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miércoles, 6 de febrero de 2013

Bruckner. Sinfonía nº 4. Karajan. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1970.


Queridos amigos esta noche dejamos un disco al que le tengo un especial aprecio y del que tengo gratísimos recuerdos. Pasa habitualmente cuando algo te impresiona por vez primera, luego es difícil olvidar las emociones de esa primera ocasión. Y algo semejante me ocurre con este disco, esta hermosa grabación de la Cuarta Sinfonía de Bruckner por el maestro Karajan para el sello EMI.

Si no recuerdo mal fue uno de esos discos de saldo comprados en aquellos años, hablo de cabeza pero puede hacer unos 15 a 20, más por el nombre Karajan que por su contenido ya que por entonces Bruckner era algo demasiado complejo y que no me calaba, no me llenaba. Me había acercado a él por un tonto comentario en la crítica de la película Lawrence de Arabia, verdadera joya por otra parte, en el que se indicaba la similitud temática entre la banda sonora de Maurice Jarre y la Sexta Sinfonía del compositor austriaco y a través de ello me acerqué al mundo sonoro bruckneriano. Desde entonces puedo decir que nunca me ha defraudado, nunca.


Y en aquellos momentos los primeros pasos en Bruckner los seguimos de la mano de la Novena , la Sexta y la Cuarta. De todas ellas la Cuarta me fascinaba, siempre lo hace, y me cautivaba y en concreto esta grabación de Karajan despertó en mí la pasión definitiva por el mundo bruckneriano. Me quedé prendado de la hermosísima sonoridad orquestal que el maestro lograba con la filarmónica berlinesa, de su maravilloso talento para lograr la perfección sonora, la pulcritud y la limpieza de ejecución y más prendado quedé aún de la espectacular grabación realizada por EMI, me parecía asombrosa, brillante, magna, soberbia.

El paso de los años me ha permitido descubrir otras grabaciones de la cuarta de Bruckner, posiblemente mejores en su conjunto y algunas verdaderamente monumentales (ahí está ese registro irrepetible de Celibidache, uno de los discos para guardar como un verdadero tesoro). Pero siempre que retomo la audición de este disco de Karajan me deja maravillado al igual que lo hizo años atrás en sus primeras escuchas. No tiene esa grandiosidad monumental y espacial de Celibidache ni la gracia sabia de ese genio que es Böhm pero tiene una fuerza y una energía verdaderamente arrolladoras.

La intensidad rítmica de toda la sinfonía es deslumbrante, cautivadora, atractiva a los oídos; la musicalidad que  transmite Karajan difícilmente se encuentra en otras aproximaciones a esta obra; la ejecución es de una contundencia y brillantez prodigiosas; el desarrollo pulido y matizado en detalles de cada movimiento llega incluso a sorprender para lo que habitualmente pensamos que nos encontraremos con Karajan a la dirección; la sensibilidad que desarrolla en los trazos de los grupos temáticos es preciosa, la musicalidad de los movimientos rítmicos del scherzo es sorprendente y mágica, la energía y monumentalidad del primer movimiento realmente impresionante y el fin de la obra, llevado a un ritmo y manteniendo un nivel sonoro controlado, es verdaderamente conmovedor en su desarrollo y en la capacidad de lograr transmitir emociones.

No debemos dejar de lado la excepcional obra de arte técnica que consiguen los ingenieros de EMI con la grabación. Portentosa, rica en color, timbres, detalles, matices y perfecta en su ingeniería con una captación de instrumentos y del todo orquestal que les impactará.


Otras serán superiores, pero querido maestro Karajan, esta es una joya. Por su arte, por su orquesta (prodigiosa, soberbia, impactante) y por su sencilla forma de hacer de esta música un verdadero placer. Lo hizo hace muchos años y sigue haciéndolo ahora.

Les dejo que disfruten de uno de mis discos preferidos, uno de esos discos que siempre tienes en tu corazón como referente de una obra. Un disco que saboreo, que me impacta y me emociona. Un disco realmente bueno, muy bueno.


