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jueves, 25 de febrero de 2016

Beethoven. Integral de los Conciertos para Piano. Dvorák. Sinfonía nº 8. Szell. Cleveland Orchestra. 1968. 1970.


Queridos amigos dejamos esta noche una colección de discos realmente maravillosos. Unos discos grabados por el maestro Szell con su Orquesta de Cleveland para EMI en los años finales de su extraordinaria carrera y que nos permiten saborear por un lado una integral de los conciertos para piano de Beethoven, con el siempre genial Gilels al piano, y por otro una preciosa e intensa Sinfonía nº 8 de Dvorák. 

Grabaciones excepcionales del gran Szell que nos van a permitir paladear un Beethoven extraordinario, si acaso con algo menos de garra y vivacidad que el de su primer ciclo para Sony con Fleisher al piano (para mí el más extraordinario jamás grabado, pero esta afirmación es una cuestión de apreciación puramente personal, ufff...demasiada aseveración, jejeje, lo pueden volver a saborear en esta entrada original) pero lleno de encanto, precisión, ritmo y energía. Un Beethoven más elaborado, sutil y preciso en cuanto a su interpretación y quizá menos impulsivo que ese anterior registro con Fleisher. Un Beethoven que es fraseado a las mil maravillas por las sabias manos de Szell y traducido de forma impecable por los dedos mágicos de Gilels.




Particularmente interesantes las aproximaciones a los conciertos iniciales sin que desmerezcan para nada un Cuarto y Quinto excepcionales. Pero es en los primeros dónde veo el mayor acierto del binomio Szell-Gilels con pulcritud, elegancia, exquisitez, clasicismo y musicalidad sin par.

Estos conciertos de Beethoven tienen una discografía amplísima y toda ella de un nivel altísimo por lo que enmarcar estas interpretaciones en un nivel dado resulta muy complicado. Sí les puedo indicar que dicho nivel es de gran altura y que disfrutarán de forma extraordinaria con su escucha. Apreciarán a un pianista de talla, de tronío. Un Gilels con un sonido bellísimo, dulce, delicado sin quizá el punto de violencia, impetuosidad o frescura de otros grandes pianistas pero igualmente intenso y sobre todo perfectamente marcado en detalles, en fraseos largos y perfectos, en acentos sabiamente intencionados.

La interpretación de la Octava de Dvorák, una de sus sinfonías más bella, poética, intensa y poderosa es de una altura increíble. Nuevamente les debo indicar que para mí no supera su versión Sony que desprendía fuerza, dramatismo, musicalidad y sonoridad que pocos han podido igualar (Karajan o Kubelík quizá).

De sus tres últimas sinfonías es quizá la que mejor traduzca el alma bohemia de Dvorak. Con un primer movimiento poderoso y brillante, con abundante percusión; un segundo movimiento Adagio algo alegre, poético, de enorme sensibilidad, muy emotivo y sereno; un tercer movimiento especialmente bonito, alegre scherzo, muy vivo, danzable y saltarín y para finalizar un movimiento final con diversas variaciones, poderoso, con violonchelos preciosos, con un ritmo de trompa genial, unos trinos finales de las mismas soberbios y sorprendentes y un final con absoluta belleza sonora, cromatismo destacadísimo y unos metales y percusión arrolladores y espectaculares. 




La aproximación de Szell es brillantísima e intensa, llena de fuerza y a la par plagada de dulzura, serenidad y expresividad. Alejada de la enorme vitalidad de su primera aproximación en Sony esta nos deja un Dvorák más emotivo, sereno, hermoso. Realmente fantástico.

Espero que disfruten de esta hermosa colección. Unos discos preciosos para saborear el arte de dos grandes intérpretes, dos irrepetibles maestros de la música de siempre. Szell y Gilels. Beethoven y Dvorák. Verdaderos tesoros.



