total, conseguir que 165 personas hayan decidido seguir y sufrir de forma pública el espacio y otras tantas de forma privada, lograr que algunas entadas hayan tenido casi 2000 visitas, mantener correspondencia con muchos de ustedes, no son más que fríos números que me hacen sentir un orgullo enorme por la labor que entre todos hemos ido realizando y por edificio cultural final conseguido. Ha presidido este espacio la honradez, he intentado dejar constancia de todos aquellos otros maravillosos espacios dedicados a la música, a la literatura, a los espacios personales, a las ideas. De todos ellos he dejado sus correspondientes enlaces para facilitar la difusión de su labor inestimable en la misma dirección que la llevada por nuestro querido Sentidos. 

No es este el momento más brillante que vive la red en relación al disfrute libre de la cultura y a la difusión de las obras de arte musicales que por su interés histórico, por su rareza, por su valor musical o por simplemente estar fuera del alcance de la gran mayoría del público amante de la música, deben ser conocidas por todos. Es una obligación moral y un deseo profundo que siempre he tenido. Compartir es una de los mayores placeres que tengo. Compartir sin pedir, difundir el arte, aportar un poquito de mí mismo, fomentar que las personas puedan sentir emociones inigualables por cualquier otra expresión artística.

Hacer ver que hay tesoros increíbles que hicieron posible personas profundamente amantes de la Música, de la técnica de sonido, de la producción musical, de la dirección orquestal, etc. Personas con un poso humano imposible hoy en día. Y esos tesoros no deben quedar ocultos, deben ser públicos y libres. No se debe privar a las personas de su disfrute. Nunca, desde ningún punto de vista es tolerable. Y ese ha ido siendo, cada día más mi interés alentado y espoleado por idénticos ejemplos de tesoros que descubría en los comentados espacios amigos. No es presentable que todas las maravillas que los amigos de la red poseen queden en la privacidad tanto más cuanto que no hay otra vía de acceso fácil para la generalidad de las personas.


Hoy para celebrar este cumpleaños, que sinceramente y de todo corazón espero no sea el último, quiero dejar un ejemplo más del poder de la Música. quizá uno de los ejemplos más logrados y maravillosos jamás escritos. La Novena Sinfonía de Anton Bruckner, una de las obras más carismáticas de todo el universo musical, una de las músicas más profundas, humanas y cargadas de connotaciones espirituales que jamás se hayan escrito. Y en esta ocasión de la mano de uno de los más grandes, sólidos, fieles, profundos y emocionales traductores de esta música: Jochum. 

Eugen Jochum, uno de los grandes de la dirección orquestal, uno de los magos de la música de Bruckner, uno de sus más fieles defensores y uno de los más delicados orfebres de su oro y plata musical. En esta ocasión excepcional, Jochum se pone al frente de su muy querida y añorada Filarmónica de Munich, la orquesta de su inicio como director musical, por entonces la orquesta maleada con las excepcionales manos de Celibidache. Y a fé de dios que consigue hacerlo olvidar. Son dos formas, ambas increíblemente bellas, de entender y de traducir al maestro Bruckner. Ambas desde el amor; una más peculiar y maniática y otra más artesanal y derivada de la devoción.


En esta interpretación, la serenidad de los años vividos, el conocimiento profundo de la obra, que pasa a ser tenida por Jochum como una de las grandes del maestro austriaco, hacen que la profunda sensación de solemnidad, la magnífica nobleza de su musicalidad sea ya apreciable desde el mismo momento del inicio de la interpretación. Un inicio intensísimo, de una profunda belleza sonora y de un empaque maravilloso. tod la interpretación está perfectamente elaborada, con un manejo y una conducción soberbia sin altibajos, solemnemente, con unas cuerdas y metales acompasados que funcionan como verdaderas velas que impulsan el devenir de la obra. Dramatismo, intensidad, profundísimos en intensidad cambios de tempo que manejados de manera sutil suenan a gloria. El devenir de toda la obra es sinceramente bellisimo pasando por un segundo movimiento de una intensidad trágica sin par  hasta finalizar en un último movimiento manejado con maestría que deja ver la profunda emoción y la intensa motricidad impulsora y fuerza del mismo. Un final intenso, profundo y bello, delicadísimo en su desarrollo y magníficamente sostenido por unas cuerdas hermosísimas.