Bruckner
Sinfonía nº 4
Herbert von Karajan
Orquesta Filarmónica de Berlín
Versión de 1881 (1878/80) en Edición de Robert Haas de 1936
Grabación, 25 de septiembre y 16 de octubre de 1970, Jesus Christus Kirche, Berlín, EMI










domingo, 3 de febrero de 2013

Por la Libertad. Beehoven. Fidelio. Furtwängler. Orquesta Filarmónica de Viena. Salzburgo. 1950.


Queridos amigos, será esta una entrada breve, libre de comentarios históricos o de referencias a la obra. Dejarles esta maravillosa ópera de Beethoven no tiene más interés que rendir un homenaje a la verdadera y profunda libertad de la que poco a poco vamos siendo privados de forma sibilina y silenciosa hasta que no nos demos cuenta y la hayamos perdido. Una obra que estrenada, en su primera versión, en el Theater an der Wien Viena el 20 de noviembre de 1805 sigue siendo plenamente vigente no sólo en su valor musical que es muchísimo, sino en su mensaje e ideal de sacrificio, heroísmo, lucha y triunfo.

Desde Sevilla, lugar donde se desarrolla esta hermosísima historia de amor y lucha por el ideal, les dejo la que considero mejor representación de los ideales beethovenianos y por supuesto representación posible con todos sus matices al maravilloso e increíble Furtwängler rodeado en esta representación en Salzburgo de un elenco de artistas irrepetibles, sublimes, magníficos. Esforzados ante la enorme dificultad técnica de sus pertes y verdaderamente implicados en el devenir de la trama teatral de la obra. Trabajo y esfuerzo, lucha e ideal.



Escuchen con atención esta dificilísima obra y empápense de su sentido humanista profundo y sincero. Se verán recompensados por un placer emocional profundo e íntimo que tiene una carga de positividad inigualable.

Que disfruten de esta verdadera joya de la música, de la interpretación musical y del sentido de la misma. Un sentido que en esta época no está tan distante como pudiera parecer, no, quizá incluso demasiado cerca. Y precisamente por ello al menos que sirva como aldabonazo a nuestras conciencias.

Beethoven
Fidelio

Wilhelm Furtwängler
Orquesta Filarmónica de Viena
Coro de la Ópera Estatal de Viena
Salzburgo

Leonore-Fidelio, Kirsten Flagstad
Florestan, Julius Patzak
Don Pizarro, Paul Schöffler
Don Fernando, Hans Braun
Rocc, Josef Greindl
Marzelline, Elisabeth Schwarzkopf
Jaquino, Anton Dermota
Prisioneros 1 y 2, Hermann Gallos, Ljubomir Pantscheff

Grabación: 5 de agosto de 1950, Festival de Salzburgo 




Furtwängler - Orquesta Filarmónica de Viena - Beethoven - Fidelio - Furtwängler - Salzburgo

CD 1

01. I. Ouvertüre, op. 72b (6:56)

Acto I

02. II. "Jetzt Schätzchen, jetst sind wir allein", Jaquino, Marcelline (5:22)
03. III. "Der arme Jaquino dauert mich beinahe" - "O wär' ich schon mit dir vereint", Marcelline (5:32)
04. IV. "Nun, Marcelline, ist Fidelio noch nicht zurückgekommen?" - "Mir ist so wunderbar", Rocco, Marcelline,Leonore, Jaquino (6:28)
05. V. "Höre Fidelio, wenn ich auch nicht weiss...", "Hat man nicht auch Gold beineben", Rocco (3:47)
06. VI. "Ja, ihr habt recht", Leonore, Rocco, Marcelline (2:07)
07. VII. "Gut, Söhnchen, gut, hab' immer Mut", Rocco, Leonore, Marzelline (7:38)
08. VIII. Marsch der Wachen (2:23)
09. IX. "Etwas Neues vorgefallen ?", Pizarro, Rocco (1:02)
10. X: "Ha! Welch ein Augenblick!", Pizarro, Chor der wachen (3:41)
11. XI. "Hauptmann ! Besteigen Sie sofort mit einem Trompeter ..", Pizarro, Rocco (5:41)
12. XII. "Abscheulicher, wo eilst du hin ?", Leonore (8:35)
13. XIII. "Vater Rocco, ich bat Euch oft, die armen Gefangenen..", Leonore, Marcelline, Rocco (0:41)
14. XIV. "O welche Lust!", Chor der Gefangenen (8:18)
15. XV. "Nun sprecht, wie gings?","Ach, Vater, eilt!...", Leonore, Rocco, Marcelline, Jaquino, Pizarro (9:10)

