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domingo, 8 de septiembre de 2013

Dvorak. Sinfonías nº 7 y nº 9. Rafael Kubelik. Orquesta Filarmónica de Viena. 1956. ¡Felicidades Maestro Dvořák!



Queridos amigos dejamos esta noche este hermoso disco para celebrar el aniversario del nacimiento del gran músico Antonín Dvořák un día como el de hoy del año 1841. Y lo hacemos con la satisfacción que su reciente audición me ha producido y que me gustaría compartir con todos ustedes.

Un disco realmente soberbio, de una calidad musical extraordinaria, de un sonido precioso y con la participación de dos personalidades de una altura incuestionable: Rafael Kubelík y la siempre ensalzada (y con justicia) Orquesta Filarmónica de Viena.

La Sinfonía nº 7 de Dvořák es una de las más hermosas obras sinfónicas del compositor checo. Una obra turbulenta, agitada, llena de vitalidad y energía. Realizada por encargo de la Sociedad Filarmónica de Londres con motivo de la designación del maestro como miembro de honor de la misma fue estrenada el 22 de abril de 1885 en una brillante representación en el St James’s Hall de Londres dirigida por el propio compositor.

Es una obra de extraordinaria belleza y plagada de significado personal para el propio compositor (el citado nombramiento, su pasión por el ferrocarril, la pasión y la fuerza del pueblo checo y del propio autor en sus ideales de cambio y lucha, las circunstancias familiares negativas de sus últimos años, etc. Todas esas sensaciones y vivencias quedan reflejadas en la obra, en su impactante fuerza y dinamismo, en su energía, en su sensibilidad y contundencia sonora. Una verdadera obra de arte.




La Sinfonía nº 9, la más conocida de Dvořák, es de todos conocido representa la obra sinfónica del maestro de forma universal. Y no es para menos. De un encanto y de una belleza sonora realmente sensacionales no podemos más que rendirnos ante ella. La obra fue compuesta por Dvořák entre el 10 de enero y el 24 de mayo de 1893 y se estrenó el 15 de diciembre del mismo año en el Carnegie Hall de Nueva York bajo la batuta de Anton Seidl dirigiendo a la Orquesta Filarmónica de la ciudad. El éxito fue inmediato y espectacular.

Según palabras del propio autor: "...he escrito temas originales que incorporan las peculiaridades de la música indígena y usando estos temas como sujetos, los he desarrollado con todos los recursos del ritmo, el contrapunto y el color orquestal modernos". Independientemente de su valor como obra que intenta reflejar los matices de una naciente música norteamericana, en la que el compositor estaba muy interesado, es necesario considerarla como obra que no deja de lado los orígenes europeos del compositor teniendo mucho en común con los valores musicales de la música tradicional de Bohemia.

Espero mis queridos amigos que disfruten de estas dos preciosas sinfonías realmente bellas en las manos de Rafael Kubelík dirigiendo a una Filarmónica de Viena que vuelve a sorprender por su precioso sonido, la belleza de sus cuerdas, la encantadora sonoridad de sus maderas, su precisión global, su energía y su plasticidad. Todo ello llevado de manera realmente fantástica por una batuta ágil, precisa, nada ñoña, fresca, rica en matices, de portentoso dinamismo y de energía que sale del alma. No podía ser menos si hablamos de la mano de Kubelík.

Y un detalle final, detalle de enorme valor, ¡qué sonido más extraordinario! Sencillamente bellísimo.




Dvořák
Sinfonías nº 7 y nº 9

Rafael Kubelik
Orquesta Filarmónica de Viena

Grabación:
Viena, Sofiensaal, 1 y 3 de octubre de 1956