Datos Personales

Mi foto
Sevilla, Andalucía, Spain
Contacto: correo electrónico que encabeza el blog. Se aconseja Chrome para la mejor visualización.

sábado, 20 de febrero de 2010

Saint-Saëns. Sinfonía nº 3. Ormandy. Orquesta de Philadelphia. El Carnaval de los Animales. Philippe Entremont. 1962. 1964. 1966. 1959. 1978.


Os dejo este disco como apoyo a las actividades formativas en el curso de mi mujer.

Se presentan obras del compositor francés Camille Saint-Saëns, gran director, pianista y organista además de compositor y persona con una formación intelectual y humanística enorme.

La Sinfonía nº 3 "Con Órgano"es la más conocida e interpetada de Saint-Saëns, un compositor que arrastró sin merecerlo la losa de "pasado de moda" pero fantástico. Es una obra preciosa, emotiva, rítmica, formalmente bonita, delicada en su desarrollo y con un final glorioso. Se la dedicó a Franz Liszt.

La interpretación corre a cargo de los legendarios Eugene Ormandy y Edward Power Biggs acompañados por la Philadelphia Orchestra. Espectacular, hermosa y digna de disfrutarse.

Amén de algunas piezas pertenecientes a otras grandes obras de Saint-Saëns como La Bacanal, La Marcha Militar y La Danza Macabra, el objetivo de la presentación de este disco es dejarles la maravillosa interpretación de El Carnaval de los Animales.


Obra maravillosa, rica en matices, divertida, de contenido irónico y satírico es una de las obras que más fama ha dado al compositor francés.

Para los niños es una preciosidad y una forma estupenda de divertirse con la música clásica, apreciar su belleza y disfrutar con el sonido de los diversos instrumentos.

La interpretación en esta ocasión corre a cargo de un excepcional conjunto de músicos, perfectos, de sonido maravilloso, estupendos en su creación y capitaneados por el maravilloso Philippe Entremont.

Les dejo que disfruten de este disco, bonito y divertido.





Saint-Saëns

Sinfonía nº 3 "Con Órgano"
Bacchanale de Samson y Dalila
Marcha Militar Francesa de la Suite Algérienne
Danza Macabra

Orquesta de Philadelphia
Edward Power Biggs, Órgano
Eugene Ormandy

Grabaciones:

Sinfonía nº 3 "Con Órgano"
Academy of Music, Philadelphia, 7 de octubre de 1962 (Aeolian-Skinner Organ at the Academy of Music)

Bacchanale de Samson y Dalila
Town Hall, Philadelphia, 23 de marzo de 1964

Marcha Militar Francesa de la Suite Algérienne
Town Hall, Philadelphia, 28 de diciembre de 1966

Danza Macabra
Broadwood Hotel, Philadelphia, 12 de abril de 1959

El Carnaval de los Animales

Philippe Entremont-Piano I y Director
Gaby Casadesus-Piano II
Alain Marion-Flauta
Michel Arrignon-Clarinete
Michel Cals-Glockenspiel
Michel Cerutti-Xylophone
Régis Pasquier-Violín I
Yan-Pascal Tortelier-Violín II
Gérard Caussé-Viola
Yo-Yo Ma-Violonchelo
Gabin Lauridon-Contrabajo

Grabación:
L'Eglise du Liban, París, 29 al 31 de mayo de 1978 












viernes, 19 de febrero de 2010

Leonard Bernstein. "En mi Fin está mi Comienzo". The Final Concert. Orquesta Sinfónica de Boston. 1990.


Hermoso testimonio este que os dejo de un gran músico.

Leonard Bernstein, su último concierto, un ciclo de amor  y pasión por la música abierto y cerrado en el mismo lugar, un retorno a sus orígenes dejando un legado al futuro. Su frase " En mi fin está mi comienzo" es un precioso testimonio de vida.

Musicalmente para muchos no son interpretaciones de excepción, de referencia. Pero no es este el objeto de esta publicación discográfica. Es un testimonio musical y humano de un hombre enfermo, moribundo ya, de su fuerza y su pasión por la música, de su amor a un lugar, unas personas, un arte y un pasado que le hicieron crecer como músico y como persona. Es un legado humano más que musical sin que, y es mi opinión, se pueda considerar una interpetación de poca calidad.

Tanglewood fue uno de los lugares donde acontecieron una parte muy importante no sólo de la formación humana y musical de Lenny sino un lugar de estrenos importantes, de establecimiento de amistades fundamentales en la vida de Lenny, de actividades felices y notorias en su carrera, de formación musical y humana de excepción. Y es el lugar del broche final de dicha carrera, preciosa paradoja del destino. 

