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domingo, 8 de mayo de 2016

Bruckner. Sinfonía nº 7. Böhm. Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. 1977.


Queridos amigos dejamos en la mañana de hoy un precioso disco, realmente maravilloso. Una grabación realizada por el maestro Böhm al frente de la fantástica Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera de la sensacional Sinfonía nº 7 del maestro Bruckner.

Una obra ya grabada un año antes por Böhm al frente de los atriles de la Filarmónica de Viena y que pueden rescatar en esta entrada Bruckner. Sinfonía nº 7. Karl Böhm. Orquesta Filarmónica de Viena. 1976. En esta grabación con los músicos bávaros nos encontramos al mismo Böhm habitual en las recreaciones de la música de Bruckner. Un Böhm sencillo, claro, directo, con sabio manejo de la idea global de la obra y planteamiento finamente detallista en una exposición sencilla sin perder energía en dicha exposición a lo largo de todo el desarrollo, prestando atención a la estructura formal que plantea Bruckner y dejando hablar a la misma como eje de la belleza de la propia música sin centrarse en los vastos momentos de intensidad sonora de sus desarrollos como única forma de dar valor a la obra.

Un Böhm del que todos conocemos tenía una técnica como director quizá única y superior a casi todos sus coetáneos compañeros y que cuando la sacaba a relucir lograba verdaderas maravillas musicales. En el caso de Bruckner sucede esto. Se deja llevar y saca a relucir todo su arte para dejar hablar a la propia música dotándola de vida, de sentido, de luminosidad y de claridad.

En el caso de esta Séptima y quizá por sus propias características de amplitud temática, lirismo, densidad sonora y plasticidad melódica el arte del maestro se refleja de forma más intensa que en cualquier otra dejando muestra de su especial fraseo, trazado clarísimo de líneas estructurales, sabio uso de los tiempos y dinámicas y sencillez en la exposición temática de manera que al escuchar su interpretación, al igual que pasaba con la de Viena, la sensación es que cada tema se escucha en un momento dado, su momento, sea cual sea su función estructural, suena con una claridad y una energía irresistibles y su devenir melódico, temporal y de pulsación es fresco, intuitivo y natural.


En la entrada dedicada a la grabación vienesa dejábamos algunas notas que creo son interesantes volver a traer a esta. 

Böhm interpreta la Versión de 1885 en la Edición de Nowak que mantiene la mayor parte de los cambios de la edición de 1885 de Gutmann, incluyendo la percusión en el tiempo lento y en su caso sin omitir el golpe de platillo del movimiento lento.

De forma muy resumida y para aclarar un poquito esto de las ediciones de la Séptima y en cuanto a las tres ediciones de la Versión de 1885:

Edición Gutmann (publicada en 1885)

Tras el estreno en 1884 se hicieron algunos cambios, antes de esta publicación. Está aceptado que Nikisch, Franz Schalk y Ferdinand Löwe influyeron significativamente en esta edición, pero es discutible hasta qué punto tales cambios fueron autorizados por Bruckner. Fundamentalmente, estas modificaciones se refieren a tempo y orquestación.

Edición Haas (publicada en 1944)

Robert Haas intentó eliminar las influencias de Nikisch, Schalk y Löwe, para recuperar el concepto original de Bruckner. Para ello, utilizó material procedente del autógrafo de 1883, aunque este ya incluye cambios posteriores. El cambio más evidente en esta edición es la ausencia de platillos, triángulo y timbales en el clímax del movimiento lento: Haas argumentó que Bruckner había decidido posteriormente eliminar la percusión en este punto, lo cual ha sido ampliamente discutido.

Edición Nowak (publicada en 1954)

Leopold Nowak mantuvo la mayor parte de los cambios de la edición de 1885, incluyendo la percusión en el tiempo lento. Incluyó las indicaciones de tiempo de la edición de Gutmann, pero poniéndolas entre corchetes. Aunque se incluyen en la partitura impresa, algunos directores omiten el golpe de platillos en el tiempo lento, siguiendo los criterios de Haas.

La Séptima Sinfonía de Bruckner fue compuesta entre 1881 y 1883 y su estreno tuvo lugar en la Gewandhaus de Leipzig, el 30 de diciembre de 1884, con Arthur Nikisch al frente de la orquesta resultando un gran éxito de público. Los fondos recaudados en el concierto se destinaron a sufragar un monumento en memoria de Richard Wagner, fallecido el año anterior mientras Bruckner se hallaba inmerso en la creación de la obra.

Arthur Nikisch

Bruckner rinde un precioso homenaje al "maestro de todos los maestros" en esta obra, homenaje que queda expuesto y desarrollado en su impresionante Adagio, uno de los más bellos pasajes musicales de toda la composición sinfónica bruckneriana. Un homenaje instrumental al recién fallecido "Maestro" con esos cuatro primeros compases del Adagio encomendados a un cuarteto de tubas wagnerianas, instrumentos a medio camino entre la trompa y la tuba que Richard Wagner diseñó y empleó con profusión y su desarrollo final en el maravilloso canto fúnebre del segundo movimiento encomendado a las trompas y a las tubas. 

Además de este Adagio sencillamente irrepetible, la Séptima tiene un movimiento inicial característico de Bruckner, con la inmensa amplitud de desarrollo, exposición y reexposición de los complejos y vigorosos grupos temáticos, un movimiento largo y laborioso, con numerosas variaciones de los temas y un empleo de largos e impresionantes crescendos hasta llegar a la coda final del mismo.

Su tercer movimiento es un bellísimo Scherzo de una gran fuerza rítmica, escrito en forma de Sonata, seguido de un Trio de carácter popular incluso casi rústico. Un movimiento que resulta un sorprendente contraste con los dos anteriores con un arrebatador e impulsivo tema principal con gran protagonismo de la percusión y el juego tímbrico y de ritmos que es seguido de un nostálgico desarrollo que dan como resultado un movimiento de enorme belleza y franca inspiración. 

La obra concluye con un sensacional e intenso cuarto movimiento, un Finale de enorme intensidad y fuerza con un juego de transformaciones del tema principal sensacional, bellísimas melodías corales y un desarrollo marcado por la interrelación de todas las ideas anteriores expuestas en los movimientos previos retomando el primer movimiento con la misma estructura, pero en una escala más amplia, muchísimo más amplia, y vigorosa que finaliza en una coda sensacional que cierra la obra con toda la orquesta tocando al unísono y que siempre sorprende por su nobleza y monumentalidad.


Y en el caso del disco que dejamos, queridos amigos, no podemos más que indicar que es una maravillosa muestra de genialidad interpretativa.

Un maestro Böhm que sabe atender cada una de las delicadas partes que acomete, la estructura, el detalle, el desarrollo, la sonoridad, la inmensidad, el ritmo, la solemnidad, la amplitud, la frescura y la intensidad. Un maestro Böhm que saca a relucir todo el potencial de una Sinfónica de la Radio de Baviera sensacional, limpia, ágil, intensa, poderosa, brillante, de atriles mágicos, sedosa, empastada y de un carácter bruckneriano al más alto nivel.

Un disco precioso con una buena toma sonora con algún momento que parece sonar el reprocesado como si fuera de grabaciones de vinilo pero que no empaña para nada la audición (más bien parecen derivados de la remasterización de la fuente). Maravilloso.

Que lo disfruten.


Bruckner
Sinfonía nº 7

Karl Böhm
Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera
Versión de 1885 en Edición de Leopold Nowak de 1954

Grabación
Munich, Herkulessaal der Münchner Residenz, 5 de abril de 1977










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