Beethoven
Conciertos para Piano nº 1 a nº 5
32 Variaciones para Piano sobre un Tema Original Wo080
12 Variaciones para Piano sobre un Tema Ruso de "Das Waldmädchen" de Wranitzky Wo071 
6 Variaciones para Piano sobre la Marcha Turca de "Las Ruinas de Atenas" Op.76

Dvorák
Sinfonía nº 8
Danzas Eslavas Op.72 nº 2 y Op.46 nº 3

Cleveland Orchestra
George Szell
Emil Gilels, piano

Grabaciones:

Cleveland, Severance Hall
29 y 30 de abril y 1 al 4 de mayo de 1968, Beethoven
27 y 29 de abril de 1970, Dvorák





CD 1: Beethoven - Conciertos para Piano nº 1 y nº 2 - Szell - 1968






CD 2: Beethoven - Conciertos para Piano nº 3 y nº 4 - Szell - 1968






CD 3: Beethoven - Concierto para Piano nº 5 - Szell - 1968






CD 4: Dvorák - Sinfonia nº 8 - Szell - 1970







Carátulas originales

Estuche 1







Estuche 2








viernes, 21 de febrero de 2014

Beethoven. Obertura Egmont. Concierto para Piano nº 3. Sinfonía nº 5. George Szell. Emil Gilels. Salzburgo. Orquesta Filarmónica de Viena. 1969.


Queridos amigos esta noche actualizamos una de las entradas que más visitas ha tenido en Sentidos. Una entrada de los inicios de este espacio allá por febrero de 2010, posteriormente actualizada en octubre de 2012 y que de nuevo volvemos a colocar en portada de este nuestro espacio, con el contenido original y alguna actualización fotográfica, por su especial valor, su enorme calidad técnica, musical y emocional. 

Un disco realmente soberbio, maravilloso, espectacular. Un Beethoven como pocos podrán escuchar y unos intérpretes y ocasión irrepetibles.

Que disfruten de ella.

29 de octubre de 2012

Queridos amigos esta entrada fue publicada originalmente el 1 de febrero de 2010. Con motivo de la renovación de los archivos me ha parecido oportuno que en lugar de publicarla como nueva actualización, la volvamos a poner al frente de este espacio. Quizá sea una opción que siga en adelante con otras grabaciones y entradas iniciales que estoy reponiendo y que quedan algo relegadas a aquellos que están suscritos a los comentarios o entran a menudo en la página de Nuevas Actualizaciones. Podría ser una forma de darles de nuevo vida y ofrecerlas a los nuevos amigos que han entrado recientemente a este nuestro espacio.

Es un disco realmente portentoso, maravilloso, excepcional. Como verán muchas frases están dichas en aquellos momentos iniciales de la andadura de este blog, por ejemplo la referencia que se hace a Furtwängler ...del que ya hablaremos...y podrán ver que entonces era un poquito más parco en palabras lo que no sé si es mejor para los sufridos seguidores de Sentidos ya que últimamente me extiendo demasiado y a veces me repito en los calificativos (sencillamente me cuesta encontrar otros) pudiendo llegar a ser un poquillo plomazo.

Además, debo reconocerles que mientras preparaba el archivo FLAC (en esta ocasión totalmente recomendable) estaba escuchando el disco en Mp3 y sinceramente estaba asombrándome por momentos de la extraordinaria energía, intensidad y magnetismo que tiene esta grabación. Creo que merece la pena volver a destacar este disco y que no quede olvidado como una referencia actualizada. 

Ya nos indicarán qué les parece queridos amigos.



La entrada original de febrero de 2010 se iniciaba así:

Estimados amigos, entramos en otra dimensión.

Beethoven por Szell, grabación en directo, al piano Gilels, Salzburgo, Filarmónica de Viena.

Una conjunción de personas, lugar, fecha y orquesta que da como resultado una grabación absolutamente impresionante, irrepetible y que os dejará verdaderamente conmovidos e impactados. Una delicia para los oídos, una sonoridad espectacular ¡qué toma de sonido más absolutamente excepcional! que forma de percibir las dinámicas, los timbres, las individualidades sonoras.

