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domingo, 4 de noviembre de 2012

Bartók. Cuatro Piezas Orquestales. Tres Escenas Aldeanas. El Mandarín Maravilloso (Ballet). Boulez. OF de New York.1977. 1977. 1971.


Queridos amigos, os dejo un disco estupendo de obras de Bartók interpretadas excepcionalmente por Pierre Boulez y los músicos de la Orquesta Filarmónica de New York.

Estaba originalmente publica el 10 de abril de 2010 y hemos procedido a actualizar fotos, enlaces y archivos. 

El disco merece la pena. Una aproximación soberbia al mundo musical y expresivo de Bartók como pocos directores han realizado (Fricsay, Ormandy, Fischer o Bernstein). Boulez amaba esta música y la entendía. Quizá esté falto de cierto calor en sus aproximaciones a esta música, de cierta vida (como lograba de manera magistral Fricsay) pero sus interpretaciones están repletas de detalles técnicos insuperables, de tímbrica hermosa, de color vibrante, de precisión orquestal. 

En este caso corresponden a las obras Cuatro Piezas Orquestales, Tres Escenas Aldeanas y la versión completa del Mandarín Maravilloso.

Las Cuatro Piezas Orquestales representan un intento de aproximación de Bartók a la composición de una obra sinfónica dentro del conjunto de obras semejantes en esa idea como Suite, Kossuth, Suite de Danzas, Música para Cuerdas, Percusión y Celesta y el Concierto para Orquesta. Fue compuesta por Bartók en 1912 y orquestada definitivamente nueve años después. Es una obra de dimensiones sinfónicas que requiere un amplio dispositivo orquestal. La perfecta unión de movimientos con carácter dispar es un logro fenomenal de Bartók.

Las Tres Escenas Aldenas de 1926 se retoman de un ciclo de cinco piezas para voz y piano y se presentan aquí en su versión de Solistas, Coro y Orquesta de tres piezas. Gran etnomusicólogo que fue, Bartók integra cantos populares eslovacos en una música preciosa que auna la espontaneidad de la música popular con el lenguaje orquestal más profundo y serio de Bartók.

El ballet-pantomima El Mandarín Maravilloso, ya comentado en una entrada previa en la presentación en forma de suite con Ormandy, se presenta en esta ocasión en su  versión completa de ballet y resulta una delicia escucharla. Representa la última de sus obras escénicas y se compone entre 1918 y 1919. Obra de sonoridades exquisitas acercan a Bartók, en cierta forma, a las corrientes expresionistas de la música generando sonoridades extraordinarias y atípicas y uniéndolas de manera maravillosa. La obra se estrenó en Colonia el 27 de noviembre de 1926 y fue prohibida por esa figura tan aguda que fue Konrad Adenauer.

La interpretación de los músicos de la Filarmónica de New York es extraordinaria, llena de matices, de color, de timbre de finura, de agresividad en los casos pertinentes y de dulzura cuando así corresponda. Maravillosos en su técnica resulta un verdadero placer escucharlos.

Os dejo este disco estupendo para su disfrute, poco a poco iremos dejando más del legado fonográfico de Boulez.



Bartók
Pierre Boulez
Orquesta Filarmónica de New York
Cuatro Piezas Orquestales, Manhattan Center, 7 de febrero de 1977
Tres Escenas Aldeanas*, Manhattan Center, 7 de febrero de 1977
Lois Winter, mezzo-soprano*
Joan Fuertsman, alto*
Women`s of the Camerata Singer*
Abraham Kaplan*
Ballet el Mandarín Maravilloso**, Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, 11 de mayo de 1971
Schola Cantorum**
Hugh Ross**













Suite con Ormandy aquí.



Ataúlfo Argenta. Obras Inéditas. Beethoven. Brahms. Escudero. Falla. Tchaikovsky. Smetana. Richard Strauss. Orquesta Nacional de España. Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera. Orquesta de la Suisse Romande. 1956. 1957.


