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domingo, 27 de mayo de 2012

Richard Strauss. Obras Orquestales II. Ein Heldenleben. Wagner. Siegfried Idyll. Karajan. 1959. 1977.


Queridos amigos, hoy, quizá un poco apesadumbrado por el cúmulo de circunstancias realmente negativas que se dan en España, en la sociedad en general y en la clase dirigente en particular, el ánimo está un pelín por los suelos. Llevo unos días leyendo además un par de artículos del excepcional blog de nuestro amigo Leiter y los comentarios sabios y certeros de los amigos que por allí se acercan cuando ha venido a mi mente y he recordado este disco y esta maravillosa música del maestro Strauss.

Una música maravillosa, sugerente, embriagadora, por momentos celestial y siempre cálida y apasionada. Música de Strauss acompañada de la soberbia pieza de Wagner El Idilio de Sigfrido, música para soñar y sumerger tu corazón en lo más profundo de tu propio ser. 

Aprovecho la ocasión para actualizar los enlaces de la anterior entrada dedicada a Strauss y Karajan: Richard Strauss. Obras Orquestales I

Strauss siempre me ha emocionado, tanto en sus óperas (es uno de los compositores de las que he escuchado casi todas y de los pocos con los que he podido en el campo operístico) como en sus obras orquestales y de cámara. Un músico de una sensibilidad extrema y con una capacidad para llevar el sentimiento a la orquesta como pocos hayan existido. En sus poemas sinfónicos desarrolla al máximo esa capacidad y los dota de una energía y una transparencia maravillosas, una paleta de colores interminable, unos timbres excepcionales, una sonoridad pulcra y excelsa, una relación música expresión increíble. Son verdaderas maravillas orquestales.

Ein Heldenleben, Una Vida de Héroe, es uno de esos poemas sinfónicos capaces de emocionar y llevarte a un estado de placer insospechado. Fue compuesto por Richard Strauss en 1898 en el periodo maduro de las composiciones del autor en este género. Strauss la dedicó al director de orquesta holandés Willem Mengelberg y a su orquesta, el maravilloso Concertgebouw de Ámsterdam, unos destinatarios inmejorables. La obra se estrenó por Strauss el 3 de marzo de 1899 dirigiendo a la Museumsorchester de Frankfurt con una acogida dispar.


Es un poema sinfónico para gran orquesta, con la madera y el metal doblados, percusión ampliada y un precioso lugar para un violín solista (en esta grabación el solista de la Filarmónica de Berlín, el maravilloso Michel Schwalbé). Está estructurado en varias partes que se interpretan sin interrupción, partes sencillamente geniales en su forma musical y en su belleza, con una capacidad descriptiva sin par. Usa un motivo conductor principal que está presente en el desarrollo de todo el poema, como pieza base de todo el mismo, perfectamente desarrollado e integrado con otros temas sabiamente entrelazados con él y con hermosísimas referencias a otras obras musicales del propio Strauss y de otros compositores.

Se estructura de esta manera:

  • Der Held (El Héroe).
  • Des Helden Widersacher (Los adversarios del Héroe).
  • Des Helden Gefährtin (La compañera del Héroe).
  • Des Helden Walstatt (El campo de batalla del Héroe).
  • Des Helden Friedenswerke (Las obras de Paz del Héroe).
  • Des Helden Weltflucht und Vollendung (La retirada del mundo y la consumación del Héroe).

Ein Heldenleben se puede considerar una especie de autobiografía musical en la que un Kapellmeister (Strauss) es acosado por sus adversarios, en este caso los críticos musicales, mientras su esposa lo cuida y lo tranquiliza e ilustra con gran inventiva, humor y homogeneidad, un programa del que se podría prescindir y se tansformaría en una obra puramente musical sin referencias externas, música abstracta, música y simplemente música a la que cada uno puede añadir sus ensoñaciones, deseos, sensaciones e ilustraciones pasadas, presentes o futuras. Lo podemos considerar y asociar a la lucha del héroe con sus enemigos y todos y cada uno podemos soñar y montar nuestra propia batalla. Una batalla que, así debiera ser siempre, gana el Héroe, una batalla en la que la belleza es la verdadera vencedora.