CD2

01. XVI. Leb wohl, du warmes Sonnenlicht - Coro de Prisioneros, Marzelline, Leonore, Jaquino, Pizarro, Rocco (5:32)

Acto II

02. XVII. Gott! Welch`Dunkel hier! - Florestan (12:11)
03. XVIII. "Wie kalt es ist in diesemm...Nur hurtig fort... - Leonore Rocco (6:31)
04. XIX. Er erwacht1 - Leonore - Rocco - Florestan (2:19)
05. XX: "Euch werde Lohn in besser`n Welten" - "Alles ist bereit" - Florestan - Rocco - Leonore (7:19)
06. XXI."Ist alles bereit" - "Er sterbe! - Pizarro - Florestan - Leonore - Rocco - Jaquino (5:33)
07. XXII. "Mein Leonore..." - "O namenlose Freude" - Leonore - Florestan (2:49)
08. XXIII. Overture: Leonore No.3 (15:26)
09. XXIV. Finale. "Heil sei dem Tag, Heil sei der Stunde" - Coro - Don Fernando - Rocco - Pizarro - Leonore - Marzelline - Florestan - Jaquino (14:40)

En los archivos va toda la ópera completa con las pistas numeradas de la 1 a la 24












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Bruckner. Sinfonía nº 6. Karajan. Orquesta Filarmónica de Berlín. 1979.


Queridos amigos dejamos hoy en esta entrada una preciosa grabación de la Sinfonía nº 6 de Anton Bruckner realizada por el maestro Karajan al frente de su Filarmónica de Berlín. Debo agradecer esta posibilidad a nuestro buen amigo Manuel que me ha proporcionado el disco y que me realizó el oportuno comentario: "no tienes nada de la Sexta de Bruckner".

Efectivamente es así. Hemos dejado numerosas grabaciones brucknerianas pero esta hermosa obra que es su sexta sinfonía no ha tenido representación. Sencillamente no le he prestado la atención que merece y sinceramente quitando las grabaciones de las integrales no tengo discos independientes de esta obra. Y debo reconocer que es algo que hay que modificar. Es una hermosa sinfonía, una música maravillosa del maestro austriaco, un ejemplo perfecto de que la sencillez compositiva, hablando de Bruckner, tiene también la capacidad de crear una música excepcionalmente bella, conmovedora y genial.

La Sinfonía nº 6 de Anton Bruckner fue compuesta entre el 24 de septiembre de 1879 y el 3 de septiembre de 1881 y dedicada a su mecenas, el Dr. Anton Van Ölzelt-Newin. No tuvo revisiones por Bruckner y las diferencias entre las ediciones Nowak y Haas son inapreciables. Es quizá entre sus obras mayores, considerando burdamente esto a partir de la Tercera, la que con menor frecuencia se interpreta y se registra. Es posible que su aparente sencillez compositiva no llame tanto la atención a diferencia de las grandiosas y complejas estructuras del resto de sus obras (Quinta, Séptima, Octava). Es sin embargo una obra ricamente expresiva con temas de enorme belleza, plena de lirismo, sensualidad y sutileza. Una obra con una orquestación fina y delicada y con una estructura que quizá en su forma clásica encierre su belleza.


En su conjunto es quizá una de las más hermosas e intimistas obras del maestro. Está plagada de belleza armónica y melódica y es quizá un punto menos impactante que sus compañeras de época. Sus dos movimientos centrales son verdaderos ejemplos de una música elaborada de forma artesana por y para el espíritu, una verdadera maravilla de música con un desarrollo perfecto de tiempos y ritmos, música ricamente coloreada y de extraordinaria belleza sonora. Sus movimientos inicial y final están, como es habitual en Bruckner, relacionados aunque en esta Sexta Sinfonía el final no tenga, ni sea pretendido, el impactante tejido orquestal y efecto sonoro que el de la Quinta aunque es preciso señalarles que su desarrollo es tan genial como el de cualquiera otra de sus obras. En todo el devenir de la misma destaca la belleza tímbrica de los instrumentos y el perfecto tono y color que les da el maestro salpicado siempre por esas permanente referencias a motivos y temas ya expuestos en el inicio de la obra.