Queridos amigos, la entrada de hoy es una deuda que lleva mucho tiempo, demasiado tiempo, sin haber sido saldada. Es una deuda de amor y de cariño; de respeto y añoranza. Una deuda debida al más grande de los directores que ha dado esta España nuestra, esa España con sus cosas buenas y malas entre las que está el olvido ingrato e injusto de este hombre, Ataúlfo Argenta, que fue una baluarte defensivo de la música española, de sus zarzuelas y compositores y un músico de una capacidad técnica enorme, una formación europea maravillosa y un alcance y proyección internacional que lamentablemente fue truncado demasiado pronto.

Hoy vamos a actualizar las dos entradas anteriores que habíamos dejado hace ya dos años, los discos 1 y 4, y vamos a dejar los otros dos discos no entregados, los discos 2 y 3. No nos vamos a extender demasiado en los comentarios. Refrescaremos los de las entradas ya dejadas previamente y dejaremos algunas pinceladas sobre los dos nuevos.

Mi deseo, quizá en esta entrada más que en muchas otras anteriores, es dejar testimonio de sus excepcionales recreaciones musicales con un abanico diverso de compositores, tanto nacionales como del exterior, y desear que escuchen estas interpretaciones con el corazón.

No estamos hablando de grabaciones comerciales de Argenta con una técnica de toma y procesado del sonido que sea de alto nivel sino de grabaciones en su mayoría de conciertos en vivo y tomas radiofónicas. No busquen la excelencia sonora, que está también presente emanando del sonido y entrega de las orquestas y solistas, busquen el alma y el corazón de un hombre entregado a su pasión, la música, y a sus destinatarios, el público.

A ambos va dirigida esta música maravillosamente concebida por Argenta, con un pulso variadísimo en calidad, una vitalidad fuera de lo común, una atención al detalle orquestal e instrumental que deja perplejo cuando se paladea su forma de hacerlo. Una verdadera maravilla.

El Disco 1 con obras de Beethoven ya había sido dejado en este espacio. En aquella entrada del 5 de marzo de 2010 podíamos saborear una extraordinaria Sinfonía nº 3 de Beethoven y una preciosa Sonata nº 8. Los acompañantes del maestro nuestra maravillosa y nunca bien ponderada Orquesta Nacional de España que se deja la piel en la preciosa interpretación que ofrece de una de las más bellas obras sinfónicas de Beethoven y por otro lado un Arthur Grumiaux que acompañado por Argenta nos deja una equilibrada y preciosista interpretación de la citada sonata.


Decíamos entonces:

Les dejo un disco hermosísimo y testimonio sonoro de una de los más grandes directores de orquesta: Ataúlfo Argenta.

Poco se puede añadir ya a lo que es conocido por todos. Un gran director, un maravilloso ser humano y una pérdida lamentable para la Música.

Posiblemente si fuera de otro país la historia sería diferente, pero amigos esto es España, y así será por siempre. Cuando sabes que muchas de sus cintas radiofónicas se usaron para regrabar partidos de fútbol te entra algo por dentro...indescriptible. Una pena enorme.

El disco que les dejo muestra dos vertientes de Argenta, un Argenta director y un Argenta pianista. En ambas labores está enorme. La sonata de Beethoven es preciosa, de una sensibilidad y conjunción perfectas. Grumiaux fenomenal y Argenta fantástico. Una interpretación digna de conocerse.


En la sinfonía de Beethoven el nivel es altísimo. No califico si es referencia o no, pero la interpretación es de una fuerza y a la par emotividad difíciles de lograr. Debo reconocer que su último movimiento sigue emocionándome en cada escucha. Precioso. La Orquesta Nacional de España está enorme, con unas cuerdas y maderas maravillosos y unos metales de una sonoridad impresionante.


Les recomiendo su escucha. Y sirva de pequeño homenaje este post a un director genial, directo, expresivo, emotivo, con garra, dulzura, ritmo, fuerza, pasión y técnica. Un gran director y una gran pérdida.

El Disco 2 es nuevo en esta entrada. Recoge una excepcional interpretación del concierto para Violín de Brahms acompañando nada más y nada menos que al gran Yehudi Menuhin (única ocasión en que ambos artistas tuvieron la oportunidad de colaborar). El concierto tenía lugar en el Palacio de Carlos V de Granada lo que le hace resentirse en la calidad de la toma sonora al realizarse al aire libre.