En esta hermosísima grabación que dejamos tendríamos que añadir como Héroe y vencedor al maestro Karajan y a la impresionante Orquesta Filarmónica de Berlín. Muchos directores han traducido esta partitura y todos con una calidad impresionante, fundamentalmente Böhm y Kempe. A mi modesto entender, esta grabación de Karajan es sencillamente genial y única, dotada de una sabiduría en su desarrollo maravillosa, dotando a cada pasaje del color, el timbre y la intensidad adecuada. Nada de frialdad y sólo técnica; aquí hay alma y emoción que se viven en el transcurso de la escucha; hay belleza, pasión, fuerza, dolor, alegría, ironía, humanidad, grandeza e intensidad. Es una interpretación apabullante en todo, impresionante en cada detalle y hermosa como pocas. 

Cada instrumento y grupo instrumental tiene vida propia, la belleza de las trompas y las cuerdas, los guiños y juegos de las maderas, la ironía y fuerza de las trompetas y metales, la hermosura del violín y el arpa, todo ello y otras sutilezas musicales, es expuesto por Karajan con una sinceridad absoluta y es traducido con una pasión, una perfección y una belleza sonora por una filarmónica berlinesa asombrosa.


La obra de Strauss se acompaña en el CD con una preciosa y conmovedora interpretación del Idilio de Sigfrido, majestuosa, hermosa, profunda y sentida. Soberbia. Un Wagner sencillamente bello.

Espero que disfruten de este hermoso disco, del arte de un genio de la dirección, de una orquesta única, quizá la mejor orquesta del mundo y de la música ensoñadora de un maestro de la orquestación. Que podamos soñar, vivir, sentir, emocionarnos y vencer en nuestra lucha diaria de héroes. El mundo lo merece, nosotros debemos hacerlo.


Richard Strauss
Obras Orquestales II
Herbert von Karajan
Orquesta Filarmónica de Berlín
Ein Heldenleben, marzo de 1959, Berlín, Jesus-Christus-Kirche
Wagner, Siegfried Idyll, febrero de 1977, Berlín, Philharmonie








Mp3

FLAC

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sábado, 19 de mayo de 2012

Dietrich Fischer-Dieskau. Descansa en Paz. 1925-2012. Una vida para el Arte. Mahler. Das Lied von der Erde. Bernstein. Orquesta Filarmónica de Viena. James King, tenor; Dietrich Fischer-Dieskau, barítono. 1966.



Descansa en paz querido Dietrich.

86 años, quizá pocos, vividos intensamente, con amor al arte y a la música. Por ese amor la llevaste a las más altas cimas de la belleza. Por ese amor lograste que muchísimas personas del mundo fueran un poquito más felices, que sintieran pasión, que vivieran experiencias únicas, que soñaran con ideales imposibles o simplemente, y eso es mucho, que experimentaran la belleza y la profunda emoción que sólo la música puede conceder.

No hay más que decirte. Descansa con la seguridad de que has realizado una labor sin precio, que has hecho felices a las personas y que has abierto una brechita en los cascos de sus corazones.

Muchas de las lágrimas y de las sonrisas y de las emociones más profundas que he tenido el placer de vivir han sido gracias a ti.

Descansa en paz maestro.

Todos los músicos estarán ahora allí contigo. Ya les explicaras cómo se hace para que su música sea amada aquí entre su público. Y les dirás, con total tranquilidad, que "con el poquito del amor, la clase, la inteligencia, el respeto y la pasión que he intentado ponerle yo". No necesitarán discos para creerlo, te tendrán allí a su lado.







Que seas muy feliz.

¡La querida tierra florece por todas partes en primavera y se llena de verdor nuevamente!
¡Por todas partes y eternamente resplandece de azul la lejanía!
Eternamente... eternamente...estarás con nosotros.




Mahler
Das Lied von der Erde
Bernstein
Orquesta Filarmónica de Viena
James King, tenor
Dietrich Fischer-Dieskau, barítono
Abril de 1966; Sofiensaal, Viena










sábado, 12 de mayo de 2012

Bruckner. Sinfonía nº 7. Daniel Barenboim. Staatskapelle de Berlín. 2010.