En definitiva una obra cargada de luminosidad, delicadeza y sutileza, plena de emoción y belleza y salpicada aquí y allá con temas realmente geniales y preciosos. Una obra que te permite disfrutar de bellezas sonoras insospechadas y que realmente merece la pena disfrutar. Una obra serena y profunda llena de alma y de, si quieren llamarlo, misticismo musical.

Karajan y su Filarmónica de Berlín, creo que el comentario es ya repetido, están sencillamente geniales. El maestro nos brinda una aproximación llena de luz y elaborada con amplia visión de la globalidad de la misma. Técnicamente es irreprochable en ejecución y es innecesario decir que en belleza sonora es difícil de igualar esta orquesta. Pero nos encontramos con un Karajan excepcionalmente cálido y traductor de forma "humana" de esta hermosa sinfonía reflexiva e intimista de Bruckner. Una verdadera obra de arte.

¡Muchas gracias Manuel!




Bruckner
Sinfonía nº 6
Herbert von Karajan
Orquesta Filarmónica de Berlín
Grabación de 26 de septiembre de 1979, Berlín, Philharmonie
Versión de 1881 en Edición de Robert Haas de 1935








jueves, 31 de enero de 2013

Ralph Vaughan Williams. Sinfonía nº 4. Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis. Fantasia "Greensleeves". Serenata a la Música. Bernstein. Orquesta Filarmónica de New York. 1965. 1976. 1969. 1962.


Queridos amigos a petición de un amable seguidor anónimo dejamos esta noche un hermoso disco que realmente merece la pena que sea escuchado. La excepcional aproximación que Leonard Bernstein y sus músicos de la Filarmónica de New York realizaron a algunas piezas del compositor Ralph Vaughan Williams y en particular la acertadísima, inspirada, violente, vital, ruda y contundente interpretación de esa hermosa y dura obra que es la Sinfonía nº 4 del compositor británico.

Reconozco que no soy un apasionado de la música de compositores de la gran isla aunque muchas de sus obras tienen su momento en mi corazón. Entre ellas están algunas de las obras sinfónicas de Williams, las de Elgar, Bax o Britten. Y en concreto esta Cuarta Sinfonía de Ralph Vaughan Williams siempre me ha llamado poderosamente la atención por su enorme energía que se expresa libremente y sin freno alguno por el compositor. Una obra realizada no para gustar sino para transmitir e impactar, una obra que podríamos considerar casi un aldabonazo a la sociedad de su momento, un momento duro y previo a la gran catástrofe que se avecinaba de la Segunda Guerra Mundial.

Una obra que nos aparta de inmediato la posible imagen pastoralista o sentimentaloide del compositor breitánico y nos deja ante la elaboración sencilla y magistral a partir de dos temas muy simples de una obra desgarradora, atronadora, opresiva y angustiosa. Una obra que no tenía precedente sino varios años atrás en la hermosa Los Planetas de Holst en cuanto a impacto, agresividad y violencia sonora y musical (resulta quizá curioso que ambos músicos compartieran amistad directa y continuada durante parte del periodo compositivo de esta cuarta sinfonía de Ralph, allá por los años 1931 a 1932.

LA Sinfonía nº 4 de Williams fue terminada en 1934 y se dedicó a Sir Arnold Bax aunque Williams siempre tuvo palabras de agradecimiento y elogio para el director que tuvo el honor de realizar la presentación de la obra, Sir Adrian Boult el 10 de abril de 1935 al frente de la Orquesta sinfónica de la BBC. Poco después del estreno Williams fue galardonado por el Rey Jorge V con la Orden del Mérito en reconocimiento por su contribución a la música de su tiempo.