Una interpretación plena de magia y encanto, soberbia, con intensidad y con belleza. Una Filarmónica de Munich que no es la Celibidache, una orquesta fluída, sedosa, bella, suave, dulce, poderosamente emotiva y perfecta en su ejecución técnica. 

Una obra maravillosa de un creador para los demás y principalmente para el "Ser Superior" llevada de la mano de un devoto servidor de su obra para su difusión y conocimiento del todos. A ellos nos entregamos.


Nada desdeñable, auqneu no hemos dicho nada de ella es la bellísima inetrpretación del Preludio de Tristán e Isolda. Furtwängler en la trastienda de esta preciosa aproximación a la muestra más bella de Amor sin barreras ni trabas. Disfrútenla también.

Seguimos en la brecha mientras sigan existiendo obras como esta.

Mi más sincero agradecimiento a todos ustedes, a todos los amantes de la Música, del Arte y de la Libertad.


Bruckner
Sinfonía nº 9
Versión original de 1894 en Edición de Leopold Nowak de 1951

Wagner
Preludio de Tristan e Isolda Preludio

Jochum
Münchner Philharmoniker 

Grabaciones: München, Herkulessaal der Residenz
8 de julio de 1973, Bruckner
8 de noviembre de 1979, Wagner





Mp3

FLAC


domingo, 22 de enero de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 4. Klemperer. Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. 1966.


Queridos amigos, nada mejor en estos tiempos un poquillo revueltos que la maravillosa y apaciguadora música de Anton Bruckner. Y en esta ocasión de la mano de uno de los directores de la Vieja Guardia del Tesoro. Klemperer frente a los soberbios músicos de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera.

Hermosísima música desde ese inicio, etéreo y espacioso, con la llamada de la trompa sobre esos preciosos trémolos de las cuerdas, hasta su final, impactante y colofón de un desarrollo bellísimo lleno de melodías francamente agradables que vuelve a ser coronado por esas trompas sensacionales. Quizá una de las más "fáciles" obras de Bruckner en cuanto a su acercamiento inicial. Una obra que resplandece por su belleza y por su poderosos crescendos y tuttis nada cargados ni acelerados, con excepcionales y sutiles diálogos de vientos y cuerdas que resultan hermosísimos y de una sensibilidad a flor de piel. Las intervenciones de las violas, violonchelos y violines no tienen desperdicio y resultan extraordinariamente bellas, como ejemplo claro de ello está el  precioso segundo movimiento, con un inicio que sencillamente te transforma nada más lo escuchas y que una vez finaliza quedas absolutamente conmovido por su energía contenida y su enorme poder de emocionar. El Scherzo de la obra es una mágica construcción con una preciosa mezcla de dinamismo, solemnidad, alegría y danzabilidad. Bellísimas combinaciones de trompas, maderas y cuerdas en un acumulativo movimiento de energía y un fondo de serenidad musical y espiritual sencillamente conmovedor. El movimiento final es la apoteosis de la obra, el resumen de todo el desarrollo previo de la misma. La intensidad, la contundencia formal y sonora, la grandeza, la emotividad y la belleza instrumental lo salpican una y otra vez has ta llegar a su conclusión grandiosa y hermosísima.