Menuhin quedó encandilado con el maestro español y años más tarde lamentaría profunda y sinceramente su muerte. Al igual que en el caso de la Sinfonía nº 3 de Beethoven aquí es de nuevo una brillantísima Orquesta Nacional de España la responsable de ponerse bajo la dirección exquisita de Argenta.

Un Concierto para Violín que se nos presenta de forma clara y pulcra, limpia, de matices detallados, de perfecta conjunción entre orquesta y solista. Una interpretación que simplemente por escuchar al maravilloso oboe de Servando Serrano en el Adagio y la manera tan sublime en que Argenta aclara la orquesta para dejar fluir su musicalidad ya es un monumento musical, una verdadera joya. Es precioso, sensacional, emotivo, digno de considerarse algo mágico.


La Sonata Op. 100 de Brahms es ofrecida por Argenta y Grumiaux en el concierto del Festival de Besançon de 1955. Argenta tenía una gran capacidad plástica y de amoldamiento a numerosos estilos musicales, géneros y artistas. Su implicación con Grumiaux es de una enorme calidad aportando ese intimismo, lirismo y carácter de fantasía que la hermosa obra de Brahms requiere. La sensibilidad musical de Argenta resulta suficiente para acompañar al extraordinario violinista belga y ambos son capaces de traducir la ternura, la pasión, la vehemencia apasionada, el lirismo y dotar a la interpretación de una fuerza rítmica verdaderamente asombrosa.


El Disco 3 de esta colección, también nuevo en la entrada, nos propone una aproximación a la música española. Un genial y portentoso Concierto Vasco del maestro Francisco Escudero, desgraciadamente poco valorado, y una interpretación poderosa, fresca, vital y honda de la pieza de Falla El Amor Brujo ofrecida en versión reducida sin cantantes.


Las orquestas no son en esta ocasión españolas. Para el Concierto Vasco Argenta se une a los excepcionales músicos de la Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera (la maravillosa orquesta por aquellos años de Eugen Jochum) grabando en sus estudios radiofónicos una verdadera joya de interpretación. Le acompaña su amigo el pianista Martín Imaz acompañante de Ataúlfo en sus años de Alemania.


El concierto Vasco se estrenó en Bilbao el 23 de marzo de 1949 por la Orquesta Municipal de Bilbao dirigida por Jesús Arámbarri. En el mismo año Argenta e Imaz dieron su primera representación en Madrid y en el año 1950 la presentaron en la Quincena Donostiarra. El Concierto Vasco es un ejemplo maravilloso de representación musical de un espíritu propio que sin recurrir de manera muy evidente al folclore propio expone claramente los timbre y armonías de la tierra con imágenes sonoras evocadoras del paisaje vasco. A semejanza del precioso concierto para Piano de Ravel el movimiento central de este Concierto Vasco es de una hermosura, melodismo y delicadeza extraordinarias.


Luego Manuel de Falla en una de sus más conocidas e interpretadas obras, El Amor Brujo. Argenta al frente de una de sus orquestas preferidas y posible sede futura de su estancia, la Orquesta de la Suisse Romande. Nos deja una interpretación reducida de la obra sin las partes cantables (con frecuencia en esas partes Argenta contó con la inestimable voz de Ana María Iriarte). La obra cerró el concierto ofrecido por la Orquesta de la Suisse Romande en el Victoria Hall de Ginebra el 29 de agosto de 1957 y nos muestra un Argenta maravilloso, fino en los matices de una obra que muchas veces se ha estropeado por no ser capaz de ofrecerle ese alma española honda, con un lirismo medido, con sus justos giros propios del cante andaluz.    


El Disco 4 es el último de esta magnífica colección y ya había sido referido aquí previamente. Es una verdadera gozada disfrutar del Tchaikovsky de Argenta, de su Smetana y de su Strauss. Perfectos, con carácter, apasionados, danzantes o divertidos. Una gran oportunidad de apreciar la virtudes estilísticas y técnicas de este enorme maestro con recursos para ir desde el sentimiento y elegancia a la par que fuerza y dramatismo de Tchaikovsky  hasta la danzabilidad y virtuosismo orquestal de Smetana y terminar por dejarnos apreciar una paleta de recursos rítmicos, tímbricos y de colores con la dificilísima música de Strauss.