Dos temas forman la estructura simple de la sinfonía, uno en el conjunto orquestal y otro en los metales. A partir de ellos la habilidad de Williams de sacar partido a esos dos gérmenes simples es sensacional. Y marca desde un inicio el carácter violento y colérico de la composición. La sutileza de las transformaciones es sorprendente, transformaciones y juegos instrumentales variados con referencias cruzadas entre ellos a los temas principales. El desarrollo en contrapunto soberbio de los dos movimientos centrales pone un poco de sosiego en el devenir musical con preciosos juegos de flautas, cuerdas ostinadas, trombones, fagotes, tubas, caja (instrumentos cuanto menos sorprendentes en la importancia que se les concede) y conduce a un final fugado precioso con referencia a los temas iniciales y a los primeros compases del inicio de la sinfonía.

El propio compositor definía su obra como "simplemente la música que quise realizar en aquel momento y no más", música pura y directa sin referentes externos a los que remitirse. Gustaría o no pero era su forma de trasladar a sonidos su deseo. Y Williams consiguió una obra formalmente precisa, concisa y sabiamente estructurada, con transformaciones temáticas y referencias a los motivos base como forma de construcción fundamental.

Debo decirles que la interpretación que realiza el maestro Bernstein y la ejecución de los músicos de la Filarmónica de New York es de libro, para quitarse el sombreo. Perfecta en sentido musical, maravillosa en ejecución, realmente impactante en su concepción expresiva. Una delicia y un ejemplo perfecto de un Bernstein implicado en una obra que amaba profundamente.

El disco presenta otras piezas de carácter completamente diferentes al de la sinfonía nº 4. 

La Fantasía sobre un Tema de Thomas Tallis compuesta en 1910 y que proporcionó al compositor parte de su reconocimiento nacional como figura musical de relevancia fue presentada junto a la obra de Elgar The Dream of Gerontius y dirigida por el propio compositor en el marco de una velada del Three Choirs Festival. Tuvo un éxito significativo y lanzó al público general el nombre de Williams como compositor que en el futuro tendría grandes cosas que decir. Elaborada para doble orquesta de cuerda con el fin de conseguir ese efecto de la antifonía que buscaba el autor, la obra resulta de gran delicadeza y efectismo siendo realmente bella y muy grata su escucha. A pesar del reconocimiento inicial, el compositor realizó una revisión con el fin de condensar más la obra fruto de ciertas quejas vertidas sobre su extensión y duración.

La Fantasía Greensleeves, una de las obras con la que más se asocia el nombre de Williams representa una estructura musical sencilla. Inicialmente se concibe para un intermedio de una representacion de la obra de Shakespeare Las Alegres Comadres de Windsor. Williams emplea dos baladas conocidas para dar forma a la Fantasía constituyendo una obra sencilla, melódica, popular, pastoral o incluso bucólica. Gratísima música y música para escuchar y deleitarse. Impresionante David Nadien al violín.


Finalmente la Serenata a la Música fue compuesta en el verano de 1938 a partir de un encargo del gran director británico Henry Wood con la precisa instrucción del mismo de ser compuesta para un grupo exacto de seis cantantes que tenían relación con el director de forma más o menos directa. Williams emplea para su composición la idea que andaba tiempo rondando su cabeza, poner música a la escena de Jessica y de Lorenzo del Mercader de VEnecia de Shakespeare. Obra que va y viene entre dos extremos, la tensión, quizá propia ya de verdad de una época próxima trágica, y la musicalidad y belleza de la música calmada y sosegadora que es capaz de llevarnos a todos a un estado de placidez realmente asombroso. Se estrenó el 5 de octubre de 1938 en manos del director destinatario, Henry Wood.

Las tres piezas tienen una interpretación bellísima por Bernstein, los músicos y unos cantantes como pocas veces ha reunido a su alrededor el maestro. Los resultados, sencillamente maravillosos. Puro placer musical.

Espero de coraz´´on que disfruten de este hermosísimo disco y agradecer a nuestro anónimo amigo su petición que me ha permitido recordar estas bellísimas grabaciones y disfrutar de esta música tan variopinta y maravillosa.