La obra fue compuesta en 1874 y revisada por Bruckner en 1878 y 1880 con cambios en el Scherzo y en el Final. Con esas modificaciones su estreno el 20 de febrero de 1881 en Viena bajo la dirección de Hans Richter fue un extraordinario éxito. Gran parte de aquel éxito se indica fue debido a los cambios del Scherzo en el que se blanceaba de forma mágica la serenidad de las cuerdas con la magia de las trompas. El final se engrandece y se hace quizá más poderoso e impactante sin perder un equilibrio que lo mantiene sublime con la serenidad y el lirismo. Su conclusión resulta de una belleza extraordinaria, la orquesta en pleno concluye con el precioso tema de trompa inicial en una impactante muestra de armonía y esplendor sonoro y musical. Hay diferentes intentos de atribuir un programa a la obra basados en algunas notas escritas por el propio Bruckner pero es justo decir que sinceramente no lo necesita para disfrutar de la misma. Que intente escenificar la caza, la caballería medieval, los castillos o los Romances Medievales, musicalmente no tiene importancia. La belleza de la música es tal que permite a cada uno que pueda soñar y crear su propio universo histórico y emocional de la misma conforme avanza en la escucha de la obra.


Klemperer fue uno de los primeros músicos emigrados por motivo de la Segunda Guerra Mundial que retomó sus actividades en su Alemania natal. En 1946 ofrece un concierto con la Orquesta de la Radio de Baden-Baden. En los ensayos dice una de las más hermosas frases que podían decirse en aquellos años: "...intento con esta presencia cerrar las heridas de este periodo horrible. Pienso que la Música es uno de los más apropiados medios para ello. Espero que consideren mi presencia aquí con ese espíritu".

Años después y tras algún que otro encontronazo con diversas autoridades (Klemperer anduvo más de una vez dándose de bruces con más de un inútil) renunciaría a la nacionalidad americana para solicitar de nuevo la alemana aunque fijando su residencia en Suiza. Sus conciertos en Alemania eran tenidos por verdaderas joyas y acontecimientos de excepción.

En esta etapa uno de sus más afortunados encuentros y una de las más felices asociaciones fue con la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, la orquesta de Jochum. Una orquesta con la que la empatía existía y con la que logró interpretaciones excepcionales. Una de ellas es precisamente esta interpretación aquí recogida. La musicalidad, bellísima, de la orquesta bávara se acompaña de una dirección brillante, emotiva, dinámica y sutil de un Klemperer que deja fluir la música de Bruckner de los atriles bávaros de una forma maravillosa. Una interpretación poderosa, conmovedora y preciosa.

Klemperer interpreta en esta grabación la versión de1886 (básicamente la de1878/80 con levísimos retoques en el final) y en la Edición de Leopold Nowak de 1953.


Espero que disfruten de esta hermosísima música y de esta increíble interpretación de Klemperer. Un Klemperer dinámico, vital, intenso, profundo y con enorme capacidad de impulsión hacia el hermoso deseo de la belleza.


Bruckner
Sinfonía nº 4
Klemperer.
Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera.
Grabación: Herkulessaal, München, 1 de abril de 1966, grabación en directo
Versión de1886 (1878/80) y Edición de Leopold Nowak de 1953
Sentidos



Cinco grandes de la Dirección








Mp3

FLAC

sábado, 21 de enero de 2012

Música Norteamericana III. Barber. Integral de la Música publicada para Piano solo. Daniel Pollack, Piano. 1995.


Queridos amigos, a modo de prueba y prácticamente sin comentarios, quiero compartir uno de los más bellos discos dedicados a la música instrumental para piano. Las grabaciones de la música pianística publicada de ese enorme genio y gran ser humano que fue Samuel Barber.

Tan sólo la pausada audición de su Sonata para Piano (una verdadera obra de arte de la que no me cansaré jamás y de la que no puedo más que indicar su enorme y grandiosa belleza) merece la pena.

Calmemos un poco el ánimo, últimamente soliviantado por motivos ya conocidos, con estas hermosísimas piezas maestras de Barber.



Retomaremos esta entrada en el futuro para aportar notas interesantes y curiosas sobre este disco.

Por ahora que lo disfruten. Ya me comentarán qué experiencia tienen con ella.