El concierto para piano supera ampliamente a la grabación en estudio de EMI con Cleveland y el mismo Gilels y se acerca muy mucho a la deliciosa y viva grabación de CBS con Fleisher y Cleveland. Pero, insisto, esta toma sonora impacta.

En cuanto a la Quinta Sinfonía, no sabría qué decirles. Para mí, la mejor de cuantas he escuchado, Furtwängler aparte, del que ya hablaremos, junto a la de Kleiber y la Orquesta del Concertgebouw pero con una diferencia: los vieneses están desenfrenados, casi como años antes lo estaban los músicos de Dresde en la interpretación de esta preciosa sinfonía. Un tercer movimiento fantástico con una transición al movimiento final y una conclusión que necesita un reposo cuando terminas de escuchar la obra para decir ¡Dios mío, qué pena no haber estado allí!

Y como entrada y aperitivo una Obetura Egmont maravillosa, dinámica, sonora, impactante, viva, impresionante y poderosa. 

Un disco excepcional, un testimonio de unos conciertos y de una época que son irrepetibles.



Beethoven
Obertura Egmont 
Concierto para Piano nº 3
Sinfonía nº 5
Emil Gilels, piano
George Szell
Orquesta Filarmónica de Viena
Grosses Festpielhaus Salzburgo, 24 de agosto de 1969
Orfeo D'Or










domingo, 24 de noviembre de 2013

Un Disco para soñar y emocionar. Grieg. Piezas Líricas. Gilels. 1974.


Mis queridos amigos, esta noche quisiera dejar para disfrute de todos un precioso disco lleno de verdaderas joyas musicales en miniatura, lleno de belleza, ensoñación, lirismo, frescura y emotividad. 

Un disco grabado por ese genio del piano que fue Emil Gilels, uno de los más grandes de toda la historia, un pianista que aunaba la fuerza y la intensidad con la delicadeza y dulzura todo ello unido en un ser humano de altura enorme y de sentimiento aún mas grande. Un verdadero titán del piano que en estas piezas, elegidas por él mismo para la grabación del disco nos deja ver su lado más fino, intuitivo, fresco y delicado de su arte.

Gilels amaba esta música, que por otra parte descubrió siendo ya un pianista de renombre y fama. Las adoraba y respetaba y las trabajaba como verdadero orfebre del piano que busca en cada una de ellas sacar su máximo valor expresivo, su mayor intensidad poética, su más profunda intimidad emocional y lírica y llevar con ellas al ideal de expresar la voz íntima del deseo de Grieg inmerso en estas preciosas piezas.

Grieg fue trabajando en ellas a lo largo de los años y fue adaptando a ellas sus nuevas ideas y sus nuevos conocimientos, desde las inspiraciones iniciales en Schumann, conocimientos y experiencias derivados de la misma esencia de su patria, de sus encuentros con las novedades de Liszt, de Fauré o de Debussy. Logra así Grieg unas piezas que amén del lirismo que les da título, nos llena de belleza sencilla, de cromatismo, armonía, frescura y diversidad sin perder de vista su capacidad de impresión sonora, de conmover y de entusiasmar.


Un disco verdaderamente bonito para soñar, pensar, evadirse u relajarse y fundamentalmente para disfrutar de una hermosísima música. Gilels, sencillamente lo borda y como curiosidad indicarles que para este proyecto el mismo Gilels exigió de seis a siete sesiones de grabación hasta lograr la perfección buscada en su mente que no era otra que la verdad de los sentimientos, de los del propio Grieg y los del mismo Gilels.

Un verdadero regalo desde las manos y el corazón de un pianista de excepción.

Que lo disfruten mis queridos amigos.



