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lunes, 10 de marzo de 2014

Bruckner. Sinfonía nº 8. Stanislaw Skrowaczewski. Saarbrücken Radio Symphony Orchestra. 1993.


Mis queridos amigos, hace ya varios días que no dejaba nada en nuestro espacio. Una mezcla de falta de tiempo, tareas acumuladas y falta de inspiración o incluso un poquito de apatía. Vamos a ver si se va normalizando todo y volvemos a una actividad algo más regular. Para quien les escribe, la llegada de los calores y la época primaveral supone un esfuerzo anímico importante, a veces demasiado importante así que tendremos que trabajar en ello para estar a tono.

Y para esta entrada volvemos a una obra de mi adorado Bruckner, la Octava Sinfonía,  una obra que llevo escuchando varios días, de manera persistente, repetida. Y con cada escucha me llena más y más. Bruckner siempre llena tu ser de energía y vitalidad, de sosiego y paz, de grandeza y hermosura. 


Muchas veces he indicado que terminaría la entrega de esta integral, excepcional integral por cierto del maestro Skrowaczewski, y hoy damos un pasito más hacia ese fin. Cuando todas las entregas estén publicadas haremos una a modo de resumen con los enlaces correspondientes a cada sinfonía de manera que se puedan tener todas a mano.

Después de la entrega de una excepcional Séptima hoy les quiero recomendar con pasión e incluso vehemencia la escucha de esta recreación de la Octava. Un verdadero mar de emociones condensadas en poco más de una hora de música maravillosa, interpretada de manera soberbia por la orquesta de la radio de Saarbrücken; me atrevería a decir que quizá sea junto a la quinta y la novena, la sinfonía en la que de manera más evidente se puede percibir el valor de la misma (cuerdas hermosas, sutiles y delicadas, vibrantes y tensas, de sonoridad nítida y empaque realmente deslumbrante; metales poderosos y cálidos; maderas de extraordinaria belleza y con un rico color). Por otro lado nos encontramos con esa dirección fácil y nada estridente del maestro Skrowaczewski, una dirección que sabe poner en su sitio cada bloque temático de esta inmensa obra, que es capaz de dar valor al mínimo detalle como por ejemplo a unas simples notas de violín y clarinete en un hermosísimo tercer movimiento haciéndolo aún más hermoso de lo que ya es, que es capaz de manejar con sutileza y sin que se produzca el caos al conjunto orquestal en su totalidad y en sus partes para conseguir un movimiento final sencillamente digno de admirar, inmenso, intenso, poderoso y lo que quizá sea más bello: emotivo y simple en su grandeza.

La Octava de Bruckner es una obra casi imposible de acabar, una obra que tiene tanto que dar que es imposible que nos defraude. Siempre hay momentos que nos deja sorprendidos o que nos conmueve esa pizca de más suficiente para dejar tu corazón tocado. Una obra abierta a la expresión e idea de cada maestro que con su propia recreación nos puede entregar su particular visión de la inmensidad bruckneriana. Una inmensidad que nos llena, nos inunda, nos abrazo en nuestra totalidad para llevarnos a lo más profundo de nuestra alma de ser humano su incomparable fuerza y su variada belleza. Una obra que siempre nos deja un poquito "tocados" en nuestra humilde condición de persona sentimental.

Y esta preciosa recreación es la visión de Skrowaczewski, la suya propia, escueta, conmovedora, de tímbrica y empaque realmente impresionantes; de detalles marcados buscando la sencillez de la hermosura y la inmensidad de la profunda belleza de la música de Bruckner.


Espero que disfruten de ella queridos amigos.

Realmente una interpretación maravillosa en todos los aspectos.


Bruckner Sinfonía nº 8
Stanislaw Skrowaczewski
Saarbrücken Radio Symphony Orchestra 
Grabación:
Kongresshalle Saarbrücken, 8 y 9 de octubre de 1993
Versión de 1890 en Edición de Leopold Nowak de 1955