En la entrada original decíamos:

Vamos a retomar las grabaciones de este estuche especial de Ataúlfo Argenta. En esta ocasión os dejo el cuarto CD que resulta absolutamente deslumbrante. Presenta tres obras de las cuatro que se interpretaron en el programa de la Orquesta de la Suisse Romande el 29 de agosto de 1957 (la cuarta, El Amor Brujo os la dejaré en otra entrada junto al CD en el que viene acoplada).

En esta ocasión son tres obras maravillosas y muy afines a la formación y al gusto del gran maestro Argenta y además interpretadas con una orquesta particularmente entregada al mismo, la excepcional Orquesta de Ansermet, La Suisse Romande.

Las obras "menores", La Novia vendida de Smetana, representante claro del nacionalismo teatral checo, está maravillosamente interpretada y resulta de una rítmica y una belleza deslumbrantes; Las Aventuras de Till Eulenspiegel, obra dada a conocer en España por el propio Argenta en 1948, son parte del gusto musical de Argenta por el maestro Strauss y en esta ejecución se encuentra una soberbia unión de una fantástica orquesta y un maestro habilísimo en representar musicalmente a este personaje de la literatura cómica y moral alemana, sus acciones, su trama y su carácter divertido, nostálgico y burlesco.

La obra principal del concierto es la fantástica Sinfonía nº 4 de Tchaikovsky, la sinfonía, dedicada a su mecenas Nadezhda von Meck, fue compuesta entre marzo y diciembre de 1877, tras el paso por un periodo desastroso de su ánimo compositivo y humano, tras él la música refleja fielmente su estado emotivo, su lucha interior, su espiritualidad, sus contrastes exuberantes reflejo de las pasiones humanas. La fanfarria de metales y el ritmo del primer movimiento, la melancolía del segundo, los pizzicati y la marcha del tercero terminan con un cuarto movimiento asombroso, deslumbrante, con empuje y decisión, uno de los más bellos finales que se puedan escuchar. Su estreno tuvo lugar en Moscú el 10 ó 22 Febrero de 1878 (según el calendario Juliano o Gregoriano) por el director Nikolay Rubinstein.

La interpretación ofrecida por la Orquesta de la Suisse Romande y por Argenta es absolutamente excepcional, al nivel de las mejores que puedan escuchar, sin miedo a comparaciones. De una fuerza, emotividad, ritmo, profundidad y musicalidad enormes.

Disfrútenla por favor.


Y podríamos terminar la presente entrada con las mismas palabras: disfruten por favor de estos estupendos discos. Son una muestra preciosa del arte de uno de los más grandes directores del pasado siglo, sin duda alguna. Disfruten de su vitalidad, de su preciosismo, de su sutileza, de su maravillosa forma de dejar fluir y cantar a la propia música.



Disfruten con el corazón y con el sentimiento. Van a quedar, al menos, encantados.


Grabaciones Inéditas - Ataúlfo Argenta



Disco 1



Beethoven sinfonía nº 3, Orquesta Nacional de España, 24 de mayo de 1957, Palacio de la Música de Madrid.

Sonata nº 8 para violín y Piano, A. Grumiaux, A. Argenta. Festival de Besançon, 6 de septiembre de 1955.

Disco 2

Brahms, Concierto para Violín, Orquesta Nacional de España, Yehudi Menuhin. Palacio de Carlos V, Granada, 24 de junio de 1956.
Sonata para Violín y Piano Op. 100, A. Grumiaux, A. Argenta. Festival de Besançon, 6 de septiembre de 1955.

Disco 3

Francisco Escudero, Concierto Vasco para Piano y Orquesta, Orquesta Sinfónica de la Radio de Baviera, Martín Imaz, piano. 4 de mayo de 1951, Studio 1 de la Radio de Baviera, Munich.
Manuel de Falla, El Amor Brujo, Orquesta de la Suisse Romande. 29 de agosto de 1957, Ginebra, Victoria Hall.

Disco 4

Tchaikovsky, sinfonía nº 4
Smetana, Obertura La Novia Vendida
Strauss, Las Aventuras de Till Eulenspiegel
Orquesta de la Suisse Romande, 29 de agosto de 1957, Ginebra, Victoria Hall.