Grieg
Piezas Líricas
Emil Gilels, piano

Grabación:
Berlín, Jesus-Christus-Kirche, junio de 1974

Contenido:

1. Arietta. Lyric Pieces, Op.12 nº 1
2. Berceuse. Lyric Pieces, op.38 nº 1
3. nº 1. Schmetterling (Mariposa). Lyric Pieces III, Op.43
4. nº 2. Einsamer Wanderer (Viajero solitario). Lyric Pieces III, Op.43
5. nº. 2. Albumblatt. Lyric Pieces IV, Op.47
6. nº. 3. Melodie. Lyric Pieces IV, Op.47
7. nº 4. Norwegischer Tanz: Halling. Lyric Pieces IV, Op.47
8. nº 4. Notturno. Lyric Pieces, Op.54
9. nº 5. Scherzo. Lyric Pieces, Op.54
10. nº 6. Heimweh (Nostalgia). Lyric Pieces, op.57
11. nº. 4 Bächlein (Riachuelo). Lyric Pieces VII, Op.62
12. nº. 6 Heimwärts (De vuelta a Casa). Lyric Pieces VII, Op.62
13. nº 5. Im Balladenton (Balada). Lyric Pieces, op.65
14. nº 2. Grossmutters Menuet (Menuet de la Abuela). Lyric Pieces, op.68
15. nº 3. Zu deinen Füssen (A tus pies). Lyric Pieces, op.68
16. nº 5. An der Wiege (En la Cuna). Lyric Pieces, op.68
17. nº 1. Es war einmal (Érase una vez). Lyric Pieces Op.71
18. nº 3. Kobold (Duende). Lyric Pieces Op.71
19. nº 6. Vorüber (Pasado). Lyric Pieces Op.71
20. nº 7. Nachklänge (Recuerdos). Lyric Pieces Op.71











domingo, 25 de noviembre de 2012

Brahms. Conciertos para Piano. Baladas. Fantasías. Jochum. Gilels. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1972. 1975.


Queridos amigos dejamos hoy estos dos CD excepcionales con los registros realizados por Eugen Jochum, Emil Gilels y la Filarmónica de Berlín de los Conciertos para Piano de nuestro amado Brahms. 

Los Conciertos para Piano de Brahms son considerados obras monumentales y de importancia capital en la historia musical por su calidad, su significado de cambio formal en la historia del concierto para piano, su belleza e intensidad emocional y su extraordinaria concepción como obras monumentales que elevan el concierto a nivel sinfónico sin dejar de lado una escritura para el instrumento realmente soberbia.

El Concierto para Piano nº 1 fue comenzado a escribir en el año 1854 inicialmente con el propósito de ser una sonata para dos pianos y terminado finalmente en el año 1858 en su forma definitiva de concierto para piano tras pasar por cuatro años de duro trabajo, conflicto personal, dudas, desesperación y lucha anímica de Brahms al tener una relación temporal con alguno de los peores momentos de su vida, ni más ni menos que ver como su maestro y compañero, Robert Schumann perdía el juicio y finalmente moría en un manicomio. Fueron años también de elaboración técnica por el maestro Brahms de su concepción de lo que sería un nuevo rumbo en la forma del concierto para piano.


Finalmente fue estrenado el 22 de enero de 1859 en Hannover con una una acogida dispar, más bien tirando a mala, por parte de público y críticos; lo podríamos dejar en "división de opiniones".

El concierto es una monumental obra sinfónica, por su enorme grandeza conceptual, sus exigencias instrumentales, su construcción y elaboración formal, su distribución y equilibrio de partes y su intensidad sonora plena y poderosa. En él la orquesta deja de ser un simple acompañante del instrumento solista pero también el solista no es la estrella rutilante de la obra sino que se integra en el concepto sinfónico elaborado por Brahms. Es realmente maravilloso observar como los grandes temas del primer movimiento se exponen en la orquesta con una expansión progresiva y monumental y se unen al instrumento solista con una maravillosa idea de progresión en forma de variaciones temáticas realmente asombrosa. Un movimiento masivo, enorme y grandioso que asombra por su poder e intensidad y por la enorme extensión del mismo. Un compromiso entre el concepto beethoveniano y las propias exigencias sinfónicas y orquestales de Brahms. Grandioso en su conjunto, impetuoso y de cierto carácter fatídico es asombroso y bellísimo. 