Alumno todavía de dirección, acudió ya desde la fundación por su mentor Koussevitski, al Tanglewood Music Center en el año 1940. Koussevitski, Director Musical de la Orquesta Sinfónica de Boston, eligió Tanglewood como sede o residencia de verano para su orquesta con la intención de convertirlo en una referencia mundial en la formación musical. Lenny colaboró de manera intensa en los años de la guerra al mantenimiento formal y espiritual de Tanglewood y en el año 1946 a su reapertura oficial (con el estreno mundial de una de las obras aquí presentadas entre otras grandes actividades). Su relación con Tanglewood duró toda su vida y fue una fuente importantísima de inspiración humana y musical del centro. Los veranos en Tanglewood eran una forma de expansión y de llenado espiritual para Lenny.

En el verano de 1990, ya muy enfermo, no se rompió el compromiso con su "iglesia musical". Acudió para cumplir sus compromisos de profesor, director y formador. Era el quinquagésimo aniversario de la apertura del centro y de su estreno en Tanglewood. Un doble motivo de enorme peso para estar presente ese verano. Desgraciadamente la gira que se tenía previsto celebrar con la orquesta de alumnos no pudo tener lugar y fue la última aparición pública de Lenny como director de orquesta.

El día del concierto el aforo estaba ocupado en su totalidad. Se presentaban la Orquesta Sinfónica de Boston y Leonard Bernstein, dos emblemas de Tanglewood. La jornada estaba dedicada a la memoria de Serge y Olga Koussevitski, era el homenaje anual a su fundador y mentor y a su esposa (enorme figura esta en la carrere del gran Koussevitski). Cincuenta años atrás un jovenzuelo fogoso y ambicioso, de enorme talento, recibía clases en el centro. Cincuenta años después ese jovenzuelo había logrado todo lo que ambicionaba, con sus más y sus menos en la forma de lograrlo, pero era el gran padre de la música americana y un director, músico, pedagogo y ser humano de prestigio internacional.

Todos los veranos Lenny regresaba y era el centro de atención de la temporada estival sobre todo en la Semana Bernstein. Sus enseñanzas, clases, conciertos, anécdotas, etc. eran la inspiración musical y humana para los alumnos del centro.

Este año 1990 era ya diferente. La salud estaba tan deteriorada que ya se habían anulado conciertos, giras y otras actividades previstas (Charleston, Japón, etc.). Durante la Semana Bernstein de ese verano era tal el deterioro que las actividades no imprescindibles se anularon, muchos de los ensayos con la orquesta de alumnos se suspendieron y había sería dudas sobre la capacidad de que Lenny dirigiera el concierto en memoria de Koussevitski. Pero sí pudo. Parte del concierto, concretamente la obra del propio Lenny, Arias y Barcarolas, fue encargada en su ejecución al director Carl St. Claire. Lenny se reservó las obras principales: Britten y Beethoven.


En la obra de Britten, cuyo estreno mundial fue llevado a cabo por Lenny y la Sinfónica de Boston en el 1946, la interpretación es soberbia. Es fresca, rica en matices, brillante, variada, expresiva y bellísima con una orquesta que suena preciosa, agresiva y dulce según la necesidad. Muy bella interpretación.


La interpretación de Beethoven, plato fuerte de la sesión, es diferente a cualquier otra del propio Lenny. Retenida, emotiva, amplia, muy concentrada, con matices instrumentales preciosos, enormemente intensa en su fondo espiritual. Sus tempi son extraños, lentos para algunos, pero efectivos en el resultado. No resulta pesada, resulta profundamente humana.


Su ejecución fue difícil, muy difícil, con momentos de tensión enormes, con un Lenny agotado físicamente, apoyado en el podio buscando el aire que ya no tenía. Una interpretación reflejo de la fuerza humana y su lucha frente a la adversidad y el tiempo. Un precioso homenaje a Beethoven y al ser humano.


Sin resuello y totalmente agotado ya Bernstein, llegó el final. Un final hermoso de una hermosa obra. Lenny recibió una emotiva y calurosa ovación, se retiró lenta y dolorosamente, volvió hizo un gesto de leve sonrisa y volvió a retirarse. Esta vez para siempre.



Pero sigue vivo. Y seguirá.
Gracias por todo Lenny.


Britten
Cuatro Interludios Marinos

Beethoven
Sinfonía nº 7

Orquesta Sinfónica de Boston
Leonard Bernstein

Grabación, Tanglewood, 19 de agosto de 1990








Mp3

FLAC

martes, 16 de febrero de 2010

Leonard Bernstein. Festival de Música Latinoamericana. Orquesta Filarmónica de New York. 1961 y 1963.


Después de los post anteriores algo tristones por los avatares de nuestro querido Shostakovich, vamos a dejar un poquito de música más alegre.