Queridos y pacientes amigos. Volvemos de nuevo con una entrada preciosa. Hacía ya tiempo que no teníamos regularidad en este espacio. Son diversos problemas tanto personales como informáticos añadidos a un poquito de carga de trabajo más alta de la habitual los que me han apartado un poco de aquí. Y quiero retomar la actividad con un precioso disco del que me he enamorado y que como todo enamoramiento ha pasado por diversas fases de intensidad, unas veces ha estado muy arriba, otras un poquito más abajo. Pero sigo siendo fiel a este amor.

Hacía ya mucho tiempo que no escuchaba un Bruckner por Barenboim y partiendo del punto inicial en que reconozco mi poca empatía con ese binomio musical empiezo a modificar un poco esa querencia por el maestro argentino y su forma de aproximarse a Bruckner. Sus anteriores aproximaciones al maestro austriaco nunca llegaron a emocionarme, no me calaron lo suficiente, aunque sus interpretaciones de la DG de las sinfonías iniciales siempre me gustaron y muchas de las obras en Teldec me llegaron a impactar.

No sé si será por el momento emocional personal actual pero reconozco que esta interpretación de la formidable Sinfonía nº 7 de Bruckner me ha calado profundamente. Es una interpretación que me conmueve en muchos de sus periodos. Como si una fuerte marea fuera ha logrado subirme en las crestas de sus olas y llevarme con una fuerza emocional enorme a lo largo de todo el viaje marino que hace. Esa es la sensación, una marea de emociones que van y vienen, que suben y bajan; una marea que te mece empapándote de sentimiento, de calor, de intensidad emotiva y que no te ahoga en sus crestas de forma que siempre ves el horizonte luminoso y el fondo profundo de humanidad al que te gustaría caer. 

Es una marea suave, en la que te meces y te dejas llevar en un viaje placentero de sentimientos cargado y que te refresca constantemente con gotas sorprendentes de pasión, de frescura, de nuevos sentidos y nuevas emociones. En ocasiones las gotas son lluvia, lluvia de hermosísimos sonidos que en su caída te sacian la sed de tu alma por la belleza y en otras verdadero granizo de intensidad plena que sacuden tu corazón y sin dolor te despiertan de tu letargo emocional.


Maestro Barenboim, ha logrado usted una representación musical soberbia de la obra del viejo y amado Bruckner. Ha conseguido usted una belleza musical sencillamente espléndida. Ha conseguido que la Staatskapelle de Berlín suene de una forma tan hermosa que, aún a pesar de un sonido directo algo irregular en su modulación, ha logrado que mi corazón se llene de emoción. 

Ha conseguido que sienta escalofríos al escuchar un Adagio fenomenal, sentido, sedoso y en su momento poderosamente profundo y emotivo. He podido mecerme en esas preciosas cuerdas berlinesas sin sobresaltos cuando sus timbrados metales y su poderosa percusión declaraban desde la marea al viento la magnitud emocional de la obra. Y he podido volver a soñar plácidamente con el amor y la serena paz de la emoción profunda de la música.

Ha conseguido que la música del maestro Bruckner llene mis oídos de belleza y de placer. Que su Scherzo suene encantador y dinámicamente sorprendente, que el inicio de la obra se me aparezca como un sueño sorprendente y renovador para mi alma y que pueda sentir en su devenir emociones profundas e indescriptibles. Ha logrado que en su final vaya cargando mi corazón de energía, de fuerza y de ánimo para disfrutar de una conclusión sencillamente emotiva en su limpia, ágil y precisa ejecución.

Quizá, maestro Barenboim, sea de los pocos músicos actuales que logre esto con Bruckner; quizá la senda de Celibidache sea difícil de seguir, pero quizá, y sólo quizá, usted pueda transitar por ella. Si es así será una verdadera maravilla poder seguirlo.

Muchas gracias por todo ello.



Bruckner
Sinfonía nº 7

Daniel Barenboim
Staatskapelle Berlín
Versión de 1884/1885 en Edición de Leopold Nowak de 1954

Grabación
Philharmonie de Berlín, junio de 2010