El Adagio que sigue es un movimiento de una belleza enorme en forma de una combinación maravillosa de carácter sombrío con lirismo y emotividad que da paso a un Rondo final en el que se cierra el drama conceptual del inicio con matices triunfantes y bucólicos. Las alusiones a Beethoven en estos dos movimientos están presentes, homenaje del maestro a la figura del compositor, a su valor formal y a su ideal expresivo.

El Segundo concierto para Piano fue comenzado a componer en 1878 y se completó tres años más tarde, en 1881, en Pressbaum, en las cercanías de Viena. Distante unos 20 años de su Primer Concierto nos muestra un Brahms ya maduro, seguro y dueño de unas habilidades técnicas muy desarrolladas que le permiten culminar la idea inicialmente esbozada en el primero y elevar definitivamente el concierto para piano a una verdadera obra sinfónica majestuosa. Se nos presenta como una obra de corte clásico si bien Brahms modifica el esquema tradicional del concierto para piano introduciendo, luego del primer movimiento, un segundo movimiento rápido. En su conjunto es una obra de profundo y largo aliento, grandes dimensiones, carácter marcadamente sinfónico y de amplios desarrollos temáticos que lo mantienen en cierto modo emparentado con su predecesor, su primer concierto para piano. En este caso ya Brahms logra un maravilloso esquema formal de conjunto, trabaja la orquesta como un gran todo sinfónico de una manera brillante, los temas y sus desarrollos en preciosas variaciones están sabiamente definidos y conseguidos y parejo en fecha con su Segunda Sinfonía el concierto se muestra claro y pleno de recursos expresivos.


La obra fue estrenada en Budapest el 9 de noviembre de 1881 con el compositor al piano y  a diferencia de su primer concierto recibió una muy favorable aceptación de crítica y público. Hoy sigue siendo considerado como una obra excepcional llena de complejidad en la parte solista y en la orquestal.

En su conjunto el Segundo Concierto de Brahms se nos aparece como una obra de menor calado trágico y más bien lleno de profundo lirismo y rico colorido. En todo él destaca la maravillosa y sorprendente capacidad de Brahms de unir las partes intervinientes, piano y orquesta, en un todo sinfónico en el que los temas se exponen, se reelaboran y se transforman de forma nunca antes vista de manera que es esta misma técnica la que determina la forma del concierto. Todo ello además aderezado por la maravillosa sensibilidad de Brahms que añade impulsividad, lirismo, cromatismo, colorido, brillantez, serenidad y muy diversas emociones más a lo largo de su desarrollo.

Un concierto realmente extraordinario, majestuoso, brillante, lleno de emoción, precioso en su sonoridad individual y orquestal y lleno de temas realmente inolvidables. 

Los dos discos se completan con piezas pianísticas de Brahms de una belleza extraordinaria.
Las Baladas op. 10 son un ejemplo maravilloso de romanticismo pianístico, casi verdaderas sonatas para piano en forma de tiempos lentos de las mismas. Se escribieron por el maestro en 1854 en una visita a sus amigos Robert y Clara Schumann y fueron las últimas piezas que Schumann (ya internado) comentó con lucidez con el maestro. Están dedicadas a su amigo Julius Otto Grimm y coinciden en el tiempo con el comienzo del afecto (siempre casto) durante toda la vida del compositor hacia Clara Schumann. Son un ejemplo de la profunda capacidad emotiva de Brahms. La inspiración para la primera balada la toma Brahms de la Balada de Edward un poema escocés que se encuentra en la colección Stimmen der Völker en Liedern Ihren compilado por Johann Gottfried Herder. Son a su vez un maravilloso ejemplo del estilo bardo de Brahms, que recoge y evoca la sensación de un pasado mitológico. Puede que inicialmente el plan completo fuera la elaboración de música en forma de Lied que posteriormente fue reelaborada a la forma de pieza para piano recogiendo en el instrumento las sensaciones que la Balada de Edward le habían producido.