Un disco precioso con obras de compositores americanos e inspiradas en ritmos y melodías latinoamericanas.Un disco estupendo, bonito, desenfadado, alegre, divertido, rítmico, sonoro. Si pueden ver el programa que realizó Bernstein en sus Conciertos para Jóvenes, verán estas piezas y disfrutarán aún más.

Bernstein hablaba en la introducción al disco de la mezcla de influencias que se observaban en el fondo de estas composiciones e incluía también a la propia música americana (del norte): hablaba de los ancestros latinos, de su fondo tribal y de su fondo africano. La mezcla de esas influencias, lo dulce y simple de lo indio; lo primitivo, salvaje y sincopado de lo africano y lo ardiente (español) y dulce (portugués) yacía en la base de estas músicas. Este fue un tema que ya había tratado en su memoria o trabajo de licenciatura en Harvard a propósito de su interés en cimentar y comprender la música propiamente norteamericana.

En el disco se presenta una selección de obras particularmente acertadas para ilustrar lo antes referido. Se reunen obras de Brasil, Villalobos, Fernández y Guarnieri; Méjico, Chávez, Revueltas y del gran Copland, amigo y mentor de Bernstein desde su juventud como representativo de la música norteamericana fundamentada en bases latinoamericanas. Música rítmica, espectacular, armónica, viva, alegre y popular. Y se insistía en la perfecta combinación que se iba realizando entre lo propio de cada país, su tradición, con lo fundamental de lo clásico presente en toda la música universal.

Particularmente me encantan las obras de Copland, frescas, vivas, alegres, muy musicales y esa obra maravillosa que es la Sinfonía India de Chávez, "magistral", una delicia rítmica e instrumental.

Hasta la portada del disco está bien elegida. ¡Qué alegría en esa cara!

Disfruten de un poquito de ritmo y alegría con estas preciosas obras estupendamente dirigidas por nuestro querido Lenny. Y lo dicho, si pueden vean el video de su Concierto para Jóvenes.





Festival Latinoamericano
Leonard Bernstein
Orquesta Filarmónica de New York

Copland: Danzón Cubano; 6 de febrero de 1963, Philharmonic Hall
Copland: El Salón México; 20 de mayo de 1961, Manhattan Center
Óscar Lorenzo Fernández: Batuque; 6 de febrero de 1963, Philharmonic Hall
Camargo Mozart Guarnieri: Dansa Brasileira; 6 de febrero de 1963, Philharmonic Hall
Heitor Villa-Lobos: Bachiana Brasileira nº 5 (Netania Davrath, soprano; Carl Stern, chelo), 6 de febrero de 1963, Philharmonic Hall
Silvestre Revueltas: Sensemayá; 6 de febrero de 1963, Philharmonic Hall
Carlos Chávez: Sinfonía India; 15 de abril de 1961, Manhattan Center







Mp3

FLAC

lunes, 15 de febrero de 2010

Shostakovich - Sinfonía nº 5. Mravinsky. Orquesta Filarmónica de Leningrado. 1984.



Vamos a continuar con las obras de ese gran genio musical del siglo XX que fue Dimitri Shostakovich.

Gran genio a pesar de los pesares y del Régimen que le tocó vivir o mejor dicho "padecer".
Genio precoz y que triunfó pronto con esa preciosa obra de fin de carrera que fue su Sinfonía nº 1, damos un salto temporal y pasamos a mediados de los años 30. Años difíciles, sometidos a ese "ideal artístico" que pretendía tener el "papá Stalin": el arte está destinado al pueblo (lo que entendían ellos y a su muy particular manera pueblo) y tenía que ser comprensible a ellos y ser vehículo de la ideología oficial (según muchos, lo banal y lo uniformemente repetitivo). Lo contrario era rechazado y llamado "formalismo", no era lo apropiado a transmitir el progresismo del que se creían dotados, no era vehículo justo para transmitir el ideal heroico del pueblo por ellos dominado. Lo que Prokofiev decía: llamaban "formalismo" a todo aquello que en una primera escucha no se entendía, o sea ¡tela marinera!

Shostakovich tiene que satisfacer dos requerimientos,  por un lado mantener su ideal artístico y su nivel y por otro ofrecer esa música atrayente para las masas. Difícil papeleta en la situación histórica en la que vivía. La quinta sinfonía parece ser su respuesta y logra ambas cosas. Y menos mal, porque las críticas oficiales, las amenazas, la depuración rondaban por ahí y eran peligrosas al extremo.