Disco 1

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Disco 2

Mp3 - Mega

FLAC - Mega

Disco 3

Mp3 - Mega

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Disco 4

Mp3 - Mega

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Visitar la entrada ya publicada con el CD 1 aquí.
Visitar la entrada ya publicada con el CD 4 aquí.


viernes, 2 de noviembre de 2012

Beethoven. Missa Solemnis. Leonard Bernstein. Concertgebouw Orchestra Amsterdam. 1978.


Queridos amigos, ayer Día de todos los Santos no pudimos celebrar el mismo de la manera adecuada. La entrada prevista era esta fenomenal Misa de Beethoven, quizá una de las más difíciles obras del genio de Bonn, para homenajear a todos aquellos que ya no están entre nosotros. De paso aprovecharíamos para felicitar a nuestro querido maestro Jochum en su cumpleaños (les recomiendo encarecidamente visiten el espacio amigo Odeon donde aparte de encontrar una enorme cantidad de excepcional música podrán disfrutar de un excepcional disco en su homenaje con las excepcionales Misas de Bruckner.

No pudo ser ayer pero es hoy. Beethoven y su Missa Solemnis, Bernstein y la Concertgebouw Orchestra. Excepcional obra que es recreada de manera soberbia por la citada orquesta, brillante y preciosista, y por un Bernstein en una labor de director excepcional, detallada y profunda. Una ocasión única para sumergirnos de pleno en lo más profundo de la espiritualidad humana. Y digo humana porque esta Misa Solemnis de Beethoven va mucho más allá del simple concepto religioso católico de la Misa. Es una obra para el alma del hombre, de cualquier credo o comunión. Sin olvidar su base religiosa católica, no sería posible, Beethoven compone para el hombre remarcando el texto de la misa con su música, dificilísima y compleja música, pero haciendo comprensible su mensaje a todos. Pienso sinceramente que es un verdadero canto de fe a Dios y a la naturaleza del hombre.


Obra compleja, no es, desde luego, apropiada a la interpretación habitual que se podría hacer de otras misas acompañando a la celebración de la misma. Su amplitud orquestal, vocal y coral, su extensión y sus requerimientos también del propio oyente, lo harían imposible. Es una obra para ser escuchada con detalle, con mucho detalle, y atención, exige paciencia, tranquilidad y serenidad. En muchas ocasiones no he sido capaz de escucharla completa, bien sea por la fatiga o monotonía que se puede desprender de la misma o simplemente por no estar con la predisposición anímica y la concentración necesaria para ello.

La obra fue compuesta en el periodo que va de 1818 a 1823 y estaba dirigida a celebrar la investidura como arzobispo de Olmütz del archiduque Rodolfo que tendría lugar el 9 de marzo de 1820. Sin embargo para la fecha  la Missa no estuvo finalizada. Fue estrenada parcialmente, sus tres primeras partes, junto con la Novena Sinfonía el 7 de mayo de 1824 en el Kärntnertortheater de Viena (Teatro de la Corte Imperial), junto con la obertura de Die Weihe des Hauses.


Tenida por muchos como una obra cuyas exigencias vocales no serían sino una demostración de la dificultad de Beethoven para escribir para la voz humana, ciertamente hay que reconocer que el nivel de exigencia en las tesituras y en la duración de sus pasajes es extremo, la Missa va un punto más allá de las tradicionales composiciones sacras. Beethoven exige al instrumento vocal pero es capaz de acompañarlo de una escritura sinfónica maravillosa que es no un mero acompañamiento musical al texto y a la voz sino una música destinada a vehicular el sentido de las palabras siendo además en esa exigencia donde remarca la inmensidad del texto en sus momentos de mayor significado.

Que el maestro compuso la obra en una época de dificultad personal y conflicto profundo de su religiosidad es cierto pero es en ese conflicto donde emerge una de las más maravillosas formas de expresar la profundidad de espíritu de Beethoven: su música. Una música que viene a ser expresión de credo y fe, de su propio sentimiento de gravedad y necesidad y de su interés por las cualidades y preocupaciones del hombre aún siendo expresado enfrentando dichos conceptos con el tradicional cristiano de Dios como amor perfecto. 