Las Fantasías op. 116 son piezas para piano de la etapa final de Brahms compuestas en la década de 1890, muy probablemente en el verano de 1892, y forman parte del conjunto final del grupo de obras para piano compuestas por el maestro, de la op.116 a la op. 119 e inspiradas y dedicadas a Clara Schumann. Obras de aparente facilidad interpretativa requiere algo muy importante a la hora de su recreación: enorme musicalidad y gran delicadeza. Son piezas íntimas, delicadas en su sentido y a la par un ejemplo de dificultad compositiva formal que según los entendidos daría paso en un futuro a la ruptura por parte de la generación de músicos de Schönberg con esas dificultades formales.

En lo referente a los discos presentados sólo quisiera indicarles que realmente resultan maravillosos. La perfecta comunión entre Jochum y ese enorme pianista que es Gilels unida a una interpretación realmente soberbia de la Filarmónica de Berlín da como resultado unas recreaciones bellísimas de los dos conciertos de Brahms. Realmente sin tacha, contundentes, claras, de exposición nítida, técnicamente irreprochables, de sonoridad y colorido espectacular. 


La claridad de exposición de Jochum es realmente sobresaliente, su forma de desarrollar la temática de los conciertos clarísima, su sensibilidad sobresaliente y su atención al detalle orquestal y a la unión con el solista impresionante, solista por otra parte y repito, genial y maravilloso. La concepción musical que Jochum tiene de Brahms ya tuvo su reflejo en las preciosas interpretaciones de su obra sinfónica y aquí vuelve a quedar de manifiesto su afinidad por su universo sonoro, su música y su ideal compositivo.

Gilels siempre ha sido tenido por uno de los pianistas más técnicos que hayan existido teniendo además la virtud de una enorme sensibilidad interpretativa lo que hace que estas recreaciones de los conciertos y de las piezas para piano de Brahms sean increíblemente bellas e impactantes. Su sonido es poderoso, claro, de pulsación contundente y precisa, técnicamente irreprochable y con una genial gama de colores y timbres. Perfectamente equilibrado con la dirección de Jochum y con la formación berlinesa creo sinceramente que nos deja unas interpretaciones irrepetibles y grandiosas.



Espero que disfruten de estos maravillosos discos, de la música de Brahms, del piano de Gilels, del arte musical de Jochum y de esa formación orquestal soberbia que es la Filarmónica de Berlín. todo en su conjunto da como resultado dos verdaderas obras de arte y dos hitos de la fonografía.

Sesiones de Grabación de los Conciertos de Brahms



Brahms
Conciertos para Piano
Eugen Jochum
Emil Gilels
Orquesta Filarmónica de Berlín

Grabaciones: 

Conciertos para Piano
  • nº 1, 16-17 de junio de 1972
  • nº 2, 12-13 de junio de 1972

Berlín, Jesus-Christus-Kirche

Fantasías op. 116 y Baladas op. 10, septiembre de 1975. Concert Hall, Turku, Finlandia










Mp3



FLAC






domingo, 24 de junio de 2012

Schumann. Grieg. Conciertos para Piano. Eugen Jochum. Claudio Arrau. Emil Gilels. Concertgebouw Orchestra Amsterdam. 1977. 1979.