Barber
Música publicada para Piano solo

Daniel Pollack, piano

Grabaciones, Fischer Hall, Santa Rosa, California, 10 al 12 de abril de 1995








jueves, 19 de enero de 2012

Noticia desagradable y preocupante. Cierran Megaupload. A la caza de Fileserve...

Graciosilla la foto:



Queridos amigos, espero que esto pueda solucionarse pronto.

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/01/19/navegante/1327002605.html

Absolutamente lamentable. Cierran el acceso general a la cultura, fundamentalmente a la música, dejándonos, al menos en España con la única posibilidad de los saldo lamentables de las grandes superficies con estanterías vacías de calidad y son las típicas recopilaciones comerciales de tres al cuarto.

Pretendemos difundir el conocimiento y alentar que sobre él las personas puedan adquirir, movidas por el aprecio y el descubrimiento de tesoros musicales, aquella música que les llene. Pero no, de eso nada. Nos conducen como borregos a sus intereses.

Lamentable, volvemos a la época de los copistas medievales, al mercado limitado por los intereses de unos pocos.

No tengo palabras.

Y van por Fileserve y alguna otra. Ya dicen que están retirando archivos.

miércoles, 18 de enero de 2012

Alexis Weissenberg. Pequeño Homenaje. Rachmaninov Concierto para Piano nº 3. Leonard Bernstein. Alexis Weissenberg. Orquesta Nacional de Francia. 1979.


Queridos amigos, con un poquito de retraso, quiero dejar esta noche un hermosísimo disco grabado por el excelente pianista búlgaro recientemente fallecido Alexis Weissenberg. En el disco que presentamos hoy nos encontramos con una de esas excepcionales ocasiones en las que el acompañamiento por el director se eleva a grado de magia. Bernstein en estado de gracia y una Orquesta Nacional de Francia maravillosa (un ejemplo más de las magníficas grabaciones de EMI que realizó el director norteamericano a mediados de los años 70).

Weissenberg fue un excepcional intérprete de Rachmaninov al igual que de Brahms, Schumann o Liszt por citar sólo algunos ejemplos. Y un intérprete admirado por directores de la talla de Karajan (cosa ya difícil), Ozawa, Giulini o el propio Bernstein.

Pocos comentarios quiero dejar en esta entrada. No es momento para ello. Es un simple homenaje a la extrema sensibilidad y profundidad artística de este excepcional ser humano, de una persona de amplísima cultura y de un enorme amor por la enseñanza musical y por la interpretación que emanaba de la necesidad espiritual de realizarla en el momento adecuado y deseado

De verdad es maravilloso, precioso, delicadísimo, de una belleza superlativa. Una compenetración de lujo con un director con el que había "línea directa" y entendimiento de sentimientos y de alma musical y confesional. Y una, repito, soberbia, delicadísima y enorme Orquesta Nacional de Francia con una sutileza de matices y detalles asombrosa. Un concierto ya bello elevado al valor de excepcional, un concierto que le sirvió de presentación en los Estados Unidos de la mano de Szell y del que dejó otras excepcionales grabaciones aunque quizá esta tenga un encanto especial.


Dejo las preciosas tapas del LP con el fin de que puedan apreciar los magníficos comentarios de la misma (en el CD acompaña un bellísimo Preludio Op. 3).

Descanse en paz uno de los grandes del pasado siglo XX. Uno de los últimos dinosaurios del piano.
La Música ha perdido uno de sus más valiosos puntales que la hacían un arte excepcional y único.
En su honor esta bellísima interpretaión del Concierto nº 3 de Rachmaninov.


Rachmaninov Concierto para Piano nº 3
Leonard Bernstein
Alexis Weissenberg
Orquesta Nacional de Francia.
Grabaciones de septiembre de 1979 (Concierto) y febrero de 1979 (Preludio)













lunes, 16 de enero de 2012

Shostakovich. Sinfonía nº 12. Evgeny Mravinsky. Orquesta Filarmónica de Leningrado. 1984.