La Missa Solemnis queda como una verdadera muestra de un sentimiento profundo de un hombre que en su conflicto de fe no reniega de ella aunque la intenta expresar de una forma realista, nada dulce y delicada, con fuerza e intensidad tales que llegan a producir angustia y desasosiego. Un hombre que muestra dolor pero a la vez confianza en el hombre y en Dios confianza que es dolorosa y sacrificada, amarga y dura. Y ese dolor lo traduce en una música poderosa, urgente, lacerante y a la par absolutamente conmovedora y celestial. Música que expresa de forma dramática y tensa ese conflicto permanente del hombre y Dios, del dolor y de la confianza en lo venidero. Música en definitiva de un alma inquieta y de un ser profundamente humano que quiere conmocionar e impactar a sus destinatarios, los hombres, y que como el mismo Beethoven indicaba  sea una música "De corazón, que vaya a los corazones".


Espero que disfruten de esta genial obra maestra en una interpretación tensa, profunda, impactante y emotiva que ofrece Bernstein con esa maravillosa orquesta que es el Concertgebouw.  Creo que es una de sus mejores recreaciones de la música de Beethoven, interpretada con verdadero conocimiento del sentido de la obra y con convencimiento del mensaje de la misma. Una interpretación conmovedora, impresionante y dura que mantiene la tensión necesaria durante todo su desarrollo y que ofrece el juego justo de dramatismo y lirismo en las partes a ello destinadas sin permitir bajadas en la necesaria tensión emocional que se requiere. Una verdadera joya. 


Beethoven
Missa Solemnis

Leonard Bernstein
Concertgebouw Orchestra Amsterdam
Radio Chorus of the NOS, Hilversum (Coro de la Radio de Hilversum)
Dir. Meindert Boekel
Violín solista, Herman Krebbers
Órgano, Bernhard Bartelink
Edda Moser, soprano
Hanna Schwarz, alto
René Kollo, tenor
Kurt Moll, bajo

Grabación, Amsterdam, Concertgebouw, 2 de marzo de 1978












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sábado, 27 de octubre de 2012

Bernstein Live, Living Stage. Obras de Beethoven, Tchaikovsky y Schubert. Orquesta Filarmónica de New York. Orquesta Sinfónica de Boston. 1957. 1958. Actualización.


Queridos amigos, dejamos hoy disponible las actualizaciones de estos tres maravillosos discos de Leonard Bernstein grabados en directo con dos de sus orquestas más queridas, la Filarmónica de New York y la Sinfónica de Boston (su orquesta del alma).

Son grabaciones de un verdadero valor musical, dotadas de esa musicalidad y vehemencia propias de Lenny, con carácter, pasión y fuego. Verdaderas interpretaciones surgidas del momento del concierto con sus fallos y sus muchos aciertos.

El carácter de directo nos permite valorar más aún esa vitalidad que Lenny imprimía a sus lecturas y de qué manera contagiaba a sus músicos con ella. Además de ello son recreaciones preciosas, realmente geniales, fantásticamente interpretadas por ambas orquestas. Si la Filarmónica de New York resulta asombrosa en su recreación de Tchaikovsky, la Sinfónica de Boston está soberbia, inconmensurable en sus dos intervenciones y es un verdadero placer escuchar su sonido, envolvente, cálido, arrebatador y mágico.

Espero que disfruten con estas tres preciosas interpretaciones.







Aquí los enlaces a las entradas.





Beethoven
Sinfonía nº 7

Leonard Bernstein
Orquesta Sinfónica de Boston

Boston, 26 de abril de 1957







Tchaikovsky
Sinfonía nº 4

Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York

New York, 13 de enero de 1958






Schubert
Sinfonía nº 9

Bernstein
Orquesta Sinfónica de Boston

Boston, 11 de octubre de 1957






jueves, 25 de octubre de 2012

Dvorak. Concierto para Violonchelo. Sinfonía nº 8. George Szell. Pierre Fournier. Rafael Kubelik. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1961. 1966.


Queridos amigos, esta tarde dejamos un disco excepcional. En parte sirve para actualizar una entrada anterior que dejamos en su día con el maravilloso Concierto para Violonchelo y en parte para incluir el disco completo con la interpretación preciosa, ágil, vital e impulsiva de la Sinfonía nº 8 por Kubelik. En todo caso, una ocasión para disfrutar de estas dos fantásticas obras de Dvorak.