Ralph Vaughan Williams

Sinfonía nº 4
Fantasía sobre un tema de Thomas Tallis para doble orquesta de cuerda
Fantasia "Greensleeves" para violín, arpa y orquesta de cuerda con David Nadien, violín.
Serenata a la Música (Texto del Mercader de Venecia):
  • Adele Addison, soprano
  • Lucine Amara, soprano
  • Eileen Farrell, soprano
  • Lili Chookasian, mezzosoprano
  • Jennie Tourel, mezzosoprano
  • Shirley Verret-Carter, mezzosoprano
  • Charles Bressler, tenor
  • Jon Vickers, tenor
  • George London, bajo-barítono
  • Ezio Flagello, bajo-barítono
  • Donald Bell, bajo-barítono
  • Agrupación en las piezas: (Conjunto II; tenor III, soprano IV-V-VII, mezzo VI, conjunto y soprano VIII)


Orquesta Filarmónica de New York.
Leonard Bernstein

Grabaciones (por orden de la lista referida arriba):

Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 21 de octubre de 1965
Manhattan Center, New York, 21 de diciembre de 1976
Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 8 de diciembre de 1969
Philharmonic Hall, now Avery Fisher Hall, Lincoln Center, New York, 23 de septiembre de 1962














martes, 29 de enero de 2013

Bernstein. Primeros Años. Copland. Billy the Kid. Piano Sonata. Bernstein. Seven Anniversaries. On the Town. Leonard Bernstein. RCA Victor Symphony Orchestra. On the Town Orchestra. Piano. 1949. 1947. 1947. 1945.


Queridos amigos dejamos esta noche el primer disco de una serie de cuatro dedicados a las grabaciones de juventud de Leonard Bernstein que realizó para la casa RCA Victor (Radio Corporation of America). Unas grabaciones sencillamente geniales y que como todas los trabajos de juventud pecan o destacan según quieran mirarlo por su arrojo, desparpajo, valentía, vitalidad y sencilla vitalidad.

El primer disco es el que se dedica, quizá no podía ser de otro modo, a obras de Copland, su muy amado Copland, y del propio Bernstein, con obras unas intimistas y otras bulliciosas y frescas en ambos casos. Testimonio de la admiración de Bernstein por su maestro y mentor Copland y acierto de los jefes de la RCA al elegir las piezas de un joven talento, que ya no sólo promesa, de la dirección y composición musical norteamericana. 

Bernstein era por los años de estas grabaciones una figura de enorme prestigio en los ámbitos musicales norteamericanos habiendo tenido lugar ya su famoso estreno como director al frente de la Filarmónica de New York, el estreno de su Primera Sinfonía por parte de Reiner en Pittsburgh y el estreno de su musical On the Town en Broadway. Todo ello con menos de 30 años. Graduado en Harvard, estudiante del Instituto Curtis de Filadelfia (obtuvo el único sobresaliente que concedió en la vida Reiner), asistente al Music Center de Berkshire en  Tanglewood, la escuela de verano de la Sinfónica de Boston, donde fue colaborador estrecho de Koussevitsky y posteriormente en 1942 su asistente. Una carrera llena de éxitos, no cabe duda. Éxitos que arrancan unos años atrás y que siempre fueron estimados por Lenny y agradecidos a la gran persona y figura de la música norteamericana: Aaron Copland.


Su conocimiento fue una casualidad, en algunas biografías se habla de casualidad buscada. Bernstein adoraba desde su adolescencia la música de piano de Copland y en particular sus Variaciones. Conocía la obra al dedillo, la amaba y la tenía en una estima altísima amén de dominarla técnicamente a la perfección. Un 14 de noviembre de 1937, el día del cumpleaños de Copland, Bernstein acudió a una representación en New York de un ballet por parte de Anna Sokolow. Con 19 años la casualidad quiso que estuviera sentado junto a un señor llamado Copland. Un amigo los presentó tan sencilla como naturalmente: Copland este es el Sr. Bernstein; Lenny este es el Sr. Copland. Terminada la representación Copland invita a su recién conocido a su fiesta privada de cumpleaños. La ocasión era que ni pintada. Lenny, de manera natural se acerca, ya en la fiesta, a un piano y con naturalidad, alegría y algo de locura propia de la edad, toca las Variaciones de Copland de forma tal que se forja en ese mismo momento una amistad que permaneció hasta la muerte de ambos músicos (justamente en 1990 los dos). Para Lenny el 14 de noviembre de 1937 fue siempre una fecha mágica (varios años después otro 14 de noviembre en esta ocasión de 1943 Lenny subía al podio de la Filarmónica de New York).