Queridos amigos, hoy dejamos para el deguste general una obra sensacional de Shostakovich. Su preciosa Sinfonía nº 12 "El Año 1917". Y dejamos una de las interpretaciones más redondas e impactantes que haya tenido la suerte de escuchar. El maestro Mravinsky llevando de la mano a una portentosa Filarmónica de Leningrado en un concierto celebrado en directo en el año 1984.

La serie de discos de Erato dedicados a Shostakovich son verdaderas joyas musicales, auténticas maravillas. Aquí ya hemos dejado dos testimonios esenciales de la serie, la Sinfonía nº 5 y la Sinfonía nº 10 (ambas entradas serán actualizadas en breve al formato FLAC). Esta nueva entrada de la Sinfonía nº 12 no se queda atrás. Mantiene las mismas virtudes de las otras interpretaciones. Su carácter intenso, su forja acerada y dura, su sonoridad seca y crispante, su precisión objetiva, su carácter intensamente profundo. Todo ello acompañado de una belleza instrumental digna de admirar, de una capacidad tímbrica deslumbrante y de una sonoridad distantemente emotiva pero que cala de manera inmediata. En algo se notan los numerosos años que pasó Mravinsky al frente de la formación rusa (1938 al 1988) y el amor y conocimiento profundo de la obra de Shostakovich (Mravinsky fue el responsable además del estreno de las sinfonías nº 5, 6, 8, 9, 10 y 12).


En el año 1960, Shostakovich se vinculó definitivamente al Partido Comunista (bien sea por obligación represiva o por cierto miedo). Aproximadamente por esos primeros años 60 comenzó a manifestar de manera más notable los síntomas de la polio. Datos personales que quizá tengan algo que decir en relación al carácter dubitativo, repetitivo y tosco de la obra. Cosa sorprendente es, cuanto menos, que coincidiendo con una etapa creadora realmente positiva del maestro ruso escribiera esta Sinfonía nº 12 que como luego veremos es tenida por obra menor por los entendidos. Una obra en la que quizá ya le resulta imposible afirmar el valor del régimen al que representa el partido, hacerlo propio o sacar algo positivo del mismo aún cuando es una etapa en la que se va transformando progresivamente en un músico mucho más intimista e incluso digamos "adicto" o respetuoso con el mismo. 

La Sinfonía nº 12 fue compuesta en el año 1961 y dedicada a Lenin, el padre de la Revolución Rusa. Fue estrenada en Leningrado el 1 de octubre de 1961 por Mravinsky y la Filarmónica de Leningrado siendo la última de sus grandes obras sinfónicas cuyo estreno aseguró Mravinsky. 

El deseo de dedicar una obra a Lenin rondaba la cabeza de Shostakovich desde muchos años atrás, una obra que glorificara la memoria del líder revolucionario, de aquél líder, cuyos actos guerreros y victoriosos había vivido de pequeño, aquél líder que había idolatrado. Sin embargo la tarea era difícil, muy difícil. Poco de lo posteriormente vivido por Shostakovich era alabable, digno de merecer la pena o de ser tenido como positivo. La historia y los actos habían marcado las barreras.


La obra está estructurada en cuatro movimientos, descriptivos cada uno de ellos de algunos de los hechos más relevantes o significativos de la Revolución de 1917. Podríamos decir que se trata de una obra programática o de música descriptiva.

El primer movimiento, Petrogrado Revolucionario, enlaza con la Sinfonía nº 11, usa parte de los cánticos revolucionarios polacos de La Marcha Varsovia. Es un intento de presentar y ejemplificar el ánimo exaltado del pueblo, su espíritu combativo, luchador y alterado. Espíritu que resulta finalmente triunfante al concluir el movimiento. Movimiento por otro lado de forma muy clásica pero realmente efectivo y bello. 