Apartado del mundanal ruido, se dedica a componer esta maravillosa obra. Y sus resultados fueron espectaculares. Para el público y para los guardianes de lo "adecuado", los políticos. El público adoró desde un principio la sinfonía, y las autoridades le dieron su bendición oficial. Si la Primera había significado la entrada triunfal de Shostakovich en la escena internacional, la Quinta Sinfonía habría de cimentar su importancia como el más destacado sinfonista del siglo. La obra era estrenada el 21 de noviembre de 1937 por la Orquesta Filarmónica de Leningrado bajo la dirección de Evgeny Mravinsky. La obra lleva como subtítulo "Respuesta de un artista soviético a una crítica justa", algo justamente irónico, de realismo oficial nada de nada más bien lo contrario, triunfo de un realismo propio, ni optimista, formal como cualquiera otra y no basada en lo popular. Música de Shostakovich. Música pura para reflejar la tragedia de su pueblo.

Es una música hermosa, de cuerdas preciosas, temas amenazadores y líricos sabiamente combinados en un primer movimiento de crecimiento impresionante; un allegretto precioso; un largo doloroso, emotivo, duro y un movimiento final enorme, grandioso, un camino ascendente hacia una victoria final impresionante: un verdadero triunfo de su genio y del pueblo o parodia de lo que deseaban los "salvaguardas" de lo políticamente correcto. ¡He ahí la cuestión!

Aparte toda esta historia, lo transcendente está en el disco que os dejo.
Los mismos mimbres que la crearon nos brindan una interpretación, cincuenta años después, que nos deja sin aliento. ¡Qué grande era este Mravinsky y esta Orquesta! Qué sonoridad, qué precisión, que ritmo más justo, que cuerdas más intensas y a la par sedosas, qué metales. En esta interpretación de la Quinta pueden ver una muestra. ¡Y habrá más!

Disfruten de Shostakovich, su Quinta Sinfonía, La Filarmónica de Leningrado y el gran Mravinsky en una versión de sonido precioso del año 1984.






Shostakovich
Quinta Sinfonía

Evgeny Mravinsky
Orquesta Filarmónica de Leningrado

4 de abril de 1984
Leningrad Philharmonic Large Hall
Erato











Ver también:






domingo, 14 de febrero de 2010

Sviatoslav Richter. Rachmaninov, Concierto para Piano nº 2, Wislocki, Orquesta Filarmónica de Varsovia, 1959. Tchaikovsky, Concierto para Piano nº 1, Karajan, Orquesta Sinfónica de Viena, 1962.



¡Qué disco más genial!
Dos conciertos para piano de enorme popularidad, muchísimas veces registrados y con melodías conocidas por todos. Pero estas grabaciones siguen estremeciendo, siguen haciendo aflorar los sentimientos y las emociones con cada escucha.
No tengo que decir que Richter era un genio de la interpretación musical. Un virtuoso del piano que lograba imprimir a sus interpretaciones la rítmica, la intensidad, la fuerza, la sonoridad y la sensibilidad que cada pieza y cada ocasión merecía.
En estas grabaciones se pone de manifiesto lo antes dicho. Cada uno de ellos en su justa interpretación.

El concierto de Rachmaninov aquí recogido es una joya musical, no tiene desperdicio. Aún sin contar con una orquesta de primer nivel lo que se obtiene es una maravilla. No hay palabras para describirlo. El pianista está excelso, la orquesta maravillosa y el director en su punto justo para con su acompañamiento dejar discurrir la obra con fluidez, belleza, sonoridad y emotividad a raudales. Me sigue haciendo llorar su escucha. Si pueden estén atentos al tiempo entre el minuto 6 al 7:30: una obra maestra de sensibilidad.

El concierto de Tchaikovsky no se queda atrás. Nuevamente una orquesta que no es de las tradicionalmente consideradas "excepcionales" se pliega a la voluntad y caracter interpretativo de dos colosos: Karajan, excelso, y Richter magistral. La fuerza, la intensidad, la sonoridad brillante y emotiva no dejan de fluir en toda la interpretación.

En definitiva, un disco que merece ser catalogado de lo mejor que se haya registrado jamás.

Concierto para Piano nº 2
Rachmaninov
Richter
Orquesta Filarmónica de Varsovia
Stanislaw Wislocki
Abril de 1959





Concierto para Piano nº 1
Tchaikovsky
Richter
Orquesta Sinfónica de Viena
Herbert von Karajan
Septiembre de 1962





Sviatoslav Richter

Rachmaninov
Concierto para Piano nº 2
Orquesta Filarmónica de Varsovia
Stanislaw Wislocki

Tchaikovsky
Concierto para Piano nº 1
Orquesta Sinfónica de Viena
Herbert von Karajan

Grabaciones:

Rachmaninov, Concierto para Piano nº 2
Varsovia, Philharmonie, 26 a 28 de abril de 1959
Tchaikovsky, Concierto para Piano nº 1
Viena, Musikverein - Saal, 24 a 26 de septiembre de 1962