El Concierto para Violonchelo de Dvorak es una verdadera obra maestra. Y esta aproximación realizada por Szell, Fournier y la Filarmónica de Berlín una verdadera joya musical. Les ruego visiten la entrada antes referida para leer lo comentado sobre ella. Indicar brevemente que fue compuesta entre finales de 1894 y principios de 1895 durante su estancia en EEUU y estrenada en Europa, concretamente en Londres, en marzo de 1896 con Dvorak en la dirección y Leo Stern como solista tras un desacuerdo entre Dvorak y el destinatario inicial del concierto el chelista Hanus Wihan.

Obra perfecta para el lucimiento del violonchelo solista es a la par una muestra preciosa de la capacidad de Dvorak de componer para la orquesta y asociar ambos en un conjunto realmente excepcional. Una verdadera delicia de cuerdas y maderas; un violonchelo que canta de forma suave y melancólica; una orquesta plena con pasajes impresionantemente bellos, grandiosos y plenos de color.

En relación a la interpretación presentada, poco se puede decir que no se haya comentado en todos los sitios y espacios musicales que haya visitado. Es una maravilla. Impresionante Pierre Fournier, virtuoso, preciso, delicado y transmisor de una sonoridad exquisita. Szell, es Szell. Soberbio, impetuoso, preciso, magistral en su disección de la orquesta y en su labor de conjunción con el solista. En resumen una interpretación maravillosa, cálida, emotiva, suave, hermosa, rica, matizada, colorista y llena de pasión.




La preciosa Sinfonía nº 8 de Dvorak es una obra de arte. Reconozco que particularmente es de las que más me gusta de las sinfonías de Dvorak quizá por su dinamismo, su tímbrica, su sonoridad brillante y sus preciosos solos instrumentales.

La octava sinfonía de Dvorak, tenida por mucho tiempo como la cuarta, tiene vínculos ingleses algo extraños derivados de la disputa de Dvorak con su habitual editor Simrock (presentado a Dvorak por Brahms) que originaron que la edición pasara a un inglés, Novello, y por el hecho de la interpretación en un concierto londinense de la obra el 24 de abril de 1890 (poco tiempo después de su verdadero estreno original en Praga) y un año después a Cambridge el 15 de junio de 1891. Así se la denominó Sinfonía Inglesa, pero poco tiene que ver en su sonoridad y sensibilidad con esa bella nación. La obra fue compuesta en el verano de 1899 y estrenada en Praga el 2 de febrero de 1890 con el compositor en la dirección.

De sus tres últimas sinfonías es quizá la que mejor traduzca el alma bohemia de Dvorak. Con un primer movimiento poderoso y brillante, con abundante percusión; un segundo movimiento Adagio algo alegre, poético, de enorme sensibilidad, con un violín maravilloso y muy emotivo y sereno; un tercer movimiento enormemente bonito, alegre scherzo, muy vivo, danzable y saltarín y para finalizar un movimiento final con diversas variaciones, enormemente poderoso, con violonchelos preciosos, con un ritmo de trompa genial, unos trinos finales de las mismas soberbios y sorprendentes y un final con absoluta belleza sonora, cromatismo destacadísimo y unos metales y percusión arrolladores.


En la interpretación de Kubelik y la Filarmónica de Berlín, todas esas características arriba mencionadas están presentes. La comprensión de Kubelik de esta música no debe sorprendernos; su forma de acercarse a Dvorak es intuitiva, natural, precisa y llena de vitalidad y alma. Y la prestación de los berlineses, como es habitual, espectacular.

Espero que disfruten del disco y mis disculpas por aprovechar gran parte del texto de entradas anteriores.

Dvorak
Concierto para Violonchelo

George Szell
Pierre Fournier
Orquesta Filarmónica de Berlín

Grabación
Berlín, Jesus-Christus-Kirche,  1 al 3 de junio de 1961

Dvorak
Sinfonía nº 8*

Rafael Kubelik
Orquesta Filarmónica de Berlín

Grabación
Berlín, Jesus-Christus-Kirche, 8 y 9 junio de 1966