El segundo movimiento, Razliv, toma como referencia el lugar del cuartel general de Lenin en el golfo de Finlandia, cerca de Petrogrado. Música desoladora y enormemente profunda basada en la Marcha Fúnebre por los Abatidos que aparece en la undécima sinfonía. Tintes lejanos de tristeza, de profundo sentimiento de abatimiento salpican el desarrollo de este movimiento, que particularmente me parece sencillamente sobrecogedor con unas cuerdas bajas y unas maderas fascinantes. 

Locomotora del Tren de Lenin en 1917

El tercer movimiento, Aurora, es una épica demostración de la capacidad musical para reflejar los estados emocionales. Aurora fue el crucero que con su disparo sobre el Palacio Imperial de Invierno marcó el inicio de la revolución bolchevique de octubre. En la madrugada del 25 de octubre de 1917 (7 de noviembre de nuestro calendario), los obreros, marineros y soldados de Petrogrado, dirigidos por el Partido bolchevique, y tras la señal del crucero inician el asalto al palacio, derrocan al gobierno provisional burgués de Kerenski e instauran el poder soviético, el inicio de la "dictadura del proletariado". Magníficos pizzicatos de unas cuerdas absolutamente bellas e impactantes, excepcional agrupación progresiva de instrumentos marcan el desarrollo de este movimiento, fantástico reflejo del ánimo de lucha y combate de los participantes. Creciente en intensidad es de una belleza impactante.

Crucero Aurora, Río Neva, San Petersburgo, Museo de la Revolución

En el cuarto movimiento, La Caída de la Humanidad, se realiza un fresco de la sociedad soñada y dirigida por los triunfadores. Un movimiento en progresivo aumento de tensión emocional y que deja de lado el aspecto sordo y triste del inicio para conducir a un final triunfante (para mi gusto excepcional).

Obra muy controvertida en su valoración por los entendidos en música y francamente menospreciada, encierra a mi humilde entender, mucha belleza musical. No es la enorme Sinfonía nº 11 ni la muy elaborada y muy contestataria Sinfonía nº 13. Es una obra intermedia, que no deberíamos calificar de menor y que aunque quizá esté carente del valor de las otras dos antes citadas tiene una fuerza emocional sobresaliente. Instrumentalmente es una delicia de composición, con quizá algunos excesos de metales en algunos momentos pero con unos pasajes musicales en las cuerdas y en las maderas sobresalientes y bellísimos. 

En muchísimas ocasiones me da la sensación de una partitura para cine. Si has podido leer algo acerca de aquella convulsa época (la otra tarde pusieron por televisión una excepcional película rusa llamada El Capitán que refleja una parte muy importante de algunos hechos de aquella etapa histórica de Rusia) en muchos momentos llegas a sentir en tu interior el desasosiego que pudo experimentarse en aquellos trágicas y a la par esperanzadores momentos históricos.

Batallón de Mujeres frente al Palacio de Invierno

Espero que disfruten de una obra que merece la pena y que aprecien la enorme fuerza y la belleza interpretativa de Mravinsky al frente de su Filarmónica. Un conjunto de excepción para traducir una partitura expresiva y descriptiva de unos hechos históricos claves del siglo XX. 

Musicalmente es una delicia.


Shostakovich
Sinfonía nº 12 "El Año 1917"

Evgeny Mravinsky
Orquesta Filarmónica de Leningrado

Grabación en directo en la Gran Sala de la Filarmónica de Leningrado
30 de abril de 1984
Erato












Ver también:





domingo, 15 de enero de 2012

Beethoven. Sinfonía nº 7. Schumann. Sinfonía nº 2. Celibidache. Beethoven. Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart, 1964. Schumann. Orquesta Filarmónica de Estocolmo, 1969.


Queridos amigos, esta noche dejamos un disco precioso del maestro Celibidache al frente de dos de sus orquestas de la época de galeras del maestro rumano. Dos orquestas de un nivel no reconocido entre las más grandes pero con una enorme calidad técnica y musical y que en manos de Celibidache se transforman en verdaderos medios musicales de transmisión de belleza.