Muchas cosas unían a ambos, personales, humanas, filosóficas y musicales. Pero siempre por encima de todas ellas estuvo la verdadera amistad personal, amistad íntima y profunda, libre de todo interés. Eran años duros para Copland y años de locura y bulliciosos pensamientos para Lenny. Durante los años iniciales de las décadas de los 40, 50 y 60 ambos mantuvieron una relación profesional de intensidad. Lenny era quien normalmente leía en primer lugar las composiciones de Copland, este por su parte orientaba la futura carrera de compositor de Lenny. Ambos trabajaron juntos en numerosas piezas, Billy the Kid, The Outdoor Overture, la Tercera Sinfonía de Copland, sus piezas para piano, su sonata para piano, etc. Ambos lucharon por aclarar el futuro de Lenny en su carrera musical y si bien nuestro querido Mitropoulos tiró un poquito más, la tarea de Copland quedará para siempre en la mente de compositor de Lenny.

Al igual que sucedió con Copland, aquellos años de juventud de Lenny tuvieron influencia profunda en lo musical y en lo humano, en su ser más íntimo. El conocimiento de Reiner, la emotiva relación con los Koussevitsky, la profundísima relación personal y musical con William Schuman, la amistad con el escritor, músico y aventurero Paul Bowles, alumno de Copland, la cómplice relación con su hermana Shirley, la bellísima referencia a Alfred Eisner, amigo de Lenny y compañero de habitación en Harvard fallecido de cáncer con 23 años, etc. todos ellos están reflejados de forma directa y desde el corazón sencillo de un joven en sus preciosas piezas Siete Aniversarios. Pequeñas piezas musicales al piano que reflejan su respeto por todos y cada uno de ellos, las sensaciones que esas relaciones le producían, el deseo de rendirles un pequeño homenaje. Piezas breves pero intensas y frescas, muy personales y bonitas.


Y qué refleja este disco en general. Pues la maestría de un joven músico, apasionado, ardiente en deseos de triunfar, arrollador, impetuoso, de ideas clarísimas en su concepción musical, con una capacidad expresiva de unas obras que amaba, bien por haberlas escrito o por haberlas visto nacer.

La esencia de la música americana de Copland en su vertiente expresiva y pictórica de la suite de Billy the Kid o la energía intensa de su Sonata para Piano, difícil e incomprendida obra. En ambos casos la intuición musical de Lenny le permite realizar una exposición fantástica, quizá de mayor intensidad que sus grabaciones posteriores de CBS (aún contando con su mejor calidad técnica) porque se interpretan desde la fuerza y el convencimiento que da la juventud.

Por otro lado nos quedamos con la bella simplicidad de unas piezas para piano de un Lenny que aún se debatía en una lucha durísima en cuanto a su futuro, intérprete o compositor, pero que en esa simplicidad nos deja testimonio de su sentimiento juvenil de cariño, admiración, respeto y agradecimiento a las personas que son destinatarias de las mismas. Y no olvidemos que tenemos una interpretación absolutamente genial y maravillosa de las danzas de On the Town, frescas, muy americanas, vivaces, puro ritmo y sentido del genio americano. Sorprendentes.

Un disco realmente histórico y precioso. Para disfrutar con alegría y corazón abierto. Un Lenny en sus inicios que nos muestra que allí estaba el germen de lo que más tarde sería: un enorme músico. uno de los mayores genios de la música del pasado siglo XX.


Bernstein, The Early Years I
Copland
Billy the Kid
Piano Sonata
Bernstein
Seven Anniversaries
On the Town

Leonard Bernstein, director y piano
Billy the Kid, RCA Victor Symphony Orchestra, 21 y 23 de junio de 1949
Bernstein, piano, Sonata de Copland, 22 de enero de 1947
Bernstein, piano, Seven Anniversaries, 17 de septiembre de 1947
On the Town, "On the Town Orchestra, 3 de febrero de 1945








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