Queridos amigos, quiero dejar hoy para el disfrute general este maravillo disco, ejemplo perfecto de comunión musical, de alma y de pasión en la interpretación de unas "simples" notas. Un disco que reune a dos de los más geniales intérpretes de piano que hayan existido, el soberbio e irrepetible Claudio Arrau y el no más portentoso Emil Gilels. Dos formas de afrontar un teclado pero dos formas coincidentes en el objetivo final: la música como ejemplo de belleza. En ambos casos el acompañante a la batuta es el siempre maestro Eugen Jochum y como en las grandes ocasiones al frente de una irrepetible e insuperable orquesta, la Concertgebouw de Amsterdam, posiblemente la orquesta con sonido más bello de todas las existentes.

Era este un disco que había escuchado en pocas ocasiones pero que en todas ellas me había dejado una profunda paz y un espíritu lleno de emociones placenteras que acompañaban a un oído maravillado por la belleza del sonido escuchado. Siempre tengo en mente las increíbles interpretaciones de Ormandy y de Szell, pero este disco tiene algo especial, tiene una magia interna que sale a relucir en las sucesivas audicones que haces de él. La energía y el impulso vital que imprimen los dos directores americanos antes citados está presente en este disco, con los necesarios matices. Jochum no busca esa intensidad arrebatadora de Schumann que plama por ejemplo Szell ni quizá busca la perfecta armonización de la escritura del concierto de Grieg que hace Ormandy o el mismo Szell. 


Jochum cuenta con dos verdaderos maestros de la magia musical y una orquesta inconmensurable en su valor y belleza.

Un Arrau perfecto en su toque pianístico, sabio músico que se deja llevar por las bellezas poéticas, febriles, apasionadas y desesperadas del corazón de Schumann que son traducidas y puestas de manifiesto por un Jochum poético, vibrante, romántico, seductor y sabio maestro que deja respirar y recrear al pianista los preciosos movimientos y pasajes de una magia poética sin par. Un verdadero artista que nos permite regustarnos en su clarísmo piano, en su sonido bello sin parangón, en su técnica preciosista y detallista, cálida y perfectamente armoniosa para sacar a relucir el alma siempre oculta en Schumann. Un alma que podrán además admirar gracias a la portentosa participación de la Orquesta del Concertgebouw, son un sonido pulcro, brillante; con unas cuerdas sensacionalmente sedosas y vibrantes; con unas maderas que dejan el corazón prendado.


Un precioso concierto y un precioso ejemplo de arte musical. Dos verdaderos señores de la música al servicio de ella.

Para el maravilloso Concierto de Grieg nos encontramos con otro de los grandes genios del pano, Emil Gilels. Un pianista perfecto para esta obra intensa y a la par poética y dulce, un Gilels que saca a relucir su técnica impecable acompañándola de su intensidad y de una pulsación hermosísima que capta la hermosura de la obra de Grieg. Jochum se encuentra en esta ocasión algo más impulsivo, arrebatador, perfecto en el manejos de las partes instrumentales y siempre concediendo al piano el valor necesario en el marco de una obra orquestal maravillosa. Los pasajes de folclore, las bellísimas transfiguraciones musicales, la belleza de las preciosas flautas y de las impetuosas trompas, todo, todo está matizado y dejado al oído del oyente para su placer. La enorme poesía musical contenida en este bello concierto de Grieg se puede apreciar desde el primer momento y se degusta hasta ese impetuoso y perfecto monumento que es su final. Gilels aporta su vigor pianístico y su preciosa pulsación a un conjunto único de poesía, musicalidad y hermosura. La Orquesta del Concertgebouw, sencillamente impresionante. 
Un verdadero goce para el corazón.



Espero que disfruten de este verdadero monumento musical. Dos conciertos maravillosos, de repertorio, interpretados de una manera humana, sencillamente humana,





Schumann, Concierto para Piano
Grieg, Concierto para Piano

Eugen Jochum
Concertgebouw Orchestra Amsterdam

Schumann, Claudio Arrau, Piano
Grieg, Emil Gilels, Piano

Grabaciones: 


Schumann, 21 de abril de 1977, NOS Radio
Grieg, 28 de enero de 1979, NOS Radio