La intrpretación que Celibidache y la Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart ofrecen de la preciosa Sinfonía nº 7 de Beethoven es sencillamente encantadora. Un prodigio de musicalidad, de armonía, de tímbrica, de colores. Un discurso musical que fluye de manera suave y dinámica se percibe a lo largo de su audición. Con un sonido más que aceptable, se pueden apreciar los bellísimos detalles instrumentales, la elaboración perfecta de los pasajes y los temas, la excepcional musicalidad y el genial enfoque rítmico que imprime al maestro a la obra. Una de las Séptimas de Beethoven más bonitas que haya escuchado. No tiene desperdicio. 

En un tiempo posterior Celibidache realizó una más pausada aproximación a la misma obra, dentro de la serie de EMI. Las diferencias entre ambas interpretaciones son claramente perceptibles. Quizá mejores mimbres instrumentales en EMI, esta interpretación recogida por Arkadia no la desmerece en absoluto. Con una mayor vitalidad, con un ritmo y una dinámica más "juvenil" se nos presenta como una obra completamente diferente, más beethoveniana y quizá sin el lastre de la excesiva lentitud de su aproximación con EMI (lentitud que por otro lado te permite paladear de una manera sin par todos y cada uno de los detalles de esta magna obra).

Quizá Beethoven no haya sido el compositor que más apropiado haya sido a la evolución musical y de pensamiento de Celibidache pero en esta grabación ya se puede apreciar el amor del maestro por el detalle, por el discurso desarrollado para paladear sonidos, sentimientos, instrumentación y sentido de la obra. Es prodigioso como desgrana en su desarrollo los temas, como los enlaza permitiendo un devenir sin fisuras, como permite deleitarse en lada grupo instrumental y en cada solista. Y qué enorme belleza logra extraer de todos y cada uno de ellos, simplemente deliciosa manera de transcribir la música.

Un deleite para el corazón y para el oído.


En cuanto a la hermosísima obra de Schumann, uno de los músicos mejor interpretados por Celibidache, podemos realizar comentarios muy, muy semejantes. En este caso es incluso más intensa y emocional la interpretación, más de "corazón". Hay una libertad expresiva sensacional, una intensidad de sentimientos enorme, una profundidad en la traducción verdaderamente digna de elogio. 

Cada uno de los soberbios movimientos que la integran es interpretado de forma bellísima. El movimiento inicial arranca de forma sencillamente emocionante, suave, delicado, con unas cuerdas maravillosas acompañadas por unas maderas delicadas y de una sonoridad preciosa. Un Scherzo delicadísimo y bellamente dinámico y juguetón pleno además de energía. El Adagio espressivo es un verdadero monumento a la delicadeza, a la sensualidad, a la belleza y a la emoción. Y el movimiento final un verdadero arrebato controlado de energía y de impulsividad con unas cuerdas impresionantemente bellas que son un motor de energía en su avance salpicado de preciosas maderas y brillantísimos metales. Un final enérgico, arrollador y en algún punto con algo de "locura", de bellísima locura.

Un Schumann soberbio, precioso, de estructura sabiamente desarrollada y lleno de vida, de energía y de verdadera pasión. Y una Filarmónica de Estocolmo que está impresionante, delicadísima, perfecta y técnicamente a la par de cualquier otra formación (las manos del maestro se notan), de una belleza sonora preciosa, con unos atriles sensacionales y con una musicalidad deliciosa.

Espero que disfruten de estas dos magníficas interpretaciones del maestro rumano. Unas interpretaciones soberbias y dignas de apreciar en todo el valor que encierran y que sinceramente creo es muchísimo.




Beethoven
Sinfonía nº 7
Schumann
Sinfonía nº 2

Sergiu Celibidache
Beethoven, Orquesta Sinfónica de la Radio de Stuttgart, 1964
Schumann, Orquesta Filarmónica de Estocolmo, 1969










jueves, 12 de enero de 2012

Tchaikovsky. Sinfonía nº 6. Wagner. Tristán e Isolda. Preludio al Acto I y Muerte de Amor (Liebestod). Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1938.


Queridos amigos, quisiera dejar esta noche un disco que acabo de volver a escuchar tras un tiempo, demasiado largo, sin hacerlo. Y sinceramente me ha vuelto a emocionar como pocas grabaciones lo logran hacer.

Una absolutamente impactante interpretación de la Sinfonía nº 6 de Tchaikovsky complementada (o viceversa) con dos fragmentos mágicos y maravillosos del Tristán e Isolda de Wagner. Ambas interpretaciones en las increíbles manos de Furtwängler que dirige a una espectacularmente bella, y soberbia en su ejecución, Filarmónica de Berlín.

No asociamos generalmente a Furtwängler con el genio de Tchaikovsky, pero es esta una ocasión única para apreciar que el arte musical tiene mucho de magia e inspiración. 

Y magia, encanto e inspiración se dejan apreciar desde la escucha de los primeros compases de la obra de Tchaikovsky. Es asombroso cómo se puede llegar a profundizar tanto en la emoción contenida en unas notas musicales y a traducir esas notas en sentimiento puro. Desde el inicio hasta el final de la obra, todo fluye de una forma tan bella, armoniosa, delicadamente matizada, intensa y profunda que es imposible resistirse a su encanto. Si esta obra de Tchaikovsky es una verdadera obra de arte y un ejemplo de sentimiento humano profundo, es esta una de sus mayores maneras de apreciarlo. Absolutamente genial e irresistible. Sencillamente impresionante y majestuosa. Dulce y amarga, impulsiva y dinámica, sobrecogedora y recogida, humana, sencillamente humana. Bellísima.


Y, queridos amigos, todo lo anteriormente comentado es aplicable a la interpretación de los dos fragmentos musicales de la Muerte de Amor de Wagner. Unos fragmentos que rezuman belleza, que resultan conmovedores e irresistibles en su atractivo musical y sonoro. Varias veces he comentado en este nuestro espacio que no soy un conocedor profundo de la obra de Wagner y que en general mi pasión por ella no es apreciable, seguro que por mi incapacidad de apreciar todo su valor musical y toda la importancia de su valor teatral y dramático. Pero debo reconocer que Tristán e Isolda me lleva al éxtasis. Y en la interpretación de estos dos pequeños fragmentos de la mano de Furtwängler, el éxtasis es máximo. Contiene tnto amor, tanta pasión, tanta belleza y tanto sentimiento que no puedo contener mi admiración y mi profundo sentimiento de amor por ellas.

Quisiera destacar la increíble prestación que ofrece la Orquesta Filarmónica de Berlín. Maravillosa, portentosa en su conjunto, instrumentalmente perfecta, con una capacidad adaptativa a cada momento del devenir musical digna de admiración. Que no es la perfecta orquesta actual o de los años de Karajan o Abbado, sí, seguramente. Pero no le hace falta esa perfección para lograr que su ejecución sea tan brillante y tan musicalmente bella. Y la grabación ¡del año 1938! es espectacular. Creo sinceramente que ofrece un ejemplo único de lo que es belleza sonora, emotividad, sensibilidad y técnica al servicio del sentimiento a través de la música.

Espero que disfruten de este hermosísimo disco, para mí, uno de los más bellos ejemplos de lo que la música puede llegar a lograr transmitir a tu alma y a tu corazón si es puesta en juego de una manera tan "humana" como es este caso. 

Un homenaje más a uno de los más grandes genios de la dirección: Furtwängler, simplemente un maestro al servicio del objetivo de la música.




Tchaikovsky, Sinfonía nº 6
Wagner, Tristan und Isolde y Prelude to Act I, Liebestod

Furtwängler
Orquesta Filarmónica de Berlín

Grabaciones
Tchaikovsky, del 25 al 27 de octubre y noviembre de 1938, Berlín
Wagner, 11 de febrero de 1938, Berlín